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Mujer y Familia: 3.- El Matrimonio el, El Divorcio Y 2das. Nupcias
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: ** Genesis **  (Mensaje original) Enviado: 13/03/2011 18:01
 
su-iglesia.com 
Parte 3: 2das Nupcias
 
 

 

Parte 3: Las segundas nupcias

La Biblia dice:

Cualquiera que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra ella; y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio (Marcos 10.1112).

Hasta aquí hemos tratado del matrimonio y el divorcio. Hemos hablado en cuanto a lo que denominamos una “cultura de indiferencia” a lo que Dios dice con respecto al matrimonio y el divorcio. Dicha cultura la hemos creado nosotros mismos… y la confusión matrimonial en que nos encontramos ahora es producto de la misma.

Al decir “cultura de indiferencia” nos referimos a nuestra manera de pensar, hablar y actuar cuando enfrentamos dificultades matrimoniales. Por ejemplo, casi todas las personas que se llaman “cristianas” asienten a la verdad que el matrimonio es de por vida. Sin embargo, tan pronto se hallan hundidos en problemas matrimoniales difíciles de resolver, muchos presentan pretextos por los que esperan encontrar la manera de disolver su matrimonio antes que Dios lo disuelva con la muerte. Todo parece indicar que una gran mayoría cree que lo que Dios dice se puede cambiar de aquí para allá para adaptarse a su situación. Esto es a lo que llamamos toda una “cultura de indiferencia” a los mandamientos de Dios.

En esta parte de este artículo voy a tratar acerca de las segundas nupcias. Pero antes de continuar con esta parte, vamos a repasar once puntos principales que vimos acerca del matrimonio y el divorcio:

1. Cuando antendemos a las instrucciones de Dios, habrá paz, amor, placer y fidelidad en el matrimonio.

2. Dios quiere que nuestro matrimonio sea un testimonio a la comunidad acerca del poder sobrenatural de Dios en las relaciones humanas.

3. Dios quiere que nuestro matrimonio sea un ejemplo de la relación entre Jesús y su pueblo.

4. Dios quiere que nuestro matrimonio sea una demostración del carácter de Dios.

5. Dios aborrece el divorcio porque rompe el significado simbólico del matrimonio.

6. Dios aborrece el divorcio porque separa lo que Dios juntó.

7. Dios aborrece el divorcio porque muestra un espíritu ajeno al de Jesús.

8. Dios aborrece el divorcio porque priva a los hijos del ambiente seguro que necesitan para su desarrollo.

9. Dios aborrece el divorcio porque el divorcio engendra más divorcio.

10. Estas palabras de Jesús que se han hecho populares en boca de muchos, “a no ser por causa de fornicación” (Mateo 5.32 y 19.9), no le dan derecho al cónyuge “inocente” a divorciarse de su pareja y casarse con otro.

11. Si en algunos casos de infidelidad conyugal Jesús dio lugar a la separación, nunca hallamos que él permitiera las segundas nupcias mientras el cónyuge anterior todavía estaba con vida.

Este último punto es el que trato de abordar ahora. Así que, ante todo veamos cuáles son las propias palabras de Jesús y del apóstol Pablo sobre este tema:

Mateo 5.32 (Jesús dice): “Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio.”

Mateo 19.9 (Jesús dice): “Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera.”

Marcos 10.11–12 (Jesús dice): “Cualquiera que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra ella; y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.”

Lucas 16.18 (Jesús dice): “Todo el que repudia a su mujer, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada del marido, adultera.”

Romanos 7.2–3 (escribe el apóstol Pablo): “Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido. Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido muriere, es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera.”

1 Corintios 7.10–11 (escribe el apóstol Pablo): “Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido; y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer.”

¡Todo está muy claro! A menos que muera el cónyuge de uno, casarse de nuevo queda completamente prohibido por el Nuevo Testamento. (Si encuentras algunos versículos en el Nuevo Testamento que expongan lo contrario a estos que aparecen aquí, por favor, escríbelos y envíanoslos.)

