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Mancias: EL SIGNIFICADO ESPIRITUAL DE LA LUNA NUEVA
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De: ☼TäRA☼  (Mensaje original) Enviado: 17/02/2011 18:06

EL SIGNIFICADO ESPIRITUAL DE LA LUNA NUEVA

Corinne Heline

  

 

Las primeras enseñanzas de Templo se entregaron casi con los albores

de la civilización. Ninguna se ha perdido, sino que han pasado a través

de las eras al cuidado de las Escuelas de Misterio, y aún están

disponibles para “los pocos” que estén listos para recibirlas. Muchos de

los hermosos y simbólicos ceremoniales pertenecientes a los antiguos

Templos de Misterio han sido incorporados a las diversas religiones del

mundo. Quizás los dos más importantes de estos ceremoniales, que

fueron tomados de la antigua iglesia Cristiana, son la ceremonia del

Bautismo y el rito de la Fiesta del Amor Místico que en la terminología

eclesiástica se le llama la Eucaristía o la Santa Comunión.

Estos dos ceremoniales, como observado en los antiguos Templos de

Misterio, generalmente eran conmemorados en las noches de Luna

Nueva y Llena. A los neófitos del Templo se les enseñaba que éstos son

los puntos altamente espirituales de cada mes, porque en las noches de

Luna Nueva y Llena hay una gran liberación de energía espiritual, tanto

sobre como dentro de todo el planeta Tierra.

Es significante que en varios libros del Antiguo Testamento el lector sea

advertido de no tomar parte en los festivales de Luna, y ellos son el

objeto de muchos vehementes sermones por varios profetas. La razón

para esto es que los ceremoniales religiosos pertenecientes a la Era

Taurina, mientras son puros y bellos en sus conceptos originales, en los

tiempos del Antiguo Testamento habían degenerado en hechicería y

sensualismo de la más degradante clase. Las asambleas de Luna Nueva

se habían convertido en obscuros y siniestros cónclaves, bajo el escudo

de los dioses y diosas de la brujería, a la vez que las fiestas de Luna

Llena eran días de licenciosa parranda, descritos en el Antiguo

Testamento como el culto del becerro dorado. Aparte de estos

degenerativos festivales, sin embargo, hubo verdaderos Misterios de

Luna celebrados dentro de los íntimos santuarios del Templo, que

siempre han sido de un tipo del más elevado y sagrado orden celestial.

Para el aspirante en el Templo de Misterio, la Luna Nueva es una época

de nuevos comienzos. Es una época de consagración y dedicación a los

más exaltados ideales a los que él aspira. Al final de cada mes lunar, por

lo tanto, él cuidadosamente examina en retrospección todas las tareas

del mes que recién termina, y observa en que ha fallado para cumplir

aquellos ideales y trata de descubrir la razón para esos fracasos.

  

Uno de los más célebres de los videntes modernos ha dicho que la única

falta real que cualquiera puede tener es dejar de intentar; y así el

discípulo del Templo de Misterio tiene la oportunidad de revisar sus

fallas. Lamentables como puedan ser, él sabe que no son irreparables,

porque no ha dejado de tratar.

Poco después del festival de Luna Nueva cada mes, el discípulo es

instruido para dedicarse a algún individuo o algún movimiento que

contribuirá, aunque en una pequeña escala, al progreso de la

humanidad y al mejoramiento del mundo. Esto se hace para probar su

entera e ilimitada abnegación, en armonía con el hermoso mantram

Rosacruz: “El servicio amoroso, que incite al propio olvido es el camino

más corto, más seguro y más certero para llegar a Dios”.

En las enseñanzas del Templo, la ceremonia bautismal era observada

generalmente en las noches de Luna Nueva, y la Fiesta del Amor Místico,

o Eucaristía, en las noches de Luna Llena.

Hoy en día, contamos con un servicio bautismal arreglado para

armonizar con la ley esotérica. No obstante de ser simple en la forma, es

rico en substancia espiritual, y poderosamente invoca el derrame

cósmico.

En este ceremonial se usan los Cuatro Elementos, y cada uno está

dedicado al servicio del aspirante. Estos son: Sal, Aceite, Agua y Fuego

(Luz). Se usa también el signo de la Cruz, como en la iglesia. La Cruz es

un símbolo perteneciente a la más antigua enseñanza de Templo, y la

señal de, o con, la Cruz es un acto litúrgico de “Magia” espiritual que

sella la unidad del hombre con el Cosmos. Es un símbolo cósmico en

acción. Implora las bendiciones de Cáncer, la Jerarquía en el Norte; de

Capricornio, la Jerarquía en el Sur; de Leo, la Jerarquía en el Este; y de

Acuario, la Jerarquía en el Oeste. Cáncer representa el Elemento de

Agua, de Capricornio de Tierra, Leo de Fuego y Acuario de Aire.

