El Secreto Transmitido
Nosotros los Masones tenemos un Maestro Mítico llamado Hiram Abiff, modelo acabado de perfección Solar. Su país era aquel donde nace la Gran Luz; trabaja en la dirección de un templo erigido y dedicado al G ∴ A ∴ D ∴ U ∴ a la sabiduría eterna y la virtud suprema, y pretende reunir en él a todas las mujeres y a todos los hombre que profesan el culto de la verdad Divina. Llama a todos los buenos hombres y buenas mujeres para que concurrieran a la obra; los divide en neófitos, compañeros y maestros, según sus aptitudes. Hiram traza los planos basándose tanto en el cuerpo humano (microcosmos) como en el Universo (macrocosmos), observaba su ejecución; imprime en todas partes el orden y la actividad; hace labrar las maderas, los metales preciosos, el bronce y el hierro; vigila la regularidad de los albañiles y por ello es querido y bien amado. Sin embargo ayer, tres malos compañeros masones, celosos a la vez de su talento y de su autoridad, persuadidos como todos los ignorantes orgullosos de que su ciencia profana igualaba a la de aquel Hiram que practicaba la ciencia Divina aspirando a reemplazarle en la dirección de los trabajos; a dividirse el poder que él ejercía, concibieron el proyecto de arrancarle la palabra de maestro, es decir, la ahora palabra perdida, por la cual los maestros masones se reconocían entre sí. Los apostatas malvados al último golpe mortal se acercaron a Hiram para ver si este decía la palabra secreta, y lo que escucharon fue la postrera respiración del Maestre Hiram.
Fraternalmente Vicente Alcoseri Moderador del Foro Secreto Masónico
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