El viento recorre aquel bosque donde inunda el olor a muerte y desolación, los arboles que se mantienen putrefactos albergan en sus ramas a los cuervos y alimañas que se alimentan de carne muerta, mas la atención se concentra en otro lugar, en esa melodía proveniente de una choza casi cayendo a pedazos El señor es mi Pastor, Nada me faltara, melodía del órgano musical como es el piano, rompiendo un poco el silencio tétrico que invade el lugar, aquellas manos que destilan música de pronto paran de tocar, incorporándose en su mismo asiento el ser dueño de sus miembros se deja conocer un poco, misterioso como el bosque, desolado entristecido emite una simple sonrisa dibujada en sus labios pintados en tonalidad oscura, bajo los atavíos de una monja nuevamente retoma el control del piano, de vos gruesa y esmerándose por olvidar aquella niñez nefasta y como logro convertirse en el demonio de la putrefacción. En medio de aquella tonada se le puede notar escurrir una lagrima de sus ojos, ¿llanto? Tal vez.

Su memoria capta entonces sin querer sus mas preciados y ocultos recuerdos, donde se observa a si mismo de pequeño sentado en las faldas de una monja quien juiciosamente le enseña a tocar el piano, con paciencia y alegría la monja le enseña el canto de los Salmos, -El señor es mi pastor- pronuncia, -Nunca lo olvides- continua.

Aquella mujer, la cual era conocida no solo por servir y creer en santos, supersticiosa siempre se confesaba ante el cura sacerdotal, sabia muchos secretos, muchos misterios de los cuales la iglesia católica trataba de ocultar, las monjas recientemente iniciadas acudían a ella cuando se embarazaban de los curas, para que ella les hiciera el “trabajo” y así no llevar la vergüenza, no solo en ellas mismas sino en los pueblos donde los curas predicaban que todo era pecado, que si no se arrepienten arderán en el fuego del infierno, sin darse cuenta que mas pecadores eran ellos, mas nefastos, mas crueles, mas soberbios, pocos eran los fieles que se indignaban con estos actos, demasiado pocos diría.

Una nueva sonrisa mas fuerte y pronunciada se dibuja en el misterioso ser sin dejar de tocar el órgano musical, sin dejar de recordar, fue una tarde en el pueblo cuando muchos niños se burlaban de uno de sus compañeritos, llamándolo “La novia del cura” con risas estrepitosas y coros alarmantes herían psicológicamente el alma inocente del pequeño, el protegido de la monja se acerco y escucho el nombre del cura quien ultrajaba al pequeño, -¡MENTIRA!- grito defendiendo al sacerdote católico, -El padre nunca haría algo así- con sutil inocencia el pequeño dejo escurrir de sus ojos lagrimas de impotencia por no tener fundamentos para defenderlo, empuñando sus manos y lloroso corrió hasta los brazos de la monja la cual era conocida como Verónica, la dama le calmo el llanto sin darle explicación alguna pues sabia muy bien que todo eso era real y no podía mentirle o contarle al pequeño que apenas rayaba en la inocencia de sus doce años, simplemente lo abrazo, tan amorosa como una madre aunque no fuera así, el sentimiento era mutuo, sin ser de la misma sangre, ambos se querían con un amor fraternal que conmovería a cualquiera, cuando el pequeño le pregunto si esas cosas eran reales, ella simplemente callo y lo llevo hasta el piano donde nuevamente le hizo olvidar sus penas y preguntas con la música, -Te quiero- solo pronuncio el pequeño antes de quedarse dormido en sus faldas cansado por la carrera, agobiado por los comentarios de sus compañeros.

Verónica entonces lo llevo a acotarse y secretamente puso en sus atavíos instrumentos para hacer el “trabajo” mientras dejaba solo al pequeño, confiada en el inocente néctar del descanso, -No pasa nada- solo le dijo antes de acariciarle el rostro y darle un tierno beso en la mejilla.

Vestida como una santa la dama se persigno y rogo que le vaya bien en la empresa que acata argumentando en latín para que el niño no se diera cuenta que lo que estaba haciendo estaba bien, que libraba un peso menos a la iglesia que todo eso lo hacia en el nombre de la santísima virgen y una incontable plegaria dirigida a los santos esculpidos en las paredes, solamente cemento, solamente imágenes, pero para ella y muchos, seres milagrosos de lo imposible.

