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General: TRINIDAD/TRIUNIDAD NO SON HEBREAS
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Rispondi  Messaggio 1 di 260 di questo argomento 
Da: BARILOCHENSE6999  (Messaggio originale) Inviato: 08/06/2011 19:57

http://luzverdadera.blogspot.com/2010/07/mateo-2819-texto-espurio-el-bautismo.html

trinidad-triunidad no son hebreas

 
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Rispondi  Messaggio 126 di 260 di questo argomento 
Da: BARILOCHENSE6999 Inviato: 16/07/2011 17:14

La doctrina de la Trinidad fue desarrollándose progresivamente en los concilios del siglo IV. No fue una doctrina creída por los apóstoles, y menos, por nuestro Señor Jesucristo. Uno podrá darse cuenta rápidamente que la misma palabra “Trinidad” no aparece por ningún lado de la Biblia. Además, uno podrá leer las epístolas de los apóstoles y no encontrará forma de probar dicha doctrina Trinitaria en esos escritos inspirados.

Jesucristo fue muy claro al enseñar el monoteísmo. Él mismo fue muy claro al decir que sólo Su Padre (Yahweh) es el único Dios verdadero (Juan 17:3). Difícilmente puede afirmarse que Cristo hablaba como hombre, pues es bien sabido que todo hombre es siempre inferior a Dios. Sería una absurda redundancia. Pero no lo es si es que él quería enseñar una verdad eterna, es decir, su inferioridad permanente y para siempre frente a Dios.

Por otro lado, Jesús recalcó que Su Padre le guiaba y le revelaba su doctrina (Juan 7:16). Esta confesión de Jesucristo nos hace ver que su sabiduría y su doctrina no eran suyas realmente sino de alguien mayor, Su Padre. Esto desconcierta a cualquier Trinitario, pues si él es Dios Omnisapiente, ¿por qué tenía que recibir la guía y la revelación doctrinal de su Padre? En otra ocasión Jesús ignoraba completamente quién le había tocado su manto, cuando alguien de la multitud lo tocó para ser sanado (Lucas 8:45,46). Este suceso desafía la creencia Trinitaria de un Cristo Omnisapiente. Sumado a este hecho, Jesús había manifestado desconocer el día y la hora del fin del mundo (Marcos 13:32). Y cuando los discípulos le preguntaron si el reino se establecería próximamente, él sólo respondió que sólo su Padre tenía la potestad de saber el tiempo (Hechos :6,7).

Es cierto que Cristo perdonaba pecados, No obstante, él manifestó que toda la autoridad que él tenía la había recibido de su Padre para perdonar pecados, expulsar demonios, levantar muertos, etc. (Mateo 28:18). Este hecho reta la postura Trinitaria, pues si Cristo era el Eterno Dios Todopoderoso, ¿por qué tuvo que recibir toda autoridad de Su Padre? Además, si él era el Dios Todopoderoso, ¿por qué le agradeció a Dios por haberle escuchado cuando resucitó a Lázaro? (Juan 11:41).  

Es cierto que Cristo es “dios” como también lo fueron Moisés (Éxodo 7:1), y los Jueces de Israel (Juan 10:34,35). Por otro lado, aún Satanás es el “dios de este mundo”. Jesús es dios como Moisés fue dios ante Faraón. Jesús como el Representante de su Padre, fue como Dios mismo en Persona (Juan 10:30), obrando milagros, resucitando muertos, curando a ciegos y paralíticos, y perdonando los pecados. Sí, Jesús era Dios en función. Él funcionaba como Dios sin serlo realmente. Él claramente dijo que sólo su Padre es el verdadero Dios y la vida eterna (Juan 17:3), y él Su Mensajero y Enviado. Por ejemplo, el Edecán del Presidente de la República representa al Presidente cuando éste no puede asistir a un compromiso. Los que lo reciben lo deben tratar como si fuera el mismo Presidente en persona, y debe recibir los honores de Presidente. De no hacerlo se estaría ofendiendo al mismo Presidente.                          

Jesús era rico, y se hizo pobre (Romanos 8:9), pero esto no quiere decir que era el mismo Dios Todopoderoso. Él nació como hombre noble, de estirpe real, el heredero del reino de David. Se puede decir que él era (y es) un hombre rico como todo heredero de un reino. No obstante, se hizo pobre, es decir, se despojó de sus derechos de un príncipe, y no buscó reinar (aún), y no esperó recibir pleitesía de su pueblo. Él buscó salvarlos, perdonando sus pecados, y los del mundo. Para ello él tomó la forma de siervo, y dejó de lado la forma de Dios. Entendiéndose por “forma (morphe) de Dios” al que corresponde a un héroe poderoso( ël Gibbör), un líder representativo del Eterno Padre. Esto no quiere decir que Cristo quiso ser como el único Dios verdadero, o pretender para sí los derechos que son intrínsecos al Dios Padre (Filipenses 2:6,7). En 1 Corintios 15:28 Pablo menciona que el mismo Cristo, una vez que termine su oficio de rey milenial, entregará su reino al Padre, a fin de que Éste Sea sobre todos y en todos. Definitivamente Jesucristo no pretenderá los mismos derechos que Su Padre, ya que él mismo se sujetará a Él por la Eternidad. 

Lo que debemos entender es que Cristo es divino por naturaleza, pues al resucitar recibió de Su Padre la naturaleza divina (inmortal) (Romanos 6:9). De igual modo, los creyentes recibirán, en la resurrección, la misma naturaleza divina (inmortalidad)( 2 Pedro 1:4). Es decir, tendremos la naturaleza de Dios, pero no seremos como Dios el Padre. ¡La naturaleza humana mortal será absorbida por la naturaleza divina! (1 Corintios 15:49,51-54). Notemos que seremos semejantes a Cristo (1 Juan 3:2).  Como miembros de la familia de Dios gozaremos de su propia naturaleza divina (inmortal), mas no seremos iguales a Dios el Padre.

Los debates sobre la persona de Cristo seguirán adelante con el correr del tiempo. Tal vez nuestras mentes finitas no logren entender todo lo de Cristo, o lo que fue antes de nacer como hombre en Belén. Definitivamente la preexistencia de Cristo ha sido objeto o tema de discusión de los teólogos de todas los siglos de la Edad Cristiana. Hay quienes creen que Cristo fue el Arcángel más poderoso, lo cual lo haría un ser creado. Hay otros que dicen que era el Hijo eterno de Dios, pero esto lo haría a él Dios como Su Padre, e igual en todo sentido. Otros creen que Cristo no tuvo una existencia prehumana y que sólo preexistió en los planes y propósitos de Dios. Estos teólogos sostienen que Cristo no tuvo dos naturalezas sino uno: la humana.

El apóstol Juan presenta un Cristo más que humano en ciertos versículos, no obstante, el mismo Juan, termina su evangelio diciendo que su propósito al escribir ese libro es para demostrar que Cristo es el Hijo de Dios, no Dios el Hijo (Juan 20:31).

Nuestra salvación depende en creer que Cristo es el Hijo de Dios, el enviado del Padre para traer Su mensaje de esperanza y salvación (el Evangelio). No se nos dice que es importante saber todo de él, hasta lo más mínimo, para salvarnos. Nuestra salvación es por fe, y es precisamente la fe en Cristo y en su mensaje (Evangelio) lo que nos salvará. No es creyendo si él fue un ser como el Padre, o miembro de una Trinidad, o un Arcángel, o un hombre. Es creyendo que él fue el Hijo de Dios lo que nos dará la salvación. Esta es la verdad sobre la cual se edifica la iglesia (Mateo 16:15-18). El problema está en el entendimiento que se tiene por la frase “Hijo de Dios”. ¿Implica esta una Deidad Todopoderosa y Eterna? o ¿Simplemente quiere decir eso, que es el Hijo de Dios?

La doctrina de la Trinidad seguirá siendo un misterio hasta cuando Cristo venga. Lamentablemente nadie puede entender como Tres Dioses (Padre, Hijo y Espíritu Santo) puedan ser al mismo tiempo UN SOLO DIOS. Este dilema seguirá perturbando, no sólo a los mismos Católicos y Protestantes, sino también a los Hebreos e Islámicos. Para los semitas, el Dios eterno Yahweh o Alá es UNO SOLO, una unidad simple---¡No compuesta! Por tanto, no podremos esperar convertir a los Musulmanes para Cristo si es que mantenemos nuestra doctrina Trinitaria dentro de nuestros dogmas.          

Pablo es claro al decir que Dios no es un Dios de CONFUSIÓN sino de PAZ (1 Corintios 14:33). ¿Me pregunto si la doctrina del Misterio de la Trinidad no promueve un Dios confuso e ininteligible, que ha traído discordias, debates, persecuciones, inquisiciones, y no la paz entre los cristianos? O ¿Es que alguien podrá afirmar que la Trinidad no es ininteligible o incomprensible para la razón humana? Hasta para el mismo Agustín de Hipona la doctrina de la Trinidad era imposible de entender. Para él era como querer meter en un vaso de agua todo el mar.

La Trinidad hace del Dios bíblico un Ser desconocido e incomprensible. Yo me pregunto si Pablo, cuando estuvo en Atenas, pudo presentar a su Dios como un Dios cognoscible ante los paganos en la forma de un Dios Trino (Leer Hechos 17:22-34). Pero el texto mencionado nos dice que Pablo presentó como Dios al Padre de Jesucristo. También leeremos en el verso 31 que Pablo enseña que Cristo es aquel varón que DIOS levantó para salvar a los hombres por la fe y el arrepentimiento. Claramente Pablo da a conocer a un Dios único, NO TRINO, el cual se llama “El Padre de Jesucristo. Cabe mencionar que en ningún momento Pablo hace mención del Espíritu Santo como parte de ese Dios. No lo encontrará en ningún versículo del capítulo 17 de Hechos.

