Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

EL VISLUMBRAR DE LA ERA DE ACUARIO
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 General 
 NAVIDAD 2.016 
  
 ¿QUE ES LA VERDAD? 
  
 EL EMBLEMA ROSACRUZ & The Rosicrucian Emblem 
  
  
  
 HERMANOS MAYORES 
 THE BROTHERS OF THE ROSE CROSS 
 The Rosicrucian Fellowsihip (CURSOS) 
 MAX HEINDEL 
 NORMAS DEL VISLUMBRAR 
  
 AUGUSTA F. DE HEINDEL 
 CORINNE HELINE 
 ADMINISTRACION 
  
  
  
 BIBLIOTECA ROSACUZ 
 MANLY P. HALL 
  
 PREG Y RESP. R.C. 
 FOLLETOS ROSACRUZ 
 LINKS ROSACRUCES 
  
 ROBERTO RUGGIERO 
  
 FRANCISCO NÁCHER 
 ALEXANDRA B. PORTER , 
 JOSÉ MEJIA .R 
 MARTA BRIGIDA DANEY 
 LIBRO DE URANTIA 
 SALUD Y CURACION 
 CUENTOS PARA NIÑOS 
 EL SITIO DE ACSIVAMA 
  
 NOTAS AL INTERIOR 
 LA BELLEZA DE LA VIDA 
 TUS REFLEXIONES 
 BIBLIOTECA 
 PPS ESOTERICOS 
 MUSICA 
 GRUPOS Y AMIGOS 
  
  
 Señor, haz de mi un instrumento de tu paz. 
 LA MORADA DE JESÚS 
  
 
 
  Herramientas
 
SEÑORA DE HEINDEL♥ : EL PODER DE LA MENTE
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: moriajoan  (Mensaje original) Enviado: 08/03/2012 09:20
 
 

El estudio de la filosofía revela que, en lo que concierne al organismo físico,

el mismo plan general se ha seguido, tanto en la construcción de la forma animal,

como en la del hombre, incluida la formación del cerebro. Si esto es cierto,

entonces ¿por qué el hombre es capaz de pensar y razonar en tanto que el

animal obra por obediencia a lo que se denomina el "instinto ciego"?

Es verdad que el cerebro humano está mucho más desarrollado que el animal,

pero el cerebro animal contiene cierta cantidad de materia gris que, según los

 fisiólogos, es la agencia por la que se produce el pensamiento. Teniendo,

pues, materia gris el animal, ¿por qué no expresa pensamiento y razón hasta

cierto punto, por lo menos? Muchas y variadas han sido las hipótesis presentadas

por el científico materialista para dilucidar este misterio aparentemente

inexplicable pero, hasta la fecha, no se ha encontrado ninguna

solución lógica a tan desconcertante enigma.

Sin embargo, para el científico ocultista, la explicación es sumamente fácil.

Él sabe que el universo entero está construido de acuerdo con un

determinado plan divino, y que todos sus procesos de crecimiento y

desarrollo están bajo la dirección de seres inteligentes que trabajan con

 sistemática precisión en la preparación de las condiciones necesarias

 para producir los resultados apetecidos. Antes de que fuera usado el

cerebro por el Ego como un instrumento para la consecución de conocimientos,

 fue necesario que alcanzara cierto grado de eficiencia. Cuando esto se logró,

 algunos de nuestra oleada de vida, grandes seres que, en la terminología

rosacruz se conocen como los Señores de la Mente, irradiaron de sus cuerpos,

 hacia nuestro interior, el núcleo del material con el que ahora estamos

empeñados en confeccionar una mente abstracta. Este germen de la mente se

ha desarrollado hasta que, en nuestros tiempos, interpenetra la cabeza y los

hombros de toda persona, y la rodea con un velo de sustancia mental

 o de pensamiento concreto. Con el tiempo, este

velo se desarrollará hasta formar un vehículo, dentro del que el Ego

podrá actuar como ahora lo hace en el cuerpo físico.

El cerebro no piensa. Sencillamente, es el instrumento por medio del que el

 Ego enfoca su conciencia sobre el plano físico por medio de la mente. El Ego

 es pensador y fue capaz de producir pensamiento antes de tener cerebro ni

 germen de la mente. Pero, hasta que no tuvo una mente propia, no fue capaz

 de pensar de manera independiente y reconocerse como un ser único y

 distinto de todos los demás. Cuando la mente se haya perfeccionado tanto

que pueda usarse como vehículo en el que actúe el Ego, cada parte de él

vibrará con pensamiento radiante y creador y entonces será posible irradiar

de ese cuerpo de pensamiento gérmenes de sustancia-pensamiento que

podrán ser usados por miembros de una oleada de vida menos evolucionada

para alcanzar el poder de la conciencia individual.

