El francmasón, debe medir su obra junto con el apoyo de sus hermanos,
con la rectitud de su trazado y se consagrará  a comenzar una y otra
vez, y tantas veces como haga falta su obra desde el convencimiento de
lo improductivo que resultaría persistir en elevar nuevos muros al
templo sobre bases que no sean sólidas,  aún así, siempre habrá la
duda de si los cimientos aguantarán un piso más arriba en el templo-
Con ello quiero decir que el espíritu de la revisión debe ser
permanente, de autocrítica, es característico al francmasón, algo que
lo aleja por definición de todo fundamentalismo, y de todo dogma de
fe.
Y gravará en columnas vivas sus experiencias para bien de futuras
generaciones