Es interesante leer el libro de Apocalipsis, pues allí encontramos a Jesucristo glorificado y al lado de Su Padre. Cualquier Trinitario supondría que Jesús, en el cielo, ha retomado su “forma de Dios”, forma que había abandonado para tomar la forma de humana para redimir al hombre. Pero, ¿Está realmente ahora en el cielo nuestro Señor en la “forma de Dios”? Si la respuesta es afirmativa, entonces Jesucristo es ahora plenamente Dios, co-Igual, co-Substancial, y co-Eterno con el Padre y el Espíritu Santo. Además, supondríamos no tendría necesidad de recibir más revelaciones de Su Padre como lo hacía cuando era humano. En buena cuenta, ya como Dios todo lo tendría que saber y no necesitaría que Dios le revelara otras doctrinas y profecías. Pero resulta que Cristo, ya glorificado y divino por naturaleza, continuó recibiendo nuevas revelaciones. Es interesante ver cómo comienza el libro de Apocalipsis: “La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan.”                                                                            

¿Cuándo y dónde le dio Dios la revelación a Jesucristo? Una cosa es cierta: La revelación fue dada por Dios a Jesucristo en el cielo. Recordemos que San Juan escribe su libro de Apocalipsis en su destierro en la isla de Patmos en el año 100 d.C. ¡Jesús ya había ascendido al Padre unos 67 años antes!

Es importante señalar también que fue Dios quien le dio a Jesucristo la revelación. No fue Dios quien se la dio a la Segunda Persona de la Trinidad, o llamada también “Dios Hijo”. La verdad es que Dios se la dio a Jesucristo, Su hijo (no al “Dios Hijo”).

Y en Apocalipsis 3:12 el glorificado Jesucristo sigue llamando a Su Padre como “MI DIOS”. Esto es preocupante si es que damos por cierta la doctrina de la Trinidad. ¿Cómo es que un Dios llame a otro “Mi Dios” cuatro veces en un mismo versículo?¿Dirán también aquí los Trinitarios que Jesucristo estaba hablando como hombre?

Lejos estamos de creernos los dueños de la verdad, pero nuestra experiencia y años de estudio bíblico sobre el dogma de la Trinidad, nos llevan a concluir que difícilmente uno puede encontrar fundamento en la Biblia para esa doctrina. Muchos de los supuestos textos Trinitarios no lo son en verdad, máxime cuando uno los examina en sus contextos y con el auxilio de eruditos en el idioma Hebreo y Griego.

Personalmente se me hace difícil comprender como Cristo puede ser Mediador entre Dios y los hombres, y Dios al mismo tiempo ( 1 Timoteo 2:5). Es como si mi Abogado defensor fuera simultáneamente también mi juez. Hoy es Cristo nuestro Abogado, pero mañana, nuestro Juez.  También me resulta difícil de comprender la tésis Trinitaria de que Cristo dejó su “forma de Dios” para tomar la “forma de siervo” y luego nos digan que Cristo tenía las dos naturalezas (o “formas”: Dios y hombre).

Nuestro propósito no es “degradar” a nuestro Señor sino darle el lugar que se merece en la jerarquía divina. Nosotros creemos que Jesucristo es el Representante de Dios, el Abogado y Mediador entre los hombres y el Dios Único y Eterno. Creemos que como el Mensajero de Dios, Jesús merece los mismos honores que se le da a Su Padre. Y es que, como Su Embajador y Rey de Su futuro reino en la tierra, merece todas las consideraciones de un Dios. Por cierto que Cristo tiene y seguirá teniendo su Cabeza y Jefe---¡Su Padre y Dios! (1 Corintios 11:3).

Los Trinitarios nos hablan de un “Hijo Eterno”, pero: ¿Hay evidencia de ello en la Biblia?¿Encontramos en la Biblia algún Hijo Eterno? Por definición el Padre es el que engendra al Hijo. El Hijo no puede existir eternamente con el Padre, pues sino no sería Su hijo. Si Jesús no fue engendrado ni creado, entonces: ¿Qué necesidad tendría de un Padre? o ¿Cómo podría tener un Padre? Si Jesús tuvo su Padre, entonces él tuvo un principio o un inicio existencial. Y si Jesús era Dios Eterno, ¿Cómo podría tener el Dios Hijo Eterno Su Dios y Padre?

Según Lucas 1:35 el Santo ser que nacería de María, sería llamado Hijo de Dios por razón de su concepción sobrenatural. Antes de ese hecho milagroso, y antes que naciera Jesús, no existía el Hijo de Dios, sino sólo como una figura mesiánica. Por ejemplo, cuando Dios dice: “Mi Hijo eres Tú, yo te he engendrado hoy” (Salmo 2:7), no quiere decir que Cristo fue engendrado como Hijo en el cielo en un tiempo indefinido antes de su encarnación. Esta es una profecía mesiánica, en donde Jesucristo, como David y Salomón, se constituirá en su Hijo reinante, su Mesías con pleno poder de rey. Y, ¿cuándo ocurrió este engendramiento? Según Hechos 13:34, cuando resucitó y ascendió al Padre para recibir un reino (También Hechos 2:32,36). Por eso me atrevo a retar a cualquier Trinitario para que me prueba que Cristo fue y es el Hijo Eterno del padre.   

Es común leer en la Biblia sobre ‘El Hijo DE Dios’, ‘El Espíritu Santo DE Dios’, pero nunca el ‘Padre DE Dios’. Es decir, tanto el Hijo como el Espíritu Santo le pertenecen a Dios (son “DE Dios”). Pero el Padre no le pertenece a Dios---¡Porque es Dios! Es así de simple, y no obstante los Trinitarios no lo entienden.

Es también muy extraño que el Espíritu santo no aparezca entronizado junto al Padre y al Hijo. Uno podrá leer toda la Biblia mil veces, pero jamás hallará que el Espíritu Santo esté reinando o que tenga su propio trono. También es notorio que el Espíritu Santo no tiene un nombre propio. Dios es ‘Yahweh’, ‘Elohim’, ‘Adonai’, ‘El Shaddai’, por citar algunos de sus nombres. El del Hijo es Cristo, Jesucristo, Emmanuel, etc. Pero el Espíritu Santo no tiene nombre propio. Algunos dicen que el nombre del Espíritu Santo es “El Consolador”, pero están errados. Es como decir que el nombre de Cristo es Salvador, Juez, Redentor, Abogado, Mediador, etc. Todos estos títulos son funciones que desempeña Jesucristo. Igualmente la función que desempeña el Espíritu Santo es el de consolar, pero no es ése su nombre propio. Sólo las personas tienen nombre propio, y como el Espíritu Santo no lo tiene es claro que no es una persona. Hay infinidad de pasajes que prueban que el Espíritu Santo es el PODER que emana del Padre (Leer Lucas 1:35).

Definitivamente los Unitarios no están locos cuando afirman que los Trinitarios se han enredado en un dogma o misterio inventado por ellos mismos, inspirados, quien sabe, en las tríadas paganas de los Egipcios, Hindúes, Griegos, Romanos, etc. Recordemos que aún el filósofo Griego Platón sentó las bases para ese dogma de la Trinidad, unos cuantos siglos antes de Cristo.

 

 

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http://www.mindspring.com/~anthonybuzzard/trinidad.htm


Rispondi  Messaggio 127 di 260 di questo argomento 
Da: BARILOCHENSE6999 Inviato: 19/07/2011 21:10

Rispondi  Messaggio 128 di 260 di questo argomento 
Da: BARILOCHENSE6999 Inviato: 04/10/2011 04:04

Rispondi  Messaggio 129 di 260 di questo argomento 
Da: BARILOCHENSE6999 Inviato: 04/10/2011 04:21

Rispondi  Messaggio 130 di 260 di questo argomento 
Da: BARILOCHENSE6999 Inviato: 13/10/2011 06:45

Dios es uno, no tres

Introducción

"Los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren." (Juan 4:23)

Estas palabras de Cristo constituyen un reto. Declaran que Dios se complace solamente en la adoración de aquellos que se le acercan "en espíritu y en verdad." Implican que los verdaderos adoradores son únicamente los que están dispuestos a buscar la verdad de Dios, a fin de convertirla en el fundamento de su vida espiritual.  

Muchos reconocerán el derecho de Dios de dictar las condiciones de la adoración. Aun las autoridades humanas hacen lo mismo con respecto a sí mismas. Nadie pensaría acercarse a un monarca terrenal sin respetar las convenciones requeridas, y si no las conociera, daría los pasos necesarios para averiguarlas.  

¿Se tratará con menos respeto a Dios, quien es más alto que cualquier monarca terrenal?  

¡De ningún modo! Las palabras de Cristo, citadas anteriormente, revelan que Dios desea que los verdaderos adoradores vengan a un correcto conocimiento de El como una base para una adoración aceptable. Esto impone una solemne responsabilidad sobre el que desea agradarlo, es decir, la de buscar cuidadosamente la revelación que El ha dado de sí mismo (la Biblia) si su deseo es conocerlo.  

Pero algunos preguntarán: Si nuestras intenciones son correctas, ¿pueden tener importancia simples términos doctrinales?  

La mayoría contestaría negativamente. Pero las palabras de Cristo revelan que la verdad doctrinal es vital para la salvación. Después de todo, ¿puede uno adorar a Dios si carece del entendimiento básico de su esencia divina? No. No puede haber componenda ni concesiones en este tema tan importante. Dios se ha revelado a sí mismo y ha revelado su propósito en la Biblia, y es nuestro deber y privilegio escudriñar ese maravilloso libro para conocer al Dios a quien adoramos. Rechazar la Biblia convertiría nuestra adoración en vana e inútil.  

Un conocimiento correcto de Dios es esencial para la salvación

En varias ocasiones, Cristo reveló que la salvación depende del correcto entendimiento de la verdad divina (Marcos 16:16; Romanos 1:16; 1 Corintios 15:2,3; etc.). Orando al Padre, declaró:  

"Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado." (Juan 17:3)  

¿Hasta qué grado conocemos a Dios? ¿Concuerda nuestro entendimiento con la verdad bíblica?  

