**Justo en Europa Central se encuentra la fría e inhóspita Asgard donde la representa Hilda de Polarís ha caído bajo el hechizo del anillo nibelungo dejando al infortunio la estabilidad de su glorioso pueblo al tiempo que una temible batalla se ha desencadenado contra el Santuario de Athena siendo así que diversos enfrentamientos se desarrollan en diferentes escenarios, más precisamente ahora el foco protagónico es robado por las inmensas laderas de las montañas y los diversos riscos cubiertos por la espesa nieve que se esparce en el lugar, la cual parece cerrar el paso a la efigie de un Santo cuyos sistemáticos y veloces pasos se oyen entre la inmensidad del lugar, denotándose apenas los rasgos de un hombre de una mirada intensa y su cabellera azulada “Jhm…este lugar…es demasiado extraño…” detiene sus palabras mientras lleva de un lado a otros sus ojos buscando alguna respuesta para sí mismo “El frio de este lugar…es indescriptible…” termina de pensar al observar una mística cascada congelada, retomando su avance guiado por su instinto…**

**Es así que el misterioso Atheniense se detiene abruptamente a medio camino -¿Perderme? – detiene sus palabras mientras su alba capa que pende de su espalda es mecida fuertemente al compás de las brisas –Debo suponer que tú eres el guardián de este lugar- menciona el guerrero ignorando por completo el segundo comentario de su aparente oponente “Su zafiro de Odín”  pensamiento que recorre su mente a la vez que lentamente comienza a sincronizar sus sentidos concibiendo que varios átomos cósmicos comiencen a ser emanados de su cuerpo haciendo resaltar el sacro armamento alusivo a Géminis el cual es cubierto por un tenue pero impetuoso cosmos –Está por demás decirte a que he venido….Mi nombre es Saga de Géminis y me apoderare de tu Zafiro…-sentencia con un tono de autoridad, contrastando con su seria y determinada mirada que dirige al Nórdico**

**Es entonces que los parpados pálidos de Saga caen lentamente dando muestra de su concentración al escuchar cada uno de los vocablos emitidos por el Nórdico mientras algunos pensamientos circundan por su misteriosa mente, solo dejando así por instantes que la expectativa aumente – Jhmmm! ¿Una causa? – expresa con autoridad sin dejar de mantener sus sentidos en armonía y completa sincronización –Tu que eres uno de los guardianes de Asgard deberías de haberte dado cuenta de la maldad que reina en el corazón Hilda, un cambio muy repentino….- responde con elocuencia, centrando de nueva cuenta su óptica visual en Alberich mientras su mano derecha es empuñada con vehemencia  - He venido aquí con el propósito de devolver la naturaleza benefactora a Hilda la representante de Polaris!- concluye con gran seguridad que se ve reflejada en su rostro a la expectativa de su coprotagónico**

**Todo parece indicar que las palabras que emite Alberich son escuchadas por aquella presencia Atheniense, la que sin embargo no emite respuesta alguno al instante como si su pensamiento estuviera estudiando cada vocablo mientras sus ojos se cierran por breves instantes para después abrirlos con intensidad y así mirar a su antagónico concediéndole una sonrisa –Jhm! ¿Falsos argumentos….? Quizás estés errando tus pensamientos para así infringirlos a mi persona….-Menta con énfasis el Santo de Oro –Si Hilda realmente estuviera bien, el cambio en estas tierras no sería tan eminente…Asgard no es la misma tierra de antes, poco a poco los glaciares se desintegran y tú ¿cuestionas mi presencia y mi misión encomendada por Athena?....- menciona con una severidad total, cuando las corrientes de aire mecen con elegancia los extensos y azulados cabellos del Geminiano, el cual ahora procede a presionar su mano derecha, la cual inmediatamente la abre para dejar mostrarse una poderosa energía concentrada de cosmos que brilla intensamente... - ¡Toma esto! - exclama cuando estira con decisión su brazo derecho, desatando con potencia aquel ken, que se expande rápidamente por el terreno gélido como un verdadero rayo de energía destructor con el fin de impactar en seco contra el Nórdico...**

**Es así que una interrogante parece infligir en el rostro del Santo Dorado - ¿Qué la naturaleza juzgue mis actos? – cuestiona brevemente mientras ahora su mirada se concentra en donde está ubicado el dios guerrero, observándose como su cosmoenergía va aumentando considerablemente siendo capaz de control aquel universo interno que los Santos de su categoría pueden dominar a placer y voluntad por lo que su mano derecha es llevada al costado de su pectoral –Rayo Ken…!!- exclama con voz segura mientras ahora el foco de atención se centra sobre su puño diestro el cual apunta hacia la humanidad del Nórdico liberándose de este múltiples rayos de energía direccionados al espacio intermedio que ambos ocupan en el escenario, más sin embargo sus ojos se abren encarecidamente denotándose en ellos la sorpresa generada por un segundo acto que tiene su cauce en la naturaleza -¡¿Qué ocurre?!- cuestiona perfilando su rostro en distintas direcciones –Ahgg!!! – es el grito que libera el Dorado al momento de que la naturaleza ataque y domina su cuerpo –¡¿Todo…está tomando vida?!- se pregunta una vez más mientras su desplegado rayo poderoso y letal desgarra el viento a su paso logrando adoptar volumen y velocidad conforme coaliciona con el mismo hábitat viviente depositando la confianza en dicho acto para así tratar de que alguna centella impacte en Alberich y así robe su concentración**

** - ¡No es posible!...- es la expresión que realiza el Santo en el momento en que observa como su ataque proveniente de la intensidad de su cosmos es neutralizado por el poder de la naturaleza, y como esta misma efectúa una tétrica estrategia en su contra –No creas que será tan fácil!- exclama en el momento en que confecciona un impecable movimiento de sus piernas contra el suelo permitiéndose dirigirse sobre distintas localidades del escenario evadiendo con gran agilidad y destreza al mismo hábitat -¿Cómo?- se cuestiona al instante en que denota las ramas que aparecen con rapidez frente a él deteniendo su carrera abruptamente golpeándolo y seguidamente verse aprisionado entre las ramas mientras su cuerpo se mueve con toda su fuerza para poder zafarse “Esto es imposible, la fuerza de Alberich es un misterio…de seguir así muy probablemente yo…” medita para sí mismo mientras paulatinamente vuelve a su entorno en calma haciendo uso de su capacidad de inteligencia y de razonamiento que lo glorifican como el Santo de Athena que es, siendo así que de pronto se observa como su energía cósmica queda completamente anulada “Los espíritus de la madre naturaleza deben sentir la presencia de su enemigo…si tan solo…” es el pensamiento que se calcula en su ser mientras se concentra en la armonización de su entorno armonizando y vinculándose con el sentir de los espíritus con la esperanza que dicha táctica logre su cometido**