Los animales no poseen ese germen de la mente y, por tanto, no son capaces de pensar

 de manera independiente. Sin embargo, ya llegará el tiempo en que también posean

 el germen de la mente. Actualmente, los animales son dirigidos y guiados en sus actividades

 por el Espíritu Grupo, que los domina por medio del tercer tramo del cordón plateado,

Todos los animales pertenecientes a una misma especie son dirigidos por el mismo

 Espíritu Grupo y a ello se debe el que, en iguales circunstancias, todos los animales

de la misma especie reaccionen del mismo modo a los mismos estímulos.

El desarrollo de la mente individual es la obra particular que debe desempeñar

 el Ego en el tiempo presente, porque la razón es el único medio por el que el

 Espíritu, el "yo soy" puede alcanzar conocimientos por medio de la experiencia

y, así, trocar sus latentes potencialidades en poderes dinámicos, listos para su

 uso en cualquier momento, bajo el dominio directo de la voluntad.

La sustancia mental es el material que usa el Espíritu para hacer concretas las

ideas abstractas, dándoles tal forma y sustancia que el pensador las pueda

 emplear como imágenes mentales para producir creaciones materiales y

 tangibles que revelen si sus conceptos fueron formados de manera tal que

puedan ser de uso práctico. El modelo mental de la idea y, aún, la idea

 misma, necesita, de vez en cuando, algún reajuste, antes de

que la imagen material se haya perfeccionado. Pero cada esfuerzo

 del Espíritu resulta ser una valiosa experiencia

y una acumulación de nuevos conocimientos. 

Cuando se nos otorgó el primer germen de la mente, el Ego era sumamente

 débil, en tanto que el cuerpo de deseos era fuerte. La mente recién nacida se unió

 al cuerpo de deseos y así se mezcló con el deseo y se alió con la egoísta

naturaleza inferior, de tal modo que, inmediatamente, le fue difícil al Espíritu dominar

su cuerpo. A esta circunstancia se debe el que la mente, que debería ser el aliado

 natural y voluntario del Espíritu, esté enemistada con él y en connivencia con la

 naturaleza inferior. Está la mente, pues, esclavizada por el deseo. En su esfuerzo

por dominar al cuerpo de deseos e imponerse a la mente, el Espíritu se ha

 fortalecido grandemente y ahora se está librando una gran batalla entre el Espíritu

 y el cuerpo de deseos por lograr el dominio de la mente. Es la batalla de

 Armagedón, que se está peleando dentro del alma de todo ser humano. Y todo

el futuro del Ego depende de su resultado. El éxito del Espíritu significa progreso,

crecimiento, conversión de las potencialidades latentes del Ego en poderes

 divinos. El éxito de la naturaleza inferior significa retraso, retroceso y, a fin de

 cuentas, disolución de los vehículos del espíritu. Precisamente a esa situación

 se refería Pablo cuando dijo que el impulso carnal trae la muerte, en tanto

 que el impulso espiritual trae la vida y la paz.

Si la mayoría de la gente estuviera sin esperanza bajo el dominio de la naturaleza

 inferior, la Humanidad no peligraría solamente como individuos, sino que sería

 posible que destruyera el planeta en el que estamos evolucionando.

 En el séptimo estrato de la Tierra, las agencias que reconocemos como

Leyes de la Naturaleza, residen como fuerzas peligrosas. Cuando progresa

 la moralidad de la gente, estas fuerzas mejoran en su comportamiento pero,

 cualquier flaqueza en la moral tiende a desatarlas, y hacerlas causar serios

trastornos en el mundo. En cambio, el empeño en alcanzar altos ideales hace a

estas fuerzas menos hostiles al hombre. Las fuerzas de ese estrato terrestre

son los agentes generales de la justicia distributiva. Son las que ocasionan

 las inundaciones, las tormentas destructoras, los volcanes y terremotos.

Y también la formación benéfica de aceite,

carbón, minerales, etc., que van a enriquecer a ciertas personas según sus

merecimientos. A la luz de lo que acabamos de decir, es cosa que asombra

el saber que durante los últimos cuatro meses, se han producido más de

cuarenta y tres terremotos, y que los volcanes están activándose de nuevo.