Terminando esas palabras dio la vuelta observando a la infantil criatura y se fue. Fueron segundos, minutos, tal vez horas después cuando el niño despertó, con angustia la busco, más en la puerta se encontraba un cura que había venido para hablar con Verónica, el tal insistió en pasar.

De pronto aquella música cesa y una risa estruendosa se deja oír por todo lugar acompañada de miles de lagrimas que se escapan, esta ves mas fuerte, con mas dolor empuja su cabeza hasta el órgano musical dejándose caer pesadamente sin dejar de llorar, aquella fuerza se había acabado, el misterio se ha desvelado, destapándose la túnica que cubre su cuerpo se revela como un ¿hombre? Un ser afeminado, un ser contra natura que se limpia las lagrimas de sus ojos volviendo a recordar, en la escena, en la cama donde el niño dormía solo se observa sangre, semen y rastros de violencia, el niño solloza en un rincón, como un loquito, como si la realidad se hubiera escapado de su vida sufre las consecuencias ¿de que?, ¿Por qué? No le halla explicación al ultraje que su cuerpo sufrió por parte del sacerdote romano católico, a sus llantos llega Verónica la monja que lo protege, solo bastaron las evidencias, no fue necesaria palabra alguna del pequeño, ella se dio cuenta de todo, como nunca antes se mostro decidida, agarrando un cuchillo salió no sin antes observar a su protegido una ves mas rasgando su propio corazón, aquella escena era impresionante, aquel dolor indescriptible, aquella marcada inocencia desgarrada, no son suficientes ninguna palabra para describirlo pero, Verónica sentía el dolor del pequeño.

Corrió entonces hasta la parroquia, donde el cura como siempre se encontró, de apariencia santa, alabado por muchos, descrito como el santo, como si no supiera nada la monja solicito audiencia con el, en privado, el cura despacho a la muchedumbre y la llevo a sus aposentos.

El pequeño que la había seguido observo cuando ambos se encerraron en la habitación del cura, gritos, reclamos se dejaron oír de ella, amenazas, esta ves no se iba a callar, iba a gritarlo de vos en cuello, iba a contar las barbaridades que se cometen en la iglesia católica, lo iba a hacer sin mas titubeos y remordimientos, iba a enfrentar a la justicia y si era necesario ella misma estaba dispuesta a condenarse por los “trabajos” que realizaba con las monjas recién iniciadas, todo iba a ser revelado, pues todo llego a su punto, todo sucedió tan rápido, habían atacado lo que ella mas amaba, la inocencia de su protegido, de su pupilo, ella no iba a dejar que eso quedara impune como miles de cosas ya quedaron así.

Y hablaba en serio tanto que amenazo al cura con el cuchillo, de castrarle de matarlo por cometer semejante barbaridad, mas fuerte fue el hombre, pudo mas y con las manos en el cuello de la monja termino estrangulándola sin ninguna compasión o remordimiento. El niño que solo esperaba que Verónica saliera vio con angustia y desesperación como el tiempo pasaba y de esa puerta solo salió el hombre como si nada hubiera pasado, sin poder creerlo, con una mirada de terror, el pequeño se dio cuenta de lo que paso, corrió entonces lo mas rápido que pudo sin dejar de llorar a mares, pensando siempre en ella, en su protectora, poco pudo hacer el cura para alcanzarlo, pues tenia que ocultar el crimen que había ocultado y después de todo, ¿Quién iba a creer a un niño?, pensó acusarlo de loco, de mentiroso, de impío, y amenazarlo con la exclusión de la iglesia.

