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ALEJANDRA STAMATEAS: MI DEPRESION ME ESTA MATANDO
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De: Alondra bat Yeshúa  (Mensaje original) Enviado: 21/11/2009 01:02

Mi depresión me está matando
ALEJANDRA STAMATEAS

2 Corintios 4: 17; Marcos 7:33 – 34

Hay mujeres que pasan la mayor parte de su vida sintiéndose infelices, tienen el concepto de que la felicidad es inalcanzable. Ellas dicen: La vida está salpicada de momentos de felicidad pero, en definitiva, hemos nacido para sufrir. Puede ser que, a veces, se vivan momentos de felicidad pero el verdadero motivo de la vida es el sufrimiento.

¿Cuál es el momento que recordás como el más feliz de tu vida?

El nacimiento de un hijo, el casamiento, cuando empezaste a trabajar, etc.; y creemos a veces que la felicidad son momentos específicos.
Una mujer que tiene depresión y vive un momento de felicidad pero cree que es pasajero y que luego volverá a sufrir.

La tesis de la mujer depresiva es: “la vida es sufrimiento con algunos momentos de felicidad” y dice: “Esos momentos felices a mí, nunca me van a tocar”.
La tesis de una mujer feliz es: “La vida es felicidad y estoy destinada para ser feliz. Habrá obstáculos, momentos en los que no los pasaré tan bien pero cuando pasen volveré a mi estado normal de felicidad”.

Estas programada por Dios para que tu vida sea llena de felicidad.

Por eso, para una persona con la mentalidad que tiene el derecho a ser feliz porque Dios la programó para la felicidad, los problemas son obstáculos temporales, en cambio para la persona depresiva los problemas son eternos, y con cada dificultad va haciendo una pelota que va creciendo y la acompaña toda la vida.

Pablo aprendió el concepto de que Dios lo hizo para la felicidad, dice: “ Esta leve tribulación me traerá un excelente peso de gloria ”. O sea le quita importancia al problema, lo rebaja, porque sabe que terminará y la felicidad continúa.

El problema que hoy estás pasando se terminará, y la felicidad que Dios te prometió que ibas a vivir será eterna por siempre y para siempre.

Pablo sabía que los procesos negativos se terminan, que a unos les durará más tiempo, a otros menos, pero sí o sí se terminarán porque mi destino es ser feliz, tocar la felicidad, disfrutarla y vivir sumergida en ella, porque es la promesa de Dios.

Obstáculos que debemos sortear para tener la felicidad.

1º- Creencias negativas.
Todas las mujeres latinoamericanas poseemos creencias negativas que tenemos que aprender a sacarnos de encima porque, si no las cuestionamos, terminarán lastimándonos, haciéndonos entrar en una depresión profunda. Por ejemplo:

-“Si tengo un problema tengo que resolverlo sola.”
Este es un concepto que nos enseñaron a las mujeres que nos criamos en la iglesia, si tenés un problema “no lo digas”, “no hables”, “no lo menciones”, “quedate en tu casa, ya se va a pasar.” Y cuando estamos deprimidas nos callamos porque creemos que está mal, que es estar loca, ¿cómo voy a ir a buscar la ayuda de un profesional? La persona que va al psicólogo o psiquiatra es porque está mal con Dios y no confía en El.

Escuche decir a un predicador, en estos días: “quien tiene depresión está en pecado”; ante una declaración así ni nombramos que estamos deprimidas.

Uno de los principales motivos de la depresión es una gran frustración interna. La mujer siente que hay algo en ella que no funciona como pensaba que debía funcionar, y eso le genera frustración, angustia y esa creencia negativa que debe callar, aumenta aun más su angustia.

-“No soy capaz.”
¡Y no es verdad! ¡Somos capaces!

Una mujer en Chile me decía que tuvo que luchar mucho con la sensación de sentirse inútil que no le permitía manejarse en la ciudad, un día su esposo le dio las llaves del camión para hacer unos trámites y ella se sentía incapaz, que no podría hacerlo, además él la llamaba a cada instante para ver si había cumplido con lo encomendado. Esa es una creencia errónea que tuvo que desterrar.

