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ALEJANDRA STAMATEAS: ESTOY ABURRIDA DE TODO
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De: Alondra bat Yeshúa  (Mensaje original) Enviado: 21/11/2009 01:49

Estoy aburrida de todo

Pasaje bíblico: Isaías 6: 8

Repetí: Heme aquí envíame a mí.

Hay mujeres que están aburridas, algunas se dan cuenta pero otras no; hay algunas que tienen profundas tristezas, depresiones, sensación de vacío, de soledad muy grande, y piensan que están pasando por un mal momento pero no lo pueden asociar con aburrimiento.

Cuando éramos chicas decíamos "me aburro" cuando lo estábamos pasando mal, y vemos a los chicos de hoy, pero ya de grandes nos cuesta mucho decir "me aburro", entonces decimos que estamos cansadas, que no tenemos fuerzas, pero no podemos percibir el aburrimiento.

Hay mujeres que fueron educadas para la preocupación y como han sido preparadas para eso, mantienen una rutina por temor arriesgarse: "Porque si me arriesgo me tendré que preocupar por algo nuevo", entonces prefieren mantener la rutina diaria.

Todas tenemos una rutina diaria, y no nos damos cuenta que lo hacemos automáticamente. Hay mujeres que han crecido con frases como: "Tené cuidado, la vida no es fácil", "Nadie te regala nada en esta vida", "La vida te da pero te quita" y por lo tanto aprendieron a preocuparse y dicen: "No me conviene cambiar de situación porque si hago un movimiento diferente en mi vida, tal vez voy a sufrir alguna consecuencia". Creen que si hacen algo nuevo tal vez puedan ser castigadas por alguien imaginario, "Si hago algo distinto a lo que mi mamá me enseñó como tenía que hacer tal vez merezca un castigo, no sé de dónde"; o "Si hago algo diferente a lo que me dijeron en mi iglesia, tal vez me venga un castigo"; o "Si oro diferente a como me enseñaron en mi iglesia, tal vez me venga un castigo divino", "Tal vez Dios no me escuche porque no hice la oración clásica como lo hago siempre". Y por lo tanto tememos salir de nuestra rutina porque tememos fracasar entonces terminamos aburridas.

Hay mujeres que temen tener una iniciativa propia y temen tener éxito.

Los seres humanos tenemos más miedo al éxito que al fracaso, estamos más acostumbrados a fracasar, y tenemos más rutinas de fracasos que pensar en éxito porque al éxito le tenemos miedo. Hay gente que dice: "No merezco que me pase nada bueno en la vida", por eso más vale bueno conocido que bueno por conocer, porque no estoy preparada para el éxito, no me atrevo a hacer algo distinto, nuevo, a poner un pie en esa propuesta que me hicieron porque tengo miedo al fracaso.

En este tiempo Dios está levantando mujeres que se atreven a vivir nuevas experiencias, mujeres que quieran dejar de tener experiencias comunes para llevarlas a tener experiencias nuevas y gloriosas, que se atrevan a salir de su rutina de todos los días, que le digan al Señor: "Acá estoy para que me muestres algo nuevo, para que me digas algo distinto, que me hagas caminar por un camino diferente, para que todo lo que quieras que yo haga lo pueda hacer porque me atrevo a salir de mi rutina diaria, de las cosas que me enseñaron y que no me han servido para nada, Señor yo te sigo, te busco, quiero algo nuevo, dámelo".

Dios está buscando mujeres que se entusiasmen con Él

Hay mujeres que tienen una relación con Dios que es tremendamente aburrida, hasta Dios se aburre, hay oraciones que Dios tiene que escuchar que son súper aburridas, "Nunca le cambias ni una palabra". Estás aburrida de la vida espiritual y también Dios lo está.

Hace muchos años atrás si yo al orar no lloraba sentía que la oración no había sido escuchada, porque al llorar sentía que había llegado al máximo nivel espiritual, estaba tocando el cielo porque lloraba, y cuando no lloraba era como si Dios no me había escuchado. A la presencia se va con el espíritu, no con el alma, y porque tenemos miedo a hacer algo nuevo, terminamos siendo mujeres aburridas que nadie te aguanta ni soporta, hasta en el sexo es igual.

Dios está buscando mujeres que se entusiasmen con Él, que lo desafíen y que quieran ser desafiadas por Él.

Dios está esperando que hoy te llenes de Él y le sueltes un desafío, y Él también quiere desafiarte a vos para escuchar que digas: "Heme aquí envíame a mí".

