Probablemente tú ya tengas una idea de cuáles son las cosas que te gustan hacer. Ahora, lo más importante es que se lo digas a tu compañera(o) y que ella o él te diga a ti lo que le gusta.
Escoge el mejor momento. Respira profundamente antes de empezar (ya que empezar es probablemente lo más difícil) y, simplemente, habla.
Tal vez al hablar te calientes, te sientas más cómoda(o) y puedas pasar un buen rato sin importar lo que hagas.
No importa lo que hayas hecho o decidido antes, tú siempre tienes el derecho a cambiar de opinión. Nadie puede obligarte a hacer algo que tú no quieras. Siempre tienes el derecho de decir que no y hacer que tu pareja te deje tranquila(o).
No importa lo que tú y tu pareja hayan acordado hacer sexualmente, pero siempre asegúrate de protegerte. Existen muchas cosas que puedes hacer sin la ayuda del látex. Pero para otras cosas necesitas condones, o plástico de envolver, o guantes, o tal vez todas esas cosas (Lee la sección titulada El Sexo Seguro en esta guía). No conviene que te imagines que tu pareja sabe tanto como tú acerca del sexo seguro. Por eso siempre es mejor que hablen claramente de sexo.
Un chico que conocemos tiene una regla personal en cuanto al sexo: Se asegura de hablar del asunto y de sacar el condón antes de bajarse los pantalones. Otra amiga nuestra inventa fantasías sexuales en los que se practica el sexo seguro y se las cuenta a sus parejas.
El asunto es, ¡habla de sexo! Comunícale a tu pareja lo que sabes, y también a tus amigas y amigos, inclusive a tus padres y a tus maestros, si es que puedes.