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General: Encontrado la Unidad Universal por medio de
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De: Alcoseri  (Mensaje original) Enviado: 03/08/2020 22:50
Vick Alcoseri

Encontrado la Unidad Universal  por medio de la Masonería 

Los masones aseguramos querer la Realidad y no una simulación, pero lo buscamos en aquella parte donde ni la religión ni la ciencia se atreven a llegar, ellos parecen evitar topar con la realidad, ¿Qué pasaría si lo que ven nuestros ojos no es real. Y la realidad está en otra parte? Nosotros como masones no tenemos más remedio que ir más allá de las capas superficiales, hundirnos como buzos en ese Océano profundo en busca de esas perlas en el fondo. Un Masón es alguien que quiere discurrir, que quiere describir la realidad , que quiere enseñarse de lo Real. No, no es tan solo conocer lo Real, sino hacernos de la Realidad , poseerla, hacerla Nuestra – conocer para sí,y por sí una parte al menos de esta Realidad por ahora, pero, que una vez captada nos hable del Todo Real.
Hay varias clases de hombres que tienen como ley el Silencio , los místicos religiosos, los amantes, los que no saben, los que se guardan secretos de Estado y nosotros los masones. Quienes alguna vez verdaderamente han conocido la Realidad fueron incapaces de describirla, no pensaron siquiera en que se pudiera describírsela a los demás, y lo que descubrieron se olvidó. Se cuenta de místicos de todo los tiempos y de todas las religiones que dieron con la Realidad Última, y permanecieron en una contemplación absoluta, y estos al no poder describirla con palabras , usaron las metáforas, alegorías, símbolos  , las parábolas , los símbolos y los ritos ,  todo para dejar en ellas pistas que les servirían a otros en su búsqueda de la Verdad. También hubo personas que describieron la Realidad con palabras , pero son aquellos que se detuvieron justo al umbral y como no vieron la Totalidad de la Realidad , han podido decir , de lo poco que vieron .
Hay filósofos que han visto que la realidad concreta y tangible era inexpresable , y como quisieron expresarla a todas costa le juraron un profundo odio.  De ese odio a la Realidad  empezó la idea de que nosotros los humanos estamos separados de la Totalidad , que el Universo es una cosa y nosotros otra, de que Dios esta haya lejos en el Cielo y nosotros separados de Él aquí abajo en la Tierra, este odio a la realidad viene dándose desde hace milenios bajo mil nombres, cobijados por todas las religiones, ahora camuflados bajo la ciencia en universidades y otras tantas instituciones.  De esta manera nació lo diverso como contra parte a la Unidad. La Masonería nació y se desarrolló hasta hoy como un llamado a la Unidad, no solamente entre seres humanos , sino como un llamado a ser uno con el Todo , con el Universo y ser uno con Dios.
El Mundo de lo Real aparentemente es el mundo de lo disperso de lo separado, de lo continuamente distinto , una realidad sin principio de unidad, pero el Mundo de lo Real es de Unidad , de que todos somos Uno.
A este punto , nosotros los masones no nos dejamos corromper por la falsa idea de la    “separatividad” , Todo en Realidad es uno , y nosotros uno con el Universo. La Masonería se convierte así , en la más desinteresada de las instituciones , pues no vende la idea de las religiones , que claman ellas ser el conducto para llegar a Dios , cuando Dios y nosotros ya somos uno, y así , tratamos de comunicar a lo demás esta idea.
Así la masonería disuelve la Ilusión de la Separatividad, así enfatiza  que sólo hay Una Vida, ‘eterna, invisible, y omnipresente. ‘Dios el Gran Arquitecto del Universo es un PRINCIPIO omnipresente, eterno, ilimitado e inmutable´ del que surge toda la existencia. , ‘La existencia es UNA sola  COSA, no cualquier colección de cosas unidas.
Si le preguntan a cualquier masón ya con años en Logia, sobre el principio fundamental de la Masonería, dirán ‘Unidad,’ ‘Totalidad.’ Estamos de acuerdo en que más allá de toda la variedad y las diferencias aparentes que experimentamos cada día, existe sólo una Realidad básica.
‘La mayoría de los seres humano no disfrutan normalmente de ninguna percepción de la realidad de la unidad.’ Las diferencias y la separatividad son más reales. Aunque escuchamos afirmar con seguridad autoritaria que la separatividad es una ilusión, para nuestro actual estado de consciencia no es una ilusión sino la realidad más convincente de la experiencia diaria, y cuya negación parece no poder destruirla.’