Dos ideas opuestas respecto de Dios son enseñadas en la cristiandad. La mayoría de iglesias enseñan que El es un ser trino, constituido por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo: uno aunque tres, iguales en conocimiento, poder y esencia, desde la eternidad y hasta la eternidad.  

Por otra parte, los cristadelfianos enseñan que la doctrina de la Trinidad es falsa; que Dios es uno y solo; que Jesucristo es Su Hijo, nacido hace 1900 años, antes de lo cual no tenía existencia personal; y que el Espíritu Santo es el poder de Dios.  

Ambas doctrinas no pueden ser correctas al mismo tiempo, y a la luz de las declaraciones del Señor, expuestas anteriormente, aquellos que están en error no están en el camino de la vida eterna, no importa cuán sinceros sean.  

Esta es una afirmación muy seria, y a muchos no les agradará que lo digamos en forma tan cortante. En realidad, muchos consideran indigna cualquier discusión acerca de Dios. Creen que es innecesaria y prefieren dejar tales problemas a los teólogos, a quienes consideran profesionalmente preparados para resolverlos.  

Pero si las palabras de Cristo significan algo, enseñan que la salvación eterna está condicionada a que una persona adore a Dios en verdad. Por consiguiente, el lector debe decidir si su salvación personal vale tanto como para tomarse el trabajo y el tiempo de investigar el asunto.  

La Trinidad es un concepto contradictorio

Muchos sistemas religiosos afirman creer en lo que ellos llaman Trinidad. Exponen la doctrina de que Dios es al mismo tiempo uno y tres, y está compuesto por Padre, Hijo y Espíritu Santo. Esta doctrina no ha sido extraída de la Biblia (donde el término Trinidad jamás aparece), sino de lo que se conoce como el Credo de Atanasio, que fue presentado por Atanasio, Obispo de Alejandría, en el siglo cuarto después de Cristo. En él se define la divinidad como sigue:  

"El Padre es Dios, El Hijo es Dios, y el Espíritu Santo es Dios. Aun así no son tres Dioses, sino un Dios."  

La Trinidad es además definida así:

"Solamente hay un Dios viviente, verdadero y eterno; sin cuerpo, partes o pasiones; de infinito poder, sabiduría y bondad; El Hacedor y Preservador de todas las cosas, tanto visibles como invisibles. En la unidad de esta Divinidad existen tres personas, de una substancia, poder y eternidad: el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo."  

Un análisis cuidadoso de esa definición revelará contradicción y confusión.  

Por ejemplo, ¿cómo puede un solo Dios ser tres personas? ¿Como pudo ser engendrado el Hijo (Salmos 2:7) y aún existir desde la eternidad?  

En pocas palabras, creer en lo que la mayoría de las iglesias enseñan acerca de la divinidad, es creer en una contradicción imposible.  

Pablo enseñó que "Dios no es Dios de confusión" (1 Corintios 14:33); pero la doctrina que enseña que Dios es al mismo tiempo uno y tres es un obvio error de confusión.  

Compruébelo usted mismo. Pregunte a cualquier clérigo cómo Dios puede ser al mismo tiempo tres y uno; cómo puede ser "sin cuerpo, partes y pasiones," y sin embargo ser "una substancia"; cómo el Hijo puede existir desde toda la eternidad, y aun así, al mismo tiempo, ser "el unigénito hijo de Dios" (Juan 1:18).  

Le responderá que es un "misterio" más allá del alcance del entendimiento de la humanidad. A lo mejor le amonestará que no se preocupe de asuntos tan insignificantes.  

Sin embargo la doctrina de la Trinidad es parte de la fe de la mayoría de las iglesias, acerca de la cual declara el Libro de Oraciones de la Iglesia de Inglaterra: "A menos que cada uno la mantenga completa y sin mancha, sin duda perecerá eternamente."  

El Dios que revela la Biblia

Hemos visto que la doctrina de la trinidad es contradictoria, incomprensible y antibíblica. ¿Cuál es la alternativa?  

La enseñanza bíblica es que Dios es uno; Jesucristo es el Hijo de Dios, la manifestación del Padre; el Espíritu Santo es el poder de Dios. Esto es sencillo, comprensible, ordenado y, por sobre todo, completamente bíblico.  

Examine el siguiente resumen, a la luz de los textos bíblicos señalados:  

  1. Un Dios. La suprema y autoexistente Deidad, el solo Padre, que mora en luz inaccesible, y quien de su propia e inderivada energía creó los cielos y la tierra, y todo lo que hay en ellos (Deuteronomio 6:4; Isaías 44:6-8; 45:5; 46:9; Marcos 12:29-32; 1 Corintios 8:4-6; Salmos 124:8; 146:6; 1 Timoteo 6:15,16).
  2. El Hijo de Dios. El Señor Jesucristo, engendrado de María por el Espíritu Santo, sin la intervención del hombre, y posteriormente ungido con el mismo Espíritu en su bautismo, sin medida. Fue llevado a la muerte como una ofrenda por el pecado, levantado de la tumba en el tercer día, con vida eterna, y está esperando actualmente el tiempo en el que ha retornar a la tierra para establecer el reino de Dios (Lucas 1:26-33; Hechos 2: 22-24,36; Gálatas 4:4; Isaías 7:14; Mateo 3:16,17; Juan 3:34; Hebreos 2:14-16; Romanos 1:3; Hebreos 5:8,9; Hechos 1:11; Hechos 3:26).
  3. El Espíritu Santo es el poder de Dios. Por medio de Su Espíritu Dios se da cuenta de lo que sucede en el cielo y en la tierra, y sostiene toda la creación. Los santos hombres de la antigüedad fueron impulsados por el Espíritu a escribir Su revelación (la Biblia), pudiendo también realizar milagros en épocas pasadas (Génesis 1:1,2; Job 26:13; 33:4; Hechos 17:25-28; Nehemías 9:30. Compare Juan 14:26; 15:26; 16:13; Hechos 1:8; 2:1-4 con Marcos 16:17,20 y Lucas 24:49. Vea también Lucas 1:35; Hechos 5:30-32; 2 Pedro 1:19-21).

La Biblia no contiene en ninguno de sus libros la enseñanza de que Dios es un ser trino, o que el Señor Jesucristo es coigual y coeterno con el Padre. En vez de esto, enseña lo contrario.  

Los teólogos admiten que la Biblia no enseña la Trinidad  

De hecho, la palabra Trinidad no se encuentra en la Biblia. Tanto Mosheim, en su Historia de la Iglesia, como Gibbon, en su libro titulado La Declinación y Caída del Imperio Romano (Capítulo 21), reconocen esto.  

Aparentemente, la palabra fue usada por primera vez en una obra apologética de Teófilo, Obispo de Antioquía de Siria, en la segunda mitad del siglo segundo. Sin embargo, la Trinidad de este obispo no era la moderna doctrina de coigualdad, sino más bien, una trinidad de atributos más que de personas, por lo que dice expresamente: "El verdadero Dios (es decir, el Padre) es el único que debe ser adorado."  

No fue sino hasta en el siglo cuarto, en un tiempo de gran apostasía de la fe apostólica pura, que la doctrina de la Trinidad fue realmente introducida. Esto causó una tremenda controversia, debido a que muchos todavía se adherían a la doctrina de un solo Dios. Sin embargo, la nueva doctrina prevaleció gradualmente, y finalmente llegó a ser aceptada como enseñanza cristiana básica, cumpliendo así la profecía de que los líderes religiosos se extraviarían "invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición" (Marcos 7:13; ver también 2 Timoteo 4:3, Hechos 20:29.30).  

Muchos teólogos han sido lo suficientemente francos para admitir que la doctrina no es enseñada en la Biblia, y no puede ser explicada lógicamente. Reconocen que la Trinidad es incomprensible y que sus términos son contradictorios. No pueden explicar cómo un Dios puede ser también tres y viceversa; cómo Dios puede tener sustancia, pero no forma; o cómo el Hijo de Dios puede al mismo tiempo ser uno con su propio Padre.  

La doctrina es confusa, porque no ha sido tomada de la Biblia, sino de la mitología pagana. La Enciclopedia Británica hace el siguiente comentario:  

"Las proposiciones que constituyen el dogma de la Trinidad no fueron tomadas directamente del Nuevo Testamento, y no pueden ser expresadas en términos del Nuevo Testamento. Fueron el producto del razonamiento especulativo sobre la revelación bíblica... Tales ideas se formaron a través de siglos de esfuerzo, elaboradas únicamente con la ayuda de los conceptos y formuladas en términos de la metafísica de los griegos y romanos."  

En pocas palabras, fueron extraídas, no de la Biblia, sino de las religiones paganas.  

Esto es confirmado por una declaración de F. J. Wilkin, Profesor de Teología del Colegio Bautista de Victoria, Australia. En un libro que ataca las enseñanzas cristadelfianas, hace el siguiente comentario revelador:  

"En el Antiguo Testamento fue afirmada con claridad la existencia de un Dios único y solo. El credo judío, repetido actualmente en todas las sinagogas, fue: 'Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es' (Deuteronomio 6:4). Esta era la fe de los primeros cristianos, pues Pablo escribe: 'Un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos y en todos" (Efesios 4:6). Pero gradualmente se fueron haciendo necesarias algunas adiciones o modificaciones a este credo. Los cristianos fueron completamente persuadidos de la Deidad de Jesucristo y más tarde de la Deidad del Espíritu Santo, y fueron constreñidos a relacionar estas convicciones con su fe en el Dios único. Durante muchos años fue discutido el problema y se intentaron muchas explicaciones. Una de éstas, expuesta por Sabelio y que llegó a ser muy popular, fue la de que Cristo y el Espíritu Santo fueron sucesivas manifestaciones del ser supremo. Pero finalmente prevaleció la creencia de que las palabras Padre, Hijo y Espíritu Santo declaraban identidades distintas y eternas en la Divinidad. Es decir, que la trinidad de la manifestación revelaba una Trinidad del Ser. En otras palabras, que Cristo y el Espíritu Santo eran coeternos con el Padre. Con la excepción de los unitarios, ésta es la creencia de la cristiandad actual... Sin embargo, el cristadelfianismo niega la Trinidad... Esta negación constituye un reto para todas las iglesias cristianas" (tomado del libro Cristadelphianism (Cristadelfianismo), publicado por The Australian Baptist, Victoria, Australia).

