El Señor Jesús fue “el testigo fiel” cuando vivió aquí en la tierra. Mostró a los seres humanos quién es Dios y en cada instante de su vida le fue fiel. Le sirvió constantemente y dio testimonio de Él. A nosotros los cristianos también se nos exhorta a dar testimonio de Dios. Él desea que sus atributos puedan verse en nuestras vidas. No pongamos la mirada en otros creyentes, pues también cometen errores. Más bien contemplemos al testigo fiel, Jesucristo. Él es nuestro ejemplo y estímulo.

       Él también es “el primogénito de entre los muertos”. Este título del Señor Jesús nos muestra que Él es el más noble entre los que a causa del testimonio pasaron por la muerte. Él alcanzó la meta, y su testimonio como hombre aquí en la tierra ha terminado. ¡Qué aliento para nosotros poder ser, en este mundo, una luz para Dios en todas las circunstancias! Cuando el Señor venga nos llevará a la casa del Padre. Entonces nuestra vida como testigos en la tierra se habrá acabado.

       En el cielo, el Señor espera el momento de volver aquí abajo como “soberano de los reyes de la tierra” y establecer su reino fundado en los principios divinos. Entonces habrá un testimonio libre, sin estorbo y público, del Dios viviente en la tierra. En ese momento el Señor Jesús mostrará claramente que nuestro testimonio durante nuestra vida no fue en vano, sino para la gloria de Dios.