Sin embargo, algunos masones y no masones  han llegado a experimentar la unidad de primera mano y han transformado su creencia en cierto conocimiento. Recuerdo a un amigo, que estudiaba las ideas de Gurdjieff, y un día me  describió  su experiencia con un Huerto de naranjos en Nuevo León ,México. Él había estado contemplando la unidad de vez en cuando. Pero un día, observando unos naranjos en el valle frente a él:
De pronto me encontró me dijo: en es  peculiar sensación de verse a sí mismo  maravillado de sentirse uno con el Huerto de Naranjos ,sentirse uno con los naranjos, con su misma vida y con su ser todo al mismo tiempo. Describía estar frente a ese huerto, pero ciertamente, también estaba me decía  dentro del bosque de naranjos. Yo era el Huerto de naranjos, así me lo describió , y que duró esa sensación más de una hora, pero que él perdió el sentido del tiempo. Mi amigo descubrió por sí mismo la realidad de la Unidad.
Preguntas:
‘Ya que la unidad es una realidad y la consciencia de la unidad parece ser la excepción más que la regla, ¿por qué no conocemos la unidad?´
‘ ¿Cómo podemos hacer para conocerla?´
Respecto a su primera pregunta sobre por qué no conocemos la unidad más que sólo creer en ella, esto nos recuerda que, desde el comienzo mismo de la manifestación, siempre ha existido sólo Uno sin segundo. Los muchos surgen dentro del Uno. Aunque desde el punto de vista de las partes la condición de la separatividad es lo suficientemente real, no existe desde el punto de vista de la totalidad. Es sólo en la personalidad que nos sentimos separados y no inmersos en el Uno. ‘Es aquí, en la personalidad humana, que se experimenta el problema de la separatividad aguda y dolorosamente.´
Por ‘personalidad,’, se refiere al ‘yo inferior´ dentro del modelo teosófico del ser humano, el cuerpo físico, el vehículo astral o emocional y la mente inferior o concreta. La mente inferior es divisiva. Su propósito es hacer distinciones y aguzar nuestras percepciones. Pero las distinciones se mezclan con las emociones y con el sentido de ego, de ser una identidad separada. Entonces surgen polaridades con cargas emocionales, como por ejemplo israelíes y palestinos, el Islamismo Sunni y el Shia, tendencias de izquierda y de derecha, lo recto y lo incorrecto. En un nivel más fundamental, distinguimos inconscientemente entre nosotros mismos y los demás, yo y todo lo demás en el universo. Esta es la división básica sujeto-objeto que establece al yo separado, de todo lo demás.
Este sentido de aislamiento y separatividad no se construye en la personalidad. No es inevitable. Nos preguntamos , “¿Por qué necesita la mente considerar a todo, como ‘lo separado’?” Se nos dice que ‘hemos creado divisiones con nuestro pensamiento; hemos sido condicionados así.´. La personalidad puede funcionar sin apoyarse en el sentido de egoísmo que ha surgido en la mente inferior. Este no es nuestro único medio de percibir y funcionar.
La segunda explicación, de por qué no conocemos la unidad por nosotros mismos, es que nos identificamos con la forma. El sentido de separatividad experimentado en la personalidad surge de la identificación del Yo con las formas temporales con las que está asociado en el mundo tridimensional de la experiencia humana.’ En cada nivel de consciencia repetimos ‘el error de la identificación con una forma exterior, y de este modo reafirmamos la diferencia y la separación.’. Fallamos en conocernos a nosotros mismos como realmente somos, pero buscamos seguridad en formas cambiantes y transitorias. Tendemos a pensar respecto a nosotros mismos como sólidos e inmutables.
Podría agregar que en la personalidad nos identificamos especialmente con la mente inferior, que da nacimiento al sentido del yo. En  Masonería a esta identificación se le llama apego. Aquí ‘apego’ se refiere al sentido de ser un yo independiente, separado, que se identifica de modo personal, en lo que podría ser hechos impersonales solamente.
