El Sol, como fuente de Iluminación Espiritual

Los Mayas concibieron la unión con el SOL como la unión místico con la fuente que “da vida”. Aprendieron a absorber los átomos lumínicos que proceden de la fuente esencial del Gran Disco Solar y así activaron sus propios campos de luz, los fortalecieron y los expandieron; de tal manera que la vinculación con el sol represento desarrollar las cualidades del espíritu encarnado aquí en la Tierra.








El Supremo Jerarca Solar KINICH AHAU, líder social y espiritual de su pueblo, encarnó las cualidades prístinas de la esencia espiritual del sol. Hizo pulsar dentro de sí mismo la frecuencia poderosa del sol y así invistió las facultades de extraordinario poder, pureza y sabiduría del mismo Sol. Este sabio Maestro sigue vivo en las elevadas dimensiones de la Existencia y desde ahí comparte su ilimitada sabiduría para activar las conciencias en estos tiempos y producir el cambio existencial en la vida del Ser Humano a la vez que generar una nueva vibración para todo el planeta Tierra.

Entrar en el campo luminoso del Maestro Solar es permitir que el néctar radiante de la sabiduría de los Mayas Cósmicos se reinstaure dentro de uno mismo, despertando con ello los códigos de luz que llevamos dentro.

Kinich Ahau activa la llama DORADA DE LA LUZ ETERNA, pues es este rayo dorado el que guarda el arquetipo divino de la esencia Crística que todos llevamos dentro. La emanación dorada entra por nuestra coronilla y nos inunda con la sensación de que “somos uno con toda la Creación” y detona en nuestro interior la sublime sensación de ser seres sin tiempo, seres de eternidad, gozando de infinita sabiduría y envueltos en un Supremo Amor.

El Jerarca Solar nos enseña el Arte de la Respiración a través del Aliento Divino como el instrumento poderoso que libera los conceptos de limitación y nos hace percibir fehacientemente la intima comunión que tenemos con la Esencia Creadora. La respiración es a través de la boca, relajando el maxilar, absorbiendo dulce y suavemente el Aliento Divino de Dios, llenando la caja torácica a su máxima capacidad, como seres creativos pondremos la atención en sentir la grandeza de la Presencia Divina que en ese momento comparte sus dones infinitos con nosotros; después suelta el aliento de una manera suave y relajada, experimentando que compartes esa fuerza espiritual que recibes de lo Alto con todo tu entorno, con todo lo que se manifiesta en esta dimensión. Así, la respiración con el Aliento Divino nos permite llenarnos con el espíritu divino en la absorción profunda y a la vez que nos confiere una gran carga de fuerza lumínica que podemos compartir con toda la Creación.


Con esta respiración los Mayas encontraron el regreso a la conciencia pura, a la energía primordial que corresponde al 13va. Dimensión del Universo donde todo tiene su excelso origen. Cuando activamos la respiración con el aliento divino abrimos las ventanas para que fluya a través de nosotros corrientes vivificadoras, transformadoras, lumínicas y absolutamente sanadoras. La utilización sistemática de esta respiración de profundos suspiros con la boca entreabierta en los momentos especiales de comunión espiritual, de meditación, concentración , reflexión, contemplación, etc. te llevar a comprensiones cada vez más elevadas con respecto a la naturaleza de ti mismo, de tu entorno y del vinculo intimo que guardas con Dios y la Creación.




Mantén despierta tu atención de percibir al SOL como una suprema fuente de vida energética-espiritual, percibiendo y sintiendo que emana de él poderosos rayos dorados que ínter penetra cada célula de tu cuerpo, la totalidad de tus pensamientos y sentimientos reconstituyéndolos en el patrón integro y perfecto que te corresponde como Hijo del Sol. Camina jubiloso sobre la Tierra sabiendo que eres constantemente bendecido por la Suprema Presencia del Padre Solar que coloca en tu vida las experiencias sabias, justas y amorosas que corresponde a su amado hijo.