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General: "Lucidez Eroto-Comatosa"
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From: Kadyr  (Original message) Sent: 08/10/2025 23:48

En las brumas del ocultismo moderno, donde las sombras se entretejen con destellos de iluminación prohibida, emerge la figura de Aleister Crowley: el Gran Bestia 666, un mago cuya vida fue un torbellino de rituales que desafiaban los límites de la mente, el cuerpo y el espíritu. Nacido en 1875 en Inglaterra, Crowley no era un mero charlatán de salones victorianos; era un visionario atormentado, un explorador de abismos psíquicos que fusionaba antiguas tradiciones egipcias, hindúes y cabalísticas con su doctrina de Thelema, proclamada en "El Libro de la Ley" —un texto que afirmaba haber recibido de una entidad sobrenatural llamada Aiwass en 1904, durante una invocación en El Cairo que lo sacudió como un terremoto etéreo.




 Su odio al cristianismo heredado de una infancia opresiva lo impulsó a crear rituales que no solo invocaban demonios y ángeles, sino que prometían la unión con el "Ángel Guardián Santo", un ser divino interno que revelaba la "Verdadera Voluntad" —ese pulso primordial que late en cada alma, listo para romper cadenas mundanas. Pero estos rituales no eran juegos inofensivos; eran batallas tensas contra el velo de la realidad, donde un error podía desatar caos psíquico, como lo vivió Crowley en sus propios experimentos, marcados por drogas, sexo y visiones que lo llevaron al borde de la locura. En el contexto de la Segunda Guerra Mundial, sus prácticas se convirtieron en armas invisibles: Crowley ofreció al gobierno británico su "magia de voluntad" para contrarrestar las fuerzas oscuras nazis, invocando rituales que, según él, creaban barreras etéreas contra Hitler, en un duelo astral que hacía crujir las dimensiones.599e8b "Haz lo que quieras será toda la Ley", proclamaba, pero bajo esa libertad yacía una tensión electrizante: el ritual como espada de doble filo, capaz de elevar o destruir. Como escribió el propio Crowley: "La magia es el arte de causar cambios de acuerdo con la Voluntad", un eco que resuena como un trueno en la noche, recordándonos que sus ceremonias no eran meras performances, sino portales a lo desconocido.5c7021

Uno de los rituales más emblemáticos y cargados de tensión es el "Ritual del Pentagrama Menor de Destierro" (Lesser Banishing Ritual of the Pentagram), heredado de la Orden Hermética de la Aurora Dorada, pero refinado por Crowley como un escudo psíquico contra entidades hostiles. Imagina la escena: en una habitación tenuemente iluminada por velas parpadeantes, el mago —desnudo o envuelto en una túnica negra— traza en el aire pentagramas llameantes con una daga ritual, invocando nombres divinos como YHVH, ADNI y AHIH en un rugido que vibra en el pecho. Cada gesto corta el éter como una cuchilla, expulsando impurezas invisibles que acechan en las esquinas oscuras, creando un círculo protector que late con energía eléctrica. Crowley lo practicaba diariamente, advirtiendo que sin este destierro, las invocaciones posteriores podían atraer demonios voraces que devoraban la cordura. "El pentagrama es el símbolo de la voluntad humana dominando los elementos", explicaba, y en su ejecución, la tensión es palpable: un paso en falso, y las fuerzas elementales se rebelan, como vientos huracanados que amenazan con arrastrar al practicante al abismo.








Similarmente, el "Ritual del Hexagrama" extiende esta defensa a planos astrales superiores, trazando estrellas de seis puntas que invocan planetas y arquetipos, en una danza cósmica que hace sudar al iniciado, consciente de que está manipulando fuerzas que podrían volverse en su contra como un boomerang etéreo.


