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** Un delicioso  frenesí  la embriaga  percibiendo en su puño glorioso la forma efímera en la que a sabiendas mancilla aquel rostro orgulloso, sin prever la letal mano que se aproxima siniestra, es entonces que  experimenta la antinatural presión ejercida en su cuello espigado, un gesto diáfano de dolor se adivina en su faz mancillando su belleza fantasmagórica pero no desmerece  aquella mirada  que  se vuelca completamente en el guerrero dioscuro atreviéndose incluso en aquel momento de aparente  desventaja a dedicarle la mejor de sus sonrisas, sardónica  y henchida en el inquebrantable propósito de asesinarlo – Puedes seguirte engañando…tanto…como quieras – una risa se ahoga en la tensión de su propio cuerpo tratando evitar el rápido diezmar de  sus vías respiratorias.

 Sacando provecho de la  situación, los delicados astros que viajan en las corrientes de su vertiente astral tejen los hilos vibrantes que  tejen la red de paralelos  y meridianos que envuelven en orbes sus manos que se tensan  mordaces cual garras –Pero no por nada … tu ansia de matarme… si no por temor… porque yo soy…- su cosmos  se dilata violento  frente  a él exhibiendo presuntuoso el cosmos que encierra en sí mismo  liderado por la constelación  de los héroes gemelos donde sus estrellas comienzan a despertar  con sosiego – la parca perfecta de tus estrellas… -  susurra  alzando la siniestra envuelta en su red cósmica proyectándola  en un segundo asalto hacia  la caja torácica en uno de los diecisiete puntos  estrellados que ambos comparte en un intento por apartarlo  y que debilite su asir  dejando como plan alternativo la diestra que pretende tomarlo por la muñeca  y ejercer especial presión sobre  la articulación e incitarle a ceder, de tener éxito no le dejaría ir en aquel juego de primogénitos con la idea de mantenerle cerca irónicamente.**

 

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** Por un ínfimo instante realmente pierde todo suministro de aire, inhala profundo  apenas la deja ir  y sus facciones se relajan solo para contemplar el fulgor que se aproxima a su faz. Al instante siguiente  un magnífico estruendo metálico resuena entre los muros de la catedral con la joya tartárica percutiendo en los suelos al ser derribada, en sus labios queda el sabor de su propia sangre que traza un hilo carmesí sobre su rostro mientras cae en cuenta de su visión mancillada, -tsk…- ciñe los dientes con ira mientras oculta el brillo argentino de su mirada; tendida en el suelo la maraña azur de sus cabellos inicia una danza enigmática en contra de la gravedad, el atavío astral se dilata despidiendo el efluvio de la tercera constelación encerrado en los confines de su energía que compensa terriblemente  la ausencia de su sentido de la vista.

 -Has llegado muy lejos Aspros… - sentencia musitando incorporándose  lentamente elevando los brazos cruzándolos por encima de su figura que adopta una postura amenazante sin desmerecer su talante de oscura elegancia, los ideales exánimes que desfilan  en su mente se condensan, con ellos, la bruja cósmica evoca una suntuosa estrella que revienta entre sus dedos donde se congrega la vertiente astral generada hasta aquel momento. Las estrellas de Géminis  brillan exultantes desterrando  la imagen original del escenario, reemplazada con la penumbra mortecina del universo donde  solemnes planetas inmersos custodiados por astros aguardan al clamo de ejecución – Cometiste un grave error…- declara a la expectativa donde sus sentidos se avivan a la falta de visión aunados a la ascensión de su cosmos preparada para el funesto final**

 

 

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** No necesita verlo para adivinar la sonrisa que altera la fonética de sus vocablos viajando en el cataclismo creciente entre ambos –Ciertamente  ya conozco de que eres capaz… - confiesa con gesto  inflexible  envuelta en el fragor de la supernova consecuente de la previa explosión de su estrella hija – Todo ese camino de tropiezos desde que te desquiciaste… - musita más para sí con cierta decepción que se esconde entre  las luces que danzan con frenesí alrededor de ella eclipsando su faz.  La torsión en el espacio  no pasa desapercibido para la  bruja cósmica y su desazón cambia a molestia  en un instante –Y continúas…- pronuncia en un hilillo de voz con hastío en el preciso momento que  el universo que  su cosmos imbuye se estremece con violencia.

