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Respuesta  Mensaje 1 de 72 en el tema 
De: MaryChain  (Mensaje original) Enviado: 05/12/2011 20:34
Nanajuuichi-Chiku. Había caminado y caminado, tan profundamente hundido en sus pensamientos, en sus no-recuerdos, en su imaginación, indagando por posibles respuestas (seguramente todas erradas), que había doblado por calles cualquiera, cruzado puentes cualquiera, dado pasos cualquiera... Había llegado sin darse cuenta a una hermosa tienda de antiguedades, cuya puerta estaba decorada con enredaderas de plantas, florecidas en algunos lugares. Se acercó precavido a la vitrina, notando adentro hermosas lámparas y muñecas que podría añadir a su colección. Muñecas en silencio, que seguro gritaban en su interior dolorosamente, abandonadas ahí, en esa oscuridad, rodeadas de personas, personas que eran objetos, y que lloraba... Una hermosa muñeca rubia que lloraba y gritaba desconsolada porque su dueño se fue. Golpeó ligeramente su cabeza con el vitral, intentando calmar el hilo de pensamientos, intentando calmarse... Pero no podía. Dispuesto una vez más a avanzar y sintiendose solo -sólo sintiendo, quizás estaba demasiado distraido-, bajó la manilla de la puerta, pero estaba cerrado. Una lástima, ciertamente. Media vuelta y- la puerta se abre muy sutilmente, invitandole a entrar. Sin dudar retrocede uno, dos pasos, y entra con cuidado, cerrando la puerta a su espalda.
Estaba oscuro, si, pero una lámpara al final se encendió, indicando una puerta. Por qué ya no estaba la muñeca...? Extrañamente atraido, siguió, abriendo la nueva puerta, que daba a un pequeño patio. Había una mesa al medio y varias sillas dejadas descuidadamente por todo el lugar. Los rayos de luna apenas llegaban a ,su piel, pues habían muchas ramas de un gran árbol cubriendo todo el lugar. Si, era un buen sitio para descansar y pensar. Al dar un paso, sintió como algo pequeño se fragmentaba bajo sus pies. Se inclinó, y tomó a la muñeca de porcelana entre sus dedos: su rostro estaba fragmentado y sus largos cabellos rubios brillaban extrañamente a pesar de la oscuridad, como si estuviera viva... Sus parpados cubrian sus ojos; con un gesto delicado la tomó entre sus manos, dejando el bastón a un lado de la silla antes de sentarse con los codos en la mesa, nuevas luces encendiendose, luces qu estaban como enredaderas en las ramas de los árboles, sutiles, casi podría pensar que eran luciernagas. 'Quién te abandonó, pequeña? Esperaste mucho..?', le susuró, acomodando sus cabellos con tranquilidad y apenas rozando su dedo por la mejilla de ella... Dos trocitos de porcelana cayeron, abriendo un agujero. Suspiro pesadamente, estrellando la muñeca contra su pecho, su cabeza enterrada en la mesa. Si, definitivamente, ella estaba llorando, y había sido su culpa...

Aquí está el privado, espero le guste *A*! y si, Remiel parece loco hablandole a una muñeca uvu xD


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Respuesta  Mensaje 58 de 72 en el tema 
De: Shounen Kait Enviado: 29/07/2012 16:39
La pierna que lo trajo de repente más al cuerpo ajeno, las manos que le sacaban la ropa. Todo era explícito, certero, violento, magnético. Divertido, era divertido, muy divertido así. Esta suavidad, en el piso… pensó, desbordando poco a poco todo esto que sentimos. La camisa de Yeremi al suelo, la boca del demonio deslizándose suavemente en esos besos. Una de sus manos se deslizó desde sus muslos hasta su nalga, tocándolo sin vergüenza alguna. Con total libertad, tanta como si estuviera acariciando algo que ya era suyo. Que había sido suyo siempre. Ansioso, se le notaba en los besos, aunque en el tacto permaneciera su calma. Su escasa calma. Soltó sus labios exhalando al momento de separarse, relamiéndose la boca al sentir el sabor de Remiel tan intensamente, su olor… su sola presencia le provocaba.

Aun sosteniendo sus caderas, apretándolo con saña, la oscuridad no le permitía ver… pero su lengua se permitiría tocar con absoluta libertad, inclinándose hasta el pecho del rubio menor y mordiendo su ropa… tironeándola. Queriéndosela sacar con los dientes. Mordiendo un extremo de su moño en el cuello, estirándolo hasta desarmarlo lentamente y dejarlo caer. Arrimando su boca en aquel espacio entre su cuello y el pecho que había dejado al descubierto esa hermosa piel blanca que en medio de la oscuridad parecía tener luz propia, brillo propio. Comenzando a besar ese pecho, con ganas… lamiéndolo, desarmando su ropa al paso de sus besos. Todo con la boca. Mordía la tela para apartarla, lamía la piel que encontraba y besaba todo a su alrededor, dejando marcas como si señalara que todo eso era suyo. Hasta encontrar una de sus tetillas, atrapándola entre sus labios, tratando de contenerse en la desesperación de comérselo. Chupándolo y lamiendo esa parte como si quisiera enloquecerlo. Sus caderas continuaban ese vaivén, la oscuridad intensificaba cada acción, y esa boca, junto con esa lengua, no podía dejar tranquila esa parte de su pecho que estaba tomando color ante las atenciones del demonio.