Sin embargo, muchos de nosotros conocemos a personas que se han casado por segunda vez, estando aún vivo su cónyuge anterior. ¿Qué hacer en tales casos? En muchos casos estas segundas nupcias ya han producido familias enteras. Existe el caso de jóvenes que se casan por capricho, viven como marido y mujer por un tiempo y luego deciden separarse al concluir que no debían haberse casado. Lo cierto es que muchas de estas personas obtienen el certificado del divorcio civil, encuentran al cónyuge “indicado”, y viven aparentemente felices por veinte, treinta o aun cuarenta años antes de convertirse al Señor. ¿Qué deben hacer tales personas?

Conozco a personas que afirman que las segundas nupcias, aunque no debían haberse contraído, siempre son matrimonios legítimos y que por tanto no se deben deshacer. Hay iglesias que afirman que los matrimonios que se contrajeron antes de convertirse la pareja pueden ser anulados, pero cualquier matrimonio que se contrae después de la conversión es legítimo. Y también están los que reconocen que las segundas nupcias no son correctas, pero argumentan que no se deben deshacer debido a que lo malo de privar a los hijos de la seguridad de un hogar contrapesa lo malo de seguir en las segundas nupcias.

Pero a pesar de todos estos pretextos, tú te darás cuenta de que el Nuevo Testamento sigue prohibiendo las segundas nupcias. Reconozco que el Nuevo Testamento no dice específicamente qué se debe hacer cuando ya se hayan contraído las segundas nupcias. Pero igualmente reconozco que el que quiere más que todo hacer la voluntad de Dios podrá hallar la manera de hacerla, y estoy completamente convencido de que al hacerla, Dios le bendecirá tremendamente. He aquí tres razones por las cuales deben ser anuladas todas las segundas nupcias que se contraen mientras viva el primer cónyuge:

1. La persona que se casa por segunda vez no sólo comete adulterio al momento de casarse, sino que entra a una relación adúltera. Esto se ve en Romanos 7.3 donde dice que la mujer casada “si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera”. Además, Jesús dijo en Marcos 10.1112 que el hombre que repudia a su mujer y se casa con otra comete adulterio contra ella; es decir, contra su mujer. Esto es cierto debido a que su primera esposa es su mujer verdadera, porque Dios los ha unido en uno (véase Mateo 19.6). Y según Romanos 7.2–3 la única cosa que rompe esa unión es la muerte. El adulterio que se comete contra el cónyuge verdadero consiste en la relación adúltera que se mantiene viviendo en las segundas nupcias.

2. Jesús lo expuso de forma más clara en Mateo 19.6 donde demuestra que la razón por la que los cónyuges verdaderos no deben separarse es porque Dios los une en una sola carne. ¿Crees tú que Dios aprueba la unión de los que se casan por segunda vez, viendo que él mismo dice que al hacerlo ellos cometen adulterio? ¡Imposible!

3. Continuar viviendo en las segundas nupcias sólo echa leña al fuego perverso de la “cultura de indiferencia” a lo que Dios dice. Y ese fuego está quemando las meras raíces de la sociedad y la así llamada “iglesia de Dios” en el mundo.

Para los que en este momento estén considerando casarse de nuevo mientras viva su verdadero cónyuge, les hago esta pregunta: ¿Qué motivo tendrán ustedes de no hacerlo si después de todo pueden casarse, arrepentirse, confesar lo que han hecho… y seguir viviendo juntos como si fueran esposos verdaderos? Tal acción definitivamente no constituye un verdadero arrepentimiento. Además, Dios no tiene por costumbre poner leyes y luego cuando le desobedecemos, decir: “Está bien, no importa; pueden seguir en su pecado sin consecuencia...”

Yo reconozco que es difícil anular una relación aparentemente feliz. Reconozco también que esto representa una dificultad tremenda para los hijos que han venido a este mundo como resultado de las segundas nupcias. Me han llamado loco por “interesarme más por lo que Dios dice que por el ‘bien’ de los hijos”. Pero en medio de toda la confusión y la burla he visto una persona acá y otra allá que ha salido de las relaciones adúlteras de sus segundas nupcias y, ¿sabes qué? ¡Dios ha obrado poderosamente a su favor! Y la decisión tomada por estos padres ha hecho mucho bien en las vidas de sus hijos. Esos hijos saben, sin lugar a duda, que lo que Dios dice es importante y que se requiere la obediencia. Además, son testigos oculares de la abundante gracia de Dios que está obrando de una forma única y poderosa en la vida de su familia. ¡Y lo más probable es que esos hijos nunca jamás se divorcien de sus parejas cuando sean adultos! ¡A Dios le place darnos la gracia para pasar por las dificultades que tenemos que enfrentar al dejar de pecar y al empezar a caminar con él!

