*Lento y calmo es el andar de un guerrero de inmutable rostro tras el Escorpión Dorado. En su rostro un par de lentes permanecen al tiempo que su mirada permanece absorta en un libro que su diestra sostiene con firmeza, manteniendo total silencio y aun y cuando su atención parece perdida en aquel antiguo texto sus sentidos advierten de igual manera lo que alrededor de ellos en aquel helado paraje sucede. –Si continúas gastando energías en hablar, protestar y reclamar será peor para ti- menciona carente de sentimientos y aún así con un tono casi familiar para su compañero. El andar del Sabio de los hielos se detiene y su rostro se levanta apartando la mirada de las páginas y con su mano izquierda empujando el armazón sobre su rostro a manera de acomodar aquellas herramientas que usa para mejorar su visión. –Kardia, estamos aquí como enviados de Athena, no lo olvides, nuestra misión es tan importante como cualquier otra en esta batalla y aún mas es tan importante que por ello fuimos enviados nosotros, dos Caballeros Dorados- culmina con aquella frase que distingue el rango de ambos guerreros al momento que la blanca capa que cubre su cuerpo se extiende revelando el dorado metal del cual está compuesto su armadura. Una estela dorada de energía recubre su cuerpo y la naturaleza de la misma es helada como las tierras que pisan provocando que la temperatura a su alrededor se torne aun mas gélida al momento que su mirada decidida detrás de los cristales permanece en el impetuoso compañero de la misión a su cargo*

**La respuesta del compañero de viaje no se hace esperar, lenta, calmada y apacible, lo cual se contrapone totalmente a la personalidad del Escorpión Dorado; --Si, es cierto Degel, somos caballeros dorados y por tal razón no deberíamos estar aquí perdiendo el tiempo, mas bien deberíamos estar tomando la vida de algún enemigo-- exclama en griego al tiempo que, con un movimiento de brazos hace a un lado su albo abrigo y deja ver aquel ropaje que solo los mas fuertes y dignos son capaces de usar. De repente una idea cruza por su mente y esbozando una sonrisa continua hablando hacia su camarada: --Llevamos varios días caminando entre el frío y sin hallar nada, ya estoy harto de no hacer nada y tu tan apacible como siempre, ¿Que te parece si nos tomamos un rato para luchar entre nosotros y así calentarnos un poco?-- la idea parece descabellada, pero así es Kardia, su ímpetu y ardiente corazón siempre buscan pelea aun sea un camarada. Para reafirmar esto, un aura dorada comienza a cubrir su cuerpo y poco a poco incrementa su brillo e intensidad haciendo que los copos de nieve que la toquen se fundan inmediatamente. --Vamos Degel, no seas un cobarde-- termina su dialogo con esta frase instigadora, pero, ¿hallara respuesta en el acompañante?**

*Es la misma serena mirada la cual observa al impetuoso Escorpión, rostro inexpresivo e inmutable que mantiene la compostura aun ante la descabellada idea de su compañero de viaje. –Veo que nunca cambiaras- exclama en un tono reprobatorio que esconde a la vez cierto afecto generado por una amistad entablada a lo largo de la vida como Santos de ambos guerreros. El sonido duro del grueso tomo cerrándose se escucha romper el silencio generado por la ausencia de palabras de ambos guerreros y de manera coordinada la mano izquierda del santo de los hielos sube a su rostro retirando delicadamente los lentes de su rostro y doblándolos para ponerlos sobre el libro dejando aquel valioso ejemplar y sus útiles herramientas cerca de una roca cubierta por la nieve. –Adelante, sin embargo más vale que no cometas ninguno de los siguientes errores- exclama haciendo pausa a su dialogo para situarse de frente al Caballero del Octavo Templo. –No olvides que debemos llegar enteros a cumplir una misión que puede tener ciertos peligros, es decir no dejes que tu carácter  te domine- completa primeramente al momento que sus piernas adquieren una firme postura que permite que su cuerpo se yerga por completo y su cosmos dorado aumenta lentamente dejando que la temperatura baje a su alrededor. La mueca de seriedad se hace más acentuada al igual que la aguda e intuitiva mirada se posa en el impetuoso guerrero, -La segunda es que no subestimes a tu rival- anuncia esperando el movimiento del Escorpión mas dejando que el helado viento se concentre alrededor de ambos preparándose para la confrontación*