Quiero que sepas algo, los hombres siempre te darán la mitad de la información cuando le preguntes algo, te explicarán por la mitad porque no quieren competencia; y es ahí donde tomamos el concepto erróneo de que no servimos, cuando en realidad no lo es, sino que no tenemos la experiencia suficiente o la información correcta para hacerlo.

Las mujeres tenemos el problema de no pedir más información porque tenemos miedo de molestar y vamos al médico y, en vez de preguntar que nos explique bien nos quedamos con la mitad de la explicación y no preguntamos más por miedo a incomodar.

Para hacer las cosas bien tenemos que aprender a buscar la información completa y si nos damos cuenta que sólo nos dan la mitad de la información debemos exigir la información completa. Y esto es tanto con hombres como con mujeres, con quien sea, si tenés un jefe que te tira los papeles y no te explica exigile que lo haga, porque vos no sos ninguna tonta y nadie puede manejarse con la mitad de la información. ¡No soy incapaz!

-“No voy a poder formar una pareja.”
Esto lo piensan especialmente las mujeres que ya han vivido una relación de pareja, que se quedaron solas, viudas, que se divorciaron, y sobre todo aquellas que su pareja le fue infiel, se quedaron con la creencia errónea de que “todos los hombres son iguales, y como el que tuve me fue infiel todos lo son”. De esa forma desconfiás de todos y cuando aparece uno le revisas los bolsillos, la billetera y si encontrás un nombre de mujer en el celular lo perseguís preguntándole con quién se habla. De alguna manera se dará porque practica lo que se llama la profecía auto cumplidora.

Ese es el conflicto de las creencias erróneas, quizás sean estas citadas u otras, pero hay que cuestionarlas y desterrarlas para ser feliz. Debemos responder las siguientes peguntas:

•  ¿Por qué creo esto? (“Nunca vas a ser feliz”, “nunca vas a formar pareja”, “siempre vas a ser pobre”, “nunca vas a tener dinero”, “tus hijos nunca van a estudiar”)

•  ¿Quién me enseñó a creerlo?
Porque hubieron personas o situaciones que me hicieron creerlo.

•  ¿Cómo ha afectado mi vida esta creencia?
Me está destruyendo la vida cuando no puedo formar pareja, ni concretar un negocio, no tengo confianza en mí misma, no puedo alcanzar los proyectos que hay en mi corazón.

•  ¿Qué situaciones avalaron esta creencia?
Me pasó lo mismo una y otra vez por eso sigo pensando en lo mismo.

•  ¿Esta creencia contribuye a mi felicidad o me entristece?
¿Me hace bien o me pone triste? ¿Me trae angustia?

•  ¿Qué le ocurriría a mi vida si no pensara de esa manera? ¿Cómo viviría si no pensara que los hombres siempre me van a ser infieles, me animaría a formar una pareja, sería feliz? ¿Cómo sería si creyera que todo lo que me propongo lo voy a lograr?

Sin embargo hay creencias negativas que vienen a destruirme, a bajar mi nivel de logros, por lo tanto debo aprender a cuestionarlas, de lo contrario caeré en la depresión que viene por los pensamientos negativos que me trajeron emociones, sentimientos, sensaciones y toda clase de dolor y angustia, por eso caigo en la depresión.

Las creencias negativas no son la verdad .

Tal vez creas que son tu verdad o el que te las enseñó te diga que sí lo son, pero las creencias negativas no son tu verdad, la verdad es lo que Dios te dijo en su Palabra: Dios te hizo para bendición, para la felicidad y la gloria eterna.

La mayoría de las mujeres tenemos una creencia: “tengo la culpa de todo”. (“Si me hubiese comportado de otra manera no me hubiera pasado”; “si yo no hubiese permitido que ese hombre llegara a mi vida, las cosas habrían sido distintas”).

Cuando tenés la creencia negativa de que sos responsable de todo, el otro no existe, se trata de una mujer omnipotente porque cree que todo pasa por ella. O sea, la variable “el otro” no aparece en su vida.

