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ALEJANDRA STAMATEAS: EN CASA TODOS ESTAMOS ESTRESADOS
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De: Alondra bat Yeshúa  (Mensaje original) Enviado: 04/01/2011 23:08

En casa estamos todos estresados

Mateo 6:33

...y Yo cargo con todos

Hay temporadas en el hogar que pareciera con más responsabilidades, cambio de trabajos, el comienzo de la escuela, donde los horarios varían y todos deben adaptarse a ellos. Están todos como enloquecidos y la esposa, la madre, tiene que hacerse cargo de todo; o sea que, aparte de su propio estrés, debe cargar con el estrés de toda la familia.

Mateo 6:33 “ Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas las cosas les serán añadidas.”

Cuando nuestra casa colapsó, lamentablemente, comenzamos a cubrir los baches que se producen, porque creemos que esa es nuestra tarea, por eso nos estresamos doblemente.

Hay cosas que en el hogar se dan por sentadas. Por ejemplo los hijos creen que al llegar de la escuela o del trabajo -o de donde sea-, tienen que encontrar su habitación ordenada o hallar comida en la heladera; el marido quiere la ropa lavada, planchada, la casa limpia, quedando asentado que quien debe hacerlo es la “mamá”. “Querida, ¿viste dónde está mi camisa?, ¿dónde pusiste mi buzo?” Todos creen que es la mujer quien debe cubrir los baches, lugares o situaciones “porque alguien tiene que hacerlo”. Y especialmente en determinadas épocas del año donde te transformás, no sólo en la mamá o esposa, sino en el cadete, el chofer, la telefonista (“mamá, si llama fulano, decile… “), un agente de seguridad (estando hasta altas horas de la madrugada esperando que el nene o la nena llegue de la salida con amigos, o del baile, o del cumpleaños), en un cajero de banco abierto las 24 hs. (“mamá dame”) y todo eso termina estresándote.

Pareciera como que tu tiempo les pertenece a todos menos a vos, y cuando querés tomarte un momento lo vivís con culpa, y parece que lo que hacen los demás es “sagrado” y lo tuyo puede esperar. Por ejemplo si te encerrás en tu habitación para dedicar un rato a tus cosas, parece que siempre debés levantarte para ocuparte de los demás porque sentís culpa.

La sensación de hiperactividad, de hiper-exigencia, de cubrir baches y la frustración que eso implica, estresa. Y el estrés siempre termina afectando el cuerpo y las emociones.

¿Cómo liberarnos del estrés?

Encontrando el propósito.

Muchas mujeres viven asfixiadas, infelices, agotadas, frustradas porque no encontraron su propósito en la vida.

El propósito es aquello para lo cual fuiste creado, para ocupar un lugar en el mundo y si vos no estás, en ese lugar, queda vacío. Y esa posición no es la que tus hijos, tu marido o tu mamá te dijeron que debías ocupar, sino es el lugar que Dios te dio para hacer algo grandioso.

¿Y cómo encuentro ese lugar? Buscando.

Esa es nuestra tarea , porque “ el que busca, encuentra .” ¡Buscá tu propósito!

Dice la Biblia : Busca el reino de Dios y su justicia y todo lo que necesites te vendrá como añadidura.

El reino de Dios es el diseño divino, y debes buscar el que pertenece a tu vida, no aceptes nada que no tiene que ver con el diseño de Dios. Tu búsqueda fundamental es buscar el diseño correcto que Dios ya elaboró para vos.

Cuando naciste Dios determinó que cuerpo, cara, manos, capacidades, dones te iba a dar, te diseñó de una manera para que te desarrolles. Por eso la búsqueda es entender el diseño de Dios, porque si no tenés tu diseño propio siempre vas a meterte en el diseño ajeno, transformándote en la mujer que tapa agujeros. Y vos naciste para cumplir el propósito de Dios en esta tierra.

¿Cómo buscamos el diseño de Dios?

Primero, aprendiendo a desestresarnos, porque la búsqueda de Dios tiene que hacerse en paz y tranquilidad.

¿Y cómo puedo desestresarme?

Aprendiendo a hablar. Por nuestras palabras somos salvadas, justificadas o condenadas; es por lo que hablamos no por lo que accionamos.

La declaración nos llevará a accionar, por eso debemos cuidar lo que decimos. La Biblia dice: por vuestras palabras serán justificadas o condenadas.

Cada vez que pronuncies una palabra vacía, que no sirve para nada, que destruye, lo único que lograrás es traer desastre a tu vida; porque cada palabra queda retenida en la mente y, como una grabación, la escucharás durante toda la vida, ya que permanece en el subconsciente (y la mente subconsciente no tiene sentido del humor). Aunque digas: “ah…, pero lo que dije fue en broma”, igualmente queda grabado.

Si decís “mis hijos me van a terminar matando”, tu mente lo graba y al final, sucede; porque la mente actúa conforme a lo que imprimió y no dice “era una bromita.” Hay poder en vos para controlar lo que hablás.

Si en tu subconsciente guardas una imagen de escasez y de limitación, tu vida responderá a ese mandato.

¿Qué imagen estás imprimiendo en tu mente? ¿Cómo te ves de acá a veinte años?

¿Vieja?, ¿achacada?, ¿encorvada, como tu mamá? Esa será la imagen que traducirás en palabras y terminarás experimentando.

Josué 1: 8 dice: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley.” Aquí Dios nos dice que debemos hablar todo el tiempo su Palabra, que quedará impresa en la mente y meditaremos en ella.

Si hablás bien, lo bueno se hará real en tu vida, pero si en tu mente se formó algo negativo, vas a hablar y meditar negativamente, y los resultados serán negativos.

Hablar bien, quita el estrés.

Un neurocirujano hizo una investigación y dijo, que si una persona entendiera que sus palabras dominan sus centros nerviosos, cambiaría toda su manera de hablar. Cada palabra dicha queda impresa en la mente y activa los centros nerviosos, para bien o para mal; por eso debemos saber que si hablamos palabras fuertes o débiles, deben tener personalidad.

Tu mundo se puede controlar con las palabras. La mayor posibilidad de control podemos ejercerla a través de lo que hablamos, porque no es que otro lo dice sino que yo lo hablé. Los otros pueden decir lo que se les ocurra, pero lo importante es lo que yo digo, porque tengo poder para controlar mi mundo.

Si querés ver cambios, cambiá tu voz interior.

Las mujeres tenemos que aprender a hablar palabras poderoras. Hemos incorporado el lenguaje de víctima que utilizaban nuestras madres y abuelas. Si recordamos cómo ellas hablaban, muy pocas podríamos decir “mi abuela era alegre y hablaba positivamente” o, “mi mamá era una mujer alegre.” La mayoría recuerda que para su madre todo era dolor, sacrificio, infelicidad; por lo tanto no tiene una imagen positiva.

Aprende un nuevo lenguaje y cambia tu voz interior.

Si repetís frases negativas: “mis hijos me van a matar”, “al final siempre me quedo sola”, “en esta casa soy la única que hace todo”, esas frases que se imprimen en tu mente determinarán tu final.

Un pasaje bíblico dice: “no veréis viento, tampoco lluvias, no obstante hacé estanques en este valle.” Debemos prepararnos para recibir lo que pedimos, aunque no veamos ni una señal.

Por ejemplo, una mujer deseaba mucho un departamento, declaró con fe que ella lo recibiría y fue a comprar un acolchado para su cama para usar cuando se mudara (empezó a comprar lo que pudo) y, en poco tiempo, recibió su departamento. Es decir, ella preparó su espíritu, su cuerpo y su mente para recibir lo que pidió aunque no había nada.

En general las mujeres pedimos, pero no nos preparamos para recibirlo. Así como cuando viene el verano nos preparamos, haciendo dietas, gimnasia unos meses antes, de la misma manera debemos entender que, desde el momento que hacemos el pedido hasta encontrarnos con la respuesta tenemos que prepararnos.

Si le pedís a Dios una pareja, por ejemplo, no podés decir “me voy a depilar cuando lo encuentre”, o “cuando aparezca me cambio el cabello”, ¡no!, preparate antes de recibirlo, porque para cada pedido hay una provisión .