Respuesta  Mensaje 59 de 72 en el tema 
De: MaryChain Enviado: 30/07/2012 22:29
Por qué cada vez que Yeremi lo tocaba, lo besaba, lo acariciaba, su cuerpo respondía de la forma más certera y cómoda para el demonio? No podía explicarselo, mientras su lengua jugueteaba con la del demonio en forma ansiosa y casi desesperada, un jadeo pesado escapando de sus labios cuando Yeremi soltó sus labios para respirar, observandole fijamente los pomulos en aquella oscuridad a la que ya se había acostumbrado, un nuevo relampago iluminando la habitación y permitiendole ver ligeramente sus pupilas por leves segundos, sus manos rodeando con fuerza sus brazos, sin poder calmar la respiración. Tembló ligeramente asustado, la lluvia cayendo con más violencia, olvidando por completo el frío que hace algunos minutos lo tenía entumido. Las manos de Yeremi, en cambio, apretaban fuertemente sus caderas, sin disminuir en nada el firme movimiento contra sus caderas, el que lo estaba desquiciando hace un buen rato ya. La lengua de Yeremi parecía ser sus nuevos ojos y sus nuevas manos, desabrochando-rompiendo su camisa, desatando el moño y atacando su cuello, sus brazos rodeando la cabeza del rubio gustosamente, recibiendolo en aquel lugar y el resto de su pecho, el que lamia y mordía con gusto, sin poder evitar los suaves gemidos que caían por su boca, una de sus manos aún en el cabello del rubio y la otra en una de las caderas del demonio, como si con eso buscara acercarlo más a su cuerpo. Apenas se sentía consciente de lo que hacía, pero lo estaba disfrutando; y cuando pensaba que no podía tener más atenciones en su pecho, Yeremi comenzó a atacar una de sus tetillas, provocando que arqueara ligeramente la espalda, su cuerpo removiendose bajo el demonio. Quería más de Yeremi... quería...
Bruscamente le tomó de los hombros y lo apartó de su cuerpo, respirando agitado, observandolo fijamente. Tragó saliva de forma notoria mientras intentaba calmar su respiración, sus manos cayendo suavemente a los lados del demonio; de seguro estaba horriblemente sonrojado. Se arregló un poco los cabellos mientras se incorporaba y se sentaba, sus labios bajo el mentón de Yeremi, el que lamió suavemente una vez. Antes de que el demonio pudiera interpretar su accion de forma equívoca, tomó con su delicadeza usual una de sus fruesas manos, llevandola hasta su desarmada y lamida camisa, para luego alzar la cabeza y observarlo fijamente, invitandole a acabar lo que habia comenzado. Yeremi siempre había sido tan brutal que por un segundo se había dejado llevar por él, olvidando, de cierta forma, el gusto por las cosas que van con calma. Lo tomó de los hombros para que su cabeza quedara a la altura suya, acercando sus labios lentamente a los de Yeremi, respirando nerviosamente sobre ellos antes de colarse delicadamente entre ellos, sus manos bajando con lentitud, de sus anchos hombros por el torso del mayor;  por un segundo se detuvieron en sus caderas, las manos temblando, dudoso de lo que haría, antes de rodear las caderas hasta bajo su ombligo, tocandolo por sobre el pantalon suavemente y apartandose con prisa, igual que sus labios, avergonzado. Yeremi podría estar acostumbrado a ello, pero esperaba comprendiera que aún aquellas confianzas con él le avergonzaban de sobremanera. Respiró nervioso, observandolo fijamente aunque Yeremi no podría escuchar más que su respiración nerviosa, no notaría su rostro avergonzado ni la timidez que le provocaba ser tan torpe... Y así, con la respiración ligeramente entrecortada, volvió a colarse con suavidad entre sus labios, besandolo con un poco más de profundidad antes de volver a rozar sus dedos, su mano, sobre su pantalon, su rodilla rozando suavemente el costado de Yeremi antes de que su pierna lo rodeara por completo, con timidez; su torso y todo el aproximandose más al demonio, su mano libre sujetando nerviosamente los cabellos rubios del demonio, besando con gusto sus labios.

oost largo es largo, lo siento, me inspiré akjsdashkdasd

Respuesta  Mensaje 60 de 72 en el tema 
De: Shounen Kait Enviado: 01/08/2012 03:45
Él no podía cambiar su loca forma de ser.
Le encendía, el chico frente a él, tendido en el suelo, gimiendo de gusto, le encendía.
Su voz, su cuerpo, sus ojos... cada una de sus inquietudes, sus miedos, sus pasiones.. sus enojos.

Y que podía hacer? no tenía más armas para defenderse que los besos y las caricias desesperadas que le entregaba a su delgado y bello cuerpo. Pero lo detuvo. Tomando sus hombros justo en ese momento, detuvo todos sus besos; un vil truco sucio que por un momento le hizo sentir que caminaba por las paredes. Le observo, casi apretando los dientes con los ojos entrecerrados, completamente inundados de deseo. Le observó a los ojos, que podía divisar a pesar de la oscuridad, debido a que estaba acostumbrado a ella. Lo vio aproximarse y se desarmó sintiendo como lamía su mentón. Dejando escapar un suspiro justo en ese momento. Tomando su camisa tal y como el menor se lo indicaba, paso a paso, como si lo guiara. Desarmó lo poco que quedaba de esa camisa, apartándola con suavidad, desnudando el tórax del rubio, ahora igual de semidesnudo que él. Arrimó su boca a la ajena que también se acercaba a él, atrapándola de forma pasional pero lenta... casi romántica. Las manos de Yeremi bajaban hasta las caderas ajenas, tirando de su pantalón, de esas tiras que lo adornaban dando un aspecto sensual a sus piernas, siempre lo había pensado: Siempre había deseado enormemente esas piernas.

