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General: Ensayo en el discernimiento del Evang. según san Juan cap. 8 v 1 al v 36
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De: Hermano Cristiano  (Missatge original) Enviat: 16/02/2018 18:34

JUAN CAP. 8

Juan cap. 8: v 1 al v 11

Jesús se fue al monte de los Olivos. Al atardecer volvió al Templo y la multitud venía a él. Entonces se sentó para enseñar.

Los maestros de la Ley y los fariseos le trajeron a una mujer sorprendida en adulterio. La colocaron en medio y le dijeron: Maestro, han sorprendido a esta mujer en pleno adulterio. La ley de Moisés ordena que mujeres como ésta mueran apedreadas. Tú, ¿qué dices? Con esto querían ponerlo en dificultades para poder acusarlo.

Jesús se inclinó y se puso a escribir en el suelo con el dedo. Como le seguían preguntando, se enderezó y dijo: El que no tenga pecado lance la primera piedra. Se inclinó de nuevo y siguió escribiendo en el suelo.

Y todos se fueron retirando uno a uno, comenzando por los más viejos. Y dejaron a Jesús solo con la mujer, que seguía de pie en el medio. Entonces se enderezó y le dijo: Mujer, ¿dónde están? ¿Ninguno te ha condenado? Ella contestó: Ninguno, Señor. Jesús le dijo: Yo tampoco te condeno. Vete y no vuelvas a pecar en adelante.

ENSAYO:

Deberemos colocarnos todos los días al despertar, en el tiempo, el orden y propósito de Dios para el hombre, subiéndonos al monte formado en cada uno de nosotros conforme al poco o mucho conocimiento de sabiduría humana y nuestro apego a las tradiciones religiosas, para colocar sobre ese cerro a la Sabiduría de Dios que a través de Jesús fluirá en todos sus fieles discípulos.

Cuando esto ocurra, empezaremos a transmitir con fidelidad lo que nos ha sido encomendado en los tiempos y el orden establecido, para que cada vez estemos más cerca de conocer y obedecer el propósito de Dios, ya que estaremos siendo fieles a la encomienda a la que Jesús nos ha enviado y que hemos aceptado, por lo que nos será permitido que la Sabiduría de Dios fluya en gran manera por nosotros para salir adelante de cualquier situación en la que el hombre podría colocarnos para ponernos a prueba, porque en nosotros ya está establecido el tiempo de la gracia de Dios para perdonar, en el Nombre de Jesús, a quien se arrepienta, de toda desobediencia a sus mandatos, con la recomendación de no volver a caer en la tentación de la desobediencia.

Juan cap. 8: v 12 al v 20

Jesús les habló de nuevo y dijo: Yo soy le Luz del mundo. El que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá luz y vida. Los fariseos replicaron: Tú declaras en tu favor; así que tu declaración no vale nada.

Jesús contestó: Aunque yo declare en favor mío, mi declaración vale, porque yo se de dónde vine y a dónde voy. Pero ustedes no saben de dónde vengo ni a dónde voy.

Ustedes juzgan con criterios humanos; yo no juzgo a nadie. Yo podría juzgar, mi juicio sería verdadero porque no sería uno el que juzgaría; soy yo y el Padre que me envió.

La ley de ustedes dice: El testimonio de dos personas es digno de fe. Yo soy el que declaro a mi favor, pero también declara en mi favor el Padre que me ha enviado.

Le preguntaron: ¿Dónde está tu Padre? Jesús contestó: Ustedes no me conocen a mí, ni tampoco a mí Padre. Si me conocieran a mí, conocerían a mi Padre.

Jesús dijo estas cosas en el recinto del Templo. Enseñaba en el lugar donde se reciben las ofrendas, y nadie lo tomó preso porque aún no había llegado su hora.

ENSAYO:

Recordemos que Jesús vino para iluminar nuestras mentes para dirigirlas hacia lo espiritual y saliéramos de esas tinieblas producidas por la ignorancia tradicional del conocimiento de Dios, para así ser lámparas en donde se concentrará esa luz que iluminará las mentes de todos los que así lo quieran para que también sean convertidos en lámparas que puedan reflejar y compartir la luz de Jesús con intensidad y todos reciban esa luz que proporcionará vida en abundancia en este mundo y la vida eterna en el mundo venidero.

Cuando empecemos a proclamar a través de nuestros testimonios lo que hemos recibido en nuestra vida como verdaderos milagros y los cambios positivos que hemos experimentado en el Nombre de Jesús, estaremos dándole validez a su Palabra porque ya sabemos de donde viene y a donde va, por eso no debemos juzgar a nadie, y menos con criterios humanos, para que en semejanza de Jesús pongamos en manos de Dios cualquier caso de juicio, porque tampoco hemos sido enviados a juzgar, aunque podríamos hacerlo y ser nuestro juicio verdadero ya que no seríamos nosotros quienes juzgarían sino Jesús y el Padre que lo ha enviado.

Si en este mundo el testimonio de dos personas es digno de fe, quiere decir, que si Jesús declara en su favor y el Padre lo valida en su Palabra y nosotros lo reafirmamos con nuestro testimonio, Jesús es digno de fe, sólo que muchos no conocen a Jesús porque no conocen su enseñanza, por lo que tampoco conocerán al Padre porque no han querido conocer de la encomienda a la que fue enviado ya que el hombre a sido enseñado a través de las tradiciones religiosas que dominan su condición material y materialista. Pero quienes quieran ser verdaderamente fieles a la voluntad de Dios, esta condición no volverá a tomarlos presos.

