Toda la atención del mundo está puesta en la posibilidad de que Palestina se convierta mañana en un Estado miembro de la Organización de las Naciones Unidas.

La conclusión es inevitable después de la jornada de ayer, en la que 32 líderes mundiales dieron pistas sobre su posición al respecto, a través de diplomáticas alocuciones en la edición 66 de la Asamblea General.

El debate lo abrió el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, con la petición a los mandatarios del mundo de poner fin a la situación de bloqueo entre palestinos e israelíes.

Latinoamérica formó un bloque casi unánime de respaldo a la iniciativa palestina. Sin embargo, el Presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, tomó distancia de sus vecinos pidiéndole a árabes y a judíos reanudar el diálogo.

Días atrás, la cancillería manifestó que Colombia se abstendría de votar mañana, cuando dicha iniciativa sea expuesta por el líder palestino, Mahmud Abbas, ante el Consejo de Seguridad de la ONU.

"Ha llegado el momento de tener representada a Palestina a pleno título" en las Naciones Unidas, sentenció Dilma Rousseff, presidenta de Brasil, al inaugurar la Asamblea General.

La presidenta coincidió con lo que analistas internacionales llaman "un deseo mundial" . Leonardo Carvajal Hernández, internacionalista y profesor de la Universidad Externado de Colombia, afirma que cerca de 130 de los países que hacen parte de la ONU darían su voto positivo en este sentido.

"Muchos países aluden que tantos años de negociación bilateral directa entre palestinos y judíos han agotado a la comunidad internacional", argumentó el catedrático para explicar el porqué de la multitudinaria respuesta.

E.U. no quiere ser villano
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, resaltó en su intervención los logros de la política exterior de su país, como la intervención en Libia y el apoyo a levantamientos populares que derrocaron a dictadores en Túnez y Egipto.

"Así es como la comunidad internacional debe trabajar", dijo el mandatario ante un público que se puso de pie. Sin embargo, sus declaraciones respecto al conflicto entre los palestinos e Israel, no tuvieron la misma acogida.

El mandatario argumentó que "la paz no vendrá de resoluciones y declaraciones en la ONU", sino de las negociaciones directas entre israelíes y palestinos.

Dicha declaración, sumada al anuncio de vetar la propuesta palestina en el Consejo de Seguridad de la ONU, puso al Gobierno estadounidense en riesgo de ser percibido por los países árabes como un enemigo de la causa palestina. Por eso, la salida más sencilla para ese país es promover el voto negativo de otros países y, de esa manera, evitar recurrir al veto.

Colombia tomó posición del lado de E.U., mientras que Brasil lideró el deseo mayoritario.

Por esa razón, Martha Ardila, experta en asuntos hemisféricos y docente del Externado, asegura que la voz latinoamericana es escuchada hoy con más atención.

"Los papeles de Brasil y Colombia como miembros no permanentes del Consejo de Seguridad son más relevantes, gracias al surgimiento de potencias medias y emergentes en el mundo y el declive de los E.U."