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SEÑORA DE HEINDEL♥ : ¿QUÉ ES EL HOMBRE?
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De: moriajoan  (Mensaje original) Enviado: 08/03/2012 16:18

 

¿QUÉ ES EL HOMBRE?

(Carta de la Sra. Heindel a los estudiantes, de marzo de 1921)

En el Salmo 8:5-7, el rey David formula una pregunta que ha pasado por los

 labios de los sabios a través de los siglos:

"¿Qué es el hombre, para que tengas memoria de él, y el hijo del hombre, para

que lo visites? Pues lo has hecho poco menor que los ángeles y lo has

 coronado de gloria y de lustre. Lo hiciste enseñorear las obras de tus manos.

 ¡Todo lo pusiste bajo sus pies!"

El esfuerzo que el hombre ha hecho por resolver este gran misterio ha sido

 la causa de que muchos perdieran la razón. Múltiples han sido los

 que han ocupado toda su vida queriendo encontrar solución a este

problema, para llegar, a la postre, a la sepultura,

 sin haber hallado la respuesta apropiada.

Job, con gran desesperación, cuando sus tribulaciones eran ya tales que

parecía no poderlas soportar, aún clamaba a Dios: "¿Qué

 es el hombre, para que lo engrandezcas?".

Mas, ¿dónde ha de buscar el hombre la verdad acerca de sí mismo? ¿A quién

podrá acudir para lograr ese conocimiento? ¿Quién hay que sea lo

suficientemente sabio para poder contestar esta pregunta de modo inteligente?

En el salmo 139:14-16, el rey David alaba a Dios por su grandeza al forjar

al hombre: "Te doy gracias porque eres sublime y te distingues por tus

 hechos tremendos: yo lo sé muy bien, conocías hasta el fondo de mi alma,

no se te escondía mi organismo. Cuando en lo oculto me iba formando y

 entretejiendo en lo profundo de la tierra, tus ojos veían mi embrión, mis

días estaban modelados, escritos todos en tu libro, sin faltar uno."

En estos versículos se ve que el rey David creía en la evolución y bien

podemos maravillarnos de que haya personas que, después de leer estas

 palabras como estudiantes de la Biblia, aún perseveren en sus creencias

fundamentalistas. David confiesa que su arquetipo fue escrito antes que él en

el libro de Dios. Un pensamiento de Dios lo creo. El período de involución

a que se refiere en el Salmo, bien puede

compararse a la descripción rosacruz de la Tierra al principio de la Época Polar.

En el primer capítulo del Génesis, versículo 9, Dios dice. "Júntense las aguas

que estén debajo de los cielos, en un lugar, y descúbrase la tierra seca".

 Fue en este período en el que los Espíritus Virginales, con la ayuda de seres

 divinos, iniciaron la obra de cristalizar, del espíritu universal, el primer

modelo del cuerpo físico, que fue una forma gelatinosa y transparente,

 muy parecida al zoófito. Se nos dice en el Concepto Rosacruz del Cosmos

que "ambos, la vida y la forma, tuvieron su principio en el espíritu, espacio,

caos", como David dice cuando asevera. "Mis días estaban modelados,

escritos todos en tu libro, sin faltar uno". Con esto, pasamos al cuarto día o

 época de la creación de la Tierra, tal como se nos describe

en el Génesis, 1:11-12:

"Y dijo Dios: Verdee la tierra hierba verde que engendre semilla y árboles

frutales que den fruto según su especie y que lleven semilla sobre la tierra.

Y así fue. La tierra brotó hierba verde, que engendraba semilla según su

especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla según su

especie. Y vio Dios que era bueno."

El versículo 16 dice: "E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera

mayor, para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease

en la noche". En este período, la Tierra fue arrojada del Sol.

Y así, podemos seguir la obra del espíritu humano en la edificación de su

templo, el cuerpo que habría de ocupar. La condición del hombre en los

 tempranos períodos de su existencia, puede compararse a la del arquitecto

que labora fuera del edificio, puesto que en aquel entonces, el espíritu

trabajaba sobre la estructura humana desde el exterior. El esqueleto empezó

a endurecerse durante la Época Lemúrica. En aquel entonces, la Luna fue

arrojada de la Tierra. El cuerpo que el espíritu había ya construido, alcanzó

 tal desarrollo que parecía anfibio, muy semejante al embrión humano

 durante la sexta o séptima semana. Estaba entonces el cuerpo en su

estadio animal. Y dijo Dios (1:24): "Produzca la tierra seres vivientes según

su género, bestias y serpientes y animales en la tierra." Entonces el hombre

 se abría paso hacia arriba, para alcanzar la etapa humana. Este crecimiento

puede observarse en el embrión que, según se nos dice, es prototipo del

 crecimiento y desarrollo del cuerpo físico del hombre, mientras pasaba

por las épocas más tempranas del Período Terrestre.

La Era Atlante fue el sexto día de la creación. Durante sus épocas más

tempranas, el espíritu humano se encontraba parcialmente consciente de

su entorno. Estaba en directa comunicación con el mundo invisible, y

 sólo en parte, se daba cuenta de lo material. Pero, cuando su edificio

alcanzó el punto en que necesitó ventanas por las que se pudiera

vislumbrar la luz del día, sus ojos se abrieron. Y se vio a sí mismo

como una entidad separada, y tuvo que "trasladarse a vivir" al

 vehículo físico que había construido, al que ya no podía guiar

 desde el exterior. Hubo de convertirse en el verdadero inquilino

de su propia casa, que ya no era un autómata, guiado por Dios.

