Creí hacer necesario este estudio para acabar de una vez por
todas con las malas interpretaciones con las que muchos que se sujetan a
concilios humanos nos retrucan que nosotros, los cristianos escriturales, por
sólo sujetarnos a Cristo.
Los iglesieros, sujetos a concilios protestantes y católicos, dicen que es
imposible tener la revelación sólo por la Escritura (2 Timoteo 3:16) y por
oración al Padre (Santiago 1:5) porque “no estamos sujetos a un pastor carnal”.
Si así fuera, ¿por qué Pablo dice que por la unción recibida nadie nos enseñe
(1 Juan 2:27)?
Veamos en contexto sabiendo que la Escritura no puede contradecirse:
Según Ezequiel 34, en especial el versículo 10, los pastores serían
reemplazados por uno solo, David (no el David que fue rey de Israel, sino que
es simbólicamente figura de Cristo, así como el Elías que iba a venir no era
Elías sino Juan el bautista). Este pastor reemplazaría para siempre a los
carnales, ya que se habían corrompido, y habían comido las ovejas en lugar de
apacentarlas.
Cristo dijo de sí mismo que Él era el buen pastor, que da la vida por sus
ovejas (Juan 10:11-16). Las ovejas reconocen su voz, y habrá un pastor. Éste es
Cristo mismo.
Ahora bien, esto choca con la interpretación iglesiera de Efesios 4:11, donde
se habla de “cinco ministerios”: esto es falso, puesto que el ministerio en la
actualidad es uno solo, e irrenunciable, que es el de evangelista (2 Timoteo
4:5), o sea, difusor del evangelio. Es irrenunciable porque obviamente, si
dejamos de anunciar el evangelio, ya no somos cristianos, sino del mundo. Este
ministerio es sufrido y de sobriedad.
¿Entonces qué relata Efesios 4:11?
Este pasaje no relata de ningún modo 5 ministerios. Si hablamos de “apóstoles”,
como enseña dicho pasaje, les puedo mostrar: a los doce apóstoles, al apóstol
Pablo, quienes fueron legítimamente establecidos por el señor en el nuevo
testamento o sea en la “Gracia”. Pero si hablamos de “pastores”, no conozco
ninguno que el Señor haya establecido en la “Gracia” y que se pudiera aquí
mismo nombrar como a los apóstoles. El título “pastor” es producto de una mala
interpretación del pasaje Efesios 4:11. También habla de: profetas,
evangelistas y maestros, ¿cuáles son esos profetas, evangelistas y maestros
establecidos por el Señor en la Gracia? Lo que en realidad sucede es que el
hermano Pablo en Efesios 4:11 nos indica en general, los distintos cuerpos de
trabajo que el señor ha establecido tanto en el Antiguo pacto, algunos, como
también los establecidos claramente en el nuevo, a fin de perfeccionar a los
santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo.
Sabemos que en ese pasaje se cita pastor como sinónimo de maestro, o sea, quien
enseña. Es falaz de suyo creer que allí se citen 5 ministerios porque
justamente se citan 4 cuerpos de trabajo, no de la Gracia, sino de la Ley
(pastores, profetas) del lapso de interregno entre la Ley y la Gracia
(apóstoles) y en la Gracia (evangelistas). Además, faltarían en este numerus
clausus los cargos de anciano y diácono, que sí son de la Gracia.
Entonces es evidente que esta numeración no corresponde a “ministerios”. Por
tanto de aquí no se desprende un ministerio de “pastor”.
Hubo personas que cumplieron tareas, en las comunidades cristianas, pero no por
eso eran títulos, eran considerados “obreros”, pero como todo en el
cristianismo, estas tareas conllevaban honor, ningún pago en sí, y estas tareas
se llevaban a cargo de acuerdo a la mejor practicidad de la tarea. La iglesia
siempre tuvo vocación ambulante, no estabilizada como lo es hoy por hoy en la
apostasía: había misioneros que llevaban adelante la prédica en los sitios
donde no se conocía a Cristo. En las comunidades que iban creciendo, se
nombraban ancianos que eran personas ancianas literales que por su capacidad y
experiencia eran las más adecuadas para la toma de decisiones, o sea, la
dirigencia. A su vez tenían ayudantes, o diáconos (servidores).
¿Entonces por qué se insiste con sujetarse a los pastores? ¿Por qué no dicen
los escritos de Pablo que nos sujetemos a los ancianos, lo que sería más
lógico?¿O acaso Pablo contravino la sentencia contra los pastores de Ezequiel
34:10, y formó nuevos pastores en contra de la voluntad de Dios?
Analicemos a fondo el pasaje Hebreos 13:7
“Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad
cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe.”
