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ALEJANDRA STAMATEAS: ME CUESTA DISFRUTAR DE LA VIDA
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: Alondra bat Yeshúa  (Mensaje original) Enviado: 04/01/2011 23:13

Me cuesta disfrutar de la vida

 

Parece que a las mujeres nos cuesta disfrutar un poco más de la vida; tenemos el concepto de que todo es una carga, una lucha, que siempre debe haber sufrimientos, tal vez hoy la pasamos bien, pero “ojo” porque mañana puede pasar algo. De esa manera no encontramos posibilidades para disfrutar de la vida.

Deberíamos preguntarnos: “¿sos feliz?”; o ¿cómo puedo ser un poquito más feliz?

Esa es la cuestión; la felicidad no es un estado permanente sino pequeños momentos y nuestra tarea es multiplicarlos para pasarla bien.

Los humanos tenemos diferentes teorías de interpretación de la vida:

  • Disfrutá hoy, mañana no importa . Son esas mujeres que dicen: “quién me quita lo bailado”, “me como todo hoy y qué importa”. Esa mentalidad nos hace disfrutar hoy pero, mañana, pagar las consecuencias de haber abusado del cuerpo, de las emociones, de lo económico (gasto todo hoy, y no importa si no tengo para después). Ese abuso disfruta del hoy pero luego acarreará gran angustia por no estar preparado.
  • No disfruto hoy, ni mañana . Son las mujeres que sienten mucha frustración, generalmente son depresivas. Dicen “para qué lo voy a hacer, si no me sirve, ni para hoy ni para mañana”, entonces no planifican, ni quieren arriesgarse, es como si entregaran su vida; caen en la desesperanza.
  • No disfruto hoy, disfrutaré mañana . Este modelo es el que nos enseñaron en las iglesias: “hoy me sacrifico, mañana disfrutaré del sacrificio.” Una mujer me decía que, durante quince años se sacrificaron en su familia, no fueron de vacaciones, ni fueron a comer a restaurantes, ni se compraron nada, solamente juntaban el dinero para comprarse la casa. Ahora, con cincuenta años de edad, se dieron cuenta que, por quince años, no disfrutaron nada, y esos años fueron como que no los vivieron; y esos años no se vuelven a recuperar.
  • Disfrutar hoy y disfrutar mañana, es el modelo de felicidad .

Estar bien hoy y mañana, es una vida de felicidad y la promesa de Dios.

El modelo de sacrificio muchos lo tenemos incorporado y por eso, muchas veces, se lo inculcamos a nuestros hijos. “Sacrificate hoy y mañana disfrutá”, y no está mal hacer un sacrificio, el problema está cuando dejas de vivir, no disfrutás nada por futurizar tu felicidad, postergas todo para “mañana” y el mañana no es seguro.

El modelo de Dios es disfrutar hoy y también mañana.

Felicidad es = placer + significado.

Cuando eras chica, ¿a qué jugabas? Es interesante observar que en un juego, cada uno toma un rol y, al practicarlo, se divierte, es feliz y de esa manera, fluye.

Cuando jugabas no te costaba porque en el juego fluías; ahora, ¿qué pasaría si el mismo rol lo si practicás en tu trabajo? ¿Qué era lo que mejor te salía? Usá esa misma capacidad hoy en tu trabajo; tal vez sea una carga pesada y no le podés encontrar felicidad, ni hacer que tu día sea feliz, porque tratas de jugar como lo hacen otros y no, como vos fluís. Aplicá, en tu trabajo, la misma manera de diversión que cuando jugabas, no busques otra personalidad, ni imites como lo hace otro; fluí, y serás feliz como cuando jugabas.

Preguntate: ¿a qué juego yo jugaba? ¿en qué rol me ubicaba? ¿qué hacía con las muñecas, les enseñaba? Entonces en mi trabajo debo usar la enseñanza; de esa manera fluiré y me divertiré como si jugara.

¿Te gustaba hermosear a las muñecas? Utilizá eso en el trabajo, sacá la hermosura que tienen las personas, y eso te hará fluir.

¿Te gustaba organizar? Hacé eso, entonces. Nunca trates de hacer otra cosa porque no fluirás; cuando pretendemos hacer algo diferente, la felicidad “parece” que se nos resiste.

Felicidad= placer + significado

Durante el día, las mujeres hacemos muchas tareas que no nos producen placer y ni siquiera tienen significado; en general buscamos hacer lo que tiene placer y significado para los demás. Por ejemplo si hago algo que tiene significado para mis hijos, entonces lo hago con gusto; si hago una comida que les producirá placer a ellos, disfrutaré en hacerlo; y es porque no encontré mi felicidad, aún no descubrí mi placer y significado fuera de los demás.