Esta afirmación asombra por su franqueza. Confiesa que la doctrina de la Trinidad no ha de buscarse en la Biblia; que difiere de la enseñanza de los apóstoles, y simplemente fue "adoptada" por la iglesia después de muchos años de discusión, porque sus miembros estaban "completamente persuadidos de la Deidad de Jesucristo y más tarde de la Deidad del Espíritu Santo."  

¿Están dispuestos los adoradores sinceros a arriesgar su eterna salvación poniendo sus esperanzas y estableciendo su adoración sobre tan vagos fundamentos?  

El escritor citado anteriormente acusa a los cristadelfianos de desafiar a "todas las iglesias cristianas" cuando refutan la doctrina de la Trinidad.  

Sin embargo, poniendo su confianza en la Biblia, los cristadelfianos gustosamente recogen el guante y aceptan el desafío.  

Lo hacen tomando en cuenta la importancia de la doctrina tal como fue afirmada por el Señor mismo y la predicción de Pablo. Cristo enseñó: "Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero y a Jesucristo, a quien has enviado" (Juan 17:3). El apóstol Pablo previene: "Vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias" (2 Timoteo 4:3).  

El lector debe a Dios y a sí mismo el buscar la verdad del asunto. Recuerde que Cristo enseñó: "Los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren" (Juan 4:23).  

Jesucristo refuta el trinitarianismo

El extracto que citamos de la Enciclopedia Británica, afirma que el dogma de la Trinidad "fue elaborado con ayuda de los conceptos, y formulado en términos de la metafísica de los griegos y romanos."  

Esto significa que se derivó del paganismo.

El testimonio es real. El concepto trinitario es encontrado en forma similar en la mitología pagana de Roma, Grecia, Babilonia y Egipto; pero no en la Biblia.  

Frente a esta doctrina resuena la firme proclamación de Dios:  

"Oye Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es" (Deuteronomio 6:4).  

El monoteísmo de los hebreos era una característica distintiva en un mundo pagano y politeísta.

De la misma manera, las enseñanzas cristadelfianas actuales desafían el trinitarianismo de todas las sectas e iglesias.  

¿Pretende el Sr. Wilkin en su declaración que Dios se equivocó en su proclamación, y que los teólogos del siglo cuarto de esta era sabían más que Moisés, Pablo, Jesucristo, o Dios mismo acerca de este asunto?  

Jesús confirmó su fe en un Dios. Cuando se le preguntó sobre el más grande mandamiento, el Señor respondió:  

"Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón..." (Marcos 12: 29,30).  

Un escriba judío, hombre que creía firmemente en el Dios único y solo, y quien con seguridad habría rechazado el trinitarianismo como paganismo, habiendo oído la confesión de fe del Señor, comentó: "Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de él; y el amarle con todo el corazón... es más que todos los holocaustos y sacrificios" (Marcos 12:32,33).  

Esta respuesta agradó al Señor Jesús. El escriba había confesado creer en el único y verdadero Dios y había reconocido que los adoradores debían servirlo amorosamente más allá del simple formalismo de la ley de Moisés. Este hombre había entendido más que muchos de los que el Señor conocía. Jesús le dijo:  

"No estás lejos del reino de Dios" (Marcos 12:34).  

¿Qué más necesitaba aquel escriba judío para estar seguro de heredar el reino? El Señor expresó lo que era necesario en su oración, a la que ya hemos hecho referencia:  

"Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero y a Jesucristo, a quien has enviado" (Juan 17:3).  


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Da: BARILOCHENSE6999 Inviato: 13/10/2011 06:46

El escriba sabía quién era el único y verdadero Dios; todavía tenía que abrazar los principios salvadores del nombre de Jesucristo como propiciación por los pecados mediante la fe y el bautismo en Cristo (Hechos 2:38).  

Desafortunadamente, las iglesias conocidas, con su enseñanza de un Dios trino, rechazan el concepto de la Divinidad a la que el escriba judío hacía referencia; por consiguiente, están lejos del reino de Dios.  

Lea cuidadosamente el relato de la discusión de Cristo con el escriba en Marcos 12:28-34, y pregúntese: ¿Se habrá retirado de la presencia del Señor Jesucristo creyendo que éste era la segunda persona de un Dios trino?  

¡No! Y su declaración de fe ganó la aprobación del Señor, quien le dijo: "No estás lejos del reino de Dios."  

¡Qué lástima que los teólogos hagan un misterio de la Divinidad, confundiendo lo que es claro y simple, insistiendo en contra de las enseñanzas de la Biblia, que Dios es tres!  

Es una lástima que, aunque aparentemente sinceros y bienintencionados, se hayan apartado de las enseñanzas de los apóstoles, tal como Pablo predijo que ocurriría: "El espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe..." (1 Timoteo 4:1).  

Enseñanzas apostólicas acerca de Dios

La proclamación de Dios por medio de Moisés y la confirmación de esta enseñanza por el Señor Jesús, es el fundamento de toda la doctrina apostólica en lo que se refiere a la Divinidad. He aquí algunas de sus enseñanzas demostrando esta posición:  

"Para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas...y un Señor, Jesucristo... Pero no en todos hay este conocimiento" (1 Corintios 8:6,7).  

"Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre" (1 Timoteo 2:5).  

"Un Dios y Padre de todos" (Efesios 4:6).  

"Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él" (Hechos 2:22).  

"Vosotros sabéis...cómo Dios ungió con el Espíritu santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo este anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él" (Hechos 10:37,38).  

Estas afirmaciones respaldan firmemente la proclamación de Dios por medio de Moisés. Se refieren a Dios como uno solo, el Padre, y hablan del Señor Jesucristo como su Hijo unigénito, nacido de María por el poder del Espíritu Santo que es el poder de Dios. No proporcionan el más mínimo apoyo para la doctrina de la Trinidad; por el contrario, sus enseñanzas representan un rechazo contundente de tal idea.  

Reconociendo que Dios busca quiénes le adoren en verdad (Juan 4:23), por respeto a Sus enseñanzas y amor a Su persona, investiguemos con mansedumbre la verdad de esta doctrina, a fin de que podamos rendirle el honor debido a Su santo nombre.

El Hijo es divino pero no coeterno con el Padre

Algunas veces se dice que los cristadelfianos rechazan la divinidad del Señor Jesús. Eso no es cierto. Los cristadelfianos repudian la doctrina de la Trinidad por ser contraria a las Escrituras. Pero jamás se sitúan en el extremo opuesto del unitarianismo, que ve a Jesús como nada más que un "simple hombre," hijo de un padre terrenal.  

Había algo más que un simple hombre en aquel que, bajo tales provocaciones como las que tuvo que soportar, exhibiera el maravilloso dominio propio, el magnífico carácter y la vida sin pecado que el Señor mostró.  

Algo más que un simple hombre cualquiera se revela en la forma en que fue engendrado el Señor, y la forma en que fue ungido con el Espíritu Santo sin medida (Juan 3:34).  

Pablo enseñó que "Dios estaba en Cristo" reconciliando al mundo consigo mismo (2 Corintios 5:19). Jesús fue la manifestación de Dios, tal como él mismo testificó (Juan 6:62,63). En cuanto a su naturaleza, Jesús era semejante a toda la humanidad (Hebreos 2:14), "tentado en todo según nuestra semejanza" (4:15); pero en su origen y carácter era divino, siendo ésta su diferencia con toda la humanidad anterior y posterior a él.  

En su Declaración de la verdad revelada en la Biblia, los cristadelfianos presentan la verdadera doctrina en los siguientes términos:  

"Jesucristo, el Hijo de Dios, no es la 'segunda persona' de una Trinidad eterna, sino la manifestación de un Creador eterno 'el cual es sobre todos, y por todos, y en todos' (Efesios 4:6) y 'de él, y por él, y para él son todas las cosas' Romanos 11:36). Por medio de su espíritu este Creador engendró a Jesús, quien, por consiguiente, fue Su Hijo. Por el mismo poder lo ungió, moró en él y habló a Israel por su medio (Hebreos 1:1). Por consiguiente, en los días de su debilidad, Jesucristo debe ser considerado desde dos puntos de vista: DEIDAD y HUMANIDAD. El hombre fue el Hijo, cuya existencia comienza con el nacimiento de Jesús; la deidad que moraba en él era el Padre, quien no teniendo comienzo de días, es el único eternamente preexistente. La relación de Dios con el Hijo fue ilustrado en el suceso relatado en Lucas 1:35 por medio del cual fue establecido lo que Pablo llama 'el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria' (1 Timoteo 3:16)."  

Jesús fue "nacido de mujer y nacido bajo la ley" (Gálatas 4:4) y, por consiguiente, fue idéntico en naturaleza "a sus hermanos" (Hebreos 2:17).  

Pero él también fue engendrado "no de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios" (Juan 1:13). El Espíritu Santo vino sobre María, y por este medio milagroso nació el Hijo de Dios (Lucas 1:35). Después de su nacimiento, fue ungido con el Espíritu Santo sin medida (Juan 3:14), de modo que Dios dirigía su desarrollo.  

Todo esto fue con el propósito de salvar a los que aceptarían la ayuda divina. Cristo señaló el camino a la vida eterna para los tales. Así como él fue fortalecido por Dios para vencer, así también los creyentes pueden ser fortalecidos (Filipenses 4:13). Así como él fue crucificado, también ellos deben aprender a negar la carne para servir a Dios en verdad (Gálatas 5:24).  

