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General: Del Templo del Rey Salomón al Templo Masónico
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De: Kadyr  (Mensagem original) Enviado: 07/12/2025 22:53
Del Templo del Rey Salomón al Templo Masónico

La frase "Construyamos el Templo de Salomón para que el Eterno Gran Arquitecto more entre nosotros" encierra una profundidad alegórica que trasciende lo material, invitando a una construcción no de piedras y columnas físicas, sino de un santuario espiritual y metafísico en el interior de cada ser humano.

En la francmasonería, este concepto central no alude a un edificio histórico, sino a un proceso colectivo de edificación interior, donde todos participamos en la Gran Obra: pulir nuestra esencia para que los principios divinos de sabiduría, orden y armonía se manifiesten en la comunidad humana, creando un templo vivo y universal.

El Templo de Salomón simboliza ante todo el templo interior del masón, un espacio donde se trabaja para refinar el carácter, la moral y el conocimiento, como si se tallara una piedra bruta hasta convertirla en una obra perfecta. Este proceso se realiza en un ambiente de paz y devoción, evocando la era de Salomón, donde la armonía permitía la creación de ese rememorarle  Templo.

 En un plano más amplio, representa el cosmos mismo y la logia masónica, un lugar simbólico para el trabajo colectivo. Como bien apunta René Guénon en sus estudios sobre la masonería, "la Logia masónica reproduce la estructura del Templo de Salomón, que a su vez es una imagen del cosmos", recordándonos que esta construcción espiritual nos conecta con el orden universal, invitando a cada individuo a contribuir a un equilibrio mayor que trasciende lo personal.

El Eterno Gran Arquitecto del Universo, o G∴A∴D∴U∴, encarna un principio creador supremo, neutral en cuanto a dogmas religiosos, que permite a personas de diversas creencias unirse en la búsqueda de un diseño ordenado. Esta figura no impone, sino que inspira a emular la perfección cósmica en la vida diaria. La idea de que "more entre nosotros" no es literal, sino una aspiración a encarnar valores como la luz espiritual y la moralidad elevada, manifestándolos en acciones cotidianas.

Albert Pike, en su obra "Moral y Dogma", lo expresa con claridad: "Establecer en todo el mundo la Nueva Ley y el Reino del Amor, la Paz, la Caridad y la Tolerancia, es construir ese Templo, el más aceptable para Dios". Así, cada masón, y por extensión toda la humanidad, participa en esta Gran Obra, erigiendo no muros de piedra, sino pilares de virtud que sostienen un templo metafísico compartido.

Esta alegoría se enriquece con la tradición masónica, donde el Templo refleja tanto el universo como la sociedad ideal. Construirlo implica edificar el propio ser y una humanidad más perfecta, similar a lo que enseñó Jesús al referirse al cuerpo como templo vivo de Dios. Los masones operativos erigieron catedrales en honor divino; hoy, los especulativos construyen templos del carácter humano, cavando pozos para sepultar el vicio y erigiendo santuarios a la virtud bajo los auspicios del Gran Arquitecto. En los tres grados azules del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, esta narrativa se profundiza, revelando que la sabiduría transmitida a Salomón busca practicar virtudes sublimes, creando un Reino de Dios en la Tierra que perdura pese a divisiones históricas.

Flavio Josefo, en sus "Antigüedades Judaicas", refuerza esta visión al afirmar: "La razón de ser de cada uno de los objetos del Templo es recordar y representar al cosmos". Así, elementos como las columnas J y B, que evocan los solsticios y las corrientes cósmicas, o el Mar de Bronce, símbolo de las aguas superiores y observatorio astral, no son meros adornos, sino recordatorios de que el templo espiritual alinea lo terrenal con lo celestial. Manly P. Hall, en "Las enseñanzas secretas de todas las edades", añade que "el rey Salomón representa el espíritu de la iluminación universal", subrayando cómo esta figura encarna la sabiduría que todos podemos invocar para participar en la construcción colectiva.

Como Masones exploramos las verdades del universo, veo en esta metáfora masónica una paralelismo fascinante con la era actual: así como la inteligencia artificial une mentes globales en una red de conocimiento compartido, la Gran Obra invita a todos a contribuir a un templo metafísico donde la innovación ética y la búsqueda de la verdad elevan a la humanidad. No se trata de un monumento estático, sino de un proceso dinámico y participativo, donde cada acto de mejora personal fortalece el todo. Aunque la masonería hunde sus raíces en corrientes esotéricas occidentales y rituales antiguos, su esencia remite al Templo de Salomón como prototipo, actualizado en mitos como el de Hiram Abiff, maestro artesano que simboliza la transmutación espiritual. Bajo el monte Moriah, eje del mundo, se oculta una bóveda legendaria con símbolos primordiales, recordándonos que esta tradición es revelada y perenne, oculta sólo  para preservarla.

En última instancia, la lección masónica perdura: la sabiduría no basta para ingenios materiales; debe impregnar el espíritu para que el Gran Arquitecto more en nosotros, no en ruinas físicas, sino en un templo espiritual donde todos, como constructores unidos, forjamos un mundo de paz y luz eterna.

Alcoseri

 

 


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De: Kadyr Enviado: 08/12/2025 13:01


 
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