Pero, al abrírsele abrieron los ojos para contemplar el mundo físico,

perdió la facultad de ver a sus guías espirituales. Se le expulsó,

pues, al mundo material, para que aprendiera lecciones que no

 podía aprender mientras continuara bajo la

 dirección y cuidado de los Seres Divinos. 

El hombre había llegado, en su evolución, a una etapa equivalente a la pubertad,

tiempo en el que el cuerpo de deseos empieza a expresarse. Entonces empezó

su verdadera peregrinación. Ya no gozaba del amparo y la protección de seres

 que viven en el mundo celestial. Con su propio comportamiento ocasionó

que la puerta se le cerrara y, como el joven que se aleja del hogar paterno

para labrar su porvenir en el mundo, tuvo que escoger entre dos senderos, uno

de pureza y rectitud y, el otro, de tentación y pecado. Si el joven escoge el

primero de estos senderos, lo guiará el éxito, y su vida estará repleta de

 oportunidades de hacer el bien. Mas si, por ventura, escoge el sendero de la

izquierda, el de la ociosidad y el pecado, encontrará, al fin de su vida, que

 ésta ha sido un fracaso y que sus parientes, se encuentran, por tanto, en la

necesidad de mantenerlo. Del mismo modo, el espíritu humano tiene que

escoger su sendero en el mundo físico. Al principio de la revolución que

conduce hacia arriba en el sendero evolutivo, el hombre aún era semejante

a los animales, viviendo primero en grupos y después en tribus. Después,

el espíritu humano, en su afán de evolucionar, se asoció con otros de la

misma raza y, en virtud de ese compañerismo y dedicación a su especie,

alcanzó un efectivo adelanto espiritual. Este amor a la raza o al país nació

en el hombre al ser dotado del libre albedrío. Como su visión espiritual se

 había oscurecido, tuvo que adquirir experiencia de otros y

depender de su ayuda y compañerismo.

El hombre ha sido sumamente lento en asimilar la lección

 de que debe ser un individuo consciente , guiado por sí mi

una chispa divina, un dios en embrión. Debe aprender a buscar dentro

 de sí mismo la guía divina, para no depender de otros. Debe emplear las

 capacidades de que Dios lo ha dotado para adquirir conocimientos.

Mediante la lucha por la adquisición de esos conocimientos, va construyendo

su carácter y éste, a su vez, desarrolla las facultades del alma.

Al principio, la chispa divina fue lanzada al espacio como consecuencia del

 deseo que el espíritu sentía de crear, pues el deseo es un instrumento

sumamente necesario que el hombre debe emplear en el desarrollo de las

 cualidades anímicas. Pero, muy a menudo, se asocian en la mente humana

el deseo y la naturaleza inferior y sensual. Sin embargo, sin el deseo, habría

 bien poco crecimiento espiritual, puesto que, cuando el deseo se encauza

 y se transmuta debidamente, es un efectivo poder, por

 virtud del cual, el motor humano continúa en acción.

Los vehículos inferiores del hombre son sus servidores, cuando alcanza el

 suficiente grado de unidad con el Yo Superior. Entonces puede dominar, y

 ordenar a esos servidores, que cumplan su voluntad. Cuando se haga dueño

 de su propio templo, ya no necesitará buscar conocimientos en el exterior

porque, en verdad, ya "sabrá". El Dios Interno lo guiará. Ya no será víctima

de su medio ambiente. Pero, hasta que no alcance ese sublime desarrollo,

debe pasar por el fuego de la purificación. El alma debe sentir la tristeza

 y el sufrimiento, puesto que se ha acarreado estas pruebas por su

 ignorante oposición a las leyes de Dios y, cuanto antes llegue a ese

 grado de no oposición a los impulsos superiores, antes será libre.

La vida es semejante a un gran mar en el que el espíritu del hombre

emplea su cuerpo como una barca que flota en el océano de la vida.

 En él se encuentra una corriente creada por el pensamiento humano,

con la que el hombre puede flotar y seguir el derrotero del placer o

 línea de menor resistencia. Mientras flote con la corriente, todo le

parecerá fácil y creerá que la vida es una placentera sucesión de eventos,

frecuentemente libres de todo infortunio. No obstante, el alma depende

 de su instrumento para lograr el desarrollo necesario. A pesar de la tosquedad

de la existencia física, los deseos son las alas que, paulatina pero insistentemente,

elevan al alma hasta las alturas. Los sufrimientos que sobrevienen en la vida

son las flagelaciones que el hombre recibe porque quiere hollar el sendero del

 placer, y porque permite que sus deseos se enseñoreen de él

en vez de constituirse él en

el dominador. Es el "esmerilado" del sufrimiento el que hace resaltar el

lustre del alma, la parte invisible del hombre divino. El alma obtiene su

alimento para el crecimiento de las experiencias del hombre físico o carnal.

 Crece a través de sus sufrimientos y regocijos y, con el tiempo, alcanzará

 la iluminación. Por medio del cuerpo-alma, los dos éteres superiores, el

hombre, con el tiempo, alcanzará un estado de conciencia sumamente elevado,

ya que es el vehículo que lo elevará a las alturas de la deidad.

 

 

 

 
 


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: Mitzi Enviado: 08/03/2012 17:47
 
En el Dia de la Mujer Trabajadora mi mas sincera felicitacion a un gran hombre trabajador.  El equilibrio mantiene la dinamica de nuestro mundo.  Gracias por todo lo que nos ofreces, te lo digo de corazon!
 


 
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