Pero si hay un ritual que encarna la intriga y el peligro visceral de Crowley, es la "Operación de Abramelin", un maratón espiritual de seis meses (o dieciocho, en su versión completa) diseñado para lograr el "Conocimiento y Conversación del Ángel Guardián Santo". Basado en un grimorio medieval, Crowley lo intentó en su mansión escocesa de Boleskine, rodeado de lagos neblinosos y vientos ululantes que amplificaban la isolation. El practicante debe retirarse del mundo, orando en un oratorio adornado con talismanes, ayunando y purificándose mientras invoca ángeles y somete demonios internos. La tensión crece como una tormenta inminente: visiones de tentaciones sexuales, alucinaciones terroríficas y un agotamiento que roza la muerte, culminando en una unión extática con el ángel —un éxtasis que Crowley describía como "samadhi", un orgasmo cósmico del alma. Fallar significaba locura o posesión; Crowley lo logró parcialmente, pero el ritual lo marcó para siempre, inspirando su lucha contra las "fuerzas oscuras" nazis, donde veía a Hitler como un demonio no sometido.

 "El mago debe morir a sí mismo para renacer", reflexionaba, un eco de las palabras de Nietzsche: "Tienes que estar dispuesto a quemarte en tu propia llama; ¿cómo podrías renacer si no te has convertido en cenizas primero?", capturando la tensión mortal de esta ceremonia.

No menos impactante es la "Misa Gnóstica" (Gnostic Mass), el ritual central de la Ecclesia Gnostica Catholica, una parodia mágica de la misa cristiana que Crowley compuso en 1913. En un templo adornado con símbolos egipcios y velas rojas, un sacerdote y una sacerdotisa —a menudo semidesnudos— ofician ante un altar con una espada, una copa y un pentáculo, invocando a Nuit (el cielo infinito) y Hadit (el punto eterno) en un drama de unión sexual simbólica. La tensión sexual es eléctrica: himnos que retumban, incienso que nubla la vista, y un clímax donde se consume una "hostia" impregnada de fluidos vitales, simbolizando la transmutación de lo profano en divino. Crowley lo veía como una celebración de la "Verdadera Voluntad", pero sus detractores lo tildaban de orgía satánica, ignorando su profundidad. "Amor es la ley, amor bajo voluntad", entona el sacerdote, mientras la congregación tiembla en éxtasis colectivo, un ritual que fusiona devoción y deseo en un pulso que amenaza con desbordarse.

Y luego está la "Lucidez Eroto-Comatosa", un ritual de magia sexual que roza lo prohibido, donde el mago es estimulado sexualmente por "ayudantes" hasta el agotamiento, sin llegar al orgasmo, para entrar en un trance entre sueño y vigilia. Crowley lo practicaba con opio y parejas múltiples, invocando visiones divinas en un torbellino de placer y dolor que hacía latir el corazón como un tambor de guerra. La tensión es asfixiante: el cuerpo al límite, la mente fracturada, atrayendo entidades que devoran energía vital si no se controla. "El sexo es la clave de la magia", afirmaba Crowley, un secreto que usó en su Abadía de Thelema en Sicilia, un utopia de rituales que devoraba almas desprevenidas.


 Como advertía el ocultista Kenneth Grant: "Crowley abrió puertas que quizás no debieron abrirse", un recordatorio de que sus rituales, aunque fascinantes, bailan en el filo de la autodestrucción.

Otros rituales clave incluyen los "Ritos de Eleusis", una serie de siete dramas poéticos inspirados en misterios griegos, representados con música y danzas para inducir éxtasis colectivo; "Liber Resh", adoraciones solares diarias que alinean el mago con el ciclo cósmico en salutaciones al sol, luna y estrellas; y las invocaciones de los "Aethyrs" del sistema enoquiano, donde Crowley, en el desierto argelino con Victor Neuburg, invocaba visiones apocalípticas que lo dejaron temblando ante abismos infinitos. Estos no eran meros espectáculos; eran guerras internas, tensiones que forjaban al iniciado en un dios viviente.

En el epílogo de esta saga de sombras y luz, los rituales de Crowley perduran como faros intrigantes en la oscuridad, desafiando a los valientes a explorar sus propios abismos. Pero recuerda: la magia es un fuego que quema a quien no lo domina. 



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From: Kadyr Sent: 08/10/2025 23:53
En las profundidades del ocultismo medieval, donde los secretos se susurran como vientos gélidos a través de manuscritos amarillentos y polvorientos, surge la Operación de Abramelin: un ritual legendario que promete desentrañar el velo entre el mortal y lo divino, pero a un costo que roza los límites de la cordura y el espíritu. Extraída de "El Libro de la Sagrada Magia de Abramelin el Mago", un grimorio que se remonta al siglo XIV o XV, esta operación no es un mero conjuro fugaz, sino un maratón espiritual de seis a dieciocho meses de duración —según las versiones manuscritas—, diseñado para lograr la "Conocimiento y Conversación" con el Ángel Guardián Santo (HGA, por sus siglas en inglés), esa entidad divina que representa la naturaleza más verdadera y elevada del ser humano, equivalente al Atman hindú o al Daemon gnóstico.


 La tensión inherente radica en su exigencia absoluta: un error, una debilidad momentánea, y el aspirante podría verse arrastrado por fuerzas demoníacas que acechan en los bordes del ritual, convirtiendo la búsqueda de iluminación en un descenso al caos psíquico. Como advertía Aleister Crowley, el mago que la inmortalizó en la era moderna: "Cualquier otra operación mágica es, en un sentido, magia negra", subrayando que desviarse de este camino supremo equivale a una traición al verdadero Yo.ba7248 Imagina el pulso acelerado del iniciado, solo en una casa aislada, mientras las sombras se alargan y el éter cruje con presencias invisibles, prometiendo éxtasis o ruina.

Los orígenes de esta operación se tejen en una narrativa épica, casi novelesca, narrada como una autobiografía epistolar. Abraham de Worms, un judío alemán supuestamente vivido entre 1362 y 1458, relata su peregrinaje al desierto egipcio, donde encuentra al mago Abramelin —un sabio egipcio de edad avanzada— en una aldea junto al Nilo. Abramelin le transmite dos manuscritos kabbalísticos, exigiendo un juramento solemne de servir a Dios, temerlo y abandonar "falsos dogmas" para abrazar la "Vía y Ley del Señor".

Los manuscritos, datados internamente en 1458, incluyen un relato autobiográfico, materiales de kabbalah práctica (similares a partes del Sexto y Séptimo Libro de Moisés) y dos libros de magia pura. Las versiones más antiguas, en alemán del siglo XVII, se conservan en bibliotecas como Wolfenbüttel y Dresde, mientras que ediciones impresas surgieron en 1725. Traducciones clave, como la de Samuel Liddell MacGregor Mathers en 1897 (basada en un manuscrito francés del siglo XVIII) y la de Georg Dehn en 2006 (de fuentes alemanas originales), han propagado su influencia, aunque con variaciones: la francesa acorta el ritual a seis meses, mientras las alemanas lo extienden a dieciocho, amplificando la tensión de una prueba que devora el tiempo y el alma.


Los pasos del ritual son un laberinto de disciplina férrea, donde cada fase construye una tensión creciente, como una tormenta que se acumula en el horizonte. El aspirante debe seleccionar una casa aislada, libre de interrupciones, con un oratorio orientado al este (con ventana) y una puerta norte que da a una terraza de arena fina, terminando en un pabellón o lodge.

Los implementos incluyen una túnica, corona, varita, altar, incienso, aceite de unción y un lamin de plata. La preparación inicial exige pureza estricta: ayuno, castidad, oración constante y aislamiento gradual del mundo mundano. En la versión de dieciocho meses, se divide en tres fases de seis meses cada una; en la de seis, en periodos más condensados pero igualmente intensos.