El Buda enseñó que el yo separado es una ilusión. Todo es codependiente ; nada podría existir sin la totalidad del cosmos y todo lo que hay en él. Esto se refiere a la ‘interrelación del ser.’ Toma un girasol y señala que no podría existir sin el sol, sin las nubes que producen la lluvia, y sin el suelo que lo nutre. Podría agregar cosas abstractas, como la gravedad que sujeta la flor en su lugar, y el campo magnético de la tierra que la protege de los letales rayos cósmicos.
Nuestro sentido de separatividad es un hábito de larga data. Durante muchas tiempo  hemos construido un centro aparentemente estable, ‘yo’ o ‘mi’, a partir de una corriente de pensamientos, sentimientos, memorias. Inconscientemente creamos un punto de referencia, el yo, a partir de nuestra experiencia que fluye constantemente. Pero este ‘yo’ fluctúa; no se lo puede encontrar por medio de la introspección. Se llega a la conclusión de que  somos ‘solo un puñado o una colección de percepciones diferentes, que se sucedían unas a otras con una rapidez incomparable, y que están en un estado de flujo perpetuo.’, ‘El sentido de ‘yo’ es sólo un alfiler que sostiene unidos los recuerdos y las experiencias en un todo compuesto.’ No somos un elemento de la corriente de la consciencia. Somos la consciencia misma que experimenta el flujo constante de pensamientos, recuerdos y sentimientos.
Nosotros comenzamos en el Vientre de nuestra Madre  con una Consciencia Divina; sin pasado, sin futuro, sin separación. Pasa un tiempo hasta que se da uno  cuenta que es él mismo. Sólo después de un tiempo comienza a discernir por esta acumulación de experiencia, que es individual. Al concluir su ciclo aún es la misma Consciencia Divina, pero ahora se ha convertido en una Auto-consciencia individualizada.
Se destaca que en estos momentos difíciles tendemos a endurecer nuestro corazón para protegernos. Pero tal endurecimiento construye barreras hacia la unidad. Se sugiere que podemos practicar suavizarlo, observando nuestras reacciones físicas cuando nos sentimos criticados, atemorizados, insultados, temerosos. Si nos descubrimos cerrándonos y endureciéndonos, entonces, podemos deliberadamente decirnos a nosotros mismos que nos relajemos y suavicemos nuestro plexo solar y los músculos tensos en el interior del cuerpo. Esto nos hará más abiertos a los demás y más bondadosos. Si nos hacemos el hábito de tratar deliberadamente de relajarnos, abrirnos y suavizarnos, puede que tengamos que enfrentarnos con una situación difícil, pero lo haremos con un estado mental muy diferente. Además nos daremos cuenta que otros sienten las mismas barreras que nosotros, y entonces sentiremos un lazo con ellos.
Observe las sensaciones y las reacciones del cuerpo cuando sienta una fuerte aversión por alguien. Quienes nos disgustan pueden representar nuestra ‘sombra,’ las partes de nuestro propio yo que no podemos aceptar, y que por lo tanto se vuelven inconscientes y a menudo se proyectan en otro.
Cuando nos defendemos, deberíamos observar para ver qué nos atemoriza. La auto-defensa está generalmente basada en la falta de seguridad y apego al ego. Puede dar indicios de los mecanismos de la mente respecto al apego a la personalidad.
Como ejercicio para volvernos conscientes de las reacciones a situaciones externas del cuerpo, piense en alguien que ama y admira, con quien se siente cómodo. Observe sus sensaciones corporales, tensión o relajación, rigidez o expansión. Luego piense en alguien con quien tiene problemas y que lo hace sentir amenazado. Observe nuevamente las sensaciones corporales. Al volverse sensible a tales sensaciones, podemos aprender a prevenir actitudes de polarización u oposición. Luego, podemos escuchar a otros y considerar seriamente sus puntos de vista.
Podemos tratar de cambiar de ver las cosas siempre como unidades separadas, pensando en unidades, sistemas, relaciones, no sólo cosas y hechos separados. Podemos practicar mirando las cosas como insustanciales, mutables, fluyendo, en vez de verlas como rígidas y sólidas. Podríamos imaginar el punto de vista de la mecánica cuántica, en la que todo descansa en partículas subatómicas en constante movimiento. Algunas veces trate de concentrarse en los espacios entre los objetos, en vez de hacerlo en los objetos.
Contemplar y meditar sobre un Ser o un principio superior a nosotros, ayuda a romper el capullo del ego, como ocurre al expandirnos con buena voluntad y bendiciones a todos los seres.