Ocupado en su boca, no supo cuando esa atrevida mano había llegado allí, pero no pudo evitar sonreír entre el beso, aún con los ojos cerrados. Por inercia, sonreír por pura inercia. Sus caderas se hicieron hacia adelante, apenas respondiendo al instinto de desear ser más tocado aún... pero volvió a alejarse. Yeremi sonreía, no podía disimular su sonrisa de mueca, pero tampoco sus ojos hambrientos, esperando que Remiel vuelva con él y esta vez se deje llevar. Podía oír su respiración, era música para sus oídos. La confusión, el nerviosismo, el saber que quieres algo que está mal desear así, tan intensamente. Y así fue, volvió, volvió a su boca y obtuvo el premio que se merecía, besando al menor con lentitud pero con un deseo inmenso... lamiendo el interior de su boca con frenesí. Dejándose tocar, experimentar. Se encontraba duro, por encima de la tela podía notarse claramente lo mucho que estaba comenzando a soportar. Se separó apenas de sus labios, sin alejarse de su rostro... tomó suavemente la mano del menor y la arrimó a su boca... lamiéndola desde la muñeca, a su palma y hasta sus dedos, de una sola vez, de una sola, y lenta, vez. Besándola de forma húmeda después y volviéndola a llevar a donde estaba... pero esta vez bajo la tela de su pantalón.. Exhalando al sentir como se aferraba a sus cabellos. Dejó en libertad la mano de Remiel, permitiendo que continuara explorándolo o que la apartara si quisiera... por su parte, no podía evitar continuar con ese lento y sumiso vaivén de sus caderas, sobre todo con la mano del menor allí. Su mano libre desprendió el botón de su pantalón, abriéndolo mientras volvía a prestar atención a su boca - ...tócame más - exhaló, claramente excitado. Relamiendo sus propios labios aún sobre la boca ajena, permitiendo que el menor sintiera su lengua deslizarse en su boca.

Respuesta  Mensaje 61 de 72 en el tema 
De: MaryChain Enviado: 01/08/2012 05:11
Yeremi parecía responder a todo lo que habia solicitado tácitamente, pero lejos de ser una respuesta acababan siendo nuevas demandas para él, y nuevamente se sentía obligado, en buen sentido, a corresponder. Sin dejar de besarlo se sobresaltó al sentir que el cuerpo del demonio hubiese respondido a los ligeros roces que le habia otorgado, demandando con ese leve movimiento de caderas por más atención. Nuevamente temblaba, era algo que no podía evitar; temblaba de nervios, de ansiedad, de frío, a pesar de que Yeremi habia apartado la humeda camisa que le cubría, volviendo a sentirse enormemente expuesto frente al teufel, avergonzado por ello. x, a pesar de que se avergonzaba de ello, pero jamás lo aceptaría frente al demonio, pues la verguenza era profundamente mayor. Yeremi siempre hacia que sus delicados besos fueran intensos, logrando un equilibrio perfecto entre ambos, entre el frenesí del demonio y la sutileza de sus labios, aun cuando por segundos se dejaba llevar completamente por él, sus besos le proocaban enormemente, lo que quedaba claro cuando sus delgados dedos aprisionaban fuertemente su cabello y acomodaba la cabeza de Yeremi para poder besarlo con mayor gusto.
Yeremi deslizó sus labios, aunque sus frentes seguían pegadas y podía ver claramente sus ojos, respirando agitado sobre sus labios, sobresaltandose cuando tomó su mano y la lamió de aquella forma. Estaba sorprendido, pero quedó helado cuando la llevó bajo su ropa interior, sintiendo el aliento de Yeremi chocar con sus labios, sintiendo su hombría rozar sus dedos ligeramente ya que continuaba moviendo sus caderas, abriendose el pantalon como si quisiera otorgarle más espacio a su mano. El rostro se le compungió ligeramente, mientras volvia a tragar saliva, tremendamente nervioso y sonrojado. "
...tócame más" Susurró, con voz ronca de placer, sintiendo su lengua chocar con sus labios, que se entreabrieron ligeramente, para luego apretarse en una linea firme. De pronto parecía tener conciencia de todo otra vez, de la lluvia, del frio, y podía sentir su propio corazón palpitando en sus oidos. Cómo había llegado hasta ese punto? En qué estaba pensando? Definitivamente en nada... Tragó saliva duramente, respirando de forma audible y nerviosa, la mano que rodeaba su cabello apoyandose en el pecho de Yeremi, sus frentes pegadas a pesar de que se encontraba con los ojos cerrados, la cabeza inclinada hacia el suelo; todo en él era nervios, y así, con cuidado, su mano comenzó a bajar, como si tocara un objeto desconocido a tientas, bajando por su extensión con cuidado, una, dos veces, siempre con cuidado, antes de rodearlo con su mano. Gimió suavemente, como si fuera a él al que tocasen, realmente dudoso de si estaba bien o no, su cuerpo aproximandose más al de Yeremi, con timidez, su brazo libre tomando su mano y llevandola a una de sus caderas, haciendo que tomara del pantalon, mientras que su otra mano comenzaba a moverse lentamente, de arriba a abajo. Ni hablar de abrir los ojos, nunca antes se había sentido tan avergonzado...

