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BERNARDO STAMATEAS: SABER CONECTAR Y SABER DESCONECTAR
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: Alondra bat Yeshúa  (Mensaje original) Enviado: 04/01/2011 22:16

Saber conectar y saber desconectar

1 Reyes 13:1-6 “Sucedió que un hombre de Dios fue desde Judá hasta Betel en obediencia a la palabra del Señor. Cuando Jeroboán, de pie junto al altar, se disponía a quemar incienso, el hombre de Dios en obediencia a la palabra del Señor gritó: <<¡Altar, altar! Así dice el Señor: ‘En la familia de David nacerá un hijo llamado Josías, el cual sacrificará sobre ti a estos sacerdotes de altares paganos que aquí queman incienso. ¡Sobre ti se quemarán huesos humanos!’>>

Aquel mismo día el hombre de Dios ofreció una señal: ‘Esta es la señal que el Señor les da: ¡El altar será derribado y las cenizas se esparcirán!’

Al oír la sentencia que el hombre de Dios pronunciaba contra el altar de Betel, el rey extendió el brazo desde el altar y dijo: ‘¡Agárrenlo!’ Pero el brazo que había extendido contra el hombre se le paralizó, de modo que no podía contraerlo. En ese momento el altar se vino abajo y las cenizas se esparcieron, según la señal que, en obediencia a la palabra del Señor, les había dado el hombre de Dios. Entonces el rey le dijo al hombre de Dios:
-¡Apacigua al Señor tu Dios! ¡Ora por mí, para que se me cure el brazo!

El hombre de Dios suplicó al Señor, al rey se le curó el brazo, quedándole como antes.

 

La gente de éxito sabe conectar, sabe con quién conectar y con quién desconectar.

La Biblia dice que Dios habló y creó el mundo. Si le hablás al monte creyendo, la montaña se va a caer.
‘El poder de la vida y de la muerte está en la boca’, dijo Salomón.

El poder más grande que tenemos se llama comunicación. Todos somos comunicadores, permanentemente estamos relacionándonos con la gente.

La gente no ve si somos buenos o malos, sino ve, cómo nos comunicamos.
La gente no conoce tu corazón.

Si yo me relaciono con alguien, no voy a ver cómo es su corazón, sino que voy a ver cómo se comunica conmigo. Hay gente buena que como no sabe comunicar pierde grandes oportunidades.

Van dos analistas de sistema a presentarse para un trabajo. Uno es  brillante y el otro no es tan bueno.

Cuando el entrevistador le dice al brillante por qué quería trabajar en la empresa, el brillante no supo responder.

En cambio, cuando el mismo entrevistador, hizo la misma pregunta al otro analista de sistemas que no era tan bueno, supo responder correctamente.
La empresa contrató al segundo aunque el primero tenía más capacidad, porque el que no era tan brillante sabía comunicarse.

Comunicaciones exitosas:
Para lograr buena comunicación tiene que haber sincronización.

Si yo quiero escuchar música sintonizo la fm 100; pero si quiero escuchar noticias y sintonizo la misma frecuencia, no voy a escuchar noticias, porque sintonicé la radio equivocada.

Cuando yo detecto cuál es la frecuencia del otro, puedo tener una buena comunicación.

Para que haya comunicación, no puedo ponerle mi frecuencia al otro, sino que tengo que oír al otro, para saber cuál es la frecuencia que el otro tiene.

Cada persona tiene una frecuencia.
Una maestra a los nenes de primario, no les dice: ‘tomen en sus falanges el elemento llamado tijera y sosténganla’, les va a mostrar qué cortar y cómo hacerlo, porque la maestra para comunicarse con los chicos necesita adaptar su frecuencia a la frecuencia de ellos.

Jesús fue un buen comunicador porque sabía cuál era la frecuencia de la gente.

Tenemos en la historia, a un profeta joven, al que Dios le dijo que fuera al templo de otra ciudad, a dar una palabra profética, y cuando lo hiciera el altar se iba a romper por estar contaminado.

Cuando llegó, estaba el rey, entonces el profeta joven dijo: ‘¡Altar, altar!’. Él soltó una palabra profética, dijo que iba a nacer Josías. Esta palabra se cumplió 300 años después.

Cuando el rey escuchó eso, levantó la mano para detenerlo y su mano quedó seca, por lo que le pidió al profeta que orara por él.