Cuando algo negativo pasa es porque hubo otro que intervino y el otro hizo lo que quiso y como quiso, y no podés obligarle a actuar de otra manera; entonces no es que todo es culpa tuya sino que el otro actuó como quiso. Quizás vos diste lo mejor, hiciste lo mejor, pero no podés obligar al otro a actuar correctamente porque cada uno defiende sus propios intereses. No sos culpable de todo, porque el otro existe y actuó como quiso, no sólo para agradarte a vos.

Hay mujeres que dicen:
-“Yo le di todo mi amor y por qué él actúa así” Porque tiene todo el derecho a actuar como quiere aunque seas la mujer más buena del mundo, la más decente y que va a la iglesia.
-“¿Por qué me pasa esto, si yo estoy con Dios?” Porque al otro no le interesa si estas con Dios o no, él hace lo que quiere porque no está para satisfacer tus necesidades.

Debés entender la variable “el otro”, entonces comprenderás que hay gente que te va a querer y hay gente que no te va a querer; hay gente que te va a entender y gente que no; hay gente que te va a respetar y otra que no te va a respetar, gente que te va hablar bien y otra no, porque el otro no va a hacer lo que vos querés.

-“¿Cómo puede ser, yo nunca le mentí y al final ella me respondió con mentiras?” Que vos no mientas no quiere decir que el otro va a decir la verdad, que vos no seas infiel no quiere decir que el otro no lo sea.

El otro es libre de hacer lo que quiere y, no tiene que ver con tu culpa sino con hacer lo que cree, es conveniente.

-“Al final, yo le di todo a mis hijos y me dejaron sola” Porque ellos quieren hacer su propia vida, tienen derecho y no sos culpable sino debes tener en cuenta la variable de que el otro existe y quiere agradarse así mismo no agradarte a vos.

Quitate esos conceptos, en la Biblia hubieron muchos ejemplos de traición; por ejemplo Dalila, ¿por qué traicionó a Sansón? Por dinero. ¿Qué hizo Jesús para que Judas lo traicionara? Nada, pero sin embargo lo hizo. Parece inexplicable, inentendible.

Por eso si tenés depresión porque te pasaron cosas incoherentes en la vida, no le podés encontrar una explicación, no podés entender por qué siendo una persona tan buena, tan llena de Dios te pasaron cosas en la vida; no busque explicación por que no sos omnipotente y te seguirán pasando cosas pero la gloria de Dios siempre estará en tu vida y saldrás de la dificultad tarde o temprano.

2º- La capacidad que poseo de retener.
Las mujeres poseemos una gran diferencia con respecto a los hombres, ellos están más capacitados para soltar y las mujeres para retener.

Así como guardamos cosas (el dibujito que nos hicieron nuestros hijos cuando eran pequeños, la flor que nos regaló, aquella carta de amor), de la misma retenemos las emociones, los hechos tristes, los conceptos negativos y nos quedamos dando vuelta alrededor del conflicto. Nos adherimos al dolor, y en vez de soltarlo lo retenemos, y nos aferramos a la angustia, la tristeza, quedando retenidas en esa emoción y por eso nos es tan difícil pasar de un lado al otro.

Los hombres son más propensos a soltar, por eso cuando un hombre se divorcia al tiempo encuentra una nueva pareja, en cambio una mujer está un año llorando y después, recién la encuentra.

Por ese motivo los hombres cuando estamos mal nos dicen: “¿Por eso estás así? Ya pasó”, y para vos no pasó nada porque el problema sigue estando adentro tuyo.

-Retener esta unido “a no dejar de hacer algo”, y cuando no suelto sigo haciendo todo igual aunque me haga mal y me traiga dolor.
-Retener es llorar. Y las mujeres cuando lloramos le estamos pidiendo al otro que se acerque a nosotros, los queremos retener: a tu pareja, un trabajo, a tus hijos.

El hombre se expresa a través del enojo y de esa manera suelta, dice: “Andate de mi, no te quiero escuchar más”.

Soltar es dar vuelta la página, es aprender a cerrar etapas para comenzar otras nuevas. No podrás comenzar etapas nuevas si todavía permaneces en la etapa del pasado, por eso tenés que aprender a soltar.