Las mismas expresiones que usaba Cristo constantemente, muestran que no pretendía ser Dios. En cierta ocasión dijo, orando: "No se haga mi voluntad, sino la tuya" (Lucas 22:42). También dijo a sus discípulos: "Mi doctrina no es mía, sino de aquél que me envió" (Juan 7:16). Si él hubiera pretendido ser igual a Dios, no habría usado tales expresiones, sino que habría afirmado que la voluntad y enseñanza del Padre provenían igualmente de sí mismo. Al contrario, él enseñó: "No puedo yo hacer nada por mí mismo" (Juan 5:30) y "el Padre mayor es que yo" (Juan 14:28).  

Es cierto que Jesucristo, como la manifestación de Dios y dedicado completamente a realizar la voluntad y propósito del Padre, podía decir: "Yo y el Padre uno somos" (Juan 10:30). Sin embargo, esta declaración es erróneamente interpretada como una pretensión de igualdad con Dios. Los que así piensan olvidan el hecho de que lo que Jesús afirmaba acerca de sí mismo, también lo afirmaba de sus discípulos. En Juan 17:21, oraba: "Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros." ¡Si la primera declaración implica la igualdad del Hijo con el Padre, la última incluye a todos los creyentes!  

Pablo enseñaba que los creyentes eran "herederos de Dios y coherederos con Cristo" (Romanos 8:17). Pero si Jesús fuera verdadero Dios, ¿cómo podría decirse que nosotros somos "coherederos" de Dios con él? Sería completamente contradictorio. Considere también la declaración de Hebreos 2:10,11:  

"Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos. Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos."  

Jesús llama a los redimidos "hermanos," porque tanto ellos como él deberán su glorificación al Padre. Pero si Jesús fuese Dios, ¿cómo podría hablar de ese modo de los redimidos? ¡Eso los convertiría también en parte de la Divinidad!  

Cristo Jesús: un hombre  

Por consiguiente, la Biblia no presenta al Señor Jesús como la segunda persona de la Divinidad. Al contrario, lo representa como el hombre ideal. Se refiere a él como el "hombre Jesucristo" (Juan 8:40; Romanos 5:15; 1 Corintios 15:21; 1 Timoteo 2:5); profeta como Moisés (Deuteronomio 18:15,18; Hechos 3:22; Mateo 21:11); "nacido de mujer" (Gálatas 4:4); "tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado" (Hebreos 4:15); padeciendo para aprender obediencia (Hebreos 5:8); "ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente" (Hebreos 5:7).  

¿Cómo podrían estos términos describir a Dios? ¡Sería imposible! Por ejemplo, la Biblia enseña que Dios no puede ser tentado (Santiago 1:13); sin embargo, Jesús estuvo sujeto a tentación. La Biblia enseña que Dios no puede morir (1 Timoteo 6:17); pero Jesús murió. La Biblia también enseña que Jesús ofreció oraciones a Dios; ¿se las habrá ofrecido a sí mismo?  

Por otra parte, el Señor no pretendió igualdad con Dios. Cuando los discípulos le pidieron información sobre determinado tiempo, les declaró:  

"De aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre" (Marcos 13:32).  

En esta afirmación, el Señor reconoce su conocimiento limitado. ¿Cómo sería eso posible si él fuera Dios? Algunos razonan que él estaba hablando desde su posición de humano, la cual había adoptado para el propósito de salvar a la humanidad; pero no hay evidencia bíblica para tal teoría. Además, si esta fuera verdadera, él debería haber recuperado todo conocimiento cuando ascendió al cielo; sin embargo en Apocalipsis 1:1 enseña lo contrario. Sostiene que la revelación fue conocimiento nuevo "que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto."

Si fue necesario que Dios le diera la revelación al Señor, es obvio que éste no poseía igualdad de conocimiento con el Padre, sino que aún estaba subordinado a El. En realidad, Cristo mismo enseñó a sus discípulos que tal era la situación cuando no pudo contestar las preguntas que le hicieron sobre asuntos cuyo conocimiento el Padre retenía bajo Su poder (Hechos 1:7).

La Biblia utiliza términos para describir a Jesús que serían incongruentes si él fuera Dios. Lo describe como cansado (Juan 4:6), llorando (Juan 11:35), suplicando fortaleza (Hebreos 5:7), poseyendo una naturaleza sujeta a muerte y común a toda la humanidad (Hebreos 2:14), necesitando redención (Hebreos 9:12; 13:20), "combatiendo contra el pecado" (Hebreos 12:4), sobreponiéndose a la carne (Juan 6:63).

La Biblia enseña que "Dios estaba en Cristo" (2 Corintios 5:19) fortaleciéndolo (Salmos 80:17; Isaías 11:2,3) y reconciliando consigo al mundo (2 Corintios 5:20). Lo presenta como la expresión del amor del Padre para los que confían en El, puesto que en Jesús provee los medios por los cuales puede venir la redención a la humanidad caída (Juan 3:16).

Debido a su perfecta obediencia, habiendo conquistado completamente la carne, él fue levantado de entre los muertos (Hechos 2:24). Abriendo el camino de la redención por medio del perdón de los pecados, llegó a ser el autor de eterna salvación para todos los que se acercan a Dios en la forma señalada (Hebreos 5:9; Romanos 4:25; Gálatas 3:26-29).

Si Jesús fuera la segunda persona de un Dios trino, ¿cuál es la razón del solitario clamor que brotó de sus labios durante la agonía del calvario: "Dios mío, Dios mío, ¿porqué me has desamparado?" (Marcos 15:34).

Si Jesús fuera la segunda persona de una Trinidad, ¿cómo pudo Pablo escribir acerca de él en el momento de su más grande triunfo cuando todos sus enemigos serían aplastados delante de él: "...entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos"? (1 Corintios 15:28).

En esa época cuando el triunfo del Hijo es completo, él todavía estará subordinado al Padre. Este hecho difiere completamente de las enseñanzas de las iglesias de la cristiandad, pero está en total acuerdo con lo presentado en el presente estudio.

Jesús como Dios

El título de Dios es aplicado algunas veces al Señor Jesús. Por ejemplo, el apóstol Tomás había rehusado creer que el Señor había resucitado de los muertos mientras no recibiera una evidencia verdadera. Cuando Jesús apareció delante de él y le mostró las señales en sus manos, exclamó: "¡Señor mío y Dios mío!"  

¿Que quiso decir?  

Anteriormente, los apóstoles habían pedido a Jesús que les enseñara al Padre y él había contestado: "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre" (Juan 14:8). Ellos vieron al Padre en Jesús, porque, como más tarde lo dijera, él Lo había manifestado a sus apóstoles (Juan 17:6,26).  

Ahora la gloriosa verdad de que el que los apóstoles habían seguido fielmente era la manifestación de Dios, iluminó a Tomás haciéndolo proferir las palabras: "¡Señor mío y Dios mío!"  

¿Habrá querido decir que Jesús era la segunda persona de la Deidad? No. Tal lenguaje como el que Tomás usó es frecuentemente aplicado en toda la Escritura a los que ejercen la autoridad de Dios, refiriéndose a su posición como Sus representantes.  

Esto podría parecer confuso; pero, de hecho, es una forma de expresión de uso común.  

Por ejemplo, un empleado va en nombre del que lo emplea y realiza negocios en su nombre con plena autoridad para hacerlo. El representante de una firma funde su individualidad dentro del nombre de la compañía que representa. Su nombre puede ser Alvarez, pero en negocios oficiales él puede ser descrito como "Samayoa y Cía." sin ninguna confusión.  

Esto también es cierto respecto de los agentes usados por Dios, tal como Jesús recordó a los judíos cuando lo retaron. Ellos habían dicho: "Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente" (Juan 10:24). En respuesta, Jesús señaló los milagros y obras que había realizado, diciendo: "Ellas dan testimonio de mí." Fue entonces cuando pronunció aquellas palabras, tan frecuentemente malentendidas: "Yo y el Padre uno somos" (versículo 30). Los judíos, de la misma manera que los trinitarios, las interpretaron incorrectamente. Pensaron que él estaba pretendiendo igualdad con Dios, y no entendieron que sólo estaba proclamándose como la manifestación de Dios (1 Timoteo 3:16). Ellos declararon que había blasfemado: "Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios" (Juan 10:33).  

La respuesta del Señor frente a esta acusación, no solamente muestra que él mismo rechazó el concepto de igualdad con el Padre, sino que también refuta la enseñanza de que cuando el titulo de "Dios" le es aplicado, implica que es "verdadero Dios de verdadero Dios." Jesús replicó: "¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada), ¿al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy?" (Juan 10:34).  

Esta explicación del Señor demuestra claramente que cuando el título de Dios le es aplicado, no sugiere la igualdad del trinitarianismo, como tampoco lo implica cuando se aplica a "aquellos a quienes vino la palabra de Dios." ¿Quiénes fueron ellos? Fueron los sacerdotes de Israel, quienes derivaban su autoridad de Dios, y juzgaban en Su nombre. Ellos eran Sus representantes en la nación, y por consiguiente eran dioses por representación, porque Dios estaba con ellos cuando juzgaban (2 Crónicas 19:6). Por consiguiente, estar delante de los sacerdotes era equivalente a estar "delante de Jehová" como lo muestra Deuteronomio 19:17.  

En la mayoría de casos, cuando la palabra "Dios" es encontrada en la Biblia traduce la palabra hebrea Elohim, la cual también es traducida "ángeles" (Salmos 8:5) y "jueces" (Exodo 21:6; 22:8,9). En realidad, el acusado era traído delante de los sacerdotes de Israel, quienes juzgaban en nombre de Dios, y a quienes se les reconocía el titulo de Dios porque eran Sus representantes.  