Sabiendo que estas cosas son verdaderas, la pregunta siguiente se formula

de manera natural: ¿Por qué permitimos que nuestro cuerpo de deseos

nos gobierne, arrastrándonos hacia la completa destrucción? ¿Por qué no lo

dominamos y brindamos así al Espíritu su completo dominio? La verdad es que

 las grandes masas de la gente ignoran el hecho de que están siendo gobernadas

por sus deseos; y, además no sienten ningún anhelo por aprender estas

 verdades. Su principal propósito en la vida consiste en empeñarse en gratificar

su pasión dominante, que no mencionan; y, para hacerlo, compran ropas finas,

 automóviles, casas, tierras, acumulan caudales, buscan experiencias sensacionales

 y corren locamente de un lugar a otro en busca siempre, sin hallarlo nunca,

 de lo que les brindará la felicidad que tanto ansían. Y su mente, que está tan

 perfectamente aliada con sus emociones dominantes, está ocupada, casi

 exclusivamente, con las actividades que esperan les produzcan el bien

 apetecido. Los amigos, el hogar, la posición, el respeto, el poder, todo, a menudo,

se sacrifica a fin de dar rienda suelta al monstruo dominante de alguna pasión,

 como la bebida, las drogas heroicas, etc. que, paulatina pero

 indefectiblemente, llevan a la completa destrucción.

Si nos empeñamos en mostrar la razón a las masas de nuestros días, si

 queremos enseñarles la grandeza de su necedad, ¿cuál es la respuesta que

recibiremos? "oh, deje de predicarnos! ¿Qué importa lo que suceda mañana?

Yo busco experiencias sensacionales, he de pasar el tiempo divertido,

quiero conocer la vida." Y la vida, para ellos, significa satisfacer sus bajos

impulsos. Y así la necia búsqueda continúa y la efímera quimera está siempre

a poca distancia pero nunca se alcanza. En nuestros días, la tristeza, la enfermedad

o la desgracia agobiadora parecen ser la única manera de frenar esta demanda

desmedida de concupiscencia de la carne. Así, por lo menos, se le da al Espíritu

la oportunidad para lograr el suficiente domini

o de la mente y obligarla a hacer caso de la razón.

Amigo, ¿se ha empeñado usted, de verdad, en dominar su mente, en mantenerla

 fija y enfocada en un punto determinado durante cierto tiempo? Si lo ha hecho,

comprenderá la tarea que tiene ante sí cuando se empeña en frenar a este miembro

rebelde y sujetarlo bajo el dominio del espíritu. A veces, parece que la tarea

 es imposible. Sin embargo, es bien factible. Pero se logra sólo por la fuerza de

 voluntad y el esfuerzo continuo. Nada hay que perder y mucho se puede ganar.

Con esto queremos decir que se puede lograr el cumplimiento

 del propósito de la vida, que es el desarrollo de una mente

 obediente y creadora, una voluntad independiente, una

 despierta conciencia de sí mismo y el poder espiritual:

 la consecución de la divinidad. ¿No vale la pena?

Las condiciones en las que existimos y el mundo en que vivimos son todo lo

 buenos que, colectivamente, los hemos hecho. Si no nos gusta lo que hemos

creado, la situación no es irremediable. Como individuos, podemos cambiar

nuestra manera de vivir y, con el tiempo, cuando merezcamos el galardón,

automáticamente, se nos sacará de nuestro presente medio ambiente. No

olvidemos que todas las cosas obran conjuntamente para el bien y que, a

 fin de cuentas, la justicia vencerá sobre el mal. Pero nosotros, como individuos,

 tenemos la posibilidad de continuar haciendo el mal, hasta que la enfermedad

y la aflicción nos obliguen a obrar con rectitud o, por el contrario, aliarnos

 consciente y continuamente con la justicia y, así, no sólo ayudarnos a nosotros

 mismos, sino convertirnos en radiantes ejemplos que alumbrarán el sendero

 para otros que anden en busca de la verdad. Los mejores sermones del mundo

no se predican siempre por medio de la palabra. El poner en práctica lo que se

comprende que es justo es más convincente y mucho más trascendental en

sus efectos, de lo que pueda serlo la oratoria del púlpito.

Durante el mes venidero, examinémonos diariamente con el propósito de

descubrir si nuestras acciones van impulsadas por nuestros deseos

o por el Ser Superior, el omnisciente Espíritu.

 

AUGUSTA FOSS DE HEINDEL 

 

 


Primer  Anterior  Sin respuesta  Siguiente   Último  

 
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados