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« Grecia: Prólogo || El inicio de una nueva Era
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: Akatsuki Rei  (Mensaje original) Enviado: 26/02/2015 06:14
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Desde tiempos inmemoriales el Santuario ha sido el refugio de la esperanza, de una que vive a través de la voluntad de Atenea, quien con su infinito amor se ha convertido en la protectora de la Tierra ante las amenazas que atenten contra el bienestar de la humanidad, una humanidad vulnerable y desprotegida…

- El tiempo ha llegado, una vez más nos vemos obligados a luchar por la paz y esperanza del mundo… Las estrellas no mienten, finalmente dará inicio la guerra santa…

Se escucha decir a un hombre que mantiene la mirada fija en el cielo, en donde observa a las estrellas que predicen un futuro caótico y lleno de muerte, la misma que se repite cuan ciclo perfecto, sólo que esta vez la idea es culminarla en este tiempo y evitar que generaciones futuras tengan que derramas aún más sangre por lo que sin importar que estas estrellas del mal hayan despertado, esta tendría que ser la última vez.

- Pero aún, en esta era hemos sido incapaces de encontrar a Atenea… Incluso pareciera que las estrellas me ocultan su paradero… ¿Será acaso su voluntad?

Continúa con el monólogo conforme empuña las manos, una señal que anuncia impotencia y algo de tristeza ante la incapacidad de resolver un misterio que lleva años tratando de descifrar y que por más que sus pensamientos sobrepasen el horizonte en un mar de posibilidades de su paradero continúa sin hallar una respuesta, un mínimo indicio.

- Quizá esta tarea nunca debió corresponderme, pero… No puedo fallar, no a mis compañeros, ¡No a sus memorias!

Es tras lo dicho que enciende un cosmos lleno de voluntad que inunda no sólo la habitación donde se encuentra sino que se esparce por el largo de la cámara patriarcal dejando sentir su fervor e ideal, - ¡Porque nosotros somos caballeros de Athena! – exclama dejando salir esas partículas doradas que enaltecen su figura anciana pero no por ello menos imponente pues la sabiduría que alberga en él es la que lo mantiene ahí, como el representante de la diosa ante su ausencia.

- ¡Oh! ¡En verdad es una maravillosa vista!

Interrumpe un extraño hombre que permanece en la cima de uno de los pilares que rodean la imagen del sumo pontífice, quien sorprendido voltea para fijar la mirada en el recién llegado.

- Vamos, no deberías sentirte amenazado por mí… Solo he venido a conversar, Gran Patriarca.

Agrega con ironía conforme esboza una sonrisa burlona de la que brota una risa divertida, seguramente a causa por la expresión del anciano que inicia un caminar lento y pausado, pero sin mostrar un solo punto de apertura, lo cual, sin duda demuestra toda la experiencia…

- ¿Cómo has podido cruzar el Santuario sin ser visto?

Cuestiona fuerte y claro, así como con autoridad en la voz mientras se detiene, esperando una respuesta.

- Mmmm realmente no puedo revelarte todos mis secretos – comenta con ligereza tomando asiento sobre la base del pilar para luego inclinar un poco la visera del sombrero que permite ver únicamente el brillo de sus ojos – No pongas esa cara – replica sonriendo al tiempo en el que cruza las piernas – Nadie me ha visto… - anuncia como si de verdad quisiera confortar al patriarca. – De hecho pienso que nadie sabe de mi presencia… ¿Un poco triste no? - culmina con ese tono peculiar y hasta despreocupado, como si su intención al hablar pareciera restarle importancia a la sorpresa del anciano.

- ¿Qué es lo que buscas aquí? – cuestiona con poca paciencia ante la actitud burlesca del desconocido.