En su contexto histórico, Pablo escribe a los hebreos que estaban establecidos
en el Israel aún gobernados por los judíos que habían enviado a la muerte a
nuestro Maestro. Es natural que tuvieran personas que les enseñaran la palabra
de Dios, puesto que los judíos no enseñaban sino la Ley, a la manera carnal y
llena de apostasía venida por sus tradiciones. El agua limpia y pura venía por
quienes habían enseñado la verdadera palabra de Dios, los maestros de la
Gracia, los predicadores, misioneros y cristianos. Esos eran “pastores” o
“maestros” pero no de título: eran los que enseñaban la palabra de Dios o sea
las enseñanzas y los mandamientos dados por el Mesías, cosa que no enseñaban en
las sinagogas. Pablo constrasta a estas personas que enseñaban con respecto a
los fariseos, dice que estos maestros hablan la palabra de Dios, lo cual no es
lo que hacían los maestros de la Ley, y deja a los cristianos el deber de
considerar (escudriñar) el resultado de la conducta de ellos, de esta manera
verán que son verdaderos, no como los fariseos, por lo que instruye imitar su
fe.
¿Es aplicable esto a la actualidad? Pues en cierta manera, quien enseña las
Verdades y la palabra de Dios es un “maestro” o sea, alguien que enseña, aunque
no lleve título: si alguien enseña a cocinar se vuelve un maestro de cocina
para la persona que lo escucha, pero no por eso es un profesor de cocina. Es
simple y práctico, es el principio de “fijate qué te enseña, sopesalo con su
conducta y si ves que es verdadero, imitalo”.
Cada vez que enseñamos algo, nos volvemos maestros de quien nos escucha. Pero
también cuando alguien nos enseña algo que no sabíamos esa persona se vuelve
nuestra maestra. En el caso de los hebreos, acuciaba distinguir a los que
enseñaban correctamente de los que enseñaban la Ley, y volver a esclavitud. Es
por eso que esta carta es la única que habla de seguir a los maestros, puesto
que allí era donde estaba el centro de la apostasía de Israel.
Ahora bien, más adelante, más adelante en Hebreos 13:17, Pablo dice:
“Obedeced a vuestros pastores y sujetaos a ellos, porque ellos velan por
vuestras almas, como quienes han de dar cuenta. Permitidles que lo hagan con
alegría y no quejándose, porque eso no sería provechoso para vosotros.”
Nuevamente, y debido a la apostasía reinante en la actualidad, se ha tomado
este pasaje para sujetar a los cristianos a pastores carnales y negando que el
único pastor sea Cristo mismo. Pero tal no es así:
El pasaje dice claramente a los hebreos, nuevamente, que no se aten a los
maestros de la Ley judíos, sino a los cristianos, ya que ellos velaban por las
almas, ya que la palabra de Dios que enseñaban es viva y eficaz y conduce a
vida eterna, que salva el alma, no la Ley (ver prosopopeya del rico y Lázaro).
A su vez, estos maestros deberían responder por esas almas, claramente, ya que
si enseñaban anatema ya tenían condena. Y esa guía de estos maestros debía ser
relajada una vez probada su veracidad, ya que no es de provecho hacer las cosas
por obligación.
Si ustedes se fijan, hoy por hoy los “pastores” de título, más que preocuparse
de las almas, se preocupan de juntar la mayor cantidad de acólitos posibles, y
de esta manera no poseen un “pastor” que los pastoree a ellos: de esta manera
no responden a nadie y tienen completa impunidad. Ellos dicen siempre que
Cristo es su príncipe, pues es Pastor de pastores. Pero Cristo también es Rey
de reyes y Señor de señores, y no por eso están establecidos en la tierra
“reyes” y “señores” cristianos menores por debajo de Cristo.
La enseñanza es la siguiente: sujetate a quien te enseña, en el punto que te
enseña, escudriñá si es veraz, y si lo es, imitalo, puesto que así cuidarás tu
alma. Es un principio de humildad, o sea, parte de santidad.
Los cristianos, si deberíamos atarnos a un pastor de carne, en lugar de llegar
a Dios por fe, o por que sea nuestro intermediario Cristo, tendríamos una
comunicación con Dios que sería nosotros – pastor – Cristo – Padre, lo cual no
es bíblico ni lógico, y la salvación dependería de una persona carnal, cosa que
no es aconsejable a nadie, ya que el hombre prevenido se sujeta sólo a Dios,
mediante Cristo.
Sería una locura que Dios mismo elimine a los pastores, prometa que los
reemplazaría por uno solo, los reestablezca luego y que a su vez los creyentes
se condenaran por obedecer un supuesto mandato de sujetarse a carne y sangre
que no era la persona adecuada. De esta manera la salvación vendría por azar:
si me tocó un mal pastor, me condeno, si me tocó un buen pastor, soy salvo.
A su vez todos somos real sacerdocio (1 Pedro 2:9)… ¿qué sentido tienen los
pastores si el sacerdocio es de todos los creyentes? Los sacerdotes son
innecesarios en un sistema donde todos los creyentes son sacerdotes. Un pastor,
mal que les pese a los protestantes, es un sacerdote, es un cargo eclesiástico
no sujeto a la autoridad de la iglesia católica, pero sacerdote al fin.
Creo haber sido explícito. Espero que este estudio sea de provecho a quien lo
lea, y que se sujeten a nuestro único pastor: el Mesías Yashúa, el Hijo de YHAWEH,
nuestro amado Padre Celestial.
AMEN: GRACIA Y PAZ.