El Convento San Bernardo de la Ciudad de Salta es un templocatólico ubicado al este del casco céntrico de la Ciudad de Salta. Este edificio es uno de los más antiguos de la ciudad y fue construido a fines del siglo xvi o comienzos del siglo xvii, según lo expresan en 1626 Gómez de los Ríos y el Gobernador Alonso de la Rivera.
En un principio fue la ermita de San Bernardo, patrono de la ciudad en sus albores; posteriormente, en 1586, se levantó un edificio contiguo destinado a hospital, bajo el nombre de San Andrés. Desapareció en el terremoto de 1692. La construcción de esta nueva dependencia fue muy lenta y en 1726 quedó en condiciones de ser nuevamente habilitada.
Con el correr de los años sufrió reiterados inconvenientes y tuvo que cerrar sus puertas, tomando distintos nombres al reabrirlas en 1787 y 1805, para este último año, el 20 de agosto, el hospital reabrió sus puertas bajo la atención de los padres betlemitas.
Con el correr del tiempo, el hospital fue perdiendo importancia, el Presbítero Don Isidoro Fernández, hizo venir de Chile en 1846 unas Monjas Carmelitas Descalzas con el fin de crear un beaterio al que dio el Nombre "Nuevo Carmelo de San Bernardo". Así, la primitiva ermita y el hospital anexo quedaron convertidos en el Convento de San Bernardo que ha llegado hasta nuestros días.
Entrada del convento con puerta tallada en madera de Algarrobo de 1762.
Cuando las monjas se hicieron cargo del convento se clausuró la puerta que servía de entrada al hospital contigua a la capilla y se abrió una nueva portada. La decoración de ésta y las monjas que se realizaron en el frente de la Iglesia, fueron realizadas por el ya nombrado Isidoro Fernández. En la nueva entrada al convento de clausura, se colocó una hermosa puerta que perteneció a la familia de Bernardo de la Cámara.
Esta puerta fue realizada en madera de algarrobo, tallada a mano por los nativos en 1762. Posee jambas compuestas de columnas Salónica que sostienen un curioso dintel de dos arcos, unidos en el centro por motivos de hojas y una tarjeta con la sigla de Cristo. Las laterales son de estructura similar, ubicadas por encima de las jambas que tienen la inscripción "Don Pedro Balentín de la Cámara, año 1762". Fue colocada en el año 1847 y constituye la más pura expresión de su género en el país.
Las noticias de Tierra Santa alarmaron a la Cristiandad. Los cristianos habían sido derrotados en el Sitio de Edesa y la mayor parte de la zona había caído en manos de la Turcos Seljuk.1 El Reino de Jerusalén y los demás Estados cruzados se vieron amenazados por un desastre similar. Las diputaciones de los obispos del Armenia solicitaron ayuda al papa, y el rey de Francia Luis VII también envió embajadores.2
La ubicación de Vézelay en la cima de una colina ha hecho que sea un sitio obvio para una ciudad desde la antigüedad. En el siglo ix, los benedictinos recibieron un terreno para construir un monasterio durante el reinado de Carlos el Calvo.3 Según la leyenda, no mucho antes del final del primer milenio un monje llamado Baudillon llevó a Vézelay reliquias (huesos) de María Magdalena desde Saint-Maximin-la-Sainte-Baume.
En 1058, el Papa Esteban IX confirmó la autenticidad de las reliquias, lo que dio lugar a una afluencia de peregrinos que ha continuado hasta nuestros días. La abadía de Vézelay era también un importante punto de partida para los peregrinos del Camino de Santiago hacia Santiago de Compostela, uno de los más importantes centros de peregrinación medievales. Este hecho era crucial para atraer a los peregrinos y la riqueza que aportaban a la ciudad.
En 1144 el Papa, Eugenio III encargó al abad francés Bernardo de Claraval que predicara la Segunda Cruzada, y concedió para ella las mismas indulgencias que el Papa Urbano II había concedido a la Primera Cruzada.42 Se convocó un parlamento en Vezelay en Borgoña en 1146, y Bernardo predicó ante la asamblea el 31 de marzo. Luis VII de Francia, su esposa, Leonor de Aquitania, y los príncipes y señores presentes se postraron a los pies de Bernardo para recibir la cruz de los peregrinos.1
La multitud era tan numerosa que se erigió una gran plataforma en una colina fuera de la ciudad. El texto completo no ha sobrevivido, pero un relato contemporáneo dice que "su voz sonó por la pradera como un órgano celestial"5 Cuando Bernardo terminó la multitud se alistó en masa; supuestamente se quedaron sin telas para hacer cruces. Se dice que Bernardo se despojó de su propia túnica y comenzó a rasgarla en tiras para hacer más.25 Otros siguieron su ejemplo y se supone que él y sus ayudantes seguían produciendo cruces al caer la noche.5
Bernardo de Claraval, verdadera efigie de Georg Andreas Wasshuber (1650-1732)
A pesar de su gran celo, Bernardo no era por naturaleza un fanático ni un perseguidor. Al igual que en la Primera Cruzada, la predicación condujo inadvertidamente a ataques contra judíos; un monje francés fanático llamado Rudolf aparentemente inspiró masacres de judíos en Renania, Colonia, Maguncia, Worms y Speyer, alegando Rudolf que los judíos no contribuían económicamente al rescate de Tierra Santa. Bernardo, el Arzobispo de Colonia y el Arzobispo de Maguncia se opusieron vehementemente a estos ataques, por lo que Bernardo viajó desde Flandes a Alemania para tratar el problema y calmar a las turbas. Bernardo encontró entonces a Rodolfo en Maguncia y pudo silenciarlo, devolviéndolo a su monasterio.6
El castillo de Vezelay no pudo contener las multitudes que se agolparon para escuchar la ferviente elocuencia de Bernardo. El predicador, con el rey de Francia Luis VII a su lado, que llevaba la cruz de forma llamativa en su vestido, subió a una plataforma de madera. Al final de su arenga, toda la asamblea estalló en gritos tumultuosos: ¡La Cruz, la Cruz! Se agolparon en el estrado para recibir la santa insignia; el predicador se vio obligado a esparcirla entre ellos, en lugar de entregársela a cada uno. Pronto se agotaron las existencias. Bernardo rompió su propio vestido para satisfacer a los ansiosos reclamantes. Por primera vez, los dos mayores soberanos de la cristiandad, el emperador y el rey de Francia, se embarcaron en la causa. Luis había aparecido en Vezelay; estaba tomando medidas para la7
Al principio no había prácticamente ningún entusiasmo popular por la cruzada, como había ocurrido en 1095. A Bernardo le pareció oportuno insistir en la toma de la cruz como un potente medio para obtener la absolución de los pecados y alcanzar la gracia. El 31 de marzo, con la presencia del rey Luis VII de Francia, predicó ante una enorme multitud en un campo de Vézelay, pronunciando "el discurso de su vida".5 El texto completo no se ha conservado, pero un relato contemporáneo dice que "su voz resonó por la pradera como un órgano celestial".5
James Meeker Ludlow describe la escena de forma romántica en su libro The Age of the Crusades:
Se erigió una gran plataforma en una colina a las afueras de la ciudad. El rey y el monje estaban juntos, representando la voluntad combinada de la tierra y el cielo. El entusiasmo de la asamblea de Clermont en 1095, cuando Pedro el Ermitaño y Urbano II lanzaron la primera cruzada, fue igualado por el santo fervor inspirado por Bernardo al gritar: "¡Oh, vosotros que me escucháis! Apresuraos a aplacar la ira del cielo, pero no imploréis más su bondad con vanas quejas. Revestíos de tela de saco, pero cubríos también con vuestros impenetrables bucklers. El estruendo de las armas, el peligro, los trabajos, las fatigas de la guerra, son las penitencias que Dios os impone ahora. Apresuraos, pues, a expiar vuestros pecados con victorias sobre los infieles, y que la liberación de los lugares santos sea la recompensa de vuestro arrepentimiento." ¡Como en la antigua escena, el grito "Deus vult! Deus vult!" rodó por los campos, y se hizo eco de la voz del orador: "Maldito sea quien no manche su espada con sangre".8
Cuando Bernard terminó, la multitud se alistó en masa; supuestamente se quedaron sin tela para hacer cruces. Se dice que Bernardo se despojó de su propia túnica y comenzó a rasgarla en tiras para hacer más.25 Otros siguieron su ejemplo y se supone que él y sus ayudantes seguían produciendo cruces al caer la noche.5
Una sola palabra bastó para sanar a María Magdalena y que ésta dejase de llorar: María.- Rabboni (Jn 20, 1-18). Cuando escuchó su nombre pronunciado por Jesús, la de Magdala pudo conectar con su interior y reconocerse en su verdad más profunda de mujer y seguidora de Jesús. Después podría proclamar al Resucitado a los demás. Pero antes de convertirse en anunciadora de la Verdad, tuvo que escuchar esa palabra verdadera, dirigida solo a ella, de forma personal.