Respuesta  Mensaje 62 de 72 en el tema 
De: Shounen Kait Enviado: 01/08/2012 10:45
Sonrió apenas, no duró nada esa sonrisa. Volvió a relamer sus labios al oírle gemir, teniendo su boca tan cerca… lamió el mentón ajeno al sentirlo aproximarse más. Moviendo sus caderas, estaba siendo bien atendido. Su miembro, caliente y húmedo, parecía quemar las manos ajenas. Dejó que llevara una de sus manos a las deliciosas caderas del rubio, apretándolas suavemente al llegar… mordiendo la boca de Remiel, intentando atraparla… - hum… - exhalo, tironeando del pantalón ajeno, curvándose sobre el cuerpo de Remiel. Intentando mantenerse en esa misma posición en la que se encontraba, pero sin embargo llegar con su boca a un poco más abajo que el pecho del menor, lamiendo sus costados… besando sus costillas casi con devoción. Apartó por completo ese pantalón… junto con las tiras aquellas que lo volvían loco, arrimándolas a su nariz para aspirar todo su perfume antes de continuar besando el cuerpo ajeno y moviendo sus caderas, disfrutando de la masturbación que le estaba regalando ese muchacho que le volvía loco.

Se mantuvo un tiempo así, dejándose tocar, hasta que no lo soportó más y se alejó de él. Sin ponerse de pie, solamente moviéndose hacia atrás, no permitiendo que Remiel alcanzara ya su miembro duro. Casi se recostó sobre el cuerpo del rubio menor, comenzando por besar su vientre. Lo lamía, lo besaba ansioso. Deslizando las manos por debajo de la espalda ajena, acariciándolo en los lugares que su boca no alcanzaba. Los labios bajaron - …quisiera comerte – susurró en suspiro que costó dejar huir de sí mismo. Aquello era tan cierto. Le volvía loco. Le volvía loco. Le volvía loco.

Comenzó con su boca, a masajear entre las piernas de Remiel, alzando sus caderas para tener exceso a todo. Aún no le había sacado la ropa interior, quería volverlo loco a él, quería que la ropa le molestara a su Remiel. Lamía , atrapando casi ferozmente el miembro ajeno sobre la ropa interior, chupándolo… bajando, lamiendo todo a su paso hasta llegar entre sus nalgas. Haciendo lo mismo que con su miembro. Aprovechando a acariciar con sus fuertes manos toda la extensión de esas blancas piernas. Subiéndolas a sus hombros, para estar más cómodo… tirando un poco de la ropa interior de Remiel para observarlo desde esa posición… sonriendo apenas. Estando seguro que no podría verlo, pero si presentirlo y escucharlo - …esto… te esta gustando más que a mi… ¿verdad? – sonrió, descubriendo un poco de su piel bajo la tela y lamiendo allí con saña – ah? – habló, haciendo aquello, sonriendo un poco más - …que tanto te gusta conmigo, Remiel? – y dicho esto se dedicó a chupar sobre esa ropa, humedeciéndola completamente, acariciándose la boca con aquella parte al sentir como poco a poco se endurecía. Oh vaya que le haría perder las vergüenzas, este chico perdería todas las vergüenzas allí en ese piso.


Respuesta  Mensaje 63 de 72 en el tema 
De: MaryChain Enviado: 01/08/2012 19:00
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Yeremi lamió su mentón y luego su boca, mientras él no podía dejar de jadear ni gemir suavemente ante lo que hacía. Tironeaba de su pantalon, tal como implicitamente le habia pedido que lo hiciera, apoyando su cabeza en el hombro de Yeremi mientras volvía a atacar su pecho, gemidos más intensos saliendo de sus labios. Los labios de Yeremi le quemaban la piel, pues todo lo que tocaba parecía arder en él. El demonio le otorgaba más atenciones, y sentía que debía corresponderle del mismo modo, tocandole con más ganas, sin ser brusco ni demasiado excesivo en sus toques, toques aún timidos y algo torpes. Yeremi se apartó de pronto, impidiendole seguir y dejandolo con la respiración desbocada, mirandolo fijamente y luego bajando la vista, mientras que Yeremi volvía a acomodarse en su cuerpo, dejandolo recostado nuevamente sobre el piso. Lamia su vientre, ansioso, lo besaba y no podía hacer más que arquear la espalda ante sus toques, los certeros y placenteros toques que le otorgaba. "
…quisiera comerte" Su cabeza ardía, se sentía aturdidocon tanto placer, pero, si es que podía sonrojarse más, aquello le hizo sentir que sus mejillas volvían a encenderse. Ah, qué bien que las luces se hubieran apagado, no quería ni imaginar qué haría si Yeremi lo viera así de sonrojado...
Los labios de Yeremi bajaron aún más, resguardandose en su entrepierna y comenzando a juguetear ahí, provocando fuertes y profundos gemidos de pronto. Incluso había alzado sus caderas para darse más acceso, pero había algo extraño, y no tardó en darse cuenta que se trataba de su ropa interior; Yeremi lamía, besaba y hacia todo por sobre la tela, y a pesar de ello lo disfrutaba, pero como sería sin ella?... Jadeó pesadamente, sus gemidos tornandose un poco más suaves, casi con resignación a que no podría conseguir más porque era incapaz de pedir que retirara aquella tela. Acarició sus piernas, siempre había disfrutado que acariciara sus piernas, y era porque siempre habia sentido amor propio por ellas, y que Yeremi las tocara de aquella forma, como si compartiera una reliquia con él... debía dejar de pensar aquellas cosas; y en la distracción, en el deleite de sus manos en sus extremidades, Yeremi llevó sus piernas sobre sus hombros, dejandolo en una posición realmente expuesto. Se sobresaltó, haciendo ademán de incorporarse, frunciendo ligeramente el ceño. Podía imaginarselo, sonriendo dichoso, y le daban ganas de golpearlo... 
…esto… te esta gustando más que a mi… ¿verdad? Si, tal como había previsto, Yeremi se estaba adjudicando la posición en que lo tenía como un trofeo y lo presumía ante él; realmente lo golpearía, se sintió avergonzado de estar disfrutandolo y quiso salir corriendo, cuando Yeremi lamió, ahora, bajo la tela. Se dejó caer de nuevo, con un gemido, y volvia a lamer y continuaba gimiendo. Se llevó una mano a la boca para taparla, a pesar de que aun podían escucharse sus gemidos. Yeremi lo estaba torturando... …que tanto te gusta conmigo, Remiel? Volvió a lo que estaba, y seguía tapandose la boca, completamente avergonzado. Hasta que en un momento no pudo más, retirando bruscamente la cabeza de demonio de entre sus piernas, Tragó saliva y con cuidado, con su mano disponible, comenzó a sacarsela, moviendo sus piernas aún sobre sus hombros y quedandose ahí, en el piso, respirando agitado, mirando el techo. Ambas de sus manos tomaron el rostro de Yerei hasta acercarlo al suyo, frente con frente, respirando sobre sus labios. "Sólo lo diré una vez...", susurró, tragando saliva nuevamente. "M-Me gusta... sólo contigo...", susurró, aún más despacio, antes de besarlo con cariño.

