AVERIGUAR QUIEN ES EL RAYO GEMELO
Si el estudiante insiste en averiguar quién es
su Rayo Gemelo en vez de completar su propio Decreto para hacer su Ascensión,
entonces no estará sirviendo a la luz que es su Magna Presencia YO SOY, pues no
estará poniéndola de primero. De allí que estará desobedeciendo la mismísima
Primera Ley de Vida que ha hecho para sí, y la cual gobierna por todo el
infinito.
Cuando un individuo busca su Rayo
Gemelo, el sentimiento que lo está impulsando no es otro que el de la
conciencia física o externa. Para nada importa que sea sólo para compañía o por
el deseo que el individuo pueda tener. Es conciencia de cuerpo físico, y
quienquiera que busque encontrar la felicidad permanente allí, en algún momento
experimentará la desilusión, porque se trata de algo temporal.
Por tanto, tiene que tener principio y fin. Lo
que se ciñe a la obediencia a la Ley de Vida es Perfección, por con siguiente
se trata de la felicidad permanente. La Fuente de la Felicidad Permanente es la
“Magna Presencia YO SOY”, y cuando el individuo hace su Ascensión, no sólo
alcanza la felicidad permanente, sino que se auto-libera de toda limitación e
inarmonía.
Puede entonces dar asistencia
ilimitada del tipo que sea, a todos y todo lo que contacte. Se convierte en
todo lo que la palabra “Maestro” entraña. Se convierte en Señor de Vida,
victorioso sobre todo lo de este mundo.
Llegamos ahora a las condiciones que
constituyen los escollos de la felicidad para miles de personas. Todo el mundo
anhela la felicidad, y considera que tiene derecho a tenerla, lo cual es
cierto; pero la Felicidad Permanente no viene de la actividad externa de Vida.
¡Nunca vino y nunca vendrá! Sólo viene de la “Magna Presencia YO SOY”, porque
es la Fuente de toda Vida, por tanto, de toda Felicidad.
No hace la más mínima pizca de
diferencia cuán armonioso y feliz puedas estar con tu Rayo Gemelo, si te lo encontraras
en la vida física. Si el uno o el otro, estuviera casado con otra persona y
hubieran, así, contraído obligaciones, no vayan a pensar ni por un momento que
ustedes pueden empujar esas obligaciones fuera del camino y causar infelicidad
a otros, sólo porque se te aparece tu Rayo Gemelo.
Tienes que cumplir con el servicio
que voluntariamente asumiste. Por favor, recuerden, Mis Benditos de la Luz, que
nadie en este Universo sabe quién es su Rayo Gemelo, salvo la “Magna Presencia
YO SOY” y los Maestros Ascendidos.
No hay ser no-ascendido que pueda
decirte quién es tu rayo gemelo. De manera que no permitas que ningún ser humano, tú
mismo o alguna otra persona, jamás te haga creer que tal o cual persona es tu
Rayo Gemelo.
De ser necesario que lo sepas, Saint
Germain o Jesús, te darán la prueba inequívoca de ello. Te encontrarás con tu
Rayo Gemelo y conocerás toda la Verdad, aun así, esa persona nunca deberá
anteponerse a tu “Magna Presencia YO SOY” ni a la Victoria de tu Ascensión.
En tanto que los seres humanos
mantengan su atención sobre las sensaciones corporales y las ansíen, por más
que se trate meramente de un compañerismo mental, en esa misma medida
permanecerán sometidos a la esclavitud del miedo, de la duda, de la carencia,
del sufrimiento y de las tragedias de toda descripción.
Todo aquel que desee liberarse de
esos canales de sufrimiento, elevará la mirada a su “Magna Presencia YO SOY” e,
invocándola a la acción para que asuma el mando y control total de las
actividades, le dé obediencia. Esto le permitirá a la Presencia expandir la
plena Maestría y Perfección a través de la personalidad humana y, así, el
individuo alcanzará la Ascensión.
La Fuente de la propia Vida de cada
quien tiene que ser antepuesta a la gratificación de los deseos del cuerpo, si
es que alguna vez habrán de ser liberados permanentemente del sufrimiento.
La condición es la misma que si un
individuo construyera, terminara y amoblara un bello hogar para un ser querido.
Si la persona que ocupara la casa se absorbiera tanto en el cuidado y adoración
de la misma, al grado que olvidara dar reconocimiento alguno al Dador y
Suplidor del hogar, el Dador ciertamente se retiraría y todo colapsaría en
ruinas.
Así es y así ha sido a lo largo de
las centurias con toda la humanidad. Los seres humanos de tal manera se han
ocupado de las sensaciones del cuerpo físico y sus exigencias, que han olvidado
por completo su Fuente, el propósito y el objetivo de la Vida. Han olvidado lo
que ellos mismos han decretado para esta vida física. Por consiguiente, todas
las experiencias discordantes no son más que nalgadas constantes para despertar
la conciencia intelectual humana a obedecer al corazón para realizar el Plan de
Vida, el cual todo aquel que encarna en este mundo ha escogido realizar.
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