Una bendición es pedida de los cuatro grandes Seres quienes operan a

través de los Cuatro Elementos Cósmicos que son tan importantes en el

trabajo evolucionario de nuestro planeta Tierra y los seres que residen

en él.

En la bendición de los Cuatro Elementos, el signo de la Cruz es hecho

primero sobre el corazón y luego sobre la frente, el corazón es el centro

de amor del cuerpo y la cabeza el centro de la mente. La cruz de la

enseñanza de Templo siempre ha sido la unificación de las fuerzas de la

mente y del corazón. La Biblia nos dice que debemos aprender a pensar

con el corazón y a amar con la mente. Cuando estas dos fuerzas son

establecidas en equilibrio dentro del ser humano, él “Nace” como

Iniciado. La unión de las dos fuerzas cósmicas la Biblia la describe

simbólicamente como una Fiesta de Matrimonio Místico. Es con una

Fiesta de Matrimonio Místico que empieza el Evangelio de Juan. San Juan

fue el más avanzado de los discípulos de Cristo y así en su Evangelio el

que contiene las más elevadas enseñanzas de Templo alguna vez

entregadas al mundo.

Uno por uno los Cuatro Elementos Sagrados son bendecidos para el

servicio del aspirante. Primero, el Elemento de la Sal, simbólico de la

pureza; la pureza del alimento que sustenta y nutre al cuerpo físico; la

pureza del amor que despierta al corazón; la pureza del pensamiento

que ilumina la mente; la pureza de la acción que embellece la vida.

Aquel que ejecuta el rito bautismal coloca sus manos sobre la Sal en

bendición, y entonces hace el signo de la Cruz sobre el corazón del

aspirante, diciendo: “Cristo enseña que sólo los puros de corazón verán

a Dios”. Luego hace el signo de la Cruz en la frente, con las palabras:

“Cuando se logra la pureza dentro de la conciencia del hombre, se le

conoce como el gran poder espiritual. Del siervo de Dios se dice que su

fuerza es como la fuerza de diez, cuyo corazón es puro”.

Después las manos son colocadas en bendición sobre el Aceite que es

símbolo de armonía, unidad, cooperación; de curación, camaradería,

hermandad. Otra vez el signo de la Cruz es hecho sobre el corazón, con

las palabras: “Si caminamos en la Luz como Él está en la Luz nos

haremos mutua compañía”. Y se vuelve a hacer el signo de la Cruz sobre

la frente, con las palabras: “Que la aspiración de vuestro pensamiento

os lleve siempre a armonioso logro con el ideal de la Paternidad de Dios

y la Hermandad del Hombre”.

Luego se ponen las manos en bendición sobre el Agua, pues el Agua es

el símbolo de la fe; y la fe tiene su centro en el corazón. Se hace el signo

de la Cruz sobre el corazón, y las palabras pronunciadas: “Que la

hermosa fe de un niño viva siempre y florezca en vuestro corazón”. En

seguida se hace el signo de la Cruz sobre la frente, con las palabras:

“Cristo dijo “Si tu fe es como un grano de mostaza, todo lo que pidas te

será concedido”.

Después las manos son colocadas en bendición encima de la vela

encendida. San Juan dio una perfecta descripción de la Luz cuando dijo:

“Dios es Luz”, y agregó que “Dios es Amor”. Se hace otra vez el signo de

la Cruz sobre el corazón, con la súplica: “Que esta Luz-Amor celestial

siempre brille en vuestro corazón e ilumine vuestra vida y la vida de

todos aquellos que conoces”. Y nuevamente se hace el signo de la Cruz

sobre la frente, y las palabras de San Pablo son pronunciadas: “Que la

mente esté en ti así como también estuvo en Cristo Jesús”.

Ahora se ponen las manos en el agua; una vez más es bendecida y

algunas gotas colocadas sobre la cabeza del aspirante al concluir la

bendición: “Que siempre camines en la Luz como Él está en la Luz, y que

siempre vivas, te muevas y lleves tu existencia en Él. Amén”.

La ceremonia del Bautismo ocupaba un lugar muy prominente en la vida

de la antigua comunidad Cristiana. Era observada en muchas

estaciones, quizás la más importante de ellas era la Santa noche del

sábado justo precediendo al amanecer de Pascua. Era esa época cuando

los recién bautizados se hallaban esperando para tomar parte en esa

gloriosa procesión de Pascua que ocurre en los elevados reinos

espirituales, y que es conducida por nuestro bendito Señor el Cristo. 

 



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