Trate de sentirse en el espacio por un momento, primero en su entorno inmediato, luego sienta que su consciencia llena la habitación, la casa o el edificio, la ciudad, el estado, el país, el planeta, el sistema solar, el espacio exterior, luego regresando paso a paso hasta volver a su entorno inmediato. Observe qué produce esto a su estado de consciencia .
Prácticas como esta pueden romper el hábito establecido de pensar en nosotros como algo definitivo, limitado y permanente, separado de otros seres definidos y permanentes. Comienzan a mostrarnos nuestro verdadero Yo conectado, detrás de la personalidad siempre cambiante. Este modo de mirarnos a nosotros mismos es descripto y considerado más extensamente por Gurdjieff.
Para mí, regeneración significa volver a nuestra propia esencia otra vez. Nuestro cuerpo, emociones, y pensamientos no son nuestro yo real. Pero cuando ya no nos identificamos más con eso, cuando el pequeño yo, la personalidad, se olvida, entonces podemos llegar a nuestro yo verdadero, y esto es la vida una universal, en todo.
Con esta percepción, alcanzamos ese estado de consciencia mencionado ‘donde la fraternidad masónica es una realidad.’ Se transforma en nuestro estado mental natural y espontáneo. Entonces, hemos disuelto la ilusión de la separatividad, al menos, por el momento.
La Esfinge habla todavía para quien tiene oídos para oír
Los labios de la Sabiduría están cerrados fuera de los oídos de la comprensión. Sólo quien se halla en un particular estado de conciencia y madurez espiritual puede reconocer interiormente determinada Verdad, comprendiendo y sacando provecho de las palabras que quieren indicarla o revelarlo. La Esfinge, aquel maravilloso monumento que nos queda de la más antigua civilización egipcia, es una representación escultórica de este hecho: es muy difícil decir si sus labios están abiertos o cerrados; más bien puede decirse que están abiertos y cerrados al mismo tiempo, detrás de la sonrisa misteriosa que los anima. Verdadero símbolo de la enseñanza esotérica, la Esfinge habla todavía para quien tiene oídos para oír, pero permanece en hermético silencio para quien no ha ingresado en aquel estado de conciencia en el cual la Verdad espiritual puede ser reconocida y asimilada. Lo mismo debe decirse de los símbolos masónicos: como la Esfinge, hablan para quien los escucha con los oídos de la comprensión, pero guardan su secreto para quien no sabe descubrirlo. La Masonería es una Ciencia y un Arte que se revelan progresivamente a quien se esfuerza y persevera en el estudio y en la práctica, por medio de la comprensión y del uso de sus instrumentos simbólicos. Así pues, la distinción entre masón y profano no puede ser determinada únicamente por la ceremonia con la cual un profano es admitido y reconocido como miembro de la Orden Masónica, sino que depende de la efectiva realización de esta cualidad. La mayoría de los masones permanecen irremediablemente profanos en lo que se refiere al entendimiento y a la realización de la finalidad iniciática de la Orden y al sentido verdadero de símbolos y ceremonias. Pero esto no les impide ser buenos masones, si se esfuerzan sinceramente, en la medida de su comprensión y, sobre todo, si son fieles a sus ideales y ponen en práctica lo que han entendido de los Principios Morales de la Orden. No hay necesidad de conocer la Doctrina Esotérica revelada por los símbolos masónicos para practicar los principios de la fraternidad, pero sí es necesario saber discernir entre la ilusión exterior del egoísmo y de la separatividad, y la Realidad de la Unidad Interior de todo, para comprenderla y realizarla efectivamente. Todo hombre sincero encuentra, pues, en la Masonería un Camino de Progreso que se hace siempre más efectivo en la medida de su buena voluntad y perseverancia, un progreso al mismo tiempo intelectual y moral, adaptándose su enseñanza simbólica perfectamente a la comprensión de todas las inteligencias, aunque no les sea dado a todos penetrar el verdadero significado íntimo de dicha enseñanza. Pero siempre el progreso será el resultado del esfuerzo individual y del ardor y de la perseverancia con los cuales se esfuerza cada cual en realizar las finalidades de la Orden, encaminándose hacia una más profunda comprensión de la Verdad y poniendo los pies de una manera más firme, equilibrada y segura sobre la Senda de la Virtud
Alcoseri  






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