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General: la respiración y el recuerdo de Allah
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De: Kadyr  (Mensaje original) Enviado: 27/12/2023 16:51

La Divina Conciencia en la respiración y el recuerdo de Allah

 

Dijo el hispanomusulmán sufí  Ibn al-Arabi «en cada aliento hay un camino hacia Allah”. Hay que tomar cada aliento que Allah nos da y devolvérselo y hay que entender este aliento como la personalidad (carácter). Según esto, si el aliento o la personalidad (alma) dejasen al hombre, éste volvería a su origen, es decir, al Creador. Así, dice el Señor de los mundos en su noble Corán: «A Allah habéis de regresar”.

 

Cuanto más consciente se es de la respiración, más intensa es la vida interior. Ibn al-Arabi, dice en su obra ‘Las Revelaciones de la Meca’: “La gente de Perfección es la que, pendiente de su respiración, se hace guardián del Tesoro de sus corazones. Dejemos que la consciencia en la respiración se quede de guardián y no deje entrar a ningún extraño. El Tesoro del Corazón es la Biblioteca de Allah. No permitáis que entren los pensamientos que no sean del Amado”.

 

En la vía espiritual del Sufismo se le da una gran importancia a la respiración y a ser conscientes de ella en todo momento porque, en haciéndolo, mantiene consciente al hombre y le hace despertar en el aquí y ahora integrado en la Creación. El sufí es el hijo del instante, en árabe ibn-ul-waqt, o esclavo del momento, abdul-waqt, porque en cada instante su corazón está en el recuerdo de Allah, con pleno sometimiento a Su Voluntad y, por consiguiente, en completo equilibrio y armonía con la Creación.

 

La vida es hálito y el hálito es vida. Todo lo que tiene vida respira. Todo en la existencia respira, todo vibra y late en un acto amoroso de expansión y de contracción: los pulmones y el corazón en su latir, las emociones, los sentimientos, la célula, el día, la noche y la crisálida en su proceso de convertirse en mariposa. Dice Allah, Glorificado y Exaltado sea, en su sagrado Libro: “Por el día cuando transpira…”. Y Allah no emite un juramento por cualquier cosa, sino por que cuando jura lo hace con profundos significados y en el respirar del día se esconde un gran secreto de la existencia.

 

La vida entra en el cuerpo en cada inspiración y, así como el feto respira a través del vínculo de su madre, también el ser humano está ligado al Hálito del Principio Creador, respirándolo.

 

Los métodos de curación sufíes han dado más importancia a la respiración que a otros elementos de la vida, porque la vida está comprendida entre el primero y el último aliento. La respiración es el nexo entre nosotros y el Creador. La esencia de la respiración es el hálito.

 

Este aliento no es aire u oxígeno; es una energía sutil y su origen –como todas las cosas– es divino. La respiración es una sustancia luminosa, un rayo de luz, es la Fuerza de Allah.

Recordemos en el mismo Libro de la LEY encontramos esto: Y Jesús el Cristo declaró : "Está escrito: 'No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios"» (San Mateo, 4, 3-4).

La respiración comprende el ciclo de la inspiración y la espiración y nos recuerda en ese acto los estados de expansión y de contracción del espíritu. El equilibrio de este ciclo respiratorio afecta al cuerpo, a la mente y al espíritu. La respiración es responsable de dirigir los divinos atributos al corazón y es también responsable del punto de encuentro entre lo consciente y lo inconsciente, entre lo físico y lo psico-emocional, entre el ego y el espíritu.

 

Esta respiración consciente está estrechamente ligada al recuerdo de Allah, el dhikr, por lo que el ideal del sufí es mantenerse en el constante recuerdo de su Creador. En cada respiración se pronuncia uno de los nombres de Allah, de tal modo que los atributos divinos descienden a la mente, a la lengua y al corazón del que invoca.

 

Concretamente, la tariqah Naqshbandiya basa la vía del Sufismo en la respiración, ya que es el puente que integra el cuerpo y el ego; al quemar las impurezas del ego, el corazón se abre permitiendo contemplar el espíritu del creyente y las luces del Espíritu Creador.

 

Por esto tenemos que reconsiderar el modo en que respiramos –el cual suele ser bastante deficiente– y dar la merecida importancia a la calidad y cantidad del aire que inhalamos, pues, como decíamos arriba, la respiración tiene un efecto directo sobre la salud psicofísica y espiritual. El Aliento Misericordioso, Nafs Ar-Rahmani, es transportado en la respiración.

 

Gracias a la comprensión de esta alquimia espiritual, la persona se unifica con el Todo, cambiando su percepción sobre la respiración, pasando de ser el protagonista que respira, al que acepta ser respirado por el universo, y, en última instancia, a ser respirado por el Universo, es decir, por Allah. En cada inspiración se inspiran los atributos de Allah y en cada espiración éstos son devueltos a Él. En este sentido es más importante el acto de la inspiración que el de la espiración, ya que la inspiración nos da la vida y la espiración es entrega a Allah de lo vivido. Consideremos que en cada acto respiratorio nos acercamos más al final de nuestras vidas (expiración), sirviéndonos esto de reflexión sobre el sentido de la vida y de la muerte y prepararnos para el último instante de nuestra vida.n Alcoseri




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