El profeta le pidió a Dios y, enseguida su mano volvió a estar como antes.
Después de esto, el rey lo invitó al profeta a su casa; pero el profeta no fue porque Dios le había dicho que no comiera, ni bebiera, que sólo soltara la palabra y regresara hacia donde Dios le había dicho.

Este joven profeta representa a la gente que Dios va a levantar en los próximos años; gente anónima, sin antecedentes, que tendrá poder de Dios.

Dios va a levantar gente con un hablar que traerá resultados:

Cuando el joven dijo que el altar iba a quebrarse, el altar se quebró.

Dios va a levantar gente que lo que le pida a Dios, Dios lo va a cumplir, lo que hable va a suceder.

Cuando diga bendición, vendrá la bendición.
Cuando diga éxito, vendrá el éxito.
Cuando diga sanidad, vendrá la sanidad.
Dice que el profeta dijo: ‘nacerá Josías.’
Hasta el nombre le dio Dios. Pasaron 300 años y nació Josías.

Dios va a levantar ilustres desconocidos con un nivel de poder en la confesión de su boca, que tendrán fecha, nombre, lugar, y estarán adelantados 300 años, porque Dios va a darles autoridad en el hablar.

Dice que cuando el joven habló, el altar se derribó.
El altar es el sistema corrupto.

Me compré un libro que se llama ‘el síndrome de lucifer’.
El escritor puso a un grupo de estudiantes como jefes y a otros como prisioneros para ver cuál era su reacción.
Los alumnos que hicieron de jefes se la creyeron tanto, que reventaron a los otros.

Este hombre dice que hay tres niveles de maldad.
El primer nivel es el de maldad personal.
Dice que el corazón del hombre es malo, pero también hay situaciones malas.

Hay lugares que te oprimen y sacan lo peor de vos.

El autor dice que en los próximos años hay que trabajar para que el corazón del hombre cambie y las situaciones perversas cambien.
No alcanza con que el corazón y las situaciones cambien, porque las situaciones están enlazadas a sistemas perversos.

Cuando el rey iba a pegarle al profeta su mano quedó seca.
Eso me enseña que las manos que se levanten en nuestra contra, quedarán secas delante de nuestros ojos.

Dios nos ha dado autoridad delante de todo principado.
Toda enfermedad, toda pobreza, toda crisis, toda miseria, todo demonio tiene que estar debajo de nuestros pies.

El rey invitó al profeta a su casa, pero éste no fue porque siguió lo que Dios le había ordenado.

Cuando iba camino a Judá, la ciudad a la que Dios lo había mandado, dice que unos chicos fueron a su papá, un viejo profeta, para contarle acerca de todo lo que había sucedido con el profeta joven.

Este viejo profeta preguntó hacia dónde había ido, se subió a su asno, llegó al lugar donde el joven estaba descansando, y se acercó a invitarlo a su casa pero, el profeta joven se negó a ir debido a lo que Dios le había dicho.

Al ver que el joven se había negado, el viejo profeta le dijo que él también era profeta y que un ángel se le había aparecido para decirle que debería aceptar esa invitación e ir a su casa.
Esto llevó a que el profeta joven engañado llegara a la casa del viejo profeta.

Cuando estaban comiendo, el viejo profeta dijo: “Así dice el Señor: ‘Por cuánto desobedeciste a Dios, y te quedaste aquí vas a morirte.’”

Dice la historia bíblica, que el profeta joven se subió a su asno, y en su camino apareció un león que lo mató, pero que no comió su cadáver.

Cuando el profeta viejo se enteró que estaba muerto fue hacia donde estaba el cadáver, y allí se encontraban también el león y el asno.
El viejo profeta tomó el cadáver del profeta joven, lo llevó a la ciudad y lo enterraron.
El profeta viejo hizo duelo, lloró y, pidió que cuando él muriera lo enterraran a su lado.

Siempre habrá una lucha entre lo nuevo y lo viejo.
Cada vez que decidas ser joven para Dios vendrá un profeta viejo a destruirte.

Lo viejo siempre persigue a lo nuevo. El nuevo era el joven de Dios, el viejo era el viejo profeta.

Las personas que prefieren verme muerto, a verme usado por Dios son viejos profetas.

El viejo profeta representa a la gente que no le gusta tu éxito, porque tu éxito saca a la luz su mediocridad.

Profeta viejo hay en la religión, en el trabajo, en las amistades, en el barrio y hay hasta familiares.

Son profetas viejos, las personas que tienen dos caras; la cara privada que te dice que Dios va a castigarte y vas a morir. Pero también tienen una cara pública que cuando te morís lloran.
¡Cuidate de la gente que tiene dos caras!

