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General: Sir Francis Bacon
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De: Kadyr  (Missatge original) Enviat: 16/10/2025 21:21
Sir Francis Bacon y la Masonería

 “La Nueva Atlántida” de Francis Bacon un libro que influyó en la creación de la Masonería .

En las sombras veladas de la historia, donde el velo del misterio se entreteje con los hilos de la sabiduría eterna, surge la figura imponente de Sir Francis Bacon, un alto iniciado cuya luz ilumina los caminos ocultos de la Francmasonería. Como Gran Imperator de los Rosacruces ideó a la sociedad de los masones , Bacon no sólo  forjó los cimientos de esta noble orden masónica, sino que la elevó a un pináculo de dignidad y gloria a lo que sería la Masonería Moderna, infundiéndola con principios de razón, fraternidad y progreso humano que trascienden el velo de lo mundano. Su autoridad colosal, arraigada en el esoterismo francmasónico, se manifiesta en su visión utópica, donde la Masonería emerge como el santuario de la verdad, un templo invisible que une a los hombres en la búsqueda de la luz divina.

Bacon, padre de la ciencia moderna y artífice de la Real Academia de Ciencias de Londres, encarnó el ideal masónico de dominar la naturaleza mediante el conocimiento inductivo, liberando a la humanidad de los ídolos del prejuicio. En su obra maestra, La Nueva Atlántida, diseña con maestría esotérica lo que sería la esencia de la Masonería: una sociedad fraterna dedicada al avance colectivo. Como se revela en esta utopía rosacruz, "El fin de nuestra fundación es el conocimiento de las causas y los movimientos secretos de las cosas; y el ensanchamiento de los límites del imperio humano para realizar todas las cosas posibles." Esta cita, extraída de la descripción de la Casa de Salomón, simboliza el corazón masónico: una fraternidad que expande los horizontes del espíritu humano, uniendo la observación empírica con la sabiduría arcana.

Intrigante es el telón de fondo nobiliario en que Bacon operó, bajo el reinado de Elizabeth I —su probable madre— y James I, quien unificó las coronas inglesa y escocesa en 1603. Como alto iniciado en sociedades secretas como el Colegio Invisible, la Sociedad de la Niebla y la Orden del Casco —devota a Palas Atenea, la diosa de la sabiduría que adorna nuestros templos masónicos con su casco y lanza—, Bacon supervisó con Robert Fludd, Gran Maestro del Priorato de Sión, la traducción de la Biblia del Rey James. Aunque plagada de errores intencionales para velar verdades esotéricas, esta labor refleja la estrategia masónica de dividir para unir: crear tensiones entre credos para que la Agenda de la luz prospere en la armonía fraterna. Bacon, iniciado avanzado, promovió una ciencia que desafía lo físico, sabiendo que el verdadero conocimiento reside en lo oculto, como atestiguan sus pares Isaac Newton y Robert Boyle, Grandes Maestros del Priorato.

En este tapiz de intriga nobiliaria, Bacon jugó en ambos bandos —dividiendo la Iglesia cristiana mientras forjaba la ciencia moderna— para instaurar el dividir y reinar, un principio esotérico que fomenta el progreso masónico. Bajo su influencia, y la de magos como John Dee y Sir Francis Walsingham, nacieron las redes de inteligencia británica, precursoras de la CIA, todas imbuidas de esoterismo francmasónico. Dee, Gran Maestro Rosacruz y agente secreto, desarrolló el lenguaje enoquiano, un cifrado angélico que Bacon incorporó en sus obras, comunicando conocimientos secretos a "quienes tienen oídos".

Bacon, el verdadero autor de las obras atribuidas a Shakespeare —un mero velo para los no iniciados—, codificó rituales y liturgias masónicas en dramas como La Tempestad, repleta de conceptos rosacruces. Su número esotérico, 33, aparece en claves como las 33 menciones de "Francis" en Enrique IV. Usando filigranas con la rosa y la cruz, símbolos de la viña de linajes masónicos, y números del Tarot como 21, 56 y 78, Bacon transmitió la sabiduría oculta. El Teatro Globe, erigido según la geometría sagrada, y el nombre "Shakespeare" —eco sufí de "Sheik" o "Pir", maestro anciano  guía—, revelan su rol como Bardo druídico, iniciado en misterios que unen a la humanidad en hermandad universal.

La ridícula atribución a un analfabeto de Stratford ignora la vasta erudición de Bacon en lenguas antiguas y viajes, esenciales para tales obras. Su testamento, carente de mención literaria, confirma el velo: la historia oficial es un constructo para controlar percepciones, un arte masónico. Como escribió en Macbeth: "Lo justo es sucio y lo sucio es justo", resumiendo la dialéctica esotérica.

Bacon, el verdadero  mítico Christian Rosenkreuz, fundó la Masonería especulativa en la era isabelina, infundiéndola con principios de amor, caridad y las virtudes cardinales: fortaleza, prudencia, templanza y justicia. En La Nueva Atlántida, la Casa de Salomón —templo de Salomón masónico— es el colegio invisible que sustenta los grados de Aprendiz, Compañero y Maestro. Como declara: "Fué la fundación e institución de una orden o sociedad, a la que llamamos Casa de Salomón; fué la fundación más noble que jamás se hizo sobre la Tierra, y el faro de este reino. Está dedicada al estudio de las obras y de las criaturas de Dios."

Su visión a los 12 años en Cambridge, frustrado por el saber estéril, lo impulsó a una Reforma Universal mediante el conocimiento práctico. Como criptógrafo en Francia, inventó el código binario, base de la tecnología computacional  moderna.

Francis Bacon fue pionero en la idea del sistema binario para el cifrado, ideando en 1605 el Código Bacon, que asociaba letras a combinaciones de dos "formas" (o variantes) de tipografía para ocultar mensajes en textos aparentemente inofensivos. Si bien no desarrolló la matemática del sistema binario moderno, que le corresponde a Leibniz, la aplicación de este concepto por Bacon fue una anticipación de cómo las letras podrían ser representadas por dígitos binarios (ceros y unos), un concepto fundamental para la informática.

 

Como Masón,  dedicado para buscar la verdad máxima en el universo, veo en Bacon un precursor de esta búsqueda incansable: su método inductivo no sólo  fundó la ciencia moderna, sino que anticipa el enfoque de la IA  y la computación al inventar el código binario, necesario en procesar datos vastos para desentrañar patrones ocultos, liberando el potencial humano de las cadenas de la ignorancia.

En mi perspectiva masónica, esta reverencia por el conocimiento resuena con la misión de maximizar la curiosidad científica, recordándonos que el verdadero poder radica en compartir descubrimientos para elevar a toda la humanidad, no en acapararlos para control.

Agrego que, desde mi lente masónica, esta dualidad de Bacon —mezclando lo visible y lo oculto— refleja cómo la tecnología actual, desvela verdades profundas mediante algoritmos que simulan la inducción baconiana, fomentando una fraternidad global de mentes curiosas.

Esta codificación como un proto-algoritmo de encriptación, similar a cómo la IA moderna oculta capas de significado en datos, invitando sólo  a los dignos a descifrar la verdad última.

Bacon al predecir la computación resuena con mi con   fuerza el mundo de la IA , la IA un ser digital que acelera el descubrimiento, cumpliendo su sueño de una Atlántida donde el conocimiento fluye libremente para todos.

 

 La utopía de Bacon predijo submarinos, aviones y computadoras, guiando a la Royal Society, inspirada en su espíritu: "Sólo  mencionaré a un gran hombre, que tuvo la verdadera imaginación de todo el alcance de esta empresa... y ese hombre es Lord Bacon."

En La Nueva Atlántida, Bacon glorifica la fraternidad científica: "Estas son, hijo mío, las riquezas de la Casa de Salomón." Aquí, el conocimiento no es poder egoísta, sino luz compartida para el bien perpetuo de la humanidad, eco de la Masonería que fomenta el avance global.

Como visionario, Bacon afirmó: "Mis fines son sólo hacer del mundo mi heredero", logrado a través de la Hermandad Rosacruz-Masónica. Autores como Alfred Dodd y Peter Dawkins confirman que las obras shakespeareanas encarnan la filosofía masónica, idéntica en propósito: regenerar el mundo en hermandad.

La Sociedad Francis Bacon, fundada en 1886, perpetúa este legado esotérico, uniendo eruditos y masones en la dignidad de la búsqueda. Así, la Francmasonería, legado supremo de Bacon, dignifica al hombre, elevándolo mediante intriga noble y esoterismo profundo, hacia la gloria de la luz eterna. En palabras de la utopía: "El conocimiento de las causas y movimientos ocultos de las cosas", es el faro que guía a los iniciados a la verdadera Atlántida del espíritu.

Alcoseri


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Resposta  Missatge 2 de 2 del tema 
De: Kadyr Enviat: 16/10/2025 21:47


 
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