Imagen: Torre Magdala (Rennes-le-Chteau) (Wikimedia Commons)

Durante décadas, las historias sobre un tesoro fastuoso enterrado y ubicado en los alrededores del pequeño pueblo de Rennes-le-Chteau ha llevado a cientos de curiosos, teóricos de la conspiración y cazadores de tesoros al sur de Francia. ¿Qué hay de verdad y qué hay de mito en el relato de este Santo Grial?

 

Hace unos años, la policía francesa comenzó a patrullar el área cercana a la aldea de Sougraigne, en la región de Aude, por temor a que ciertos reclamos sorprendentes condujeran a una repentina y masiva afluencia de buscadores de tesoros no deseados. Al parecer, una cueva formaba parte de un tesorolargamente buscado.

 
 
 
Imagen: Saunière (WC)

Sougraigne está muy cerca a Rennes-Le-Chateau, cuyo carismático y misterioso sacerdote adinerado, Béranger Saunière, inspiró en parte la exitosa novela de Dan Brown, el Código Da Vinci. De hecho, uno de los personajes del libro, el conservador del Louvre, toma prestado el apellido Saunière.

Cuenta la leyenda que existen tesoros incalculables escondidos en las cercanías de Rennes-Le-Chateau. Tesoros que incluyen el oro de los visigodos, incluyendo la Menorá original, el candelabro de oro de siete brazos utilizado por Moisés en el desierto y más tarde en el Templo de Jerusalén, construido por el rey Salomón. Casi nada.

No sólo eso, hay quién va más allá hablando de premios que aguardan a aquellos que descifren los códigos religiosos ocultos con el tesoro de los Caballeros Templarios, pergaminos que prueban que Jesús y María Magdalena tuvieron un amor secreto o el tesoro perdido de los Cátaros, cuyos desmoronados castillos del siglo XI todavía se yerguen encima de las montañas en los Pirineos cercanos.

En realidad, la historia de este pueblo refleja la de muchos otros europeos. Comenzó como una especie de campamento prehistórico, seguido de una villa romana. Treinta mil personas vivían en la ciudad alrededor de 500-600 dC, con un cada vez mayor número de castillos alrededor del año 1000 dC. Luego, en los tiempos modernos, Rennes-le-Chteau se hizo tremendamente famoso a mediados de 1950 con las historias relacionadas con el sacerdote católico, Francois Bérenger Saunière.

El sacerdote y su tesoro

Imagen: Asmodeo, en la iglesia de Rennes le Chteau (Wikimedia Commons)

El punto de partida se inicia con Saunière, el sacerdote de un pequeño pueblo de finales del siglo XIX y principios del XX. Un día, Saunière encontró grandes sumas de dinero, cantidades tan grandes que era inimaginable cómo un cura de una aldea podría llegar a tener tanta riqueza. Esto llevó a los habitantes a preguntarse y especular sobre dónde y cómo obtuvo dicha suma. Algunos dicen que descubrió un tesoro enterrado, pero esta teoría nunca se ha corroborado.

Durante sus primeros años en la aldea, Saunière vivió en la pobreza. Mantuvo informes minuciosos de su dinero, lo que demuestra, por ejemplo, que en 1892 tenía una deuda de poco más de 100 francos, o que tenía unos pequeños ahorros. Desde la década de 1890 en adelante, sus documentos mostraron que gastó una alarmante cifra total de 660.000 francos.

Imagen: Rennes-le-Chteau (Wikimedia Commons)

Como sacerdote, ganaba un salario de 900 francos al año, por lo que es difícil imaginar cómo podría haber obtenido dichos ingresos realizando solo la misa. En 1910, Saunière fue convocado por el obispado para comparecer ante un juicio eclesiástico y enfrentar cargos por recibir dinero para las masas que en realidad nunca llegó a enviar. Fue declarado culpable y suspendido del sacerdocio. Cuando se le pidió que presentara sus libros de cuentas, se negó a asistir a su juicio.