El rey lo tentó al profeta joven, pero el profeta joven no tomó lo que él le decía.
En cambio el profeta viejo logró más que el sistema corrupto político.
Es más corrupto lo religioso que lo político.

El profeta viejo representa a la gente que tiene lenguaje espiritual pero no tiene el poder de Dios en su vida.
Es la gente que no soporta verte feliz, en victoria, cantando; le molesta que sueñes.

El viejo mantiene el lenguaje espiritual, pero no tiene la vida de Dios. Representa a la gente que no hace nada, pero tampoco deja hacer.
Los profetas viejos van a aparecer siempre en tu camino y van a querer engañarte.

Aunque el joven tenía poder, pudo ser engañado porque se subestimó. Él idealizó al viejo. ¡Nunca idealices a nadie!
Nunca digas: ‘Dios a vos te escucha más’, porque lo que confieses así será.

Él joven idealizó la experiencia sobre el poder y la revelación que él tenía.

Tu pasado va a luchar contra tu futuro.
Tus amigos de la vieja vida van a luchar con tus amigos nuevos.
Tu dolor y tu trauma del pasado van a pelear contra tu sueño del futuro.
Tus recuerdos dolorosos van a luchar contra las promesas de tu presente.

La vida es una lucha entre lo nuevo y lo viejo.

Solamente hay que desconectarse de una cosa: lo viejo.
Tenemos que conectarnos con todo el mundo, pero tenemos que desconectarnos de lo que representa la vejez.

Si el joven hubiera desconectado con el viejo profeta, y hubiera hecho lo que Dios le dijo, hubiera regresado y Dios lo hubiera levantado; pero terminó muerto porque no supo desconectarse de la gente equivocada.

Hay gente que va a aparecer en tu camino para engañarte y desconectarte del propósito que Dios te dio.

Eso no significa ser paranoico, sino saber, que si sos un profeta joven tenés que juntarte con la gente joven y no con los profetas viejos; porque al profeta viejo solo le quedó el nombre, el engaño y el recuerdo; pero el poder de Dios estará con la gente que se mantenga joven en Él.

¿Cómo mantenernos jóvenes en la fe?
Cuando hablo de juventud no hablo de edad, sino de mantenerse joven de espíritu.

Dios pone vino nuevo en odre nuevo.

Lo viejo y lo nuevo no funcionan juntos.

Vos no podés servir a Dios con tu mente vieja, con tus mañas viejas, con tus vicios viejos, y tus amigos viejos.

  1. La gente joven está llena de experiencias nuevas en Dios: Buscá esas experiencias privadas. Buscá que Dios te visite cada día. Profetizate. Hablá. Decretá. Pedí una nueva visión, una nueva sensación.

    Las experiencias nuevas siempre traen impacto y expansión.

    Cuando yo tuve mi primera experiencia con Dios, le pedí que nunca se detuviera eso que estaba sintiendo, a lo que Dios me respondió, que solo dependía de mí.
  2. Sueños nuevos: Enriquecé tus sueños.

    José soñó que gobernaría la nación y que las estrellas se inclinaban a él. Eso significa que gobernaría el mundo.

    Dios me hizo pensar si José lo había logrado, y yo pensé que sí, pero Dios me dijo que logró más que eso.
    José soñó con casarse, tener hijos, recibir a su familia, recibir a los presidentes de la tierra; José fue agregando cosas a su sueño; y eso tenemos que hacer… Agregarle detalles, cosas nuevas.
  3. Revelaciones nuevas: Buscá aprender, conocer cosas nuevas de Dios.
    Hay que soñar, pero el sueño no alcanza y necesitamos crecer.

    Lo único que te promueve a otro nivel es la revelación.

Alguien dijo: “Lo que no sé, es lo que me mantiene donde estoy hoy.”

Lo que no conozco es lo que me mantiene en el nivel que estoy. Si supiese lo que sé hoy, diez años atrás, hoy no estaría donde estoy.

El joven tenía poder, pero le faltó revelación. Si el joven hubiera sabido lo que hoy nos está enseñando, no le hubiera pasado lo que le pasó.

Hay dos tipos de paz; la paz de la situación (cuando la situación está tranquila), y la paz del propósito; que es cuando a tu alrededor está todo complicado, pero como estás haciendo lo que Dios te dijo, eso te da paz; esa es la paz verdadera.

Por Bernardo Stamateas

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