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CULTO Y CULTURA: TANATOPRACTOR * ARREGLA Y PREPARA CADAVERES PARA SER VELADOS *
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: ESKARLATA  (Mensaje original) Enviado: 13/11/2009 16:23
"Mis cadáveres parecen descansar"
 
VÍCTOR-M. AMELA  - 29/10/2007

Tengo 48 años. Nací en Versalles y vivo entre París e Italia. Soy tanatopractor: aseo, arreglo y preparo los cadáveres para el velatorio. Estoy casado y tengo dos hijos veinteañeros. Yo soy ciudadano del mundo, y Sarkozy es racista. ¿Dios? Nada. No quiero hablar de lady Di...

¿Maquilló usted el cadáver de lady Di?

No hablo de eso.

¿Qué aspecto tenía?

Cinco veces he sido citado a declarar por este asunto, así que no quiero hablar de esto.

¿Cuántos cadáveres ha maquillado?

No escribas maquillado, por favor.

¿Y cómo debo decirlo?

A muchas personas les violenta oír que su abuelo ha sido maquillado. Preparo al difunto para ser presentado y ser velado.

¿Cuántos cadáveres ha preparado?

Unos 22.000 difuntos. Llevo 23 años.

A un promedio de…

Un centenar al mes: unos tres o cuatro difuntos al día. Hay días que ninguno, y hay días que diez. ¡Esos días llego a casa agotado...!

Y no muy alegre…

Con la satisfacción del deber cumplido: soy un profesional, me enorgullece hacerlo bien.

¿Qué es "hacerlo bien" con un difunto?

Lograr que presente un aspecto relajado, como el de alguien que reposa plácidamente.

¿Que descansa en paz?

Sí, con un semblante sereno y saludable.

Hombre... saludable…

Mira, los familiares quizá han visto agonizar y sufrir mucho a ese ser querido, y verle al final con buen aspecto les consuela. Eso les ayuda mucho psicológicamente a vivir un buen duelo. ¡Y ése es mi cometido!

¿Cómo estarían los difuntos si usted no los arreglase?

Mucha gente muere muy demacrada, entre sudores, lacras de enfermedad, crispada, agarrotada, desaseada durante días, fea, desarreglada… Mis cadáveres parece que descansan.

¿Y cómo lo consigue?

Pues… hay detalles que prefiero no explicarle.

¿Secreto profesional?

Explicar ciertas manipulaciones con los cuerpos podría molestar a los lectores de tu página. Y más si en estos días ha fallecido o fallece un ser querido…

Le alabo la prudencia, Monceau… pero cuénteme algo, aunque sea por encima…

Resumiré diciendo que me esmero en borrar del difunto los ominosos signos de la muerte.

¿Cuáles son esos signos de la muerte?

La cianosis, el tono azulado de la piel. O amarillento, como de ictericia… Son colores… y olores, por el proceso de descomposición. Detengo ese proceso y luego, con pigmentos y otros trucos, enmascaro todos los deterioros.

¿Y cómo logra detener la descomposición del cuerpo?

Inyecto en la red arterial del difunto una solución química conservante y bactericida, un compuesto a base de formaldehído.

¿Por cuánto tiempo se detiene así la descomposición del cuerpo?

Entre 15 días y dos meses. Luego el cuerpo se corrompe de modo natural: ¡somos polvo y al polvo volvemos!

Dígaselo al cadáver de James Brown...

Para muchos es un icono, como lo son Lenin o Ho Chi Min para otros. ¡Es muy humano querer conservar cerca de ti el cuerpo del ser amado durante el mayor tiempo posible!

En España son unas 24 horas…

Me apena. En Francia velamos a nuestros muertos casi seis días. Un duelo saludable psicológicamente necesita de un par de días con el difunto presente, por lo menos.

¿No será que lamenta usted que su obra resulte ser tan efímera?

Sí me entristece que sea tan efímera, sí.

¿Lo considera una obra de arte?

Sí. Y verla incinerada o enterrada tan rápido…

¿Recibe elogios por sus trabajos?

"¡Está mejor que de vivo!", suelen decirme las familias, muy agradecidas.

¿Alguna vez se le han enfadado?

Una familia me insultó porque peiné a la abuela de un modo en que ella no se peinaba. ¡Por eso es tan útil hablar antes con la familia!

Y puede que le sentase mejor el peinado que usted le hizo... ¿A que sí?

Bueno, sí, pero estuve mal. Algunas ancianas lucen bigote: yo me privo de depilárselo si sus familiares la amaron así, con su pilosidad.

Si el difunto usaba gafas en vida, ¿se las deja usted puestas?

Si las llevaba siempre y la familia lo quiere, sí. Y le pongo el traje o vestido que la familia me trae. Mucha gente deja escrito cómo desea que le vistan en el ataúd.

¿Ah, sí?

¡Es tu último acto social, tienes derecho!

Lady Di aparte, ¿ha preparado usted cadáveres de personas famosas?

El del comandante Cousteau, Bette Davies, Nureyev, Guy Laroche… ¡Trabajo mucho!

¿Cuál ha sido su caso más difícil?

A veces un cuerpo llega muy traumatizado por un accidente. O por una autopsia craneal. Y cuesta mucho reparar eso. Una vez necesité trabajar ¡24 horas seguidas!, y sin dormir: la familia estaba esperando el cuerpo…

¿Cómo se metió usted en este trabajo?

Yo estudiaba medicina... y vi que me afectaba mucho el sufrimiento de los pacientes. Así que decidí trabajar con los que ya no sufren.

¿Ha llorado alguna vez en su trabajo?

Arreglé a mi madre, a mi hermana… Pero si trabajo, trabajo; si lloro, lloro. Si lloro, me detengo, descanso, me calmo y sigo luego.

¿No ha pensado en cambiar de trabajo?

¡No! Cada difunto es distinto, es un reto. Y ayudo a la gente: ¡tiene sentido lo que hago!

Monceau...: ¿cómo será mi cadáver?

Cierra los ojos... Hum… Sí, ¡quedarás bien!

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La mano

Monceau arregla cadáveres para el velatorio, y además enseña cómo hacerlo: ha impartido un curso de tanatopraxia a 62 alumnos en el tanatorio de Ronda de Dalt (de la empresa Serveis Funeraris Integrals), y ahí me ha citado. Le pregunto que cuál ha sido su último cadáver: "Una señora mayor, hace media hora", me explica mientras estrecho su mano… Este señor, cuando se cruza por la calle con un transeúnte, no puede evitar verlo como cadáver, imaginar qué tal lucirá tumbadito en el féretro: "¡Deformación profesional!", confiesa Monceau. Me cae bien porque ejerce su trabajo con anhelo de excelencia. Esta semana toca día de difuntos: mis respetos a todos los tanatopractores.



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