n Occidente se comienza a poner de moda un cierto gusto por todo lo exótico y oriental durante el siglo siguiente, llegando a su auge con la conquista de Egipto por parte de Napoleón.
Efectivamente, el periodo comprendido entre la campaña de Egipto de Napoleón Bonaparte (1798-1801) y la estancia de Henri Matisse en el Magreb (1906), es considerado la edad de oro de la pintura orientalista. El culmen de una fascinación demostrada a lo largo de la historia del arte de la Edad Moderna, cuyo efecto entusiasta en los artistas de todo continente se debe, en buena medida, a la expansión colonial de las naciones europeas hacia África.
Muchos pintores, escritores y poetas de la época, comienzan su particular peregrinación a oriente en busca de todo lo exótico que emanaba de esas tierras, dando lugar al período conocido como de "Los Orientalistas"
Artistas como Lord Byron, Víctor Hugo, Delacroix, Thèodore Chassèriau, Mariano Fortuny, John Singer Sargent, Jean Leon Gèrome, Francesco Ballesio, Paul Louis Bouchard y Otto Pilny entre otros, plasmaron en sus obras su personal visión (a veces un tanto distorsionada) de la cultura árabe y cómo no, de las mujeres y sus danzas que tanto les llamaron la atención.
En la época de los Orientalistas (siglo XVIII Y XIX) hubo un resurgimiento para todo lo que tuviera aroma oriental.
Después de varios siglos de oscurantismo y silencio, pintores, escritores, periodistas y poetas llenaron sus pinturas y sus relatos de sensuales mujeres orientales, de harenes y de esclavas.