Hay mujeres que dicen “si mi hijo no está bien, cómo voy a ser feliz, no puedo”; “si mi hijo está mal económicamente, yo no puedo disfrutar de la vida”; “si mis hijos no se van de vacaciones, cómo voy a ir yo”; se creen sin derecho a ser felices, o que podrán serlo, cuando el otro sea feliz. O sea que, la felicidad del otro repercute en tu felicidad.

Repetite: “hoy, yo quiero disfrutar y mañana, también yo.”

Debemos diferenciar entre: estar felices y aliviadas; no es igual felicidad y alivio. Cuando llego a mi casa y me saco los zapatos, siento alivio. Las mujeres que dicen:”quiero que todos se vayan de mi casa para limpiar tranquila”, experimentan alivio, no felicidad.

Frecuentemente nos confundimos; estamos aliviadas y creemos ser felices porque no tenemos claro el verdadero significado de felicidad. La felicidad tiene una dimensión mucho más grande que la de traer alivio.

Mucho de lo que hacemos en el día nos trae solamente un minuto de alivio, pero Dios quiere que vivamos grandes momentos de felicidad.

¿Cómo puedo ser feliz? ¿Qué hacer para tener un poquito más de felicidad?

Ser feliz es mi derecho.

La mujer que no conoce sus derechos, es la que no sabe cómo aplicarlos, por eso para ser un poco más feliz, debo reconocer mis derechos.

¿Por qué creés que tendrías derecho a ser feliz? Seguramente la respuesta será, “porque soy una hija de Dios” o “porque me lo merezco”; y en realidad,

El derecho a ser felices es porque existimos.

Muchas mujeres dicen “tengo derecho a ser feliz porque soy buena, porque no le hago mal a nadie, porque toda mi vida trabajé para ser feliz y disfrutar…” y le buscan una razón, cuando es un derecho que nos corresponde a todos: trabajes o no, seas buena o mala, alta o petisa; y Dios no dio ese derecho por tener vida, por eso, ¡disfrutalo!

Debo creer que la felicidad es parte de mi vida, que no nací para sufrir, porque si no lo creo, cuando me propongan algo bueno voy a decir “no es para mí”, “déjeselo a otro…” y quien no cree tener ese derecho vivirá boicoteándose, arruinando lo que le vaya bien. Es como querer llenar de líquido una botella que tiene puesta la tapa,

si no lo destapamos será imposible.

Muchas mujeres tienen “un gran tapón” puesto en sus emociones, en su mente y espíritu, y aunque quieras hacer algo para hacerlas felices, no pueden aceptarlo porque no creen ser capaces, ni con derechos a ser felices.

Consejo: para ser feliz, tomá la vida en tus manos.

Las mujeres no nacimos para que otros nos hagan felices. Quizás de pequeñas te enseñaron que para ser feliz necesitabas tener determinadas cosas, y siempre tu felicidad dependía de algo externo. Dios quiere que tomes la vida que Él te dio en tus manos y la hagas feliz, porque te corresponde a vos hacerlo.

Aceptá que lo que tenés es todo lo que hay.

Imaginá por ejemplo, que es un día feriado y están todos los negocios cerrados, estás en tu casa y no compraste nada para comer; tenés hambre, entonces vas a la heladera y mirás qué hay. Encontrás un trozo de queso, un huevo, en la alacena encontrás cualquier otra cosa, y qué decís: “esto es lo que hay“ y, como es lo único, debo arreglarme y hacer lo mejor.

De esa manera debes hacer con tu vida cada día. Dios te regala las horas del día para que digas: “esto es lo que hay”. Este es el día que hizo el Señor me gozaré y alegraré en él.

Dios no te da otro día sino “el hoy” para que hagas lo mejor, lo disfrutes y te hagas feliz a vos misma. Es tu decisión hacer el día feliz o desgraciado; no será por las circunstancias, porque sos dueña del control remoto de tus emociones, y cuando entendés que “esto es lo que hay”, harás tu día el más maravilloso; porque mañana no vino y ayer ya se fue. El hoy es lo que hay, y haré el mejor día de mi vida.

La felicidad se construye poco a poco.

Un día feliz se crea de experiencia tras experiencia, segundo tras segundo, minuto tras minuto. En un mismo día puedo cambiar miles de veces mis emociones: estar contenta, triste, feliz, angustiada, amargada, a punto de explotar por la emoción… Si logro dirigir mi día diciendo: “Es lo que hay, no sé si mañana habrá otra posibilidad, entonces lo tomaré y lo voy a disfrutar.” Disfrutá cada momento que es un regalo de Dios.

Hoy, cuando vemos tantas muertes todo el tiempo, fatalidades ocurridas a nuestro alrededor, más que nunca valoramos la vida y la disfrutamos. Gorda, flaca, inteligente o no, con dinero o sin él, este es el día que Dios me dio y lo voy a saborear, descubriré sus mejores sabores.

A veces para disfrutar tenemos que cerrar un poco los ojos, porque si miramos todos los detalles perdemos la capacidad de disfrutar.

La vida está para disfrutarla y te corresponde hacerla linda.

Las circunstancias difíciles siempre vendrán, siempre habrá algo para quejarnos, que no nos guste, y dependerá con qué actitud lo enfrente.

“Es lo que hay”, tal vez vino una crisis, te enfrentás al enojo de tus hijos, a ese problema económico, o a la dificultad que tu marido tiene en su trabajo, tenés la capacidad interna que Dios te dio para crear una obra de arte de tu día, podés hacer del mal día, uno excelente y eso te corresponde.

Si cada mañana te levantás, y cuando pisas el piso al levantarte de la cama decís: “hoy tengo el derecho de ser feliz”, te aseguro que todo lo que hagas te dará felicidad.

Haré todo para ser feliz.

En cada disciplina, para ser un entendido, hay que tomarse tiempo. Si te pregunto por las crisis más grandes de tu vida, te darás cuenta que esas crisis sacaron lo mejor de vos. Parecía que era lo peor, pero sacó lo mejor, porque cuando caemos en lo profundo es cuando surge la capacidad de levantarse.

Al caer en la profundidad de tu vida, no perdés nada, al contrario, se produce un cambio que no trae pérdida. Un cambio siempre trae algo nuevo y Dios espera que saques todo el potencial que te dio.

La crisis es una oportunidad que aprovecharás para soltar lo desconocido aún; es el mejor tiempo de tu vida, vivilo, no entregues más años de tu vida en amargura.

Hay mujeres que de un problemita insignificante como una cucaracha hacen un dinosaurio, porque les gusta amargarse, porque sienten que no tienen protagonismo. Y en realidad, te tienen que conocer porque ponés sabor a la vida y la disfrutas en su totalidad.

Mateo dice: el reino de los cielos es como la levadura que una mujer tomó y mezcló en una gran cantidad de harina hasta que fermentó toda la masa.

La vida es como esa harina, problemática, con las crisis diarias, sus angustias. Dice que esta mujer tenía la cantidad de harina suficiente para hacer pan y darle de comer a mil personas. Ella le puso un poco de levadura y la masa fermentó.

Así debés hacer con tu vida, cada día ponerle un poquito de levadura, un poquito de fe, y no tendrás que hacer mucho, solamente mezclar. Mezclá tus problemas con fe, tus angustias con la felicidad de Dios, todas tus situaciones difíciles con la presencia del Espíritu Santo. Y podrás preguntar, qué va hacer eso con los millones de pesos que debo, qué puede lograr una pequeña ofrendita con semejante deuda. Vos hacé lo que te corresponde y Dios hará el resto. Poné un poquito de levadura y mientras dormís, al día siguiente recibirás el milagro que necesitas.

Poné levadura a los problemas de la vida: una palabra profética, una declaración de fe, una acción con la que estás diciendo que Dios te dará todo.

Decí: Sé que tendré en mis manos lo que tanto desee, lo voy a acariciar, alimentar y disfrutar; hoy pongo esa levadura, Dios en medio de mis problemas va a obrar, vendrá por la noche y mis problemas desaparecerán, porque habré crecido y puesto felicidad a mi vida. Eso hace el Espíritu Santo.

Supongamos que tuvieras cien años y estás bien de salud, disfrutaste cada etapa de tu vida, y de pronto aparece una máquina del tiempo que te lleva a los dieciocho años, recordás que fue una etapa hermosa, donde ibas a bailar, tu cuerpo era espectacular, tenías muchas amigas, hacías muchas cosas que te gustaban y cuanto te divertías. Si la mujer de cien años, pudiera decirle a la de dieciocho cómo ser feliz, ¿qué le dirías? ¡Disfruta! Eso te estás diciendo a vos misma, porque tanto la de cien como la de dieciocho, es la misma persona, vos.

Hoy no tenés cien años, aun te resta mucho más por vivir, pero el mejor consejo que te puede dar esa anciana es “sé feliz”, “para qué gastar tus lágrimas, para qué angustiarte o preocuparte todos los días”. Si ante una circunstancia no sos feliz es porque permitiste que te domine, por lo tanto siempre estarás abajo, pero cuando decidís ser feliz, te parás sobre la circunstancias, una cosa es mirar desde abajo y otra, muy distinta, desde arriba y con felicidad. Viví intensamente “es lo que hay”, es la vida que tenés; enseñá a tus hijos, marido, a los demás que te disfruten por entero.

2º Cor 3:18 dice que nos vamos transformando a la imagen de Jesús , y eso se ve en nuestro rostro. ¿Qué imagen tenés de Jesús? Feliz, o un Jesús triste y enojado.

Cada día practicá este ejercicio: mirá a Jesús feliz, alentándote, aun cuando te equivoques, porque si lo ves enojado esperarás un castigo y no podrás disfrutar de nada. Imaginate a Jesús feliz, alegre, y bailando con vos.

Dios disfruta de nosotros cuando nos ve felices, le encanta vernos disfrutar, cantar.

Dios te dice: “sé creativa, poné levadura a tu circunstancia, hacé una oración y olvidate; si no podés solucionarlo poné un poquito de fe y olvidate, porque ese poquito de levadura frente al conflicto sabe que tiene que hacer. Meté fe, pasión, amor, misericordia, un poquito de la profecía que te dieron, de una palabra que hayas leído y verás que vas a disfrutar del milagro que estás necesitando.

Dios te da cada día para construyas una obra de arte, algo maravilloso y no te arrepientas mañana. Decí: en este día tuve placer y significado, lo disfrute y sé que lo que hoy disfruto, mañana también lo disfrutaré, porque Dios está de mi lado todos los días de mi vida y me prometió que nunca me iba a dejar.

Dios te da la vida para que la disfrutes, armá tu vida con felicidad no con dolor y sufrimiento, y ponete por encima de las circunstancias cuando vengan.

Mujer no vivas de favores, no vivas de pequeños alivios, sino de justicia. Justicia es entender que tenés derecho a ser feliz. No dependas de que alguien te de un ratito para hacerte feliz (“ah si viene mi amiga y tomo unos mates con ella, voy a ser feliz”, “ah! si a mi hijo le va bien, entonces seré feliz”). No vivas del favor de los demás, porque ser feliz es un derecho que Dios ya te dio.

Orfa, Noemí y Rut, eran tres mujeres que dejaron algo; debían enfrentarse a la vida, solas, no tenían nada, ninguna seguridad, sus maridos se habían muerto.

Las tres tenían que tomar buenas decisiones:

-Orfa dijo “me vuelvo a los conocido”, está bien lo que decidió, hay mujeres que no quieren arriesgarse en la vida, que justamente, cuando les vienen las crisis, se vuelven a lo conocido, a sus dioses, a su tierra, a sus costumbres, se vuelven a casar para hacer la misma vida que antes.

-Noemí, también se estaba alejando de su tumba emocional, de todo lo que había sufrido y dijo: “vamos a buscar algo nuevo, acá ya no tengo nada, para qué voy a ir al mismo lugar donde enterré todo lo que quería, voy a buscar algo nuevo”.

-Rut sabía que ella tenía capacidad y potencial, por eso se fue a una tierra nueva a trabajar, porque sabía que tenía derecho de espigar y recoger lo que sobraba. Ella se movió por sus derechos y no por sus favores, no fue a buscar a un hombre que le haga un favor, sino fue a espigar, a trabajar. Y si el hombre, Booz, la reconoció, fue por su capacidad. Ella le preguntó: “qué viste en mí para elegirme”, y él le dijo: “Te vi trabajando y escuché lo que hablaban de vos, tenés derecho a recibir lo que estás recibiendo, no voy a darte un favor sino es tu derecho tomar lo que te corresponde.”

Mujer: viví por justicia, no por favores. Nadie tiene que darte unos pesos para que puedas sobrevivir, tenés derecho a la felicidad, trabajá por ese derecho y para que todos los demás puedan reconocer: “tenía derecho”.

Ser feliz es un derecho que Dios nos dio, permití que Dios te abrace y sonría con vos.

Un tema musical dice: “cuando levanto mis manos mis cargas se van, nuevas fuerzas recibo de Dios, comienzo a sentir el fuego…” Eso es levadura. El autor de esta canción escribió lo que le experimentaba al levantar las manos.

¿Con levantar las manos voy a sentir todo eso? Sí, es levadura, la obra la hace Dios, vos sólo levanta las manos. “Pero… ¡tengo tanto lío!, mis hijos en la droga, otro preso, mi marido…” Levantá las manos, es como levadura en medio de la harina, dejala reposar, sé feliz, disfrutá la vida y decí: “Señor espero, sé que harás una obra especial, pero en este día “es lo que tengo” y lo voy a disfrutar.

Por Alejandra Stamateas

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