*La vista del Sabio de los Hielos no cambia al instante que su cuerpo reacciona al enemigo impulsándole hacia atrás dejando que el golpe primero sea asestado al aire helado únicamente. “Era claro que esa sería la forma en que el atacaría” reflexiona para si   manteniendo una mirada fría que sigue los movimientos de su compañero de cerca, sus piernas realizan un segundo impulso que le ubica al costado del escorpión siendo él quien desde dicha posición lanza un solo golpe con la palma extendida buscando el costado  del Escorpión, concentrando en aquel golpe una helada ráfaga que libera centímetros antes con la intención de congelar al menos superficialmente la armadura de su compañero y buscando impactar después con fuerza aquella zona recordando primeramente que aquello no es más que una batalla de entrenamiento y después buscando que aquel golpe sea lo suficientemente fuerte para satisfacer a su compañero respecto a medir sus fuerzas. –Vamos Kardia, recuerda también la segunda condición- exclama apoyándose con más fuerza en el suelo e imprimiendo así mas energía a ambos impactos el de cosmos que disminuye la temperatura alrededor de ellos gradualmente y el físico que simplemente busca complementar al primero con la intención de causar un daño mayor mas manteniendo con frialdad en su mente la primera de las reglas impuestas por el mismo*

*Una fugaz mirada es dirigida por parte del Caballero de Acuario a su amigo y actual rival conforme el cuerpo del guardián del Decimo Primer templo recupera una postura erguida, “La voluntad de Kardia arde intensamente” reflexiona mostrando por segundos cierto entusiasmo con ello y conforme el cosmos de su rival aumenta el propio le sigue, mas al contrario del ardiente poder de su rial el que el acuariano proyecta es helado con una fuerza que supera incluso el del lugar donde se encuentran y conforme su diestra se extiende al lado diminutos cristales de hielo se forman alrededor como un gélido viento. -¿Te lo he contado alguna vez?- cuestiona al tiempo que a su alrededor una diminuta lluvia de nieve y blancos cristales enmarcan la batalla mostrando que aquel sitio es a donde el Sabio de los hielos pertenece. –Estos son los campos helados que me vieron crecer, el lugar donde mi maestro y el Rey del Bluegraad me convirtieron en la persona que soy ahora- completa en un tono sereno n el cual pese a la solemnidad de sus palabras ni siquiera un deje de nostalgia se percibe. Su cuerpo se tensa y su figura se mantiene inmóvil como uno más de los témpanos helados guardianes del País de los Hielos. –Kardia, ¿puede tu ardiente voluntad vencer al polvo de diamantes del norte del mundo, dime tienes en realidad la fuerza que se requiere?- exclama retador, a sabiendas del carácter de su rival y de igual manera exponiendo ante el su deseo de probar su fuerza mientras su cosmos helado desciende la temperatura siendo esta la primera de las pruebas a vencer por su rival*

**Por segunda ocasión el ataque de Kardia es evitado, mas sin embargo aun asi, logra tocar el cuerpo del acuariano, que contraataa rapida y fuertemente: --Unghhhh-- se escucha de la boca del Escorpion al recibir el impacto, que le impulsa hacia atras sin aventarlo, dejando dos surcos en la nieve como prueba del empuje, parte del abdomen del dorado esta congelada y un hilillo de sangre sale de su boca y recorre parte del cuello. --Bien hecho Degel, pero ni tu ni yo estamos luchando en serio y eso me esta aburriendo-- enuncia mientras que con el brazo derecho se limpia aquella sangre. Acto seguido cerrando los ojos y elevando su cosmoenergia logra derretir aquella escarcha que surgió del golpe anterior, su cosmoenergia arde ahora mas y mas ya no cubriendo su cuerpo simplemente sino tomando la apariencia de una hoguera con llamas tan vivas que parece que el infierno ha emergido a la tierra. --Terminemos con esto de una buena vez-- se escucha decir dentro de aquel infierno cósmico. Envuelto en llamas el Escorpion prepara el ataque maximo, concentrando parte de la cosmoenergia en su incide derecho, este se alarga poco a poco y toma un color cual si de sangre se tratase. Después de unos instantes aquella extremidad esta lista para atacar, la cosmoenergia se prepara mas sin embargo aun no es liberada. --Vamos Degel, terminemos esto-- incita el santo a su camarada, el objetivo es que el acuariano también ejecute su ataque y que ambos cosmos choquen y ahi se decidira cual es el mas fuerte. ¿ Saldrán vivos de esto?**