Causas de la epilepsia 3a. Parte
1. Causa desconocida (epilepsia idiopática). En muchos casos, no puede encontrarse ninguna causa para los ataques epilépticos. Las descargas anormales de la actividad eléctrica del cerebro suelen suceder de imprevisto y no está claro por qué aparecen o por qué continúan sucediendo. Los factores genéticos pueden estar implicados en algunos casos. Las personas con epilepsia idiopática no suelen tener ninguna otra afección neurológica y la medicación para controlar los ataques suele funcionar bien.
2. La epilepsia sintomática. En algunos casos, una enfermedad cerebral subyacente o alguna lesión cerebral provoca la epilepsia. Algunas enfermedades están presentes desde el nacimiento, mientras que otras se desarrollan más adelante. Entre las causas de la epilepsia sintomática se encuentran las siguientes: una cicatriz en alguna parte del cerebro, una lesión en la cabeza, un infarto cerebral, parálisis cerebral, algunos síndromes genéticos, tumores cerebrales, infecciones pasadas del cerebro, como meningitis, encefalitis, etc. Estas afecciones puede "irritar" las neuronas circundantes y desencadenar el ataque.
Algunas afecciones subyacentes pueden no provocar ningún otro problema aparte de las convulsiones. Actualmente, con las exploraciones y pruebas más avanzadas existentes, puede encontrarse una causa en algunos casos que eran considerados previamente idiopáticos. Por ejemplo, una pequeña zona de tejido cicatrizal en el cerebro, o una pequeña anomalía de algunos vasos sanguíneos cerebrales pueden detectarse en la actualidad con la tecnología moderna, que es más sofisticada que en el pasado.
¿Qué desencadena una convulsión?
A menudo no existe una razón evidente por la que ocurre un ataque en un momento determinado. Sin embargo, algunas personas con epilepsia afirman que ciertos desencadenantes aumentan la probabilidad de que se produzca un ataque. Entre ellos se encuentran los siguientes:
Estrés o ansiedad.
Algunos fármacos, como antidepresivos o medicación antipsicótica.
Falta de sueño o cansancio.
Comidas irregulares que pueden tener como consecuencia la disminución del nivel de glucosa (azúcar) en sangre.
Luces parpadeantes, como las de videojuegos o discotecas.
Periodos menstruales.
Enfermedades que cursan con fiebre, como gripe u otras infecciones.
Medicación.
La epilepsia no puede curarse con medicación, aunque los fármacos puede prevenir las crisis. Funcionan estabilizando la actividad eléctrica del cerebro y es necesario tomar la medicación cada día. Las convulsiones se controlan bien en aproximadamente 4 de cada 5 casos. El tipo de fármaco que se utiliza depende de factores como: tipo de epilepsia, edad, otros medicamentos que estés tomando, efectos secundarios, embarazo, etc.
Suele comenzarse con una dosis baja que se va aumentando hasta que sea capaz de controlar eficazmente los ataques. Puede ser difícil determinar el momento en que es necesario usar medicación. Suele empezar a utilizarse tras un segundo ataque que ocurre dentro de los doce meses posteriores al primer ataque, dado que si sucede un segundo ataque unos meses después del primero es probable que se produzcan más. No obstante la decisión de utilizar medicación has de estudiarla cuidadosamente con tu médico, analizando todas las ventajas y desventajas.
Diagnóstico
Es a veces difícil para un médico confirmar que has tenido convulsiones. Por eso es muy importante describir con precisión lo que sucedió. Es preferible que lo describa tanto la persona afectada como un testigo presencial. La descripción puede ser la típica, aunque a veces es difícil que el médico confirme el diagnóstico de forma definitiva. Las exploraciones del cerebro, electroencefalogramas, y análisis de sangre pueden servir de ayuda.
La exploración cerebral mediante escáner de la cabeza (TAC) o resonancia magnética nuclear puede mostrar la estructura de diferentes áreas del cerebro. No siempre es necesaria.
EEG (Electroencefalograma). Esta prueba registra la actividad eléctrica del cerebro mediante electrodos situados en el cuero cabelludo. La máquina de EEG amplifica los mensajes eléctricos emitidos por el cerebro y registra su patrón en papel u ordenador. Algunos tipos de convulsiones producen patrones típicos de EEG. Sin embargo, un EEG normal no descarta la epilepsia, y no todas las anormalidades de EEG se relacionan con la epilepsia.
Los análisis de sangre y otras pruebas pueden utilizarse para comprobar el estado de salud general y para buscar otras causas posibles del ataque.
No obstante, es posible tener epilepsia a pesar de obtener resultados normales en las pruebas. Por otra parte, el hecho de encontrar una anormalidad en una exploración del cerebro, no prueba que sea la causa de las convulsiones. Sin embargo, las pruebas pueden ayudar a decidir a si lo sucedido fue una convulsión o algo diferente provocado por otros motivos. No es habitual que se establezca un diagnóstico de epilepsia tras una crisis convulsiva, pues la definición de epilepsia implica ataques recurrentes.