 -¡Es momento de apagar tus estrellas  Aspros! – Exclama en el perfecto momento  que los  trémulos  planetas  se proyectan mordaces contra  el caballero dioscuro  a la par que ella desciende sus manos  en dirección a él  - ¡Galaxian Explosion! – su voz resuena imperiosa  en medio de la devastación en proceso, con los orbes cósmicos reventando  empujándose unos con otros, alimentando el ávido poder destructivo de su máxima técnica entre frenéticas  supernovas  a escala una tras otra que se adivinan  generosas en la basta galaxia  que vuelca en el mayor de los gemelos. La estridente técnica se mueve lacónica buscando cumplir los deseos de la taumaturga astral en la campaña de extinguir  el apócrifo fulgor de Géminis en el inherente destino de dos estrellas sui generis expuestas entre sí. **

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** En el brillo expuesto de sus ojos entreabiertos, se refleja la increíble colisión empañado con el claro desprecio que esto le inspira, sellando su irritación en el cansado suspiro que  mana largo de entre sus labios mientras se yergue orgullosa entre las ondas expansivas  que remolinan la melena oscura enmarcando aquel rostro  mancillado sin desmerecer su belleza fantasmagórica. Los restos  del impacto yacen sobre el ahora accidentado terreno, generosos fragmentos  de mármol aglomerados; sin fin especial la bruja dantesca ejecuta elegante un salto en reversa hacia una de las  piedras, aterrizando con gracia sentada sobre la misma cruzando las piernas – Realmente no has hecho más que retrasar las cosas… siempre  tan obstinado – dice sin deseos  de halagar con gesto agridulce, irradiando la crepitante energía mortecina  y oscura que acarrea los suspiros del tártaro, la cual por un instante parece sobreponerse al estigma impuesto por la muerte y recobrando su brillo  áureo  por  un instante, volviendo a su esencia original ínfimamente.

 Vuelve a confinar aquellos luceros de plata a su prisión natural en el preciso momento que todo el universo evocado con anterioridad retrocede lenta y dulcemente volviendo  al lecho de su dueña que luce extrañamente apacible y envuelta en un garbo desconocido, sombrío. Las estrellas  quedan enmarcadas en los  límites que establecen las llamas vibrantes de su cosmo que se viste nuevamente en el oscuro azur del  espacio que sostiene sus galaxias brillantes y suntuosas; reiniciando a  zancadas su ascenso a la cima de su poderío; irónicamente, comienza a ser succionado pacientemente hacia los adentros de ella en conflicto con la creciente atmósfera densa que la rodea, privando su entorno inmediato del fulgor cárdeno que hasta ahora la acompañaba, confinándolo poco a poco a la sombras con las antorchas extintas.**

 

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** A sus oídos llega el lánguido eco metálico de  los fragmentos metálicos percutiendo el terreno, formulando en su mente la probabilidad de tan lastimera imagen, sin duda  algo lamentable para ella con toda la belleza de la tercera armadura que  porta orgullosamente. Resopla sardónica ante sus palabras donde  con los años la palabra “bruja” más que una ofensa se había convertido en un halago casi evidente. Se incorpora en el epicentro de la  aplastante energía  invisible alrededor de ella  ocultando su fastuoso fulgor pugnando por  manar, aprisionándola intrínsecamente  hasta el momento oportuno –Es posible, por ser ridícula pensé sería suficiente para ti…-  declara convencida y sin apego –Pero que un Géminis  incompleto como tú me lo diga ciertamente es irritante -  finaliza ciñendo el puño lleno de ira en un giro caprichoso obviando la condición del otro con toda intención.

 La  parcial perdida de su vista no mengua la maestría con la que logra moverse,  en un donaire exquisito  se inclina al frente, proyectándose hacia el oscuro gemelo, aún más etéreo que un suspiro en una cienmilésima de  segundo  aniquila la distancia entre ellos, una reverberación se escucha  con su cuerpo cortando el aire, precediendo  al fatal momento donde pliega su pierna echando por delante la rodilla ostentando el frío brillo en el filo de la suntuosa greba con aquella forma curvilínea de elegante guillotina en dirección al mentón del otro, imponiendo su silueta ensombrecida donde se adivina la sonrisa siniestra adosada en su rostro envuelta en un sofocante instinto asesino.**

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