Respuesta  Mensaje 64 de 72 en el tema 
De: Shounen Kait Enviado: 02/08/2012 06:14
Su voz. Costaría sacarse su voz de la cabeza después de esta noche... vaya que si. Eso gemidos, intensos, recelosos, ariscos y algunos profundos e inigualables, escapaban de sus finos labios casi sin poder controlarlos. Cada cosa que hacía, oía la voz de Remiel en sus oídos, hasta que cubrió su boca con una de sus manos. Que fastidio, aunque aún se oía delicioso, no era lo mismo.

Fue alejado, para observar lo que podía de ver esa ropa deslizarse por las frías piernas del rubio menor, haciéndolo casi estremecer de solo recordar la suerte que tenía de poseer semejante cuerpo solo para él. Mirando lo que podía ver en esa oscuridad, con la boca abierta... húmeda y caliente. "Sólo lo diré una vez..." susurró tomando su rostro entre sus manos, arrimándolo "M-Me gusta... sólo contigo...". Su voz, tan baja en el ambiente, que se sintió parte del mismo con esas últimas líneas. Que no se hable más, cerró sus ojos y beso su boca con la intensidad que lo caracterizaba, pero con la lentitud que ejercía con cada movimiento. Le haría el amor, lo deseaba, lo necesitaba. Quería hacerle el amor, Remiel se lo merecía. Arrimó su cuerpo una vez más, bajando sus dos manos a su propio pantalón, deslizándolo a sus piernas junto con la ropa interior para rozarse plenamente.

Un golpe de calor los inundó. Ahora cuerpo a cuerpo, piel a piel, se podían sentir enteros. Ambos desnudos. Perdido en esa boca, no se apartaba, apenas respiraba volvía a sus labios a besar, a lamerlo... y morderlo cuando podía. Uno de sus brazos apoyado en el piso (que a estas alturas ya no estaba frío) y el otro buscaba su propia hombría, tomándola casi con cariño, tomando también el miembro del menor, apretándolos a ambos con una sola mano. Masturbando despacio pero intensamente. Haciendo un leve movimiento con su cadera, como si ya quisiera meterla. Pero demasiado ocupado besando su boca, deslizo su frente a la frente ajena, para soltarse y respirar sobre sus labios... agitado. Su cabello ya un poco húmedo, su piel caliente también. Bajó a su cuello, mordiendo... casi como un arrumaco, pero completamente sexual. Soltó el miembro ajeno, pero aún sostenía el propio llevando la punta a rozarse entre los testículos ajenos, suavemente, bajando por toda esa húmeda extensión hasta llegar a su entrada. Posando esa punta allí mientras aún mordía su cuello, lo lamia, besándolo después. Apenas introducía la punta, la alejaba, volvía a entrar un poco más, la punta completa y volvía a alejarse. Que sufrimiento sería aquello, para los dos, sufrimiento que disfrutaban los dos. La mano que estaba en el piso tomó los cabellos de Remiel entre sus manos, como si no quisiera dejarlo ir. Concentrándose en meter esta vez un poco más... lentamente terminó por introducirse por completo. Dejando escapar un suspiro - ...ahh... me quemas... - era verdad, su interior ardía. Se sostuvo de sus caderas con la mano que anteriormente lo había ayudado a entrar en ese cuerpo blanco que se arqueaba en el suelo. Se sostuvo para controlar sus movimientos. Comenzando a embestirlo lentamente mientras ahora su lengua bajaba a su pecho, una vez más a esas tetillas que amaba lamer. Volviéndolo un poco más loco nada más, antes de subir nuevamente a su rostro y buscar su boca. Poco a poco el ritmo del sexo invadía los cuerpos, volviéndose continuo y excitante.