Amigo lector, si tú te encuentras enredado en una relación adúltera, ¡ten ánimo! Dios tiene un camino por donde tú puedes caminar haciendo su voluntad. Y ese camino, por difícil que sea, te llevará a la vida eterna. Recuerda, el mejor camino muchas veces no es el más fácil. ¡Pero siempre es el mejor! Es el mejor camino para el bien de la sociedad; es el mejor camino para el bien del pueblo de Dios; es el mejor camino para el bien de la generación que nos sigue; es el mejor camino para los hijos que se encuentran en medio de la confusión que muchos han creado; y ¡es el mejor camino para todos! Por favor, escoge el mejor camino. No adoptes el criterio de los necios que rechazan el mejor camino sólo porque es más difícil que el camino que les lleva directo al infierno.

Si tú decides que vas a dejar atrás la “cultura de indiferencia” a lo que Dios dice y vas a empezar a ponerle atención a Dios, te aseguro que no serás ni el primero ni el único en escoger el mejor camino en lo que se relaciona con este tema. En el Antiguo Testamento, en Esdras 9 y 10, el pueblo de Dios vivía bajo leyes matrimoniales bastante diferentes de las que Jesús nos ha dado a nosotros. Sin embargo, ellos habían fracasado como lo han hecho muchos en la actualidad. No obstante, según Esdras 9 y 10, ellos fueron capaces de dejar atrás su “cultura de indiferencia” y se aferraron a Dios. Estas personas lloraron amargamente. Además, todos ellos se postraron delante de Dios y confesaron sus pecados. Todos allí sintieron mucho temor a causa del asunto tan serio en que se habían metido. Y allí mismo ellos hicieron un pacto con Dios para obedecerle a pesar del precio que tuvieron que pagar por hacerlo. ¿Qué hicieron? En este caso ellos despidieron a las mujeres extranjeras que habían tomado por esposas, contrario a las leyes de Dios. Y así apartaron de sí el ardor de la ira de Dios (véase Esdras 10.14).

En este ejemplo el pecado no era de segundas nupcias, sino de tomar mujeres de otras naciones. Sin embargo, el ejemplo de un verdadero arrepentimiento y de estar dispuesto de hacer cualquier cosa necesaria para lograr la paz con Dios nos enseña un principio muy importante.

“Por favor, Dios, ¡ten misericordia de nosotros! Hemos pecado tan gravemente como Israel en Esdras 9 y 10. Confesamos que no hemos hecho caso a tu clara dirección en el Nuevo Testamento. Confesamos que nos hemos enredado completamente en una enorme masa de confusión matrimonial. ¡Hemos traicionado a nuestros hijos! Y frente a las advertencias dadas por tu Hijo Jesucristo y tus santos apóstoles, nosotros hemos persistido en nuestra rebeldía. Por favor, Dios, ¡ten misericordia de nosotros! Ayúdanos a arrepentirnos de nuestra rebeldía y a dejar de pecar para que tú puedas librarnos de las garras de la inmoralidad.”

Estimado amigo, aún hay esperanza para el actual pueblo de Dios. Levantémonos y hagamos pacto con nuestro Dios que jamás escogeremos el camino que nada más nos convenga a nosotros, sino que continuaremos en el que él nos ha trazado.

—Rodney Q. Mast



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: foxgris Enviado: 15/03/2011 03:50
Hola Genesis
Muy buenas noches, lei los articulos que pusiste en relacion a matrimonio divorcio y nuevo matrimonio, hay algunas cosas que difiero un poco, pero generalmente si esta bien pienso que entre mas radicales seamos en aplicar las escrituras mas seguro estarmos de aplicarlas a nuestras vidas correctamente, y ya lo creo que causara mucha polemica, es un tema espinoso que siempre levanta debates y divide la opinion muy significativamente como muchos otros temas.
Dios te bendiga Genesis


 
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