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General: veracruz
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De: Alcoseri  (Mensaje original) Enviado: 03/09/2013 01:03

  1. ¿Existe la Reencarnación?
    Visite por ocho días un pequeño pueblo en Veracruz, México, no diré el nombre del bello poblado, por razones tácticas. El pueblo no es nada feo, es demasiado pequeño, y las ruinas arqueológicas no son inferiores, y apenas y han sido estudiadas. Veracruz es infinitamente más bello de lo que me imagine, junto a los restos antiguos, una gran población moderna, con carácter, que no usurpa el viejo y glorioso nombre. Me hubiese marchado en cuatro días, sin embargo, algo me detuvo, era un viejo chaman, uno de los seres más maravillosos que puede encontrarse en la Tierra. Traía una recomendación para un hermano masón que estudia la Vieja Tradición esotérica Mexicana y que ha sido para mí un óptimo guía en el profundo Veracruz. Una noche mágica, mientras paseaba solo y contemplativo por la carretera que va hacia la costa, vi pasar, trotando , al hermano masón, experto en la vieja tradición esotérica de los Antiguos Mexicanos. No me reconoció, pero yo le llamé y vino. -¿Adónde va Trotando así Q:.H:.? Me pareció en seguida un poco confundido y que en lo profundo maldecía de todo corazón el encuentro conmigo. Luego se decidió pareció recordar la fraternidad y comenzó a sonreír y contestó: -Tengo una cita con un hombre blanco y barbudo que llegó a México antes que Hernán Cortes y no puedo hacer esperar a quien llega de tan lejos. Creí por un momento que bromeaba y que quería librarse de mí humorísticamente, o bien parecer un orate peligroso para que yo huyera. -¿Un hombre Blanco en México antes de Hernán Cortez? -Si no me cree -replicó el Hermano Masón acompáñeme y se lo haré conocer. Tal vez no le disgustará un visitante masón más. Pero es preciso apretar el paso aún más. Durante el trayecto -caminamos por una zona selvática todavía una medio Kilómetro - el Hermano masón me explicó el misterio. El hombre que íbamos a ver se llama, en realidad, Santiago y no es un hombre precisamente Blanco, más bien es moreno como nosotros, y no parece tener más de medio siglo, pero se hace pasar, desde hace algún tiempo, por resucitado, inmortal y redivivo, y como tal le consideran algunos de sus discípulos griegos y extranjeros. -Ha prometido -añadió el Hermano Masón esta tarde darme las pruebas de su verdadera identidad y siento una gran curiosidad por ver lo que inventará. Llegamos pronto a una especie de hostal rústico que tenía, sobre la puerta, una inscripción en caracteres aztecas. Pregunté a mi hermano masón qué significaba aquella inscripción. -Es uno de los «Versos » atribuidos a Netzahualcóyotl -me contestó-, y quiere decir: «Fuera del templo no revelar los Secretos.» Fuimos introducidos por un criado: moreno claro de piel, de cabellos cortos y de uñas sucias, en una habitación que tenía en el fondo una especie de alcoba cerrada por una cortina. Una vez nos quedamos solos, esperé la aparición de Santiago, pero, con gran sorpresa mía, el hermano masón se aproximó a la cortina y anunció su propia llegada, añadiendo quién era yo, le dijo es un hermano masón. De la cortina salió una voz áspera que dijo: -Que el Miembro de la nueva Atlántida sea admitido entre los cismáticos, pensé eso de la Nueva Atlántida se refiere a nosotros los masones, es claro, refiriéndose a Sir Francis Bacon, recordaba su libro de referencia. -El filósofo Santiago -manifestó en voz baja a mi hermano masón guía, que no quiero decir su nombre, porque es conocido por muchos masones del Estado de Veracruz- dice que el Masón Mexicano sea admitido entre los oyentes. Luego añadió en voz alta: -Señor Sergio, ¿recuerda por qué razones me ha hecho venir esta noche? -¿Quiere que no recuerde una palabra dicha hace tres días el hombre que recuerda las palabras pronunciadas hace siglos? Sergio nos explicó de un extraño aparato, que estaba al lado de nosotros, conectado a la luz eléctrica, era un dispositivo a laminas de aluminio intercaladas por laminas de vidrio, la electricidad pasaba por las laminas, nos explicó de maravillas de ese extraño aparato; la electricidad brincaba de una lamina a otra eso era visible, lo que me sorprendió fue que al verlo emanaba unas ondas casi invisibles, pero presentes de alguna manera, luego añadió: Ustedes saben ciertamente que en una de mis primeras apariciones hablaba a mis discípulos siempre escondido, detrás de una cortina y no quiero cambiar de costumbre aunque los tiempos sean muy distintos. Pero puedo, para vencer sus dudas, mostrarles una parte de mi cuerpo. ¿Recordáis cuál era el signo visible de mi naturaleza entre lo humano y lo divino? -Lo sé -contestó seriamente mi hermano masón-. Creo que lo dijo ya algún apóstol de Cristo en los Evangelios. El verdadero Santiago tenía una lengua de fuego que salía de su frente. Apenas hubo pronunciado estas palabras, pronuncio unas oraciones, y asomó un poco la cortina y apareció fuera su rostro y para sorpresa mía su frente estaba iluminada por una refulgencia de color violeta. Nos acercamos él: y esa luz maravillosa parecía resplandecer, ¿sería un truco? no lo sé . ¿una señal que era un viejo