Las comodidades materiales se disfrutan y en un punto, sólo en un punto, son necesarias. Pero si no partimos de estar cómodas nosotras con nosotras mismos ( esto implica lo que somos), de poco o nada servirán el resto. En mi opinión, el bienestar tiene mucho que ver con la aceptacion personal.
Si respetamos la vida, cuidaremos nuestro espiritu, alma y cuerpo.
No se trata solamente de cuidarnos a nosotros, se trata de cuidar tambien al prójimo porque el verdadero bienestar, como el amor, no es egoísta, se abre a los demás, necesita de los demás. De todos modos, para poder estar en armonía con el mundo y los seres que nos rodean, debemos empezar por casa.
Nuestra primera casa es nuestro espiritu, nuestro cuerpo y nuestra mente también.
Es necesario, por no decir imprescindible, sanar nuestra mente o si lo queremos ver de otro modo, nuestra alma también. Quien guarda rencor no está sano, quien siente odio tampoco. Llenarse de pensamientos negativos lejos de ayudarnos, nos perjudica y mucho. No soñar, no ilusionarse, no apostar al futuro, no confiar son actitudes que contaminan de igual modo que una sustancia tóxica. Este tipo de actitudes no sólo enferma nuestra mente, sino también nuestro cuerpo y lo mas importante para nosotras como hijas de Dios, nuestro espiritu.
La falta de amor, de perdón, de respeto hacia el otro, y la falta de alegría nos aleja del lugar que deberíamos ocupar. Un lugar en el que se respira aire puro, esperanza, comunión con lo que nos rodea y con quienes nos rodean. Un lugar que tenemos al lado de nuestro Creador Supremo.
El verdadero bienestar parte de adentro hacia afuera. El momento de mirar hacia adentro...¡es hoy!, el tiempo de sanar las heridas... ¡es ahora!.
Si procuramos tener un corazón que ama, que perdona, que se alegra y se entusiasma; un corazón que no se castiga, ni castiga al otro, sin dudas sabremos lo que es el bienestar verdadero. Si logramos hacerlo una vida mejor nos espera y sólo depende de cada uno de nosotros poder vivirla.
Si todas y cada una así lo entendemos y lo hacemos carne, el bienestar común no será un ideal, sino una realidad, la más linda,... ¡la mejor! Bendiciones.
Graciela