San Bernardo en el Sermón 28 del Cantar de los cantares, comentando el pasaje evangélico del encuentro de ésta con el Señor dice, que “el oído solo posee la verdad si percibe la palabra”. Escucha su sonoridad
Solus habet auditus verum, qui percipit verbum
Solo después de que la Palabra resuena en el vientre de María Magdalena, se convierte en portadora de la noticia de la resurrección. A partir de ahora, ella ya no puede esperar la presencia de Jesús según los sentidos corporales, sino según la fe, y a través de su Palabra. Esto es lo que el abad de Claraval interpreta al comentar la sentencia de Jesús: No me toques
Noli me tangere (no me toques), esto es: desentiéndete de ese sentido seductor; apóyate en la palabra y familiarízate con la fe
La fe despierta la capacidad femenina que toda persona, hombre o mujer, posee de sentirse seducida por el misterio de la Vida, encarnado en Jesús y, abrazarlo desde lo profundo de su seno; desde el silencio que rodea todo pensamiento, toda ansiedad, todo juicio. Así sigue San Bernardo en su comentario al Cantar
Prescinde pues de tu juicio, suspende tu opinión y no te fíes de la definición que puedan darte los sentidos de un misterio reservado para la fe. Ella lo definirá con mayor propiedad y certeza, porque lo comprende más plenamente. Ella abarca en su seno místico y profundo lo que se entiende por la largura, anchura, altura y profundidad.
Que el “toque” femenino de este día nos acompañe también mañana en la fiesta de otra gran mujer, patrona de Europa, Santa Brígida.
La influencia que tuvo S. Bernardo en la Orden es indiscutible y los caballeros templarios heredaron los antiguos ritos de la Francia septentrional que evolucionaron gracias al santo considerado como el último de los druidas. Tras la derrota en S. Juan de Acre en 1291 se pierde Tierra Santa y son obligados a marcharse todos los cristianos; es entonces cuando la Orden del Temple se refugia en Chipre, donde tenían muchas posesiones. La Casa de María en Nazaret, la «Santa Casa», fue piedra a piedra desmontada y trasladada en los barcos templarios a Italia. La supresión del Temple supuso la diáspora de los caballeros; algunos ingresaron en otras ordenes y otros fueron encarcelados y condenados a cadena perpetua por los inquisidores. ¿Qué papel juega María Magdalena en la orden? Para muchos autores María Magdalena era «Nuestra Señora» de la casa de Betania, de modo que cuando se utiliza la advocación a Nuestra Señora se están refiriendo a ella y no a la Virgen María como la iglesia católica se empeña en proclamar; de hecho en todas las catedrales e iglesias del Temple, María Magdalena ocupa un lugar destacado. Por otra parte, cuando S. Bernardo hace el llamamiento para la segunda cruzada desde la iglesia de Santa María Magdalena en Vézelay, lo hace en unos términos que parece que está reclamando las tierras de la estirpe sagrada de María Magdalena. A todo ello se añade el hecho de que los restos mortales de la santa, descubiertos en 1279 por Carlos II de Anjou, se hallaban custodiados en la cripta de Saint Maximin. Por todo ello muchos autores afirman que María Magdalena sería en realidad la esposa de Jesucristo y habría que preservar su estirpe real. Volviendo a los templarios, parece ser que estos descubren en las caballerizas del Templo de Salomón algo que solo comunican al papa Honorio II, al Patriarca de Jerusalén y a S. Bernardo de Claraval. Este hecho o la información que poseía S. Bernardo conduce a los caballeros hasta Egipto y más concretamente al templo de la diosa egipcia Isis en la isla de Philae. (continuará)
Según “La Leyenda dorada”, escrita en 1276, por el dominico italiano, Jacques de la Vorágine, María Magdalena era hija de Siro y Eucaria, una familia que descendía de reyes.
Su verdadero nombre era Myriam, María en hebreo. Para algunos es de origen egipcio, en ese caso significaría “amada de Dios.” Para otros significa: mar amargo, iluminada o iluminadora.
Magdalena o Magdala es un sobrenombre, según algunos es una derivación del sustantivo arameo Migdal (torre). Para otros, deriva del griego Magdalini, basándose en que los evangelios canónicos se transmitieron en esa lengua.
Para varios historiadores, la Magdalena descendía de la tribu de Benjamín, una de las doce tribus de Israel.
La fecha del 22 de julio, aparece en el martirologio anglosajón del monje Oengo, como: La Sagrada Natividad de María Magdalena. Y el 28 de marzo como: LaFiesta de su Conversión a Cristo.
En el siglo III, Hipólito, obispo de Roma, le otorga el título de Apostola Apostolorum (Apóstol de los apóstoles). Para él es la “Nueva Eva”, por la que la iglesia de los judíos, representada por la primera Eva, es ahora superada y glorificada por la Iglesia de Cristo, encarnada en Santa María Magdalena.