Jesús citó Salmos 82:6 para explicar esto a los judíos. Allí, Dios se dirige a los gobernantes mortales de Israel diciendo: "Yo dije: Vosotros sois dioses, y todos vosotros hijos del Altísimo; pero como hombres moriréis." Estos mortales eran dioses porque eran Sus representantes en la nación. Este salmo demuestra que el título de "Dios" puede aplicarse aun a los mortales cuando les es dada autoridad divina.  

En Zacarías 12:8, el título de Dios es dado a la "casa de David" en la época de la gloria venidera. En Exodo 7:1 es aplicado a Moisés: "Mira, yo te he constituido dios para Faraón." Recibió el título de Dios porque él representaba a Dios delante de Faraón (ver también Exodo 4:16).  

Este uso del título "Dios" demuestra que, aunque es aplicado al Señor Jesús, no lo convierte en parte de ninguna Trinidad, como tampoco era el caso de aquellos sacerdotes y gobernantes de Israel a los cuales les fue aplicado.  

El título divino es frecuentemente usado para referirse a los ángeles como representantes de Dios. En Exodo 23:20,21 leemos: "He aquí yo envío mi ángel delante de ti para que te guarde en el camino...Guárdate delante de él y oye su voz...porque mi nombre está en él." El ángel era el representante de Dios, pero no Dios mismo. Era uno de aquellos mensajeros que fueron enviados como espíritus ministradores a favor del pueblo de Dios.  

Podemos llegar a ser como Dios

Pablo enseñó: "...somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados" (Romanos 8:16,17).  

Considere las siguientes Escrituras que se aplican a los redimidos:  

Nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios" (Romanos 5:2).  

"Nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia" (2 Pedro 1:4).  

"Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre" (Hechos 15:14).  

"No ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros" (Juan 17:20,21).  

Estas expresiones testifican del gran poder ofrecido a los creyentes. Ellos pueden alcanzar la "gloria de Dios," "la naturaleza divina," el nombre de Dios y total unidad con Dios. El Señor Jesús alcanzó todo esto, habiéndole sido concedido el nombre de Dios, el cual promete a todos los verdaderos creyentes, quienes son descritos como "herederos de Dios" con él (Romanos 8:17).

Es verdaderamente obvio, por consiguiente, que la mera posesión del nombre de Dios no implica que el portador del nombre sea igual a Dios o forme parte de una Divinidad trina, como lo afirma el concepto trinitario. De otra manera, tendría que encontrarse lugar en tal Trinidad para todos los creyentes que alcancen tan gloriosa esperanza.  

En pocas palabras, la Biblia presenta la esperanza de que así como Jesucristo es ahora glorioso, divino e inmortal, así también llegarán a ser los redimidos. Jesús, como el buen pastor que es, enseñó el camino a través del valle de muerte hacia la gloria futura, y llama a su ovejas a seguir en pos de él (Juan 10). El es siervo de Dios para tal propósito. De esta manera Pedro enseña:  

"El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole en un madero. A éste, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados" (Hechos 5:30,31).  

Si Jesús fuera verdaderamente Dios, ¿sería alguna exaltación elevarlo a la categoría de Príncipe y Salvador? ¡Por supuesto que no! El mismo hecho de que Pedro enseñe que Jesús fue exaltado a tal estado demuestra conclusivamente que anteriormente tenía una posición inferior.  

Poder de Dios: el Espíritu Santo  

El Espíritu Santo es la energía o poder de Dios por medio del cual toda la creación originalmente llegó a existir, y por medio del cual es mantenida. Mientras Dios mismo se localiza en el cielo, su Espíritu está difundido en toda la creación (Salmos 139:7-12). Esta energía derivada de Dios es el fundamento de toda la creación (Hechos 17:25). En tal sentido, la ciencia actual confirma la Escritura enseñando que la energía es la base de toda la materia.  

Algunas veces el Espíritu es personificado en la Biblia, como en Juan 16:7-8, y esto ha conducido a muchos a creer que es una persona. Sin embargo, personificar cosas intangibles es normal en la Escritura. La sabiduría es representada como una mujer (Proverbios 9:1). El pecado es personificado como un dueño de esclavos (Romanos 6:16) y el Espíritu Santo como un consolador (Juan 14:26), expresando el espíritu de Verdad. De este modo Miqueas declara: "Yo estoy lleno del poder del Espíritu de Jehová"; los profetas fueron impulsados por el Espíritu Santo a escribir las Escrituras (Nehemías 9:20; 2 Pedro 1:21). Dios usó los mismos medios para hablar a Israel por medio de Su Hijo (Hebreos 1:1).  

En la Biblia, el Espíritu Santo nunca es considerado como la tercera persona de un Dios trino, demostrando claramente que la idea de la Trinidad no era reconocida por los primeros creyentes. Esto es demostrado en forma inequívoca por las expresiones de Hechos 19:2,3. Este capítulo describe la ocasión cuando Pablo encontró ciertos discípulos en Efeso y les preguntó si habían recibido el Espíritu Santo. Los discípulos contestaron: "Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo." ¡Obviamente, ellos nunca oyeron hablar de la doctrina de la Trinidad!  

¡Nada más confuso que el error! ¡Qué sublime simplicidad hay en la verdad!  

Hemos explorado mucho terreno en este pequeño artículo, procurando exponer de la manera más sencilla posible, el más profundo tema de todos. Hemos citado muchos textos de la Escritura, y si el lector los examina con mente imparcial, analizando cuidadosamente sus enseñanzas, estamos seguros de que encontrará una firma exposición a través de toda la Escritura de que Dios es uno y sólo uno.  

El correcto conocimiento de Dios es de enorme importancia. Establece el fundamento de la adoración verdadera, y de él depende la esperanza de vida eterna. Nos capacita para entender al que somos invitados a ver como nuestro Padre espiritual, cuya naturaleza, gloria y nombre somos llamados a manifestar en la era venidera.  

http://www.bereans.org/espanol/DiosUnos.htm


Rispondi  Messaggio 132 di 260 di questo argomento 
Da: BARILOCHENSE6999 Inviato: 23/10/2011 00:51

Sepa por qué Jesús NO ES “El” Dios.

En mi país , Uruguay, hay miles de presidentes. Supongo que en todos los países del mundo sucede lo mismo: hay miles, tal vez en algunos casos MILLONES de presidentes.

Seguro que a usted lector esta frase le sonó rara, extraña. Pero es verdad. Le mencionaré algunos presidentes de Uruguay:

- El presidente de la Asociacion Procardias
- El presidente de la Comisión de Fomento de la Escuela número 38
- El presidente de  algún partido político
- El presidente de la Cámara de industrias

A todos ellos se les llama PRESIDENTES y ejercen funciones de presidentes. Sin embargo cuando yo le dije que en Uruguay “hay muchos presidentes” usted se quedó mirando la pantalla como diciendo …¿y este se volvió loco?

Por una sencilla razón. Usted y yo sabemos que , en realidad, en Uruguay así con MAYÚSCULAS, hay UN SOLO PRESIDENTE. Cuando yo digo EL PRESIDENTE DE URUGUAY, me refiero al dr. Tabaré Vasquez (en este caso)  pues es el que ostenta el cargo de presidente por antonomasia. Si yo no aclaro , si yo no añado datos adicionales como por ejemplo “presidente de tal cosa”, si yo solo digo “Presidente”, o “Presidente de Uruguay”, si yo digo por ejemplo “Mañana nos visitará el Presidente” obviamente la gente supone que yo me refiero al ÚNICO PRESIDENTE del país, aunque no es menos cierto que hay muchos llamados presidentes, pero para nosotros, los uruguayos, hay un solo presidente: Tabaré Vasquez.

Esto que acabo de decir es claro , entendible y lógico. Un Colombiano podría decir por ejemplo:

http://evangeliocristiano.com/2009/10

Eso está tan claro que en un solo párrafo yo me doy cuenta de como está organizada la autoridad en Colombia o en cualquier otro país. Ahora supongamos que yo leo en la prensa de Colombia, refiriendose a determinada entidad “el presidente, Juan Pérez”. Yo les pregunto.¿alguna persona en su sano juicio razonaría lo siguiente?

1-Juan Pérez  es Alvaro Uribe, pero no son dos personas sino una sola. Y encima de esto , el vicepresidente tambien es una persona junto con ellos.

2- Juan Pérez es el presidente de Colombia, Uribe es el presidente de Colombia y Pedro Rodríguez (que nunca es llamado presidente de nada) también es el presidente de Colombia , pero Colombia no tiene tres presidente sino uno solo porque los tres son en realidad uno.

Si yo dijera eso, terminaría en una institución mental.  La explicación de por qué Juan Perez es llamado presidente la tengo en la sentencia anterior:

Eso aclara todo. Si Colombia tiene UN SOLO PRESIDENTE OFICIAL , esta claro que los demas son LLAMADOS presidentes pero no son EL PRESIDENTE.

Pero muchas religiones derivadas del cristianismo y de nuestros escritos sagrados al leerlos , parecen entrar en la ceguera mental.  Leen miles de veces en nuestras escrituras sagradas que existe UN SOLO DIOS.   De hecho, el líder al que afirman seguir dijo claramente:

juan 17:3

Jesús pues, declaró sin pelos en la lengua lo que todos los demás judíos de su época sabían de memoria y repetían cada sábado en la sinagoga: “Escucha oh Israel, Yahweh nuestro Dios,  Yahweh es UNO”

Estas personas también leen que Moises fue llamado Dios en las escrituras:

“Toma en cuenta le dijo el Señor a Moisés que te pongo por Dios ante el faraón. Tu hermano Aarón será tu profeta.” (Éxodo 7:1 )

A nadie en su sano juicio se  le ocurriría deducir :

1- Moisès es Yahweh, y los dos son en realidad una sola persona.

2- Yahweh , Moises y Aarón son una sola persona, pero en realidad son tres.