La oración que hiciste no cayó en un saco roto, sino que tiene provisión, preparate para recibir lo que Dios ya prometió que es tuyo.

Recibirás todo, lo que te veas, a vos misma, recibiendo.

T iene que ver con el más alto nivel espiritual, sólo recibirás aquello que te veas recibiendo, difícilmente recibas lo que no ves como tuyo. Tenés que imaginarlo.

En muchos pasajes de la Biblia , las palabras mente o corazón fueron mal traducidas, porque significan “imaginación”.

Dios quiere uses tu imaginación y te veas recibiendo lo que pediste, eso tiene poder. Si pediste una casa, imaginate firmando el contrato, estrechando la mano del hombre de la inmobiliaria, entrando a tu casa, disfrutándola; porque si la querés, primero debes imaginarla.

En muchas iglesias, oran, oran; hablan, hablan y hablan, pero no tienen tiempo de imaginar lo que piden, no usan tiempo para verlo y por eso no lo reciben.

Imaginá que estás recibiendo tu título universitario, empezá a meterte en el diseño de Dios, en el dibujo que hizo para tu vida. Imaginá a tu hijos en situaciones buenas, adorando en la iglesia (muchas veces usamos la imaginación negativamente, y los vemos en peligro, con malas compañías o drogándose). Es tiempo de usar la capacidad dada por Dios para crear, imaginá a tus hijos en situaciones buenas, atrevete a verlos parados en un púlpito predicando o adorando a Dios, sentados en el escenario teniendo un grupo de música. ¡Usá la imaginación para lo bueno!

Muchas mujeres piden éxito pero se preparan para el fracaso; escuchan un mensaje y se lo creen, pero cuando llegan a su casa dicen: “no creo que lo reciba”, y así se preparan para el fracaso. ¡No juegues con Dios! Dios quiere ver tu fe y que imagines Su mano soltando la bendición destinó para vos.

Jesucristo le dijo a sus discípulos: “ No digáis, todavía quedan cuatro meses para la cosecha, en verdad yo os digo, levantad vuestro ojos, y mirad los campos porque ya están maduros para la cosecha.” Y Dios te dice: “ levantá tu mirada porque aquello que me pediste ya está maduro para que lo recibas.”

Palabra buenas, cambio de mente.

Hay tanto potencial en tu interior que, con un sólo movimiento, rebalsarás de poder. Tal vez tengas que decir una palabra, o sacarte las negativas y declarar palabras poderosas, fuertes, con personalidad. No importa que te digan loca, tenés personalidad.

La mujer que sabe que fue diseñada por Dios para algo, tiene personalidad, es única, distinta a todas, y sabe para qué fue creada. Honrate a vos misma, sos un diseño de Dios.

Para salir del estrés, tengo trabajar mi fe.

Para trabajar mi fe debo pedir, primero. Y si no tenés necesidades, pedí igual. Pedí aquello que es raro, insólito, loco, y aunque lo hayas pedido ayer, pedilo otra vez; si pediste a la mañana, pedí a la tarde, a la noche, al día siguiente, siempre. Pedí todo lo que se te ocurra, tu fe tiene que trabajar, porque si no trabaja, está muerta, y si no pedís, ¿cómo sabes si funciona?

Reconocerás que tu fe funciona cuando tengas respuestas; y si lo que pedís es raro será más fácil saberlo, porque pedir lo obvio no demuestra fe. “Señor dame hoy para comer”, eso es obvio, es algo que tenés todos los días y, en algún momento, dejarás de pedirlo porque Dios lo proveyó para siempre. ¡Atrevete a pedir lo raro!

Hay mujeres que tienen su fe muerta, estancada, y eso es como tener un auto y no usarlo.

No tengas tu fe muerta, no sirve para nada, y no digas que tenés fe cuando no la provocas todos los días. Provocá tu fe, pedí porque el que pide, siempre recibe.

Es más fácil tener miedo que fe. Es más fácil creer que te va a faltar dinero para pagar, que decir “tendré el dinero suficiente”; es más fácil seguir con la deuda que declarar: “mañana Dios la cancela.” Lamentablemente tenemos miedo, y el miedo no activa la fe.

Para activar la fe, debo hacer un esfuerzo de voluntad, todos los días.

Pedile a Dios un chocolate, así como cuando eras niña y se lo pedías a tu papá; y, aunque parezca algo pequeño, una tontería, estás poniendo tu fe a prueba.

Al ejercitar la fe más y más, lo muerto, revive. Ya no pedís lo obvio sino ponés en marcha la fe que Dios te dio, y le decís que baje tu sueño. Al hacerlo no vivirás más de lo que los demás dicen, del diseño ajeno sino del propósito que Dios tiene para vos.

El único que conoce mi diseño completo es el que me creó, y Él sabe el poder que puso, lo precioso que invirtió en mí.

Toda mujer llega al mundo financiada por Dios.

Para que el diseño se haga realidad, disponemos de toda la provisión y lo demás vendrá por añadidura.

Decile: Dios no voy a aceptar menos de lo que te pedí, si querés darme más, mejor, pero nunca aceptaré menos.

No aceptes menos, porque Dios tiene abundancia para tu vida. Tu paz, tu calma, salir del estrés, no comienza cuando las circunstancias son maravillosas sino cuando hablás. Tu éxito lo armás vos con lo que declarás y cómo te ves.

Satanás siempre querrá atacar tu mente para distorsionar tu palabra; atacará tu estilo de pensamiento para que las palabras sean negativas, pero nunca podrá derrotar la Palabra , porque la Palabra ya lo venció a él. Jesucristo es la Palabra y ya venció a Satanás, por eso vos con la Palabra de Dios, ya venciste al enemigo.

Atrevete a soltar pasión, fuego de tu interior, y Dios dará el diseño de tu corazón.

Todo lo que pidas debe encontrar un lugar en tu vida para hacerse realidad. Si nunca te viste viajando en un avión, olvídate que vas a viajar. Pedí, tenés poder.

Elías dijo: “ no va a llover hasta que yo diga la palabra ”. Elías entendía el poder que había en su boca y por tres años y seis meses no llovió, y cuando soltó la Palabra comenzó a llover.

Activá tu fe, pedí lo más grande, y el diseño de Dios bajará a tu vida, se abrirá el camino y nunca más tendrás que tapar agujeros, vivirás en completa paz y sucederán cosas hermosas. No desperdicies el poder que tenés, no arruines tu vida por arruinártela, no es Dios quien te la arruina, la arruinás vos por las palabras que decís, conteniendo la fe muerta.

Querida mujer, Yo te vi prosperada, te vi con ropa nueva, te vi feliz, con auto y casa. Te vi llena del Espíritu Santo de Dios, con grupos gigantescos de mujeres; te vi entrando a barrios donde nadie se atreve a entrar; te vi haciendo historia en esta nación. Te vi levantando paralíticos, imponiendo manos y los enfermos sanándose, yo lo vi y lo declaré en el nombre de Jesús.

Activá el mundo de la fe. Imaginate viendo que recibís el dinero que necesitás para pagar tus deudas, mirate con el dinero -o el cheque- en la mano cancelando la deuda.

Imaginate entrando al negocio o la casa nueva y a alguien que te dice “dueña”. Activá tu imaginación, no pidas lo obvio porque lo obvio no demuestra fe. Imaginate pisando los pisos en esa casa, entrando en tu habitación, que tiene un vestidor con mucha ropa.

Todo lo que veas recibirás. Si te ves como miserable vas a vivir como miserable, si te ves en angustia vas a recibir angustia. Mirate con toda tu familia alrededor de una mesa, todos orando con una unción poderosa que ha caído en esa casa única y especial; mirá a tu familia adorando en la iglesia, a tu marido, a tus hijos, a tus sobrinos, a tus tíos, mirá el lugar donde se encuentran parados con las manos levantados adorando, porque recibirás todo lo que te veas recibiendo.

Mirate como una mujer ejecutiva si querés recibir tu empresa; mirate sana, nunca más un dolor de cabeza, de pecho, de garganta , de huesos, nada.

Por Alejnadra Stamateas

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