- Vamos no te pongas así – comenta el hombre que casi de inmediato expulsa un poco de humo de los labios – Es increíble como la historia puede ser revelada o escondida por esos cuerpos pequeños a la vista pero inmensos ante los hombres – reafirma poniendo la mirada al firmamento - ¿No te parece? – Pregunta con ironía fina, devolviendo la mirada al viejo - ¿Qué sabes tú del mensaje de las estrellas? – Acusa con vehemencia pues la forma de expresión de aquel ha logrado impacientar al pontífice – ¿No es maravillosa la forma en la que los tiempos se llevan a cabo? El día y la noche, el invierno y la primavera, una seguida de la otra y todas tan distintas… ¿El bien del mal? ¿Pero quién define esas diferencias? ¿No es irónico el juicio de los hombres? – argumenta finalizando con una sonrisa amplia en el rostro que se ve ensombrecido por el humo del tabaco.

- ¡No estoy para juegos! – Exclama el patriarca que se ve interrumpido por ese mensajero desconocido que lo calla con una risa burlona - ¿Acaso no es divertido? Vamos… Piénsalo, ¿Cómo es posible que si las circunstancias son tan contradictorias puedan coexistir juntas? ¿No será que son los mismos hombres los que ponen diferencias absurdas en la amplitud del universo? – aquellos cuestionamientos del hombre hacen mella en el anciano quien revela sorpresa en su rostro pues las analogías de esas reflexiones parecieran revelarle algo realmente increíble.

- Acaso tu… - dice incrédulo ante la posibilidad que su mente ha generado

- ¿Yo? – Responde sonriendo como si la hipótesis del Patriarca sobrepasara su intelecto - ¿En verdad crees que yo podría tener ese poder? – Continua tanteando al servidor de Athena – Vamos hombre… Me das demasiado crédito – responde despreocupado mostrando en sus palabras una ingenuidad falsa - ¿Quién podría manipular el tiempo y el espacio?

- ¡Basta! – grita el viejo interrumpiendo a bien parecido visitante – No te permitiré una insolencia más – por lo que al mismo tiempo en el que finaliza la frase una aglomeración de energía se concentra en su puño el cual se colapsa y proyecta en dirección al bien vestido señor que con su insolencia ha enfurecido al Regente del Santuario por lo que en ese preciso instante el tiempo pareciera prolongarse, pues poco a poco se va deteniendo a voluntad para mostrar la maravillosa esfera de energía tan brillante y llena de fe, pero frenada por un poder desconocido y avasallante - ¿Acaso no soy un visitante que me atacas de tal forma? – Cuestiona poniendo a prueba sus capacidades que han sido reveladas - ¿es que así tratas a las visitas? – Continua afirmando con el tono de voz un poco más áspero – Tu tiempo se está reduciendo – comenta cuando el sombrero deja ver algo más que sus ojos, revelando así sus facciones que han dejado de lado la ironía mostrando a un ser malévolo y mezquino - ¿No es tu misión encontrar a tu Diosa? – pregunta con desdén…

- Entonces toma lo que he venido a ofrecerte…

Es justo en ese momento cuando desde la espalda del desconocido surge un remolino negro, el cual, poco a poco va aumentando de tamaño hasta encerrarlo en el fondo de un túnel que se extiende a una distancia cercana del anciano, aunque sin alcanzarlo. – Observa el destino de los Dioses, aquellos en los que reside el futuro de la humanidad. – Comenta con ese tono metálico que pasa a segundo plano en el instante en que numerosos destellos multicolores invaden el interior del torbellino que comienza a emitir imágenes borrosas que apenas y logran mostrar la figura de tres niños corriendo libremente mientras ríen. – Aquellos que serán protagonistas en esta obra llamada: ¡Guerra Santa! – Adjunta fuerte y claro, dando a conocer entonces la identidad de los infantes, de aquellos que extrañamente muestran progreso hasta un futuro no muy lejano, en donde cada uno enfunda la armadura que les corresponde en medio de una batalla…

- Es hora de que des el siguiente paso, Patriarca.

Al momento de terminar de hablar, toda aquella energía explota, dejando notar como el oscuro poder se contrae instantes después, como si de una implosión se tratase en la que se desvanece por completo la imagen del maligno ser, quien ha logrado sembrar la intriga y la duda, pero que también ha dado inicio con el choque de los Dioses, pues ya ha revelado el paradero de Athena… Es así, como ahora todo depende de las decisiones que vaya a tomar el líder del Santuario, quien debe determinar el curso que seguirán los caballeros de Athena…



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