Por ejemplo, existe la depresión post parto porque soltamos; la depresión antes o después del periodo menstrual porque soltamos, algo se nos va de nosotras y queremos retenerlo, no queremos que nada se nos vaya. Por ese motivo tenemos depresión cuando nuestros hijos se van de casa porque no queremos soltarlos.

Cuando Dios le dijo a la esposa de Lot que no mire para atrás, ella no pudo soltarse de lo negativo por eso miró atrás, y el primer paso para volver a lo negativo es mirar para atrás.

Cada vez que mencionás el atrás tuyo volvés a él, cada vez que hablas de lo que te pasó ayer volvés a situarte en el ayer, y tenés que aprender a soltarlo.

Las mujeres tenemos que aprender a soltar lo que nos daña para ser feliz. Vemos a mujeres que cuando hablan lo que se callaron durante años son sanas, porque todo lo que tenían retenido se iba acumulando y no les permitía avanzar por eso cuando lo soltaron fueron libres.

¡Soltá tu cabello! Por años parecía que el peinado evangélico era llevar el cabello recogido, y es increíble reconocer que por años creímos que eso era lo correcto.
¡Soltate en lo sexual con tu marido! No te casaste para cocinar, planchar o traer dinero sino para experimentar el placer sexual con tu esposo, no es pecado.
¡Soltá tus tensiones! No las acumules, no las guardes.
¡Liberate! No retengas a tus hijos cuando son grandes, no seas una mamá caprichosa, aprendé a soltarlos para que hagan sus vidas y sean felices.

Y si no soltamos todo lo que hacemos, aunque nos quejemos y nos duela, es porque nos sentimos necesitadas, y el principal temor de las mujeres es a quedar cesantes, que ya no sirva para nada más, “a ver si mi lugar se lo dan a otra”. Miedo a que no me tengan en cuenta, a que no me necesiten, y por eso nos aferramos a las cosas. Tenemos tanto miedo a que nos jubilen, a que nos retiren de la vida antes de tiempo que nos aferramos, y aunque nos quejemos dos millones de veces de lo que hacemos no lo soltamos, lo seguimos haciendo, porque “por lo menos el nene me ve útil aunque sea para lavarle la remera.”

Las mujeres tenemos a toda la familia todo el tiempo en la mente y creemos que ellos también lo hacen, pero no es así porque cuando ellos están en la escuela, el trabajo, etc. se sueltan de nosotras para tomar otra cosa.

Debo aprender a soltar y no retener más.

Para salir de la depresión

-Debo dejar mi vida aburrida.
Las mujeres dejamos de jugar a edad muy temprana, en cambio los hombres nunca dejan de jugar.
Cuando nos dieron una muñeca, las miramos y le pusimos nombre, a partir de ahí deja de ser un juguete y cobra vida; por ejemplo si se nos caía nos daba lástima, decíamos “Pobrecita”, sentíamos dolor. O sea, desde edad temprana ya dejaste de jugar.

Cuando te dieron un jueguito de té, sabías como poner el cuchillito, la cucharita, cómo ubicar las tazas correctamente y ése dejó de ser un juego para pasar a ser una obligación.
El juego puede ser un juego mientras se juega, el problema es cuando se transforma en una obligación.

Los hombres, en cambio, cuando son chicos juegan con autitos y cuando son grandes se los compran; cuando agarran un avioncito lo tiran contra la pared, se golpea, se cae, se rompe y siguen jugando, no les importa, porque está para tirar, para patear, para revolear, no dicen “pobrecito el avioncito” porque no es un problema. Los varones tienen todos los chiches rotos y siguen jugando.

Las mujeres hemos dejado de jugar, por eso somos más aburridas que los hombres, por eso a ellos les encanta estar con personas que son divertidas, porque llegan a casa y se encuentran con mujeres aburridas que no saben hacer un chiste, que no se ríen cuando le hacen un chiste, que no lo siguen ni lo entienden, y enseguida ponen un límite: “Callate, eso no se hace, eso no se dice. Eso no es para contar”, porque las mujeres no sabemos jugar.