Juan cap. 8: v 21 al v 29

Les digo por segunda vez: Yo me voy y ustedes me buscarán; y morirán en su pecado, porque dónde yo voy, ustedes no pueden ir. Los judíos se preguntaban: Si no podemos ir a dónde él va, ¿será porque piensa matarse?

Les dijo: Ustedes son de abajo; yo soy de arriba. Ustedes son de este mundo y yo no soy de este mundo; por eso acabo de decirles que van a morir con sus pecados por no haber creído que yo soy.

Le dijeron: Tú, ¿quién eres? Jesús contestó: Se lo he dicho desde el comienzo. Tengo mucho que decir y criticar de ustedes, pero el que me envió es la verdad, y lo que hablo al mundo es lo que yo vi en él.

No comprendieron que les hablaba de su Padre. Jesús agregó: Cuando hayan levantado en alto al Hijo del Hombre, entonces conocerán que yo soy, y que nada hago por cuenta mía, solamente digo lo que el Padre me enseña. El que me envió está conmigo y no me dejará nunca solo, porque yo hago siempre lo que a él le agrada.

ENSAYO:

Todos los que no han creído suficientemente en la Palabra de Jesús porque no han sido capaces de ser verdaderamente fieles a ella para guardarla y enseñarla a cumplir como la voluntad de Dios sin desviarse ni a la derecha ni a la izquierda, ha sido porque no se han interesado verdaderamente en estudiar, reflexionar y meditar profundamente en su enseñanza para ser lámparas con las cuales iluminar la mente del hombre para que éste pueda hacer suyos los tiempos de la gracia del perdón de Dios e introducirse a su Reino y disfrutar de todo lo bello y positivo de este mundo. Y se llegará el tiempo en que el hombre lo quiera buscar en espíritu y en verdad pero el tiempo para eso habrá pasado y ya no podrá colocar su condición tradicional y materialista como estrado de su condición espiritual en su identidad con Dios en su imagen y semejanza.

Todo aquel que no acepte guardar y enseñar a cumplir con absoluta fidelidad la Palabra de Jesús, ya sea por soberbia o ignorancia, seguirá perteneciendo a los de abajo, ese mundo en el que domina toda tentación de la carne en todos sus aspectos y morirá en esa condición tradicional y materialista, esa condición de la que se vale el Tentador para sujetarlo con fuerza para mantener su alma y su mente encadenadas a las angustias, miedos, frustraciones y todas las cosas negativas que envuelven al hombre, y que a pesar de haber logrado o no sus objetivos materiales aplicando su libre albedrío, esto no ha sido suficiente para sentirse plenamente

Realizado, y sentirá que algo ha faltado en su vida sin saber realmente lo que es. Esto es, el conocimiento pleno y verdadero de Dios, mismo que adquirirá si recibe y acepta en su mente la voluntad de Dios para creer en Jesús y en su Palabra, Palabra confiada a Jesús para que fuera transmitida al hombre a través de su enseñanza, para saber colocar en donde le corresponde, a las tradiciones religiosas y al materialismo dominante de este mundo.

Esto es lo que el Padre le enseña a Jesús y es lo que él ve en él, y es lo que Jesús nos enseña como la verdad que viene de Dios, y cuando en el hombre sea levantada esa condición espiritual a la verdadera imagen y semejanza de Dios, conoceremos en verdad que Jesús es el Elegido y que él no hace nada por cuenta propia, y al saber esto, todos los que guardan y enseñan a cumplir su Palabra saben que no están haciendo nada por cuenta propia, sino que sólo están haciendo la voluntad de Dios, y por lo tanto, el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo nunca los dejará solos.

Juan cap. 8: v 30 al v 36

Muchos de los que habían escuchado a Jesús creyeron en él. Jesús dijo entonces a los judíos que creían en él: Ustedes serán mis verdaderos discípulos si guardan siempre mi palabra; entonces conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.

Respondieron: Somos hijos de Abraham y nunca hemos sido esclavos de nadie; ¿por qué dices que llegaremos a ser libres?

Jesús contestó: En verdad, en verdad les digo: el que comete pecado es esclavo del pecado. Pero el esclavo no quedará siempre en la casa; el Hijo, al contrario, está para siempre en ella. Si el Hijo los hace libres, ustedes serán realmente libres.

ENSAYO:

Así como Jesús le dijo a los judíos que creyeron en él, también se los está diciendo a todos los hombres: Ustedes serán mis verdaderos discípulos si guardan siempre mi Palabra; entonces conocerán la verdad, y la verdad los hará libres. ¿Libres de qué? Libres de las cadenas con las que el amo de este mundo nos tiene encadenados, cadenas de tentaciones mundanas y tradiciones religiosas con las que el hombre a sido esclavizado por demasiado tiempo, así que si alguno desea regresar al Paraíso, encontrará en Jesús y en su Palabra el camino de regreso al Reino de Dios, reconociéndolo como el Unigénito de Dios y conocer y reconocer la encomienda a la que el Padre lo envió y que cumplió fielmente, para que así, también aceptemos la encomienda a la que Jesús enviará a sus verdaderos discípulos y sea cumplida con fidelidad como la voluntad de Dios.

Todo verdadero discípulo de Jesús que guarda y enseña a cumplir su Palabra con fidelidad, será como el hijo pródigo que encontró el camino de regreso al Reino de Dios y a la verdad esencial de haber sido hecho a la imagen y semejanza de Dios.




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