¿Por qué el socialismo siempre fracasará?

 

El socialismo y el capitalismo ofrecen soluciones radicalmente diferentes al problema de la escasez: ya que es imposible que todos tengan igualdad de condiciones, inmediatamente y al mismo tiempo, y tener todo lo que quieren, ¿cómo entonces podemos decidir de manera eficaz quién va a controlar los recursos que tenemos?

 

La solución que se escoja tendrá siempre profundas implicaciones. Una elección presidencial bien puede significar la diferencia entre prosperidad y empobrecimiento, intercambios libres y voluntarios o coerción política, libertad o totalitarismo.

 

El sistema capitalista soluciona el problema de la escasez al reconocer el derecho a la propiedad privada honestamente adquirida. El primero en utilizar un determinado activo se convierte en su propietario . Otros pueden adquirirlo a través de intercambios y contratos voluntarios. Pero hasta que el dueño de la propiedad decida hacer un contrato para comercializar su propiedad, él puede hacer lo que quiera con ella - siempre y cuando no interfiera en la propiedad ajena, dañándola físicamente.

 

El sistema socialista intenta solucionar el problema de la propiedad de una manera completamente diferente. Así como en el capitalismo, las personas pueden ser dueñas de bienes de consumo. Pero en el socialismo, a diferencia del capitalismo, las propiedades que sirven como medios de producción son colectivizadas, no poseyendo propietarios legitimas. Ninguna persona puede ser dueña de las máquinas y de los demás recursos utilizados en la producción de bienes de consumo. Es la Nación , por así decir, la dueña de esos recursos.

 

Sólo un tipo de persona puede comandar los medios de producción en el socialismo: los "Líderes " del sistema, aquellos que controlan todo el arreglo socialista.

 

Las leyes económicas garantizan que la socialización de los medios de producción siempre generará efectos económicos y sociológicos perniciosos. Cualquier experimento socialista siempre terminará en fracaso, por cinco motivos.

 

En primer lugar, los resultados del socialismo se traducen  en menos inversión, menos ahorro y un nivel de vida más bajo. Cuando el socialismo es inicialmente impuesto, la propiedad necesita ser redistribuida. Los medios de producción son confiscados de los actuales usuarios y productores, y entregados a la comunidad de los "líderes". Aunque los propietarios y los usuarios hayan adquirido los medios de producción a través del consentimiento voluntario de los usuarios anteriores, los medios se transferir a las personas que, en el mejor de los casos, se convertirán en usuarias y productoras de cosas que no poseían anteriormente.

 

Bajo este sistema, los propietarios y usuarios anteriores son penalizados en favor de los nuevos dueños. Los no-usuarios, no productores y no contratistas de los medios de producción se ven favorecidos al ser promovidos a la posición de cuidadores de propiedades que no utilizaron, no produjeron o no alquilaron para usar. Así, la renta de los no-usuarios, no-productores y no contratistas aumenta. El mismo es válido para el no ahorrador que se benefició a costa del ahorrador cuya propiedad ahorrada fue confiscada, nacionalizada, robada o estatizada.

 

Se hace evidente, por lo tanto, que si el socialismo favorece al no-usuario, al no productor, al no-contratista y al no-ahorrador, necesariamente eleva los costos sobre los usuarios, los productores, los contratistas y los ahorradores . Es fácil entender por qué habrá menos personas ejerciendo estas últimas funciones. Habrá menos apropiación original de los recursos naturales, menos producción de nuevos factores de producción y un menor número de contratistas. Habrá menos preparación para el futuro porque todas las inversiones se colapsan. Habrá menos ahorros y más consumo, menos trabajo y más ocio.

 

Esto significa menos bienes de consumo disponibles para los cambios, lo que lleva a una reducción del nivel de vida de todos. Si las personas están dispuestas a arriesgarse para obtenerlas, tendrán que ir al mercado negro ya la economía informal, donde podrán intentar contrarrestar esas pérdidas.

 

En segundo lugar, los resultados de socialismo en la escasez, las ineficiencias y los residuos de escalonamiento. Este que incluso en 1920 ya hace 100 años se había descubierto que el cálculo económico racional y de crecimiento era imposible bajo el socialismo . Ello mostró que, en un sistema colectivista, los bienes de capital serán, en el mejor de los casos, utilizados en la producción de bienes de segunda categoría; en la peor, en la producción de cosas que no satisfacen absolutamente ninguna necesidad.