La vida cristiana es un desafío constante y tenemos que aprender a aceptarlos

Hay muchas mujeres que se acostumbraron a lo que se llama el Síndrome de Impotencia Aprendida : "Todo lo que hago no va a servir de nada, para qué le voy a pedir a Dios, para qué voy a cambiar, qué sentido tiene". Y usan una frase: " Yo no me lo merezco "

Cada vez que Dios quiere introducirte en algo, el enemigo suelta un espíritu de inseguridad y empezás a declarar con tu boca: "Yo no me lo merezco porque me porto mal, porque no hice las cosas bien, porque no tengo la capacidad" y empezás a ver las agallas que tiene la otra y decís: "Qué bueno que lo hace aquella", "Qué bueno que lo pudo hacer", "Qué bárbaro que aquella se atreve", cuando el potencial lo tenés pero pensás negativamente porque el enemigo te envía inseguridad.

La inseguridad tiene como objetivo robar la fe

Una mujer sin fe es una mujer que no puede aceptar ningún desafío de Dios porque no tiene la base para sostener el desafío, porque el desafío de Dios siempre es loco, siempre es raro. Pero si no tenés la base de la fe no vas a poder sostener el desafío, va a ser un "envíame a mí" con el alma, con las emociones, y al día siguiente tendrás una depresión que no vas a tener fuerza ni para ir a predicarle al vecino.

Porque dijiste un "sí" con el alma, con las emociones en lugar de decir "sí" con el espíritu, es muy diferente. Cuando decís un "sí" con el espíritu, te conectás con el espíritu de Dios, entonces queda una ligadura, una unión con Dios y por más que pases por tormentas seguirás adelante porque no fue con las emociones.

Los desafíos de Dios son inesperados, tomalos y decí: "Señor suelto fe y voy donde estás diciendo que vaya, hago lo que me decís" . Eso es soltar fe, pero si te preguntás, la inseguridad te ataca: "Y. si me sale mal", "Y. si se ríen de mí", "Y. si no lo logro".

Si no te metes a lo nuevo de Dios, te metes en la rutina.

Jesús enseñó: "No sólo de pan vivirá el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios". No sólo de comida sino de la Palabra que sale de la boca de Dios que tiene vida y da vida, y esa palabra sale cuando tenés una base de fe sino nunca va a salir. Si seguís dudando, no soltás palabra, no soltás vida. En cambio, cuando hablás palabra de Dios, te alimentás, y si comés poca comida natural pero mucho de la Palabra te sentirás satisfecho porque la Palabra da vida y tenés que aprender a soltarla.

Hay muchas mujeres que no se atreven a hacer esto y prefieren quedarse con su rutina dependiendo de otros, esperan que alguien les solucione la vida y se van tras aquel que le calme la inseguridad.

La mayoría de las chicas que tienen como parejas a hombres golpeadores, ese no es el primero que las golpeó porque tuvieron otras parejas que también lo hicieron, siempre eligen lo mismo. Enseñale a tus hijas qué es un hombre maltratador y que nadie las tiene que maltratar.

Una chica me decía: "Mi novio me golpeó pero yo sé que me ama", le dije: "No te ama porque el que ama no maltrata, no golpea y vos tenés una adicción pero eso no es amor". Y esa chica me decía que la golpeó de tal manera que estuvo internada, perdió el bebé por las patadas que recibió y esa chica hoy sale, baila, actúa en teatro y parece que está re bien pero hay un dolor profundo en su interior.

Son mujeres inseguras que están en la rutina de la dependencia de los otros, sitiadas emocionalmente: se ríen, lloran, se enojan por lo mismo; o sea siempre es lo mismo en todo hasta para expresar sus emociones, pasaron cincuenta años de tu vida y seguís llorando por lo mismo, riéndote y enojándote es como si tu vida se ha estancado, no hay crecimiento, tus emociones son repetitivas y rutinarias, te han cercado la vida.

Repetí: "No tengo que depender de nadie"

Hay mujeres que siempre dependen del consejo y la opinión de los demás y nunca toman una iniciativa propia, siempre están pensando en el fracaso y que quedarán como ridículas.

Otras mujeres viven en el "casi lo logré", "casi voy", "casi lo hago", "casi me animo", "casi lo compro".

El casi no tiene que existir en tu boca; tenés que decir: "Lo hice, no salió muy bien pero no importa, estoy orgullosa porque lo hice, no fue como me imaginaba pero lo logré"; no es "casi", es meter para adelante, es decir: " Yo voy por el sueño que Dios me dio ".