Los colores litúrgicos de su festividad son el blanco y el oro, como símbolo de los contemplativos.
Se cree que Juan el Bautista, comenzó su predicación en Betania, el pueblo de Marta, María y Lázaro.
Magdala, era una ciudad situada a los pies lago Tiberíades o mar de Galilea, que también era conocida por los nombres de Tariquea (que significa “pesca salada” en griego) o Dalmanuta y Gabara. En ella existían hasta ochenta hilaturas de lana fina. Era una de las tres ciudades de Galilea que aportaba una mayor contribución al Templo, hasta tres carros llenos.
Algunos historiadores, afirman que seis días antes de la Última Cena, María de Magdala ungió a Jesús en Betania. Para Mateo y Marcos esto ocurrió sólo dos días antes.
Según varios estudiosos, la Magdalena estuvo presente en el juicio a Jesús.
Según “La Contemplación” en el hogar de María de Magdala se reunieron la Virgen y las otras mujeres durante la flagelación de Cristo.
La “tradición occidental” afirma que la Magdalena llegó en una pequeña nao, junto con sus hermanos y otros cristianos, a las costas de Francia. Concretamente a un pequeño pueblo, llamado hoy “Les Saintes Maries de la Mer”, hacia el año 40 del s.I.
Si alzamos una línea recta imaginaria hacia el cielo, desde las catedrales de Francia junto a la Basílica de La Magdalena, en Vézelay, entre todas forman la conjunción de Virgo, dedicada a la Virgen María.
Desde el siglo IV hasta el siglo XIII, la comunidad religiosa de los casianistas – fundada por el presbítero Casiano-, fueron los custodios de las reliquias de la Santa, conservadas en la cripta de San Víctor. Hoy se encuentran en San Maximino (Aix -en Provence, Francia) dentro de una gran urna rematada con una escultura de bronce que representa a la Magdalena en éxtasis, obra de Alessandro Algardi.
Tras la invasión de Francia por los sarracenos en el siglo VIII, las reliquias de la Santa reaparecen el 4 de Diciembre de 1279, en la cripta de San Maximino.
En el medioevo comienza a ser representada con el tarro o alabastrorum, que significa el Eterno Femenino, el contenedor de la vida y la muerte. Anteriormente era representada con los clavos de la cruz de Cristo en sus manos, popularmente llamada “la Virgen de los clavos”.
Se dice que el tarro con que ungió a Cristo estuvo en la iglesia de San Víctor, en Marsella, según testimonio de Silvestro de Prierio en 1497. El monasterio de Saint Sever en Las Landas, afirmaba poseer parte del ungüento.
San Anselmo de Canterbury, en 1081, le dedica oración lírica.
En el 1103 el papa Pascual II, promulga una bula por la que autoriza la romería en su honor en Vézelay, y estimula al pueblo para aumentar la devoción a la Santa.
San Jerónimo le atribuye el epíteto “fortificada con torres”.
El 6 de marzo de 1058, el papa Etienne IX promulga una bula, donde afirma que el cuerpo de Santa María Magdalena, reposa en la abadía de Vézelay (Borgoña, Francia).
El santuario occidental más antiguo – de finales del siglo X- erigido en honor a la Santa, fue el de Halberstadt, en Alemania. En 1205 el obispo de ese lugar, Conrad de Krosik, regresó de la Cuarta cruzada y trajo consigo diferentes reliquias, entre ellas parte del cráneo de María Magdalena. La llegada de la reliquia se celebra el 17 de agosto.
Hacia 1155 la familia Baffo o Baffa decía poseer un dedo de la Santa y mandó construir en Canaregio, la primera iglesia veneciana, en su honor, para albergar la reliquia. La iglesia se llamaba “Santa María Maddalena Penitente”. Más tarde, en el siglo XVI, fue decorada con cuadros de Tintoretto. Según el historiador de la época, Francisco Sansovino, era la última iglesia que se visitaba durante las celebraciones del Viernes Santo.
A principios del siglo XII se le dedicó una iglesia en Jerusalén, situada en el barrio judío. Se menciona otra iglesia en su honor hacia el 1101-1102 en Ascalón. También existía en Jerusalén un convento dedicado a la Santa donde se alojaban peregrinas, hacia el siglo XII.
Bernardo de Claraval, (San Bernardo) define las reglas de la Orden de los templarios, en ellas encomienda obediencia a Betania, al castillo de Marta y María.
Tras el mandato de disolución de la Orden templaria, algunos de ellos se hallaban cautivos en el Rosellón. Fueron castigados el día 22 de julio de 1307, festividad de Santa María Magdalena.
San Bernardo llegó a escribir hasta noventa sermones acerca del Cantar de los Cantares, una de las lecturas litúrgicas de la festividad de Santa María Magdalena.
San Bernardo, el 31 de marzo de 1146, predicó la Segunda cruzada en la Magdalena de Vézelay, delante del rey Luis VII y su esposa Leonor de Aquitania, los condes de Dreux, de Flandes, de Toulouse y de Nevers. Años después, en 1190, Ricardo Corazón de León (hijo de Leonor de Aquitania y de Enrique II de Inglaterra) y Felipe Augusto se reunieron en el mismo lugar para disponer la Tercera cruzada.
En el año 1183 Felipe Augusto, expulsó a los judíos de París, y trasformó su sinagoga en una iglesia en honor La Magdalena. Estaba situada en la rue de Juiverie. Hoy no existe, en su lugar hay un hotel.
San Luis, rey de Francia, acude a la Sainte- Baume en 1254. En ella se cree que La Magdalena vivió durante diecisiete años. Antes de partir hacia Tierra Santa, en 1267, el rey acudió a Vézeley, para pedir protección a la Santa.
En Francia durante la Edad Media, se celebraba el traslado de sus reliquias desde la Provenza a Vézelay. Allí se festejaba, el 19 de marzo, y en la Provenza el 5 de mayo.
La iglesia de San Maximino de Provenza, guarda los cabellos de la Magdalena, en un relicario, dentro de un vaso de cristal. Esta reliquia atrae la devoción de los fieles. Su largura y su color- rubio tostado- inspiraron durante siglos su iconografía.
Leonor de Aquitania se retiró a la abadía de Fontevrault (Orleáns, Francia) fundada el 15 de abril de 1113, por Luis VI le Gros -cuya patrona era Santa María Magdalena. El 10 de abril de 1257, el papa Alejandro IV concede cuarenta horas de indulgencia, a las personas que visiten la iglesia y el hospicio de Fontevrault, el 22 de julio, festividad de Santa María Magdalena.
A partir del siglo XIII los reyes franceses fueron los patronos de la iglesia de San Maximino donde estaban las reliquias de la Santa. En ese mismo siglo fundaron el Convento Real bajo los cuidados de los dominicos. Ya en el siglo XIX el padre Lacordaire, reinstalo -tras años de ausencia- a los Hijos de Santo Domingo como la escolta de honor de la Magdalena.