apóstol de Cristo ? No hubo tiempo para preguntárselo, pues la luz , después de tres o cuatro minutos , despareció . -¿Está petulante? -preguntó la voz del filósofo invisible. Mi Hermano masón me miró, sonrió y no se dignó contestar. -¿Qué hay de extraño, al fin y al cabo, en mi resurrección? -prosiguió la voz-. Ustedes saben, por las leyendas, que antes de ser quien soy ahora, era como ustedes. Y si el cuerpo llamado Pitágoras se hizo polvo en el 496 antes de Cristo, mi alma ha vuelto luego numerosas veces a la tierra en cuerpos diversos y bajo diversos nombres, uno de ellos Santiago el Apóstol de Cristo. Hoy me llamo, en los registros de la población, Sergio García, pero soy en realidad siempre el mismo, fui dijo: Quetzalcóatl, el hombre blanco y barbudo, si, la serpiente emplumada, que visito América antes que Cristóbal Colón. Todas las almas transmigran y vuelven, pero yo solo, gracias al elemento divino que me eleva por encima de los hombres, tengo el privilegio de recordar las existencias pasadas y tener conciencia de mi perenne identidad a través de las varias vidas. »Y les confesaré que nunca tuve tanta satisfacción en mis reapariciones como esta vez. Recordarán que el fundamento de mi sistema era el número y que todo se reduce, a mi juicio, a los números. Y hoy, finalmente, el mundo me da la razón, aunque sin referirse a mi doctrina. He viajado, como ya hice las otras veces, por varios países de la Tierra y en todas partes no leí ni oí más que cifras. Toda ciencia se halla reducida hoy a fórmulas numéricas; y hay ciencias enteras, como la astronomía y la estadística, que no tratan más que de números. Entrad en las innumerables administraciones que cubren la Tierra, y que ustedes llaman oficinas, contabilidad, tesoro, casas de banca, y no se ven más que cifras escritas en grandes volúmenes y no se oye más que hablar de números. Cada soldado tiene su número, cada presidiario es llamado con una cifra, los habitantes de las grandes ciudades son designados en los libros con el número de un teléfono. En ese nuevo templo que se llama la Bolsa no se oye gritar más que números, y todas las naciones, en vez de enorgullecerse de sus glorias, ponen orgullosamente por delante las cifras de sus habitantes, de su superficie, de sus importaciones y exportaciones. Por las carreteras corren coches aulladores que llevan todos, para ser reconocidos, un número; y, en el cielo, las máquinas volantes llevan igualmente sus números entre las nubes. Y en el país en donde han nacido ustedes, y que conozco, he oído juzgar y evaluar a los hombres por medio de cifras; éste vale tres millones; aquel otro, ochocientos mil solamente. Éste es, pues, el siglo de los números omnipresentes y triunfantes, el siglo, por excelencia, pitagórico. »Y así se puede llamar también por otra razón. Fundé en Crotona, como saben, una confraternidad de ascetas que tenía un doble carácter, místico y político. Mi sociedad fue dispersada después de mi muerte, porque al genio griego repugnaba la subordinación de los individuos a un principio y a una disciplina. Hoy mi sistema triunfa. He vivido en varios siglos, pero en ninguno, como en éste, he visto una tal cantidad de asociaciones y en ninguna otra época, el individuo estuvo sometido, como hoy, al grupo de que forma parte. En algunos países no hay hombre que no pertenezca a una secta, a una congregación, a un partido, a una liga, a un ejército, a una academia, a un cenobio, a un sindicato, a una sociedad pública o secreta. Órdenes monásticas, conventos; logias masónicas, teosóficas, antropomórficas y ocultistas; corporaciones y federaciones, hermandades y consorcios- Think Tanks , clanes e illuminatis: todo el género humano, desde los salvajes a los civilizados, forma parte de una asociación y se halla ligado estrechamente a una colectividad. Mi sueño, prematuro hace veinticuatro siglos, es hoy una realidad universal. El individuo no existe ya más que en la teoría pura; en la práctica cada hombre es un átomo, una rueda, un número, un sectario. »Consideren este doble orden de hechos, visibles en todas las partes de la Tierra: el triunfo del número y de la asociación, y reconocerán conmigo que ningún tiempo como el presente puede alabarse de estar conforme con mi antigua doctrina. Y ninguna época era favorable, como ésta, para mi trigésima resurrección. La voz, finalmente, enmudeció. -Pero hoy, ¡oh, divino Pitágoras! -dijo Mi hermano masón -, nadie tiene escrúpulos en comer carne y habas. - ¡Simplezas! ¡Tonterías! -replicó en tono despreciativo la voz del hombre invisible-. A tiempos nuevos, preceptos nuevos. Estoy dispuesto a hacer todas las concesiones sobre el particular siempre que lo esencial de mi pensamiento, como ahora ocurre, sea respetado y aplicado. Con muchas atenciones nos despedimos de la cortina y del hombre de la luz violeta. Pero luego, durante el camino hasta Coatzacoalcos, no hicimos más que reír. Ha sido la única velada agradable desde que llegue a Veracruz. Alcoseri -https://groups.google.com/forum/#!forum/secreto-masonico


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De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 17/06/2023 19:34



 
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