Respuesta  Mensaje 65 de 72 en el tema 
De: MaryChain Enviado: 02/08/2012 07:32
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Yeremi habia acabado de desnudarse, y lo besaba con intensidad y lentitud, con profundo gusto saboreaba sus labios, disfrutaba sus lamidas, y quería corresponder, mordiendo los labios del demonio también, lamiendo de forma traviesa la comisura de estos antes de colarse entre ellos. Sus manos habían bajado por su rostro, hasta su cuello, hasta finalmente rodear sus costillas, enterrando sus dedos en ellas pero sin llegar a lastimarlo, solo la yema de sus delgados dedos. No pudo evitar un alarido, mezcla de sorpresa y placer al sentir su miembro contra el de Yeremi, siendo apretado y luego ambos atendidos gustosamente. Sus certeros jadeos ante esto eran apagados por la boca de Yeremi, quien también parecía ahogarse pues sus respiraciones ahora chocaban, agitadas; deposito un leve beso sobre sus labios, con ternura, siempre con ternura, un completo contraste.
El mayor mordió ferozmente su cuello, provocandole varios jadeos que bruscamente se transformaron en delicados gemidos. Yeremi disfrutaba torturarlo de aquel modo, atacando de aquella forma su parte más sensible mientras hacía ademán de introducirse, pero sin llegar a hacerlo completamente; de alguna forma, disfrutaba retrasar aquello, por qué?... Yeremi sujetó sus cabellos, las manos en sus costillas ahora estaban en su espalda, acariciando suavemente pero con gusto, arañandolo y gimiendo largamente al sentir que de pronto comenzaba a, realmente, entrar por completo en su interior, su espalda arqueandose en busca de más. Respiró agitado, sus ojos llorosos, aunque esta vez apenas habia dolido. 
...ahh... me quemas... Probablemente no mentía, sentía como todo su cuerpo y su cabeza y sus mejillas y todo en él como un gran fuego que parecía imposible de apagar. Los movimientos comenzaron, paulatinamente, mientras Yeremi lamía su pecho y le hacía perder una vez más la cabeza, buscando luego su boca, logrando lamer su mentón antes de atrapar suavemente sus labios, incapaz de besarlo comodamente pues sus gemidos lo ahogaban, y se hacían cada vez más intensos a medida que Yeremi iba aumentando la velocidad. Acomodó sus piernas alrededor de su cuerpo para atraparlo, para tenerlo cerca, sin notar que había comenzado a arañar su espalda nuevamente, acariciandola al percatarse de ello, tomando con una mano sus cabellos y acomodando su cabeza con tal de dejar el cuello del mayor a su disposición, besandolo y mordiendolo con ganas, especialmente mordiendolo, lamiendolo luego hasta llegar a su oreja, la que mordió suavemente antes de simplemente resguardarse en aquel rincón de Yeremi. En qué momento comenzó a desear por Yeremi, también? Habia comenzando a querer bien, en todo sentido, para él, incluso apartandose a si mismo con tal de conseguirlo; en qué momento le había cambiado de esa forma? en qué momento comenzó a ser tan especial?... "Te amo", susurró, entre suaves gemidos, cerrando sus ojo con calma y estrechandolo con más fuerza entre sus brazos. Si, realmente lo amaba....

Respuesta  Mensaje 66 de 72 en el tema 
De: Shounen Kait Enviado: 02/08/2012 08:17
Atrapado entre sus piernas, completamente húmedo, acalorado y empapándose en sudor, embestía sin frenar un solo minuto. Apenas se alejaba de su cuerpo, volvía enseguida para una nueva estocada. Chocando sus caderas entre las piernas ajenas, haciendo un ruido completamente sugestivo… pronto la cocina de esa casa se dejó llenar de jadeos, suspiros y sonidos eróticos que retumbaban contra las paredes y no salían de esa habitación. Gruñó al ser rajuñado, pegándose más al cuerpo ajeno y mordiendo su boca… cuando le entregó el cuello al menor, volvió a jadear sensualmente en el oído ajeno, dejando escapar lo que evidentemente le encantaba… - ahag… …sh… ah – el ritmo aumentó. La mordida en la piel de su cuello lo había enloquecido, chocándose más rápidamente contra el cuerpo ajeno. Abriendo los ojos para mirar lo que lograra mirar en la oscuridad, como su cuerpo se movía. La mano que sostenía su cadera se deslizó a las nalgas del rubio menor, presionándolas para sí, atrayéndolo más si era posible. Masturbándose con su interior de forma completamente sexual.. las gotas de sudor se deslizaron desde su cabello a su rostro, escuchando atentamente su voz. Sin poder sonreir ante lo que decía, pero quedándose con las ganas de hacerlo - ah.. remiel – dejó escapar, costosamente, acariciando su cabello con la mano que tenia en el piso - ….te amo también… rubiesi…rubiesito… ahg…. – murmuró arrimándose más al oído ajeno - …mucho… mucho – murmuró, mas bajito aún. Concentrándose en lo que sentía entre sus piernas, como su presemen se escaba y comenzaba a empapar a Remiel por dentro, haciendo la penetración más fácil y placentera aún, humedeciendo a su pequeño rubio, disfrutándolo, teniendo ligeros estremecimientos que, si seguían así, se convertirían en descontrolados espasmos.