¡Claro que no! Nuestro Todopoderoso Señor Yahweh dijo claramente que lo pondría por Dios, o sea que cumpliría la función de Dios. Pero Dios , así , sin ninguna otra explicación, digamos EL DIOS , se refiere solamente a uno: al Dios de Israel, al Padre, a Yahweh

También de algunos jueces de Israel dice la Biblia:

salmos 82:6

¿Debemos concluir que los principes de Israel eran todos uno junto a Dios? Pues claro que no. Simplemente el propio Dios aclaró que ellos eran llamados así.

Eso lo entiende cualquier persona de cualquier religión derivada del cristianismo: sea evangélico, testigo de Jehová o católico.

Pero estas personas cuando leen que la Biblia llama Dios al ser humano que nosotros seguimos como lider, a Jesus de Nazareth el judío, entonces sacan conclusiones disparatadas:

1- Jesús y Dios son la misma persona.

2-Jesús es “un dios” es decir una deidad de menor rango , pero “un dios” tal como Yahweh el Padre de el.

3- Jesus, el Padre y el Espiritu Santo son cada uno dios, pero no hay tres dioses , sino uno solo.

La Biblia dice en Isaìas 9:6 que el futuro Mesìas que nacerìa, SERÍA LLAMADO “Dios Fuerte”. Notese que dice SERIA LLAMADO , en futuro y en nombre. No dice EL ES UN DIOS FUERTE, pues Jesùs aún no existía, no había nacido al momento de escribirse el libro de Isaias. Pero dice Isaias : “Será llamado Dios Fuerte”.

Y en un par de textos del Nuevo Testamento parece que se llamara Dios a Jesús aunque no están del todo claros. Sin embargo es correcto decir que Jesus (al igual que Moises, o el propio diablo quien es llamado “el dios de este mundo”) sea llamado Dios, pues Dios es en las escrituras sinónimo de gobernante, representante del Dios verdadero o alguien que pretende ser Dios (en ese caso, un dios falso)

Pero no lo digo yo, lo dice el apóstol Pablo:

Veamos en varias traducciones… ¿qué tienes para explicarnos hermano Pablo?

La Biblia de las Américas (© 1997 Lockman)

Porque aunque haya algunos llamados dioses, ya sea en el cielo o en la tierra, como por cierto hay muchos dioses y muchos señores,La Nueva Biblia de los Hispanos (© 2005 Lockman)
Porque aunque haya algunos llamados dioses, ya sea en el cielo o en la tierra, como por cierto hay muchos dioses y muchos señores,Reina Valera (1909)
Porque aunque haya algunos que se llamen dioses, ó en el cielo, ó en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores),Sagradas Escrituras (1569)
Porque aunque haya algunos que se llamen dioses, o en el cielo, o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores),

Ajá. O sea que en realidad es cierto que hay muchos dioses en el cielo o en la tierra, porque son LLAMADOS así… ¿pero en realidad para nosotros los cristianos cuantos dioses hay hermano Pablo?

 

La Biblia de las Américas (© 1997 Lockman)

sin embargo, para nosotros hay un solo Dios, el Padre, de quien proceden todas las cosas y nosotros somos para El; y un Señor, Jesucristo, por quien son todas las cosas y por medio del cual existimos nosotros.La Nueva Biblia de los Hispanos (© 2005 Lockman)
pero para nosotros hay un solo Dios, el Padre, de quien proceden todas las cosas y nosotros somos para El; y un solo Señor, Jesucristo, por quien son todas las cosas y por medio de El existimos nosotros.Reina Valera (1909)
Nosotros empero no tenemos más de un Dios, el Padre, del cual son todas las cosas, y nosotros en él: y un Señor Jesucristo, por el cual son todas las cosas, y nosotros por él.Sagradas Escrituras (1569)
nosotros, sin embargo, no tenemos más que un Dios, el Padre, del cual son todas las cosas, y nosotros en él; y un Señor, Jesús, el Cristo, por el cual son todas las cosas, y nosotros por él.

Pero, disculpe hermano Pablo… ¿No es el espiritu santo también nuestro Dios?

REPITO: no tenemos más que un Dios, el Padre, del cual son todas las cosas, y nosotros en él;

Pero… disculpe que insista… ¿No es Jesucristo nuestro Dios?

REPITO: no tenemos más que un Dios, el Padre, del cual son todas las cosas, y nosotros en é

¿O sea que nosotros los cristianos verdaderos solo aceptamos a UN DIOS por naturaleza por mas que otros , tal como Jesus , puedan ser llamados dioses a veces?

REPITO: no tenemos más que un Dios, el Padre, del cual son todas las cosas, y nosotros en él;

Gracias hermano Pablo.

Y gracias sean a Yahweh por haber escrito un libro tan claro, que ha sido oscurecido por los espíritus inicuos todo este tiempo. El propio Jesús ha sido el principal defensor del monoteísmo, jamás afirmó ser Dios en la tierra, jamás pidió que adoraramos a otro mas que a su padre.

Para nosotros , los cristianos, hay UN SOLO DIOS, no tres.

Para nosotros, los cristianos, hay UN SOLO DIOS EL PADRE, no el hijo ni el espiritu santo, que si existen pero son diferentes cosas y no partes de una deidad compuesta. Jesus es el hijo humano de Dios, nacido en la tierra hace unos 2000 años, no un angel que bajó del cielo. Y el espiritu santo es la energía por la cual Dios crea las cosas. Es una fuerza, no una persona.

Y al que afirme lo contrario, no yo , no los cristianos, no NOSOTROS, sino las ESCRITURAS lo declaran mentiroso.

Amén.

 

 

 

 


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Da: BARILOCHENSE6999 Inviato: 23/10/2011 04:39

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Da: BARILOCHENSE6999 Inviato: 23/10/2011 04:40

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Da: BARILOCHENSE6999 Inviato: 23/10/2011 04:42
mismo tiempo, los sucesos mundiales a la luz de la Biblia.
dic8

100 VERSÍCULOS QUE DEMUESTRAN QUE LA TRINIDAD ES FALSA

100 VERSÍCULOS QUE DEMUESTRAN QUE LA TRINIDAD ES FALSA

Amigo “Trinoterco”:

Por favor, trate usted de reemplazar la palabra “Dios” en cualquiera de los 100 versos que aparecen más adelante con la palabra “Trinidad” (o Padre, Hijo y Espíritu Santo) y vea lo que obtendrá.

Por ejemplo,

Juan 3:16:

“Porque tanto amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna.

Se convierte en:

“La Trinidad tanto amó al mundo que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna.

Arriba podemos ver que si Dios fuera verdaderamente una Trinidad, entonces Jesús tiene que ser el hijo de la Trinidad, lo cual no tiene ningún sentido. Además, el versículo anterior estaría hablando de 4 personas, no de 3, (La Trinidad + el hijo de la Trinidad=4).

Pruebe algunos de los versículos de abajo y verá cómo la doctrina de la Trinidad destruye el verdadero significado de todos estos versos:

Mateo 27:46
Marcos 1:24
Marcos 10:18
Marcos 15:34
Marcos 16:19
Lucas 2:52Lucas 18:19
Juan 3:2
Juan 8:42
Juan 8:54

 

Juan 13:31
Juan 14:1 *
Juan 17:3
Juan 20:17
Hechos 2:22
Hechos 2:32
Hechos 2:36
Hechos 3:13
Hechos 4:10
Hechos 5:30
Actos 7:55
Hechos 10:36
Hechos 10:38
Hechos 13:23
Hechos 20:21
Romanos 1:7
Romanos 1:8
Romanos 2:16
Romanos 3:22
Romanos 4:24
Romanos 5:1
Romanos 5:11
Romanos 5:15
Romanos 5:17
Romanos 6:23
Romanos 7:25
Romanos 8:34
Romanos 10:9
Romanos 15:5
Romanos 15:6
Romanos 16:27
1 Corintios 1:3
1 Corintios 1:9
1 Corintios 1:30
1 Corintios 8:6
1 Corintios 15:57
2 Corintios 1:2
2 Corintios 1:3
2 Corintios 11:31
2 Corintios 13:14
Gálatas 1:1
Gálatas 1:3
Efesios 1:2
Efesios 1:3
Efesios 1:17
Efesios 2:6
Efesios 6:23
Filipenses 1:2
Filipenses 2:11
Colosenses 1:3 *
Colosenses 3:17
1 Tesalonicenses 1:1
1 Tesalonicenses 1:3
1 Tesalonicenses 3:11
1 Tesalonicenses 3:13
1 Tesalonicenses 4:14
1 Tesalonicenses 5:9
2 Tesalonicenses 1:1
2 Tesalonicenses 1:2
2 Tesalonicenses 1:12
2 Tesalonicenses 2:16
1 Timoteo 1:1
1 Timoteo 1:2
1 Timoteo 2:5
1 Timoteo 5:21
1 Timoteo 6:3
2 Timoteo 1:1
2 Timoteo 1:2
2 Timoteo 4:1
Tito 1:4
Tito 2:13
Filemón 1:3
Hebreos 13:20
Santiago 1:1
1 Pedro 1:2
1 Pedro 2:5
2 Pedro 1:1
2 Pedro 1:2
1 Juan 5:1 *
1 Juan 5:20
2 Juan 1:3
Judas 1:1
Judas 1:4
Judas 1:21
Judas 1:25
Apocalipsis 1:1
Apocalipsis 1:2
Apocalipsis 14:12


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Da: BARILOCHENSE6999 Inviato: 23/10/2011 04:43

Rispondi  Messaggio 137 di 260 di questo argomento 
Da: BARILOCHENSE6999 Inviato: 25/10/2011 03:53

Dios es Uno, No Tres
Examinando la Doctrina de la Trinidad

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Introducción

"Los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren." (Juan 4:23)

Estas palabras de Cristo constituyen un reto. Declaran que Dios se complace solamente en la adoración de aquellos que se le acercan "en espíritu y en verdad." Implican que los verdaderos adoradores son únicamente los que están dispuestos a buscar la verdad de Dios, a fin de convertirla en el fundamento de su vida espiritual.
Muchos reconocerán el derecho de Dios de dictar las condiciones de la adoración. Aun las autoridades humanas hacen lo mismo con respecto a sí mismas. Nadie pensaría acercarse a un monarca terrenal sin respetar las convenciones requeridas, y si no las conociera, daría los pasos necesarios para averiguarlas.