 

La verificación de que el socialismo es inadecuado es simple, pero extremadamente importante: como en el socialismo los medios de producción no pueden ser vendidos, no existen precios de mercado para ellos. Así, sus "Líderes  " no puede determinar los costos monetarios involucrados en la fabricación o en la modificación de las etapas de los procesos de producción. Tampoco puede comparar estos costos con el ingreso monetario de las ventas. Y como él no tiene el permiso de aceptar ofertas de otros emprendedores que quieran utilizar sus medios de producción, él no tiene cómo saber cuáles son las oportunidades que está perdiendo. Y sin conocer las oportunidades que está perdiendo, no tiene cómo saber sus costos. Él no tiene ni cómo saber si la forma en que está produciendo es eficiente o ineficiente, deseada o indeseada, racional o irracional. Él no tiene como saber si está satisfaciendo las necesidades más urgentes o los caprichos más efímeros de los consumidores.

 

Es decir, la propiedad comunal de los medios de producción (por ejemplo, de las fábricas) impide la existencia de mercados para bienes de capital (por ejemplo, máquinas). Si no hay propiedad privada sobre los medios de producción, no hay un genuino mercado entre ellos. Si no hay un mercado entre ellos, es imposible que haya la fijación de precios legítimos. Si no hay precios, es imposible hacer cualquier cálculo de precios. Y sin ese cálculo de precios, es imposible que haya alguna racionalidad económica - lo que significa que una economía planificada es, paradójicamente, imposible de planificar.

 

Sin precios, no hay cálculo de beneficios y pérdidas, y consecuentemente no hay como dirigir el uso de bienes de la capital para atender a las demandas más exigentes de los consumidores de la manera menos costosa posible.

 

En el capitalismo, el libre mercado y el sistema de precios proporcionan esa información al productor. La propiedad privada sobre el capital y la libertad de intercambio resultan en la formación de precios (así como salarios e intereses), que reflejan las preferencias de los consumidores y permiten que el capital se dirija a las aplicaciones más urgentes, al mismo tiempo que el capital el juicio emprendedor tiene que lidiar constantemente con los continuos cambios en los deseos de los consumidores.

 

Ya en el socialismo, no hay precios para los bienes de capital y no hay oportunidades de intercambios voluntarios. El "Líder" queda a la deriva y en la oscuridad, y es que en el socialismo siempre se requiere de un líder obrero, campesino , asalariado, burócrata etc, que al final no mira por los intereses de las masas , sino por intereses propios. Y como el Líder  no conoce la situación de su actual estrategia de producción, no sabe cómo mejorarla. Cuanto menos los productores pueden calcular y hacer mejoras, mayor es la probabilidad de desperdicios y escasas. En una economía en la que el mercado consumidor para sus productos es muy grande, el dilema del productor sigue siendo peor.

 

Es innecesario decir que, cuando no hay un cálculo económico racional, la sociedad se hundirá en un empobrecimiento progresivamente deteriorado. Cualquier paso hacia el socialismo es un paso hacia la irracionalidad económica.

 

En tercer lugar, los resultados de socialismo en el uso excesivo de los factores de producción - hasta el punto donde se convierten completamente en ruinas y actos de vandalismo. Un propietario particular en un régimen capitalista tiene el derecho de vender su factor de producción en el momento en que quiera, y mantener para sí los ingresos de la venta. Siendo así, es de su total interés evitar pérdidas en el valor de su capital. Como él es el dueño, su objetivo es maximizar el valor del factor responsable por la producción de los bienes y servicios por él vendidos.

 

La situación del "Líder supremo " socialista que necesita perpetuarse hasta la muerte , porque así lo requiere el sistema socialista, por una razón no muy racional, así se perpetua es enteramente reelegido. Como no puede equilibrar  su factor de producción de bienes y servicios ,  y la  política de Estado , tiene poco o ningún incentivo para hacer que su capacidad de liderazgo tenga retenga algún valor. Su estímulo, al contrario, será aumentar la producción sin ninguna consideración para con las consecuencias de ello sobre el valor de su factor de producción - el cual, a causa del uso constante y desmedido, sólo caerá.

 

Hay también la hipótesis de que si el líder siempre incuestionable del socialismo vislumbre una oportunidad de utilizar sus medios de producción en beneficio privado-como producir bienes para ser vendidos en el mercado negro-, tendrá el incentivo de aumentar la producción a costa del valor del capital, consumiendo completamente la maquinaria. Al final, él no tiene nada que perder y todo a ganar.

 

No importa cómo usted vea: cuando no hay propiedad privada y libre mercado -es decir, cuando hay socialismo-, los productores estarán propensos a consumir el capital hasta su completa inutilización. El consumo de capital lleva al empobrecimiento.