Respuesta  Mensaje 67 de 72 en el tema 
De: MaryChain Enviado: 03/08/2012 22:50
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Adoraba secretamente oirlo gemir, mordiendolo y besandolo con más ganas en el cuello al escucharlo, jadeando con más fuerzas mientras los gemidos caían con mayor frecuencia de sus labios. Se deshacía bajo él, bajo sus manos, bajo sus toques. "
ah.. remiel ….te amo también… rubiesi…rubiesito… ahg…. mucho… mucho" Quería reirse y sonreir, pero aunque lo intentó fue dificil e imposible. Sentía como su interior comenzaba a humedecerse, sintiendose increiblemente a gusto, notando que Yeremi se estremecia, y que el mismo también. Con sus manos tomó los hombros de Yeremi, intentando detenerle tanto como podía; quería retrasar aquello un poco más, aunque el mismo se sentía desesperado por más, intentaba calmarse tanto como podía, regulando ligeramente su respiración. Sus manos subieron a su rostro, rodeando sus mejillas, bajando por sus brazos, con sutileza. Una de sus manos se aferró a su brazo y la otra tomó su mejilla, atrayendo su rostro para besarlo antes de mover sus caderas, apretandolo más entre sus piernas y buscando el punto culmine de ambos.


Respuesta  Mensaje 68 de 72 en el tema 
De: Shounen Kait Enviado: 11/08/2012 07:23
Abatido… estaba siendo tragado por Remiel, ya no podía dejar de jadear ante sus mordidas. Bajando sus hombros, como si los apartara de su boca, no por dolor, sino de gusto. El placer lo embargaba de tal forma que perdía sus fuerzas cada vez que sentía el aliento del menor a punto de morder su ya sensible hombro y cuello. Notó la piel de Remiel estremecerse, relajarse tanto que ablandó sus más feroces agarres. Verlo, sentirlo así, era realmente el paraíso (o el mismísimo infierno) para el ojiazul que sonrió dentro de lo que podía al arrimarse a su rostro, lamiendo desde su mentón hasta su oído, atrapando esa parte entre sus labios para no dejarlo ir.

Él puso sus delicadas pero fuertes manos sobre los hombros del demonio, ahora podía sentir aún más a la bestia temblar bruscamente sobre él, como si un perro fuera quien estuviera haciéndole el amor. Le acariciaba, le acariciaba como si quisiera relajar a ese perro enorme de ojos celestes que buscaba poner su frente en la ajena y así verlo a los ojos. Agitado, aún moviendo sus caderas, masturbándose con el interior caliente del rubio menor, deslizándose en él tratando de mantener un ritmo más cómodo para ambos. Jadeando al desear apurar el paso y hacerlo suyo una vez más.

Posó las manos fuerte y ferozmente en el suelo caliente bajo esos cuerpos, aferrando las uñas que hicieron un sonido extraño contra el suelo, como si se tratara de garras deslizándose en el. Boquiabierto, sonrió apenas. Tan agitado que el aire se le escapaba por la boca y el sudor de su frente iba de su flequillo a sus ojos, fijos, absolutamente fijos en Remiel. Observando cómo deliciosamente comenzaba a moverse, temblando una vez más. Marcando su cuerpo con el deseo que contenía en lo más profundo, sonriendo de sufrir así, feliz de que su rubiecito se dignara a darle placer como le gustaba – ahn… - exclamó, casi maravillado ante lo que veía, levantando una mano para acariciar ese cuerpo que serpenteaba bajo el suyo, moviéndose a su ritmo, como si buscara el punto justo junto a él… - …eres… yerro… - jadeó, con la mirada envilecida y la sonrisa sucia, intentando no dejar escapar el aliento – un ruin desliz un-ah… un delito… - embelesado sonreía al observar ese tentador vaivén de sus caderas, ese baile del que intentaba participar con caricias y leves movimientos pero sin interrumpirlo. De un momento a otro no pudo más que gruñir al encontrar el punto justo… su sonrisa se fue, pero la expresión deseosa de sus ojos no, la mano que aún se encontraba el piso se alzó para deslizarse en ese cuerpo, bajar hasta su vientre y comenzar a subir por sus piernas, atrapándolas con ambas manos y mirando atento al menor mientras las lamía, una, otra, y otra vez tan lentamente que parecía querer comérselas. Las caderas del demonio recomenzaron los movimientos, estocadas profundas, sin alejarse mucho de ese cuerpo que lo llenaba de placer, dando justo en ese delicioso punto que haría temblar a su pequeño Remiel. Mordió una de sus piernas, no para que le causara dolor, cuidó que eso no le ocurriera, mordió para marcarlo… para soldar su nombre con los dientes en cada parte de su cuerpo. Para imprimirse en él de forma tan profunda que nadie jamás pudiera arrebatarle a ¨su rubiesito¨. Impregnándolo cada vez más con su humedad, temblando de placer al oir ese obsceno sonido que hacían sus caderas al chocar contras las ajenas vulgarmente.
 
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Sin excusas. Sin excusas. Sin excusas.
Y de verdad espero que te guste <3