Rodolfo de Worms fundó 1224 la Orden especial de penitentes de Santa María Magdalena. Aprobada por el papa Gregorio IX en 1227. Regla agustiniana; vestían hábito blanco. Se las denominaba Weissfrauen, Dames Blanches, o Damas Blancas. A partir de ahí nacieron más de cuarenta conventos en Alemania.
Durante el primer tercio del siglo XIII, el duque Adolfo de Slesvig-Holstein funda en Hamburgo, un convento dedicado a la Santa. Entrará en él como monje en 1239, y vivió allí hasta su muerte en 1261.
Hacia 1230-1306 el franciscano italiano, Jacopone da Todi, le compone un himno, donde María Magdalena se convierte en el consuelo de la Virgen.
Petrarca, entre 1330-1353, la describe como la Dulcis amica Dei (dulce amiga de Dios).
En 1328, Pierre Causit funda en Montpellier (Francia) un hospital cuya patrona es Santa María Magdalena.
Durante el siglo XIII la abadía de San Millán de la Cogolla (La Rioja), poseía varias reliquias de la Santa.
El libro de horas de Carlos VIII de Francia (1470-1498) contiene una miniatura que representa al Rey de rodillas, mientras La Magdalena le presenta ante Cristo.
A finales del siglo XIII, Charles de Salerne, graba su nombre en la chsse (relicario) que guarda las reliquias de la Santa, cincelado a mano y ornamentado en diamantes y zafiros.
La metáfora de Cristo como un jardinero que siembra la semilla en María Magdalena, la recoge el himno pascual de Felipe de Gréve, canciller de Paris en el siglo XIII.
En Inglaterra, a finales del siglo XIII, siete de los once santuarios dedicados a La Magdalena, son hospitales. A menudo se les conoce como “Lazare House” (la casa de Lázaro).
En el monasterio de Saint- Albans, en Herefordshire (Inglaterra) conservaba a finales del siglo XIV varias reliquias de Santa María Magdalena. Éstas se hallan inscritas en un manuscrito que se conserva en el British Museum. Dicho manuscrito fue publicado por Dugdale.
La importancia de Santa María Magdalena en Venecia lo demuestra su aparición en una bandera del siglo XV, junto a San Juan Bautista, San Juan Evangelista y San Jerónimo, todos ellos junto al león de San Marcos.
En Barcelona, a mediados del siglo XV, había una iglesia dedicada a La Magdalena. Donde el sacerdote Miguel Cuberta, ofició su primera misa.
Una bula del 22 de julio de 1435, concedida por el papa Eugéne IV, otorga indulgencia plenaria, en artículo mortis, a todos los habitantes de Arlés y Aix et Embrum (Francia), que ofrezcan sus bienes, para continuar la obra de la iglesia de Santa María Magdalena.
El rey René d´ Anjou, en marzo de 1438, peregrinó a la Sainte-Baume, (Aix- en- Provence, Francia) y fundó una misa, que debe ser cantada a perpetuidad en honor de Santa María Magdalena.
Existen históricas de la existencia de un cáliz, propiedad del rey René de Anjou con una curiosa inscripción: “El que beba a fondo verá a Dios; el que la apure de un solo trago, verá a Dios y a la Magdalena.”
El Magdalen College de la Universidad de Oxford (Inglaterra) fue fundado en 1448, por William de Waynflete, obispo de Winchester, con el permiso del rey Henry VI de Inglaterra. Tiene una impresionante capilla del siglo XV. En él han estudiado: Oscar Wilde, Virgina Wolf, C. S Lewis
En 1599 un trabajador de una fábrica de papel en Frabiano (Italia) sufrió un accidente y quedó aplastado entre las bobinas de papel, pero invocó a La Magdalena y resultó ileso. La iglesia- s XIII- de dicho pueblo, era una capilla de un hospital dedicado a la Santa. Tras el milagro, la fábrica la adoptó como patrona.
Dice la leyenda que Myriam de Magdala trajo consigo desde Palestina, un puñado de tierra, y unas piedrecillas negras, manchadas con la sangre derramada por Jesucristo en la Cruz. Se guardan en San Maximino (Aix-en Provence) dentro de un frasco de cristal. Cada, Viernes Santo, se vuelven rojas y se licua la sangre. Este prodigio atrae en el siglo XVII a más de cinco mil personas.
El Metropolitan Museum de Nueva York, guarda un relicario de finales del XV, procedente de Florencia (Italia) que contiene un diente de la Santa.
Zwingli, (reformador iconoclasta suizo) pidió abolir el culto a María Magdalena y destruir todas sus imágenes, pues era un ejemplo de lo artificioso de la intercesión de los santos.
El Concilio de Trento (1545-1563) destaca la importancia de Santa María Magdalena como símbolo de la iglesia triunfante y de la fe verdadera.
San Isidro labrador, antes de comenzar su faena en el campo, acudía a orar en una capilla dedicada a La Magdalena, situada en lo que es hoy Carabanchel (Madrid).
Santa Teresa de Ávila (1515- 1582) relata en su obra Vida su gran devoción a la gloriosa Magdalena. Pedía su intercesión ante Cristo, para perdonarle sus pecados.
San Francisco de Sales (1567-1622) resaltaba a la Magdalena como ejemplo de conversión y amor.
En 1597 Bellarmino, teólogo del papa Clemente VIII compuso un himno donde relata las tres fases de la conversión de la Magdalena, titulado: Pater superni luminis. Está integrado en el breviario romano como parte del oficio de su festividad.
César de Nostredame, en 1606, le dedica un poema titulado” Les Perles ou Larmes de la Saincte Magdelaine” (Las perlas o lágrimas de Santa Maria Magdalena). Compuesto por 752 endecasílabos.
El jesuita inglés Robert Southwell (siglo XVI) le escribió dos poemas líricos titulados: “Marie Magdalens blush” (El rubor de María Magdalena) y “Marie Magdalens complaint at Christ death” (La queja de Maria Magdalena por la muerte de Cristo). Considerado uno de los poemas de amor más importantes de su época.
Bernardino Ochino, capuchino italiano, tras visitar la Sainte-Baume, pronunció un sermón en Venecia en 1539, donde resalta el papel de La Magdalena, como el máximo ejemplo de la iglesia militante.
En 1622 Luis XIII de Francia derrotó a los calvinistas en Languedoc. Terminó la guerra en Montpellier. Desde allí fue a dar gracias a La Magdalena de San Maximino (Provenza). Cinco años después, un 22 de julio, les atestó el golpe definitivo, en la batalla de La Rochelle al derrotar al ejército inglés capitaneado por el duque de Buckingham, que apoyaba a los calvinistas franceses.
El cuadro “La conversión de María Magdalena” de Gentileschi (1640) fue un encargo del gran duque Cosimo de Toscana como regalo a su esposa la archiduquesa María Magdalena de Austria, gran duquesa de Toscana. Hoy podemos verlo en la Galleria Palatina, del palacio Pitti, en Florencia (Italia).