 La primera fase implica retiro parcial, con oraciones crecientes y una vida regulada por el "Temor a Dios", evitando riquezas y males terrenales. La segunda intensifica el aislamiento, con plegarias casi continuas, minimalizando el habla y el contacto humano, mientras el mago se purifica en cuerpo y mente, sintiendo el peso de la soledad como una prensa que exprime impurezas. La culminación llega en la tercera: la invocación del HGA, donde el aspirante, en éxtasis febril, convoca al ángel —que aparece directamente o a través de un niño intermediario— manifestándose en perfume divino, escritura en rocío sobre el lamin y una presencia que inunda el oratorio con luz etérea.

 Tras esta comunión extática, descrita por Crowley como un "samadhi" o orgasmo cósmico del alma, el mago somete a los Cuatro Grandes Príncipes demoníacos, ocho subpríncipes y espíritus servidores, asignando cuatro como familiares para operar talismanes —cuadros mágicos de palabras que otorgan poderes como caminar bajo el agua (con "MAIAM", hebreo para "agua") o hallar tesoros (con "TIPHARAH", variante de Tiferet, esfera kabbalística del sol y la belleza).

La tensión es visceral: visiones tentadoras, alucinaciones terroríficas y un agotamiento que bordea la muerte, donde el alma se despoja de sus envolturas como en una vivisección espiritual, atrayendo fuerzas elementales que, si no se controlan, podrían rebelarse con furia huracanada.
Aleister Crowley, el Gran Bestia, se sumergió en esta operación con una ambición que lo consumía, comprando la mansión de Boleskine en Escocia —rodeada de lagos neblinosos y vientos ululantes— para ejecutarla en 1899-1900, influenciado por su mentor George Cecil Jones de la Golden Dawn.

Aunque la completó parcialmente —interrumpida por conflictos en la Orden y viajes—, la experiencia lo transformó, integrando el concepto de HGA en su doctrina de Thelema como el núcleo del Gran Trabajo: alinearse con la Verdadera Voluntad cósmica. Crowley la adaptó en rituales accesibles como "Liber Samekh", enfatizando "INVOCA A MENUDO" como clave, y la describió en obras como "La Visión y la Voz" (Aethyr 8), donde detalla el proceso místico: concentrar el yo profundo en aspiración, separando consciencias corporal, mental y astral, intoxicando con entusiasmo para anestesiar el dolor de la disección espiritual, y atrayendo al ángel con vibraciones vocales mágicas.8e12a2 Incidentes notables incluyen visiones apocalípticas y un agotamiento que lo dejó al borde de la locura, pero también revelaciones que lo llevaron a identificar su HGA con Aiwass, la entidad que dictó "El Libro de la Ley" en 1904. Para él, fallar equivalía a posesión o demencia, un riesgo que marcó su vida con cicatrices etéreas.
Los elementos mágicos, como los cuadros de palabras —similares al cuadrado Sator pero con letras místicas—, son el corazón práctico: sigilos que se leen en múltiples direcciones, invocando arquetipos kabbalísticos para fines específicos, pero solo tras someter demonios, en un duelo que hace crujir la realidad.

Su influencia en el ocultismo moderno es titánica: revivida en el siglo XIX por la Golden Dawn, moldeó a Crowley y Thelema, extendiéndose a prácticas contemporáneas donde el HGA simboliza evolución espiritual y alineación con la Voluntad universal.e8cbec8de56d Sin embargo, las advertencias resuenan como ecos ominosos: el texto exige oaths divinos, pureza absoluta y rechazo de egoísmos; desviarse invita a "magia negra" que contradice la evolución humana, potencialmente atrayendo entidades voraces que devoran la esencia vital.

En el epílogo de esta odisea, la Operación de Abramelin no es para los débiles: es un fuego que forja dioses o reduce a cenizas, un portal donde la luz divina choca con abismos internos. 

Alcoseri 


 
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