Respuesta  Mensaje 69 de 72 en el tema 
De: MaryChain Enviado: 16/08/2012 21:43
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
El sonido de las uñas de Yeremi contra el suelo lo perturbó un poco, haciendolo sobresaltar y mirarlo fijamente; Yeremi nuevamente le observaba tan fijamente que parecía ver mucho más allá de su cuerpo, incluso en esa oscuridad, lo que lo hizo sonrojarse de una forma terrible. El demonio temblaba con fuerza al contenerse de esa manera, y sujetó con delicadeza de sus brazos, como si quisiera asegurarse que se encontraba bien. "ahn… …eres… yerro… un ruin desliz un-ah… un delito…" Quería pensar a qué se refería con eso, pero no podía ya que las caricias que le propinaba en su cuerpo habian vuelto a hacerlo suspirar, y Yeremi continuó con un suave vaivén de sus caderas, hasta que en cierto punto dejó escapar un alarido de placer, lo que borró la sonrisa de Yeremi. De pronto la luz volvió, dejandolo ciego por algunos segundos, donde cerró sus ojos por la molestia del esplendor, y también por verguenza, pues a Yeremi no le llegaba directamente la luz a los ojos y podría ver todo claramente más rapidamente que él, podria ver sus mejillas rojas, su cabello desordenado, su cuerpo desahcerse bajo él. Podía sentir sus labios en sus piernas, sin atreverse a observar todavia, abriendo lentamente los ojos y viendo sus piernas a los lados de Yeremi, ahora arañando sus brazos, jadeando rapidamente, avergonzado. Yeremi abruptamente comenzó a mover con fuerza sus caderas, robandole roncos gemidos de placer, arqueando su espalda y enterrando sus uñas en sus brazos, increiblemente lleno de placer. Sus ojos ya se habian acostumbrado a la luz, logrando divisar su rostro aunque algo borroso, intentando alzar su torso para alcanzar su rostro aunque sin lograrlo, apretando fuertemente sus ojos para no observarlo, gimiendo profundamente con el rostro rojo. Con dificultad y voz sensual logró decir su nombre, su cuerpo estremeciendose, a punto de llegar a su máximo, gimiendo más constantemente. Esperaba lograra comprender que no duraría mucho mas, y que quería su rostro cerca...

Respuesta  Mensaje 70 de 72 en el tema 
De: Shounen Kait Enviado: 04/10/2012 20:38
Oír su voz así, con su nombre en él le hizo sonreír, aunque estaba tan agitado que no podía más que suspirar y codiciarlo. Desorientado cuando la luz encendió pero relamiéndose los labios al notar lo que vio en lugar de la oscuridad en la que antes ambos se sumergían. El cabello casi blanco por la luz, indiscutiblemente desordenado al igual que la ropa al lado de ese cuerpo que se curvaba y goteaba el sudor de los dos. Ah… la estimulación perfecta y justo la que faltaba para verlo llegar casi al orgasmo. Se arrimó de inmediato, sintiéndose culpable de haberse alejado tanto de su boca – ahhg… mi amor – murmuró, arrimándose sin frenar esas placenteras arremetidas, pero abrazando su cuerpo y pegando sus labios a su boca, frunciendo el ceño al notarse más apretado. El cuerpo de Remiel temblaba y oh casi podía sentir como ese placer se avecinaba… lamiendo el interior de su boca, como si lo hubiera extrañado horrores al haberse alejado de él para saborear sus piernas. Apretó los dientes, siendo más rudo en las embestidas casi sin querer, jadeando en su boca y tratando de abrir los ojos para verlo – ahah…. Ah.. Remiel… - pareció implorar, sostuvo ese rostro entre sus manos, mordiéndole la boca y tirando de ese labio inferior tan carno… – ahg… me vengo maldita sea – puteó, como si deseara estar aún más dentro de ese cuerpo que tiritaba ardiente… y es que la sensación de estar entre esas blancas y jóvenes piernas era tan morbosamente sugestiva.. que desearía permanecer allí para siempre.
 
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Sigo sin excusas.
Pero vengo aqui a disfrutarte... espero que no me odies tanto, mi amor.

Respuesta  Mensaje 71 de 72 en el tema 
De: MaryChain Enviado: 20/01/2013 06:47
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Sus brazos rodearon con fuerza el cuello de Yeremi, aprisionándolo, sus dedos enterrándose en su cabello. "Mi amor", uh?... Él, en cambio, no podía hacer más que gemir profundamente ante sus violentas y placenteras arremetidas, intentando responder de alguna forma sus besos entre los intensos gemidos y alaridos que le provocaba. Exquisitos espasmos recorrían su cuerpo, sin poder evitar arañar su espalda, sus piernas rodeando con fuerza su figura, sus caderas serpenteando bajo él. Cada embestida que daba era una nueva oleada de placer y calor,y ya sin poder aguantar más, mordió con fuerza su cuello antes de irse, su cuerpo permaneciendo aferrado y jadeante al de Yeremi por largo tiempo. Lentamente lo fue soltando un poco, desenrollando su nuca de sus uñas, sus piernas aflojando el agarre abriendo con lentitud sus ojos para observarlo, la lluvia aún cayendo en el exterior, suave, mucho más calmada. Aún entre suaves jadeos, rozó con su nariz la de Yeremi, con delicadeza, antes de darle un suave beso, tratando sus labios como si se tratara de algo de cristal. Lo alejó suavemente antes de sentarse, tomar la ropa y cubrirse torpemente con ella, pequeñas lagrimas asomándose por sus ojos, su rostro tan calmo como siempre. Por qué acababa siempre sintiéndose así luego de estar con Yeremi?... Lo observó, suspirando pesadamente, dejando su cabeza caer en su pecho, logrando escuchar algo, sentir el calor en su pecho. Ahora que las luces estaban encendidas se sentía mil veces más vulnerable, pero se había rendido al intento de alguna escapatoria. "Déjame estar así... un rato...", susurró, inmóvil a su lado. La lluvia de pensamientos lo golpeaban como balas, debía calmarse. "Llévame al baño, por favor. Necesito una ducha...", susurró, sin moverse en absoluto.

Lamento el retraso ;A;! pero pero no quería acabarlo así! espero podamos continuar ;u;

Respuesta  Mensaje 72 de 72 en el tema 
De: MaryChain Enviado: 19/03/2013 00:51
Up!
Rol en espera.
(Este mensaje será borrado al recibir respuesta.)


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