Dicho esto, incluso si Saunière fuera culpable por los delitos que se le acusaban, resulta difícil pensar que podría haber recolectado el suficiente dinero a través de esta práctica como para acumular las sumas que gastó durante su vida. Cuando estaba cerca de la muerte, Saunière comenzó a tener dificultades financieras. Momento que coincidió con el comienzo de la Primera Guerra Mundial, lo que podría indicar que sus fondos se llevaron a cabo en el extranjero y que ya no podía acceder a ellos.

Imagen: Figura de calavera sobre la entrada al cementerio (Wikimedia Commons)

Sea como fuere, la vida financiera del sacerdote ha dado lugar a muchas teorías de conspiración sobre Rennes-le-Chteau y de dónde pudo venir el dinero. Algunos dicen que encontró un tesoro enterrado. Otros lo acusaron de cavar tumbas y robar a los muertos. Incluso hay quien especula que es una historia inventada para atraer a turistas. Oficialmente, cuando sus gastos fueron investigados por la iglesia, Saunière afirmó que el dinero le había sido otorgado, pero tampoco dio más explicaciones.

Marie Dénarnaud, la fiel ama de llaves acusada de excavar en las tumbas con Saunière, afirmó conocer un secreto que haría a cualquier persona extremadamente rica. Cuando Noel Corbu le compró el patrimonio de Saunière, ella le dijo que le diría un secreto que lo haría tremendamente poderoso y rico.

Poco después, Marie afirmó públicamente que había escondido un tesoro bajo Rennes-Le-Chateau. Decía que el padre de Saunière había amasado misteriosamente el equivalente a un millón de libras en oro. Sin embargo, antes de su muerte, Dénarnaud tuvo un ataque que la dejó incapacitada para escribir o hablar. La mujer se llevó su secreto a la tumba.

Búsqueda del tesoro

Imagen: Vista aérea de Rennes-le-Chteau (Wikimedia Commons)

Así llegamos a la década de 1950, momento en que Corbu comenzó a circular historias sobre pergaminos de Saunière que encontró mientras renovaba su iglesia en 1892, libretos vinculados al tesoro de Blanca de Castilla, que supuestamente ascendía a 28.000.000 piezas de oro. Este fue el tesoro de la corona francesa reunida por la esposa de Luis VIII para pagar el rescate de su hijo Luis IX, quien fue capturado durante una cruzada. Se dice que se escondió en Rennes-le-Chteau.

Una década después, la búsqueda del tesoro alcanzó su apogeo con los cazadores usando varios tipos de explosivos para derruir las paredes de piedra, cavar en las zonas de entierros y alcantarillas o incluso cavar en la iglesia antes de irse con las manos vacías.

Tal fue el daño causado por los sepultureros, que el entonces alcalde local, Jean-François L’Huillier, se vio obligado a sacar el cuerpo de Saunièr y volver a enterrarlo. “Por fin está en paz bajo un sarcófago de tres toneladas rodeado de cinco metros cúbicos de cemento”, dijo L’Huillier en 2004.

Imagen: Altar de la iglesia (Wikimedia Commons)

El misterio resucitó con la novela El Código Da Vinci de Dan Brown, cuyo argumento incluía la afirmación de que Jesús no murió en la cruz sino que sobrevivió, se casó con María Magdalena y huyó a Francia. Como decíamos al comienzo, uno de los personajes principales se llama Jacques Saunière.

En el año 2011, tres investigadores afirmaban que los cazadores estaban buscando en el lugar equivocado, y que el tesoro se encontraba realmente en una cueva de una pequeña colina llamada Pech d’En-Couty, pero lo cierto es que nadie ha logrado encontrarlo.

Puede que nunca se sepa la verdadera historia de Saunière y su fortuna, como en tantos relatos con oro de por medio, parece más una cuestión de fe que de hechos contrastados. Y es que la verdad, la única que se dio, probablemente se la llevó a su tumba Saunière cuando falleció el 22 de enero de 1917. [WikipediaTelegraphRennes-le-ChteauThe Guardian]