Hay mujeres que están pensando todo el tiempo en el fracaso, en el ridículo que van a hacer, viven pensando en sí mismas y se hartaron de ellas mismas.

¿No te cansaste de tu manera de pensar?

¿No te cansaste de tus miedos?

Tenés un potencial grande y si querés saber cuál es, tenés que caminar por caminos diferentes; si querés saber la capacidad que Dios te dio, tenés que atreverte; si querés saber qué es lo que hay dentro tuyo, qué es lo que Dios te ha regalado, aprendé a aceptar los desafíos de Dios, no podés ser una mujer de "casi lo logré" , aburrirte de vos misma, (¿no te aburría a veces ponerte la misma ropa, maquillarte de la misma manera, ponerte los mismos zapatos?)

Buscá maneras distintas de vestirte, aprendé a aceptar los desafíos de Dios porque te dice: "En mí todos los días son nuevos" .

Si te atrevés a tomarte de la mano de Dios, a aceptar sus desafíos, vas a vivir cada día como un día nuevo, cada día será diferente, no se va a repetir nada, desde que te levantes hasta que dormís vas a ser sorprendida. Dios va a venir a cambiar tu rutina, a sacarte del aburrimiento, y te va a poner un desafío grande para que logres.

El aburrimiento es una fortaleza que está en nuestra mente y debe ser destruida y está tomada de la inseguridad. Aburrimiento e inseguridad van tomadas de la mano, por eso debo comenzar a derribarlas. David decía: "Jehová cumplirá su propósito en mí". Me imagino a David diciéndolo con seguridad, levantando una mano y la otra ponerla en el corazón y diciendo con los ojos cerrados: "Dios cumplirá su propósito en mí, no sé cual es el camino pero me meto en el camino que Él me diga".

Eso hacía que David se moviera con seguridad. "Ah! me equivoqué, me metí en esto, pero Dios cumplirá su propósito en mí, me podré equivocar pero Dios está conmigo como poderoso gigante, me podré equivocar pero Dios me tomará de la mano y me sacará del pozo".

En Isaías 6, Dios pregunta "¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros?"

En el corazón de Dios siempre hay un palpitar de algo nuevo (porque no hemos descubierto a Dios todavía, sólo algunos aspectos), dice: "Hay una persona que nunca nadie le predicó y está en dolor ¿a quién enviaré?", "Algunas mujeres deben ir a un hospital porque hay niños que están necesitando de una oración ¿a quién enviaré?".

El corazón de Dios late por soltar algo nuevo y en este 2006 quiere darte algo que nunca has vivido y está esperando a una mujer que diga: "Acá estoy Señor, envíame a mí, estoy segura porque sé que vas a cumplir tu propósito en mí, no importa lo que me digan". Si te atrevés a tomar esta Palabra, Dios va a usar tu vida como nunca antes, está esperando que mujeres levanten la mano y digan "envíame a mí".

Me fluye la sangre por dentro cuando pienso en las mujeres de Latinoamérica -hace años de esto- y me hierve cuando veo cómo están, el dolor de las mujeres que están metidas en opresión, en pobreza, en miseria, en legalismo, mujeres que tienen tanto potencial pero que están sumergidas en un costado de la vida, y cuando el Señor me dice "Voy a enviarte", yo le digo "Acá estoy Señor".

Yo voy a ir a predicar a Latinoamérica, y levantar mujeres fuertes y valientes que digan "Heme aquí" en Perú, Bolivia, Chile, Venezuela, Paraguay, etc.

Dios está viéndote y te dará un desafío, no sé cmo lo va a hacer, decile: "Señor me meto en tu río, y voy".

Muchas veces Dios no pudo contar con las mujeres, no porque no nos haya llamado (aunque algunos digan que Dios no llamó mujeres porque no era su tiempo ¡mentira!, porque el tiempo de las mujeres fue siempre) sino porque las mujeres estábamos en inseguridad, y no podíamos responder "Heme aquí", si lo hacíamos era en llorando, angustiadas. Pero al otro día nos agarraba una depresión profunda y el "Heme aquí" ya no existía, por eso Dios muchas veces no pudo contar con las mujeres porque no hemos podido responder con seguridad.

Respondé con un "sí" que sea "sí"; un "Sí" con el espíritu, y no con el alma, al llamado que Dios te haga.

Por Alejandra Stamateas

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