En Antequera (Málaga) existe un convento de las franciscanas descalzas del siglo XVIII, dedicado a La Magdalena.
En 1816, Luis XVIII de Francia le dedicó la espectacular Iglesia Real de La Madeleine de Paris, fundada en el siglo XVI por Carlos VIII. Totalmente reconstruida por Napoleón Bonaparte en 1807.
En 1822- y ante 40.000 personas- fue reestablecido el culto a la Santa en la Sainte- Baume, paralizado durante la Revolución francesa de 1789.
En Inglaterra durante el siglo XIX se produjo un reverdecimiento del culto a la Santa. Existen varias iglesias famosas como la magistral iglesia neogótica de María Magdalena, en Paddington (1868-1878); otras más antiguas como la iglesia de Norfolk del S XIV, restaurada en 1873, cuyas vidrieras narran su vida. Otra pequeña iglesia medieval en Madehurst, West Sussex.; la iglesia All Saints, Langton Green, Kent y muchas más.
El zar de todas las Rusias, Alejandro III, en 1886, mandó construir una iglesia en su honor, como recuerdo a su madre, gran devota de la Santa. Dicha iglesia fue proyectada por De Graham.
Aguste Rodin recibe hacia el 15 de Diciembre de 1905 el encargo de August Thyssen de realizar una escultura sobre Jesucristo, por la que pagó 20.000 francos. Así creó “Cristo y La Magdalena” una escultura de mármol, único testimonio de inspiración religiosa del autor, tras dejar el noviciado de los Padres del Santísimo Sacramento. Hoy puede admirase en el Museo Thyssen – Bornemisza de Madrid.
En la Biblioteca Imperial de San Petersburgo (Rusia), el abate Joseph Bonnet descubre en el manuscrito Q I, 14 un sermón anónimo francés atribuido al teólogo, del siglo XVII, Bousset. titulado: “L ´Amour de Madeleine” (El Amor de Magdalena).En 1911 Rainer María Rilke lo adquiere en un anticuario de Paris, de la rue du Bac. Fascinado por el escrito, al que califica de “extraordinario, luminoso y de verdadera actualidad espiritual”, lo traduce.
En 1978 fueron suprimidos de la sección del Breviario romano dedicado a Santa María Magdalena, los epítetos: “María poenitens” (María penitente) y “magna pecatrix” (gran pecadora). Para terminar con dos mil años de estigmatización sobre su persona. Ahora sólo queda que el colectivo popular borre de su memoria la falsedad que durante siglos se cernió sobre la Santa.
En la iglesia del Monasterio de Oía (Pontevedra) del s. XIII hay un retablo donde hallamos la representación de la bajada del Espíritu Santo sobre la Magdalena, que está rodeada por los apóstoles
La imagen central del retablo de la capilla dedicada a San Juan Evangelista, del Monasterio cisterciense de la Santa Cruz (Santes Creuses) de Aiguamúrcia (Tarragona), podemos ver un cuadro representando a la Magdalena, con una copa o cáliz en su mano izquierda. Este monasterio pertenecía al Císter, orden fundada por San Bernardo de Claraval, cuya influencia en la creación de la Orden de los Caballeros Templarios, es notable.
Para algunos el “juego de la Oca” es la representación del Camino de Santiago; en este juego la casilla 58 es la muerte, que significa resurrección y por tanto correspondería a la Magdalena al haber sido la primera en ver a Jesús resucitado.
Hacia el 466-511 el rey merovingio Clodoveo adopta como emblema de su dinastía a la flor de lis. Símbolo que aún hoy representa a la Corona francesa y adorna la urna de cristal que contiene las reliquias de la Magdalena en la abadía benedictina de Vézelay, en Francia.
En 1929 se descubre en Dura Europos (Siria) un fresco con una representación de las primeras pinturas cristianas. Donde encontramos a La Magdalena con una antorcha encendida en la mano. Hoy esta pintura puede verse en la Galería de Arte de la universidad de Yale, en EE.UU.
San Agustín se refiere a La Magdalena como el “testigo ocular” de la resurrección de Jesús.
El número 7 está asociado con la Magdalena, recordemos el pasaje del evangelio según san Lucas “y también algunas mujeres que habían sido curadas de malos espíritus y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios” (Lc 8,2). El siete está relacionado con la perfección del tiempo. Significa “perfección”, “importancia” o “plenitud”. Es el número perfecto ya que Dios al crear el mundo descansó el séptimo día. También asociado con el Espíritu Santo (los 7 dones del espíritu); o con Ishtar (7 velos); o los 7 pecados capitales, e incluso para algunos guarda relación con la virginidad, ya que no genera ni es generado por ninguno de los otros números de la primera decena. Pero además una curiosidad ¿Se han fijado en una cosa? La Hoguera se celebra el 21 de julio ¿verdad? Hagan estas operaciones 21/3=7. Y Julio es el séptimo mes del año. ¿Casualidad, o causalidad?
Hacia 1888 Vincent Van Gogh llega al pequeño pueblo pesquero de Saintes-Maries-de-la Mer donde la tradición ubica que desembarcó la Magdalena. Durante esa época Van Gogh realiza gran parte de su obra.
Ponemos rumbo a Vézelay, en Francia, para conocer la historia que esconde una de las edificaciones religiosas más sorprendentes que podemos encontrar en ese país. Estamos hablando, cómo no, de la conocida como Basílica de Santa María Magdalena. No solamente destaca por sus esculturas y su arquitectura románica, sino también por haber sido testigo de numerosos hechos históricos como es el caso de la Revolución francesa.
Para conocer su historia, debemos viajar hasta el año 1037. Geoffroy, que por aquel entonces era abad de Vézelay, ordenó la construcción de este templo, dedicando su culto a María Magdalena. Esto provocó que, poco tiempo después, estuviéramos ante un lugar de peregrinación, lo que supuso un gran desarrollo y prosperidad para el pueblo.
Algunos peregrinos eran realmente conocidos. Desde Hugo II, duque de Borgoña, y su corte, pasando por Bernardo de Claraval, Felipe Augusto y Ricardo Corazón de León o, incluso, Luis IX de Francia. Esto provocó que, con el paso de los siglos, Vézelay pasara a ser un punto de encuentro entre miles de peregrinos.
Basílica de Santa María Magdalena Vézelay | Imagen de Hubert DENIES en Wikipedia, licencia: CC BY-SA 3.0
Dadas las circunstancias, el abad Artaud dio un paso más allá en 1096. El objetivo era claro: ampliar la abadía para ganar espacio para los fieles. Además, se construyeron un coro y un crucero del que, en la actualidad, solo se conserva esa nave. Un año a destacar es 1120, cuando la Abadía se incendió y se derrumbó. Una desgracia que provocó la muerte de unas 1127 personas. ¡Fue una tragedia!
Años más tarde, y hasta 1138, se llevó a cabo la construcción de una nueva nave mientras que, en 1185, se construyó no solamente un nuevo coro, sino también un crucero, en esta ocasión de estilo gótico. Los franciscanos decidieron instalarse en este lugar en 1217 y, tiempo después, el declive de este templo era evidente.
Y todo porque se encontraron nuevas reliquias de Santa María Magdalena en Saint-Maximin-la-Sainte-Baume. Siglos más tarde, el templo pasó a ser una iglesia parroquial e, incluso, llegó a ser vendido como un bien nacional. Fue en 1840 cuando se decidió restaurar esa edificación original. Era evidente que estaba en un estado ruinoso y deplorable.
Según “La Leyenda dorada”, escrita en 1276, por el dominico italiano, Jacques de la Vorágine, María Magdalena era hija de Siro y Eucaria, una familia que descendía de reyes.
Su verdadero nombre era Myriam, María en hebreo. Para algunos es de origen egipcio, en ese caso significaría “amada de Dios.” Para otros significa: mar amargo, iluminada o iluminadora.
Magdalena o Magdala es un sobrenombre, según algunos es una derivación del sustantivo arameo Migdal (torre). Para otros, deriva del griego Magdalini, basándose en que los evangelios canónicos se transmitieron en esa lengua.
Para varios historiadores, la Magdalena descendía de la tribu de Benjamín, una de las doce tribus de Israel.
La fecha del 22 de julio, aparece en el martirologio anglosajón del monje Oengo, como: La Sagrada Natividad de María Magdalena. Y el 28 de marzo como: LaFiesta de su Conversión a Cristo.
En el siglo III, Hipólito, obispo de Roma, le otorga el título de Apostola Apostolorum (Apóstol de los apóstoles). Para él es la “Nueva Eva”, por la que la iglesia de los judíos, representada por la primera Eva, es ahora superada y glorificada por la Iglesia de Cristo, encarnada en Santa María Magdalena.
Los colores litúrgicos de su festividad son el blanco y el oro, como símbolo de los contemplativos.
Se cree que Juan el Bautista, comenzó su predicación en Betania, el pueblo de Marta, María y Lázaro.
Magdala, era una ciudad situada a los pies lago Tiberíades o mar de Galilea, que también era conocida por los nombres de Tariquea (que significa “pesca salada” en griego) o Dalmanuta y Gabara. En ella existían hasta ochenta hilaturas de lana fina. Era una de las tres ciudades de Galilea que aportaba una mayor contribución al Templo, hasta tres carros llenos.
Algunos historiadores, afirman que seis días antes de la Última Cena, María de Magdala ungió a Jesús en Betania. Para Mateo y Marcos esto ocurrió sólo dos días antes.
Según varios estudiosos, la Magdalena estuvo presente en el juicio a Jesús.
Según “La Contemplación” en el hogar de María de Magdala se reunieron la Virgen y las otras mujeres durante la flagelación de Cristo.
La “tradición occidental” afirma que la Magdalena llegó en una pequeña nao, junto con sus hermanos y otros cristianos, a las costas de Francia. Concretamente a un pequeño pueblo, llamado hoy “Les Saintes Maries de la Mer”, hacia el año 40 del s.I.
Si alzamos una línea recta imaginaria hacia el cielo, desde las catedrales de Francia junto a la Basílica de La Magdalena, en Vézelay, entre todas forman la conjunción de Virgo, dedicada a la Virgen María.
Desde el siglo IV hasta el siglo XIII, la comunidad religiosa de los casianistas – fundada por el presbítero Casiano-, fueron los custodios de las reliquias de la Santa, conservadas en la cripta de San Víctor. Hoy se encuentran en San Maximino (Aix -en Provence, Francia) dentro de una gran urna rematada con una escultura de bronce que representa a la Magdalena en éxtasis, obra de Alessandro Algardi.
Tras la invasión de Francia por los sarracenos en el siglo VIII, las reliquias de la Santa reaparecen el 4 de Diciembre de 1279, en la cripta de San Maximino.
En el medioevo comienza a ser representada con el tarro o alabastrorum, que significa el Eterno Femenino, el contenedor de la vida y la muerte. Anteriormente era representada con los clavos de la cruz de Cristo en sus manos, popularmente llamada “la Virgen de los clavos”.
Se dice que el tarro con que ungió a Cristo estuvo en la iglesia de San Víctor, en Marsella, según testimonio de Silvestro de Prierio en 1497. El monasterio de Saint Sever en Las Landas, afirmaba poseer parte del ungüento.
San Anselmo de Canterbury, en 1081, le dedica oración lírica.
En el 1103 el papa Pascual II, promulga una bula por la que autoriza la romería en su honor en Vézelay, y estimula al pueblo para aumentar la devoción a la Santa.
San Jerónimo le atribuye el epíteto “fortificada con torres”.
El 6 de marzo de 1058, el papa Etienne IX promulga una bula, donde afirma que el cuerpo de Santa María Magdalena, reposa en la abadía de Vézelay (Borgoña, Francia).
El santuario occidental más antiguo – de finales del siglo X- erigido en honor a la Santa, fue el de Halberstadt, en Alemania. En 1205 el obispo de ese lugar, Conrad de Krosik, regresó de la Cuarta cruzada y trajo consigo diferentes reliquias, entre ellas parte del cráneo de María Magdalena. La llegada de la reliquia se celebra el 17 de agosto.
Hacia 1155 la familia Baffo o Baffa decía poseer un dedo de la Santa y mandó construir en Canaregio, la primera iglesia veneciana, en su honor, para albergar la reliquia. La iglesia se llamaba “Santa María Maddalena Penitente”. Más tarde, en el siglo XVI, fue decorada con cuadros de Tintoretto. Según el historiador de la época, Francisco Sansovino, era la última iglesia que se visitaba durante las celebraciones del Viernes Santo.
A principios del siglo XII se le dedicó una iglesia en Jerusalén, situada en el barrio judío. Se menciona otra iglesia en su honor hacia el 1101-1102 en Ascalón. También existía en Jerusalén un convento dedicado a la Santa donde se alojaban peregrinas, hacia el siglo XII.
Bernardo de Claraval, (San Bernardo) define las reglas de la Orden de los templarios, en ellas encomienda obediencia a Betania, al castillo de Marta y María.
Tras el mandato de disolución de la Orden templaria, algunos de ellos se hallaban cautivos en el Rosellón. Fueron castigados el día 22 de julio de 1307, festividad de Santa María Magdalena.
San Bernardo llegó a escribir hasta noventa sermones acerca del Cantar de los Cantares, una de las lecturas litúrgicas de la festividad de Santa María Magdalena.
San Bernardo, el 31 de marzo de 1146, predicó la Segunda cruzada en la Magdalena de Vézelay, delante del rey Luis VII y su esposa Leonor de Aquitania, los condes de Dreux, de Flandes, de Toulouse y de Nevers. Años después, en 1190, Ricardo Corazón de León (hijo de Leonor de Aquitania y de Enrique II de Inglaterra) y Felipe Augusto se reunieron en el mismo lugar para disponer la Tercera cruzada.
En el año 1183 Felipe Augusto, expulsó a los judíos de París, y trasformó su sinagoga en una iglesia en honor La Magdalena. Estaba situada en la rue de Juiverie. Hoy no existe, en su lugar hay un hotel.
San Luis, rey de Francia, acude a la Sainte- Baume en 1254. En ella se cree que La Magdalena vivió durante diecisiete años. Antes de partir hacia Tierra Santa, en 1267, el rey acudió a Vézeley, para pedir protección a la Santa.
En Francia durante la Edad Media, se celebraba el traslado de sus reliquias desde la Provenza a Vézelay. Allí se festejaba, el 19 de marzo, y en la Provenza el 5 de mayo.
La iglesia de San Maximino de Provenza, guarda los cabellos de la Magdalena, en un relicario, dentro de un vaso de cristal. Esta reliquia atrae la devoción de los fieles. Su largura y su color- rubio tostado- inspiraron durante siglos su iconografía.
Leonor de Aquitania se retiró a la abadía de Fontevrault (Orleáns, Francia) fundada el 15 de abril de 1113, por Luis VI le Gros -cuya patrona era Santa María Magdalena. El 10 de abril de 1257, el papa Alejandro IV concede cuarenta horas de indulgencia, a las personas que visiten la iglesia y el hospicio de Fontevrault, el 22 de julio, festividad de Santa María Magdalena.
A partir del siglo XIII los reyes franceses fueron los patronos de la iglesia de San Maximino donde estaban las reliquias de la Santa. En ese mismo siglo fundaron el Convento Real bajo los cuidados de los dominicos. Ya en el siglo XIX el padre Lacordaire, reinstalo -tras años de ausencia- a los Hijos de Santo Domingo como la escolta de honor de la Magdalena.
Rodolfo de Worms fundó 1224 la Orden especial de penitentes de Santa María Magdalena. Aprobada por el papa Gregorio IX en 1227. Regla agustiniana; vestían hábito blanco. Se las denominaba Weissfrauen, Dames Blanches, o Damas Blancas. A partir de ahí nacieron más de cuarenta conventos en Alemania.
Durante el primer tercio del siglo XIII, el duque Adolfo de Slesvig-Holstein funda en Hamburgo, un convento dedicado a la Santa. Entrará en él como monje en 1239, y vivió allí hasta su muerte en 1261.
Hacia 1230-1306 el franciscano italiano, Jacopone da Todi, le compone un himno, donde María Magdalena se convierte en el consuelo de la Virgen.
Petrarca, entre 1330-1353, la describe como la Dulcis amica Dei (dulce amiga de Dios).
En 1328, Pierre Causit funda en Montpellier (Francia) un hospital cuya patrona es Santa María Magdalena.
Durante el siglo XIII la abadía de San Millán de la Cogolla (La Rioja), poseía varias reliquias de la Santa.
El libro de horas de Carlos VIII de Francia (1470-1498) contiene una miniatura que representa al Rey de rodillas, mientras La Magdalena le presenta ante Cristo.
A finales del siglo XIII, Charles de Salerne, graba su nombre en la chsse (relicario) que guarda las reliquias de la Santa, cincelado a mano y ornamentado en diamantes y zafiros.
La metáfora de Cristo como un jardinero que siembra la semilla en María Magdalena, la recoge el himno pascual de Felipe de Gréve, canciller de Paris en el siglo XIII.
En Inglaterra, a finales del siglo XIII, siete de los once santuarios dedicados a La Magdalena, son hospitales. A menudo se les conoce como “Lazare House” (la casa de Lázaro).
En el monasterio de Saint- Albans, en Herefordshire (Inglaterra) conservaba a finales del siglo XIV varias reliquias de Santa María Magdalena. Éstas se hallan inscritas en un manuscrito que se conserva en el British Museum. Dicho manuscrito fue publicado por Dugdale.
La importancia de Santa María Magdalena en Venecia lo demuestra su aparición en una bandera del siglo XV, junto a San Juan Bautista, San Juan Evangelista y San Jerónimo, todos ellos junto al león de San Marcos.
En Barcelona, a mediados del siglo XV, había una iglesia dedicada a La Magdalena. Donde el sacerdote Miguel Cuberta, ofició su primera misa.
Una bula del 22 de julio de 1435, concedida por el papa Eugéne IV, otorga indulgencia plenaria, en artículo mortis, a todos los habitantes de Arlés y Aix et Embrum (Francia), que ofrezcan sus bienes, para continuar la obra de la iglesia de Santa María Magdalena.
El rey René d´ Anjou, en marzo de 1438, peregrinó a la Sainte-Baume, (Aix- en- Provence, Francia) y fundó una misa, que debe ser cantada a perpetuidad en honor de Santa María Magdalena.
Existen históricas de la existencia de un cáliz, propiedad del rey René de Anjou con una curiosa inscripción: “El que beba a fondo verá a Dios; el que la apure de un solo trago, verá a Dios y a la Magdalena.”
El Magdalen College de la Universidad de Oxford (Inglaterra) fue fundado en 1448, por William de Waynflete, obispo de Winchester, con el permiso del rey Henry VI de Inglaterra. Tiene una impresionante capilla del siglo XV. En él han estudiado: Oscar Wilde, Virgina Wolf, C. S Lewis
En 1599 un trabajador de una fábrica de papel en Frabiano (Italia) sufrió un accidente y quedó aplastado entre las bobinas de papel, pero invocó a La Magdalena y resultó ileso. La iglesia- s XIII- de dicho pueblo, era una capilla de un hospital dedicado a la Santa. Tras el milagro, la fábrica la adoptó como patrona.
Dice la leyenda que Myriam de Magdala trajo consigo desde Palestina, un puñado de tierra, y unas piedrecillas negras, manchadas con la sangre derramada por Jesucristo en la Cruz. Se guardan en San Maximino (Aix-en Provence) dentro de un frasco de cristal. Cada, Viernes Santo, se vuelven rojas y se licua la sangre. Este prodigio atrae en el siglo XVII a más de cinco mil personas.
El Metropolitan Museum de Nueva York, guarda un relicario de finales del XV, procedente de Florencia (Italia) que contiene un diente de la Santa.
Zwingli, (reformador iconoclasta suizo) pidió abolir el culto a María Magdalena y destruir todas sus imágenes, pues era un ejemplo de lo artificioso de la intercesión de los santos.
El Concilio de Trento (1545-1563) destaca la importancia de Santa María Magdalena como símbolo de la iglesia triunfante y de la fe verdadera.
San Isidro labrador, antes de comenzar su faena en el campo, acudía a orar en una capilla dedicada a La Magdalena, situada en lo que es hoy Carabanchel (Madrid).
Santa Teresa de Ávila (1515- 1582) relata en su obra Vida su gran devoción a la gloriosa Magdalena. Pedía su intercesión ante Cristo, para perdonarle sus pecados.
San Francisco de Sales (1567-1622) resaltaba a la Magdalena como ejemplo de conversión y amor.
En 1597 Bellarmino, teólogo del papa Clemente VIII compuso un himno donde relata las tres fases de la conversión de la Magdalena, titulado: Pater superni luminis. Está integrado en el breviario romano como parte del oficio de su festividad.
César de Nostredame, en 1606, le dedica un poema titulado” Les Perles ou Larmes de la Saincte Magdelaine” (Las perlas o lágrimas de Santa Maria Magdalena). Compuesto por 752 endecasílabos.
El jesuita inglés Robert Southwell (siglo XVI) le escribió dos poemas líricos titulados: “Marie Magdalens blush” (El rubor de María Magdalena) y “Marie Magdalens complaint at Christ death” (La queja de Maria Magdalena por la muerte de Cristo). Considerado uno de los poemas de amor más importantes de su época.
Bernardino Ochino, capuchino italiano, tras visitar la Sainte-Baume, pronunció un sermón en Venecia en 1539, donde resalta el papel de La Magdalena, como el máximo ejemplo de la iglesia militante.
En 1622 Luis XIII de Francia derrotó a los calvinistas en Languedoc. Terminó la guerra en Montpellier. Desde allí fue a dar gracias a La Magdalena de San Maximino (Provenza). Cinco años después, un 22 de julio, les atestó el golpe definitivo, en la batalla de La Rochelle al derrotar al ejército inglés capitaneado por el duque de Buckingham, que apoyaba a los calvinistas franceses.
El cuadro “La conversión de María Magdalena” de Gentileschi (1640) fue un encargo del gran duque Cosimo de Toscana como regalo a su esposa la archiduquesa María Magdalena de Austria, gran duquesa de Toscana. Hoy podemos verlo en la Galleria Palatina, del palacio Pitti, en Florencia (Italia).
En Antequera (Málaga) existe un convento de las franciscanas descalzas del siglo XVIII, dedicado a La Magdalena.
En 1816, Luis XVIII de Francia le dedicó la espectacular Iglesia Real de La Madeleine de Paris, fundada en el siglo XVI por Carlos VIII. Totalmente reconstruida por Napoleón Bonaparte en 1807.
En 1822- y ante 40.000 personas- fue reestablecido el culto a la Santa en la Sainte- Baume, paralizado durante la Revolución francesa de 1789.
En Inglaterra durante el siglo XIX se produjo un reverdecimiento del culto a la Santa. Existen varias iglesias famosas como la magistral iglesia neogótica de María Magdalena, en Paddington (1868-1878); otras más antiguas como la iglesia de Norfolk del S XIV, restaurada en 1873, cuyas vidrieras narran su vida. Otra pequeña iglesia medieval en Madehurst, West Sussex.; la iglesia All Saints, Langton Green, Kent y muchas más.
El zar de todas las Rusias, Alejandro III, en 1886, mandó construir una iglesia en su honor, como recuerdo a su madre, gran devota de la Santa. Dicha iglesia fue proyectada por De Graham.
Aguste Rodin recibe hacia el 15 de Diciembre de 1905 el encargo de August Thyssen de realizar una escultura sobre Jesucristo, por la que pagó 20.000 francos. Así creó “Cristo y La Magdalena” una escultura de mármol, único testimonio de inspiración religiosa del autor, tras dejar el noviciado de los Padres del Santísimo Sacramento. Hoy puede admirase en el Museo Thyssen – Bornemisza de Madrid.
En la Biblioteca Imperial de San Petersburgo (Rusia), el abate Joseph Bonnet descubre en el manuscrito Q I, 14 un sermón anónimo francés atribuido al teólogo, del siglo XVII, Bousset. titulado: “L ´Amour de Madeleine” (El Amor de Magdalena).En 1911 Rainer María Rilke lo adquiere en un anticuario de Paris, de la rue du Bac. Fascinado por el escrito, al que califica de “extraordinario, luminoso y de verdadera actualidad espiritual”, lo traduce.
En 1978 fueron suprimidos de la sección del Breviario romano dedicado a Santa María Magdalena, los epítetos: “María poenitens” (María penitente) y “magna pecatrix” (gran pecadora). Para terminar con dos mil años de estigmatización sobre su persona. Ahora sólo queda que el colectivo popular borre de su memoria la falsedad que durante siglos se cernió sobre la Santa.
En la iglesia del Monasterio de Oía (Pontevedra) del s. XIII hay un retablo donde hallamos la representación de la bajada del Espíritu Santo sobre la Magdalena, que está rodeada por los apóstoles
La imagen central del retablo de la capilla dedicada a San Juan Evangelista, del Monasterio cisterciense de la Santa Cruz (Santes Creuses) de Aiguamúrcia (Tarragona), podemos ver un cuadro representando a la Magdalena, con una copa o cáliz en su mano izquierda. Este monasterio pertenecía al Císter, orden fundada por San Bernardo de Claraval, cuya influencia en la creación de la Orden de los Caballeros Templarios, es notable.
Para algunos el “juego de la Oca” es la representación del Camino de Santiago; en este juego la casilla 58 es la muerte, que significa resurrección y por tanto correspondería a la Magdalena al haber sido la primera en ver a Jesús resucitado.
Hacia el 466-511 el rey merovingio Clodoveo adopta como emblema de su dinastía a la flor de lis. Símbolo que aún hoy representa a la Corona francesa y adorna la urna de cristal que contiene las reliquias de la Magdalena en la abadía benedictina de Vézelay, en Francia.
En 1929 se descubre en Dura Europos (Siria) un fresco con una representación de las primeras pinturas cristianas. Donde encontramos a La Magdalena con una antorcha encendida en la mano. Hoy esta pintura puede verse en la Galería de Arte de la universidad de Yale, en EE.UU.
San Agustín se refiere a La Magdalena como el “testigo ocular” de la resurrección de Jesús.
El número 7 está asociado con la Magdalena, recordemos el pasaje del evangelio según san Lucas “y también algunas mujeres que habían sido curadas de malos espíritus y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios” (Lc 8,2). El siete está relacionado con la perfección del tiempo. Significa “perfección”, “importancia” o “plenitud”. Es el número perfecto ya que Dios al crear el mundo descansó el séptimo día. También asociado con el Espíritu Santo (los 7 dones del espíritu); o con Ishtar (7 velos); o los 7 pecados capitales, e incluso para algunos guarda relación con la virginidad, ya que no genera ni es generado por ninguno de los otros números de la primera decena. Pero además una curiosidad ¿Se han fijado en una cosa? La Hoguera se celebra el 21 de julio ¿verdad? Hagan estas operaciones 21/3=7. Y Julio es el séptimo mes del año. ¿Casualidad, o causalidad?
Hacia 1888 Vincent Van Gogh llega al pequeño pueblo pesquero de Saintes-Maries-de-la Mer donde la tradición ubica que desembarcó la Magdalena. Durante esa época Van Gogh realiza gran parte de su obra.