 

Cuarto, el socialismo conduce a la reducción de la calidad de los bienes y servicios disponibles para el consumidor. Bajo el capitalismo, un empresario puede preservar y expandir su empresa sólo si es capaz de recuperar sus costos de producción. Y como la demanda por los productos de su empresa depende de la evaluación que los consumidores hacen del precio y de la calidad (siendo el precio un criterio de calidad), la calidad de los productos debe ser una preocupación constante para los productores. Esto sólo es posible si hay propiedad privada y los intercambios voluntarios de mercado.

 

Bajo el socialismo, las cosas son diferentes. No sólo los medios de producción son colectivamente gestionados, sino que también es colectiva la renta obtenida con la venta de toda la producción. Esto es otra manera de decir que la renta del productor tiene poca o ninguna conexión con la evaluación que los consumidores hacen de su trabajo. Todos los productores, obviamente, lo saben.

 

Así, el productor no tiene motivos para hacer un esfuerzo especial para mejorar la calidad de su producto. En cambio, se gastará menos tiempo y esfuerzo para producir lo que los consumidores quieren y pasar más tiempo haciendo lo que quiere. El socialismo es un sistema que alienta a los productores a ser perezosos.

 

En quinto lugar, el socialismo conduce a la politización de la sociedad. Difícilmente puede haber algo peor para la producción de riqueza.

 

El socialismo, al menos en su versión marxista la que se implementa principalmente en Cuba y Venezuela , y que sin duda se implementaría con Andrés Manuel López  Obrador si ganará la presidencia de México , dice que su objetivo es la completa igualdad. Los marxistas observan que, una vez permitida la propiedad privada de los medios de producción, está permitida la creación de diferencias sociales. Si yo soy el propietario del recurso A, esto implica que usted no es - luego, nuestra relación con el recurso A se vuelve diferente y desigual.

 

Al abolir de una sola vez la propiedad privada de los medios de producción, dicen los marxistas, todos pasarán a ser copropietarios de todo. Y eso sería lo más justo, pues estaría reflejando la igualdad de todos como seres humanos.

 

 

La realidad, sin embargo, es muy diferente. Declarar que todos son copropietarios de todo resolver sólo nominalmente las diferencias de posesión. Pero no resolver el verdadero y fundamental problema remanente: todavía existir diferencias en el poder de controlar lo que se hará con los recursos.

 

En el capitalismo, la persona que es dueña de un recurso puede también controlar lo que se hará con él. En una economía socializada, eso no se aplica, pues ya no existen propietarios. No obstante, el problema del control continúa. ¿Quién decidirá qué debe hacerse con qué? En el socialismo, sólo hay una manera: las personas resuelven sus desavenencias respecto al control de la propiedad sobreponiendo una voluntad a la otra. Mientras existan diferencias, las personas las resolverán por medios políticos.

 

Si las personas quieren mejorar sus ingresos bajo el socialismo, ellas tendrán que ascender a posiciones más valoradas dentro de la jerarquía de los "líderes del socialismo ". Esto requiere talento político. Bajo tal sistema, las personas tendrán que gastar menos tiempo y esfuerzo desarrollando sus habilidades productivas y más tiempo y esfuerzo mejorando sus talentos políticos.

 

A medida que las personas van abandonando sus papeles de productoras y usuarias de recursos, se percibe que sus personalidades se van alterando. Ellas dejan de cultivar la capacidad de anticipar situaciones de escasez, de aprovechar oportunidades productivas, de estar alerta a posibilidades tecnológicas, de anticipar cambios en la demanda del consumidor y de desarrollar estrategias de marketing. Ellas pierden la capacidad de la iniciativa, del trabajo y de la respuesta a los anhelos de terceros.

 

En este escenario, las personas pasan a desarrollar la habilidad de movilizar apoyo público en favor de sus propias posiciones y opiniones, utilizando de artificios como demagogia, poder de persuasión retórica, promesas, limosnas y amenazas. Bajo el socialismo, las personas que ascienden a la cima son diferentes de las que lo hacen bajo el capitalismo. Cuanto más alto usted mire a una jerarquía socialista, más usted encontrará personas excesivamente incompetentes para hacer el trabajo que supuestamente deberían hacer. No es ningún obstáculo para la carrera de un político-celoso ser imbécil, indolente, ineficiente y negligente. Sólo es necesario que tenga buenas habilidades políticas.

 

Esto del Socialismo es una receta perfecta  para el empobrecimiento de cualquier  Nación .

Alcoseri