-Aprender a jugar.
En una conducta de juego, si me equivoco no pasa nada; en cambio como tenemos el habito de retener, desde chiquitas asumimos la responsabilidad, somos mamás desde pequeñas y nos andamos cuidando porque nos obligan y no somos libres.

¡Aprendé a jugar!

El juego es un elemento importante para la salud mental; si querés tener más salud mental aprendé a jugar, buscá maneras de jugar, de reencontrarte otra vez con el juego, aprendé a divertirte, a hacer las cosas de otra manera.

Observá más a los hombres y hacé como ellos; qué cosas por las que vos te preocupás ellos no le dan importancia. Por ejemplo, si ellos tienen una deuda se olvidan, siguen riéndose y pueden hacer otra cosa, en cambio vos decís “tengo que preocuparme, no voy a ser irresponsable”. Es que preocupándote las cosas no se solucionan, accionando es como desaparecen, por eso ¡no te preocupes!

Imitá un poquito más a los hombres que, cuando reciben una mala noticia siguen divirtiéndose, observá cómo accionan aunque no los veas preocupados.

-Aprender a vivir la vida pidiendo los ojos prestados.
Pedir los ojos prestados a una persona que tenga la tesis de que nació para ser feliz, que sabe vivir la vida desde la felicidad y no desde la depresión, ni la tristeza y decirle: “Me prestas un ratito tus ojos”, “me permitís un ratito ver la vida a través de tus ojos porque quiero aprender”.

Vos mujer, que estás pasando por angustia, por una tristeza profunda, por una depresión severa, pedí prestado los ojos a alguien que sepa vivir, a aquel que no se preocupa, que sigue adelante a pesar de…, que tiene tantos problemas pero igual se sigue riendo. ¿Cómo hará? Préstame un ratito tus ojos porque quiero ver a través de ellos.

Hay una tesis que tenés que aprender: “Tenés derecho a ser feliz, la felicidad es algo que te corresponde. Estás diseñada para ser feliz, habrá obstáculos pero la normalidad es ser feliz.

Marcos 7 dice que había un hombre sordomudo, Jesús se acercó y como este hombre no podía escuchar sus palabras, entonces Jesús decidió no hablarle sino que le mostró el milagro que iba a hacer, e hizo algo para que se diera cuenta: puso sus dedos en los oídos (esos que no escuchaban), se acercó con su lengua y le escupió la lengua, y le dijo: “¡Abrete!”

Pero antes de decirlo, Jesús miro al cielo y suspiró, porque Jesús suspira por nosotros cuando ve que vivimos mal. Y con ese suspiro estaba diciendo: “Esto no debe ser así, mi papá no hizo a este hombre para que sus oídos no escuchen, para que su boca no hable, esto no debe ser así, Papá vos no hiciste esto”.

Cuando el Señor mira tu vida y te ve infeliz, suspira y dice: “No debe ser así, naciste para la felicidad. No debe ser que estés triste, que estés enferma, que estés angustiada, que estés dolida, que no puedas divertirte, que no puedas jugar, que no puedas apreciar lo que te di”.

Si te vas a aferrar a esa creencia negativa, cuando estés pasando por un mal momento tenés que decir: “No debe ser así”, porque cuando te pongas de acuerdo con lo que Jesús dice que no debe ser , sino como Dios dice que sea entonces el milagro se producirá ; y si no escuchabas, escucharás y hablarás, porque te pusiste de acuerdo que no debe ser así.

Dios te hizo para la vida y en abundancia, por lo tanto la tristeza, el dolor no son para tu vida, porque El te ha hecho para lo glorioso, para la victoria, para la bendición.

¡Hay algo mejor! Estas diseñada para la felicidad eterna y permanente.

David decía: “Por qué te abates alma mía, por qué estas con tanta complicación” y estaba a punto de lograr el acontecimiento de su vida.

Vos estas a la puerta de una gran bendición, no retengas, soltá y ¡seguí adelante!

Revelate a las creencias negativas, a la injusticia, a lo malo, al pecado, y alcanzá la felicidad, ¡estás a punto de lograrlo!

¡Esto no debe ser así! Revelate.

Por Alejandra Stamateas

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