El niño no dijo nada, se refugio en el bosque queriendo sentir en su cuerpo el abrazo de la monja, queriendo escuchar sus palabras, queriendo tocar el piano, solo ella, si, solo ella aliviaría ahora su dolor, pero no estaba, no volvería y es por eso que lloraba mas aun, días, noches pasaron y el pequeño mostro un comportamiento muy extraño para un niño de su edad, ¿se estaría volviendo loco?, comenzó a comer insectos, a matar animales y dejarlos pudrirse y comer su carne, sin piedad se abalanzo sobre ellos, se acabo la inocencia, se murió la esperanza, para el todo era vano y sutil, la vida dejo de tener color, la muerte le pareció mejor, se reía sin motivo, lloraba de repente, un olor nauseabundo llamo su atención y allí estaba en las orillas de un rio. Se trataba de la misma monja que lo cuidaba yacía muerta y con muchos días en ese estado, el pequeño se abalanzo, se arrojo en sus brazos buscando aquel calor maternal, en vano, no sintió nada y una loca idea paso por su cabeza, que si se la comía, ella iba a estar con el por siempre y así paso.

-¿Inexplicable no?- pronuncia el espectro terrestre de la investigación, como si adivinara que sus memorias se están leyendo en estos momentos.

En el pueblo se hacían miles de especulaciones por la desaparición de ambos, unos decían que Verónica se llevo al niño a otro pueblo. Otros decían que realmente era su hijo y que para ocultar la vergüenza lo mato y luego se mato. Nadie sospecho del cura, nadie se entero de su crimen y además aunque hubiera evidencias, aunque hubiera testigos, nadie hubiera dudado de la inocencia del cura, pues todos lo tomaban como santo, como el enviado de dios. Concluyo entonces el pequeño que su historia no iba a ser creída y mucho menos escuchada.

Pocos años pasaron mientras el ya joven como siempre internado en el bosque conocido como el terror de los animales esperaba impaciente que la carne se pudriera y llenara de moscas y gusanos para comérselo, fue entonces cuando escucho esa vos, -Verónica- como miles de ecos reproduciéndose por todo lugar, como el mar cuando resuena bramante, como el viento inclemente, como rayos concentrados todo en uno solo.

El joven volteo a todo lado buscando el origen de esa vos, entonces de lo nada apareció un hombre vestido de ropas sacerdotales, rubio con lentes grandes el joven se asusto recordando su pasado y amenazo con defenderse si quería hacerle daño.

El misterioso “cura” solo sonrió burlándose del joven, se elevo entonces en el aire como si fuera una entidad sobrenatural, -Conozco todo lo que te ha pasado, puedo ayudarte- pronuncio sin ningún rodeo, el joven contesto con algo de miedo que ya era tarde, que nada se puede remediar, la entidad le contesto con una pregunta, -¿Lo odias verdad?, observa esto- en la palma de su mano se diviso una esfera que minuto a minuto crecía como si se tratara de un espejo, de una cámara, en ello se vio al corrupto sacerdote que tenia unos años encima, como siempre mostrándose ante todos como un ser santo y allegado de dios.

El joven no pudo evitar morderse los labios de rabia e impotencia por no poder vengarse, no solo por lo que le paso, sino por la monja que lo protegía.

-Observa esto- pronuncio la entidad, sin mover dedo alguno cerro sus ojos y concentrose en el violador, en la esfera entonces se observo como el cura empezó a retorcerse de dolor, de lo nada, inexplicable, inentendible se sujeto las entrañas como si estuvieran a punto de explotar.

-Quiero que sufra mas- pronuncio el joven deleitándose en lo que observan sus ojos y así paso, la entidad solo sonrió e hizo que el cura empezara a morirse de a poquito, todo le dolía, nada le servía, ni sus plegarias ni su confianza en aquellas imágenes esculpidas por manos humanas que no podían hacer nada, y ante ellos, murió, si pero de la manera mas dolorosa y al instante su cuerpo se pudrió y se calcino como si nunca hubiese existido en la tierra.

-Ahora me servirás a mi- pronuncio la entidad aplastando la esfera que llevaba en la palma de su mano, entonces en su frente sobresalió una estrella oscura y maligna demostrando su verdadera identidad, con miedo el joven asintió, -Yo soy Thanatos el dios de la muerte- dijo dándose a conocer.

Y es desde entonces que nació (se podría decir) la estrella terrestre de la investigación conocida en honor a su protectora como Verónica de Druj Nasu.

El servidor ya hecho mayor cierra sus memorias con una amplia sonrisa dibujada en sus labios pintados, su boca se abre como un portal y de ella emanan miles de moscas llenando el ambiente de muerte…