¿Se tratará con menos respeto a Dios, quien es más alto que cualquier monarca terrenal?

¡De ningún modo! Las palabras de Cristo, citadas anteriormente, revelan que Dios desea que los verdaderos adoradores vengan a un correcto conocimiento de El como una base para una adoración aceptable. Esto impone una solemne responsabilidad sobre el que desea agradarlo, es decir, la de buscar cuidadosamente la revelación que El ha dado de sí mismo (la Biblia) si su deseo es conocerlo.

Pero algunos preguntarán: Si nuestras intenciones son correctas, ¿pueden tener importancia simples términos doctrinales?

La mayoría contestaría negativamente. Pero las palabras de Cristo revelan que la verdad doctrinal es vital para la salvación. Después de todo, ¿puede uno adorar a Dios si carece del entendimiento básico de su esencia divina? No. No puede haber componenda ni concesiones en este tema tan importante. Dios se ha revelado a sí mismo y ha revelado su propósito en la Biblia, y es nuestro deber y privilegio escudriñar ese maravilloso libro para conocer al Dios a quien adoramos. Rechazar la Biblia convertiría nuestra adoración en vana e inútil.

Un conocimiento correcto de Dios es esencial para la salvación
En varias ocasiones, Cristo reveló que la salvación depende del correcto entendimiento de la verdad divina (Marcos 16:16; Romanos 1:16; 1 Corintios 15:2,3; etc.). Orando al Padre, declaró:

"Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado." (Juan 17:3)

¿Hasta qué grado conocemos a Dios? ¿Concuerda nuestro entendimiento con la verdad bíblica?
Dos ideas opuestas respecto de Dios son enseñadas en la cristiandad. La mayoría de iglesias enseñan que El es un ser trino, constituido por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo: uno aunque tres, iguales en conocimiento, poder y esencia, desde la eternidad y hasta la eternidad.

Por otra parte, los cristadelfianos enseñan que la doctrina de la Trinidad es falsa; que Dios es uno y solo; que Jesucristo es Su Hijo, nacido hace 1900 años, antes de lo cual no tenía existencia personal; y que el Espíritu Santo es el poder de Dios.

Ambas doctrinas no pueden ser correctas al mismo tiempo, y a la luz de las declaraciones del Señor, expuestas anteriormente, aquellos que están en error no están en el camino de la vida eterna, no importa cuán sinceros sean.

Esta es una afirmación muy seria, y a muchos no les agradará que lo digamos en forma tan cortante. En realidad, muchos consideran indigna cualquier discusión acerca de Dios. Creen que es innecesaria y prefieren dejar tales problemas a los teólogos, a quienes consideran profesionalmente preparados para resolverlos.

Pero si las palabras de Cristo significan algo, enseñan que la salvación eterna está condicionada a que una persona adore a Dios en verdad. Por consiguiente, el lector debe decidir si su salvación personal vale tanto como para tomarse el trabajo y el tiempo de investigar el asunto.

La Trinidad es un concepto contradictorio
Muchos sistemas religiosos afirman creer en lo que ellos llaman Trinidad. Exponen la doctrina de que Dios es al mismo tiempo uno y tres, y está compuesto por Padre, Hijo y Espíritu Santo. Esta doctrina no ha sido extraída de la Biblia (donde el término Trinidad jamás aparece), sino de lo que se conoce como el Credo de Atanasio, que fue presentado por Atanasio, Obispo de Alejandría, en el siglo cuarto después de Cristo. En él se define la divinidad como sigue:

"El Padre es Dios, El Hijo es Dios, y el Espíritu Santo es Dios. Aun así no son tres Dioses, sino un Dios."

La Trinidad es además definida así:

"Solamente hay un Dios viviente, verdadero y eterno; sin cuerpo, partes o pasiones; de infinito poder, sabiduría y bondad; El Hacedor y Preservador de todas las cosas, tanto visibles como invisibles. En la unidad de esta Divinidad existen tres personas, de una substancia, poder y eternidad: el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo."

Un análisis cuidadoso de esa definición revelará contradicción y confusión.

Por ejemplo, ¿cómo puede un solo Dios ser tres personas? ¿Como pudo ser engendrado el Hijo (Salmos 2:7) y aún existir desde la eternidad?

En pocas palabras, creer en lo que la mayoría de las iglesias enseñan acerca de la divinidad, es creer en una contradicción imposible.

Pablo enseñó que "Dios no es Dios de confusión" (1 Corintios 14:33); pero la doctrina que enseña que Dios es al mismo tiempo uno y tres es un obvio error de confusión.

Compruébelo usted mismo. Pregunte a cualquier clérigo cómo Dios puede ser al mismo tiempo tres y uno; cómo puede ser "sin cuerpo, partes y pasiones," y sin embargo ser "una substancia"; cómo el Hijo puede existir desde toda la eternidad, y aun así, al mismo tiempo, ser "el unigénito hijo de Dios" (Juan 1:18).

Le responderá que es un "misterio" más allá del alcance del entendimiento de la humanidad. A lo mejor le amonestará que no se preocupe de asuntos tan insignificantes.

Sin embargo la doctrina de la Trinidad es parte de la fe de la mayoría de las iglesias, acerca de la cual declara el Libro de Oraciones de la Iglesia de Inglaterra: "A menos que cada uno la mantenga completa y sin mancha, sin duda perecerá eternamente."

El Dios que revela la Biblia
Hemos visto que la doctrina de la trinidad es contradictoria, incomprensible y antibíblica. ¿Cuál es la alternativa?

La enseñanza bíblica es que Dios es uno; Jesucristo es el Hijo de Dios, la manifestación del Padre; el Espíritu Santo es el poder de Dios. Esto es sencillo, comprensible, ordenado y, por sobre todo, completamente bíblico.

Examine el siguiente resumen, a la luz de los textos bíblicos señalados:

  1. Un Dios. La suprema y autoexistente Deidad, el solo Padre, que mora en luz inaccesible, y quien de su propia e inderivada energía creó los cielos y la tierra, y todo lo que hay en ellos (Deuteronomio 6:4; Isaías 44:6-8; 45:5; 46:9; Marcos 12:29-32; 1 Corintios 8:4-6; Salmos 124:8; 146:6; 1 Timoteo 6:15,16).
  2. El Hijo de Dios. El Señor Jesucristo, engendrado de María por el Espíritu Santo, sin la intervención del hombre, y posteriormente ungido con el mismo Espíritu en su bautismo, sin medida. Fue llevado a la muerte como una ofrenda por el pecado, levantado de la tumba en el tercer día, con vida eterna, y está esperando actualmente el tiempo en el que ha retornar a la tierra para establecer el reino de Dios (Lucas 1:26-33; Hechos 2: 22-24,36; Gálatas 4:4; Isaías 7:14; Mateo 3:16,17; Juan 3:34; Hebreos 2:14-16; Romanos 1:3; Hebreos 5:8,9; Hechos 1:11; Hechos 3:26).
  3. El Espíritu Santo es el poder de Dios. Por medio de Su Espíritu Dios se da cuenta de lo que sucede en el cielo y en la tierra, y sostiene toda la creación. Los santos hombres de la antigüedad fueron impulsados por el Espíritu a escribir Su revelación (la Biblia), pudiendo también realizar milagros en épocas pasadas (Génesis 1:1,2; Job 26:13; 33:4; Hechos 17:25-28; Nehemías 9:30. Compare Juan 14:26; 15:26; 16:13; Hechos 1:8; 2:1-4 con Marcos 16:17,20 y Lucas 24:49. Vea también Lucas 1:35; Hechos 5:30-32; 2 Pedro 1:19-21).

La Biblia no contiene en ninguno de sus libros la enseñanza de que Dios es un ser trino, o que el Señor Jesucristo es coigual y coeterno con el Padre. En vez de esto, enseña lo contrario.

Los teólogos admiten que la Biblia no enseña la Trinidad
De hecho, la palabra Trinidad no se encuentra en la Biblia. Tanto Mosheim, en su Historia de la Iglesia, como Gibbon, en su libro titulado La Declinación y Caída del Imperio Romano (Capítulo 21), reconocen esto.

Aparentemente, la palabra fue usada por primera vez en una obra apologética de Teófilo, Obispo de Antioquía de Siria, en la segunda mitad del siglo segundo. Sin embargo, la Trinidad de este obispo no era la moderna doctrina de coigualdad, sino más bien, una trinidad de atributos más que de personas, por lo que dice expresamente: "El verdadero Dios (es decir, el Padre) es el único que debe ser adorado."

No fue sino hasta en el siglo cuarto, en un tiempo de gran apostasía de la fe apostólica pura, que la doctrina de la Trinidad fue realmente introducida. Esto causó una tremenda controversia, debido a que muchos todavía se adherían a la doctrina de un solo Dios. Sin embargo, la nueva doctrina prevaleció gradualmente, y finalmente llegó a ser aceptada como enseñanza cristiana básica, cumpliendo así la profecía de que los líderes religiosos se extraviarían "invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición" (Marcos 7:13; ver también 2 Timoteo 4:3, Hechos 20:29.30).

Muchos teólogos han sido lo suficientemente francos para admitir que la doctrina no es enseñada en la Biblia, y no puede ser explicada lógicamente. Reconocen que la Trinidad es incomprensible y que sus términos son contradictorios. No pueden explicar cómo un Dios puede ser también tres y viceversa; cómo Dios puede tener sustancia, pero no forma; o cómo el Hijo de Dios puede al mismo tiempo ser uno con su propio Padre.

La doctrina es confusa, porque no ha sido tomada de la Biblia, sino de la mitología pagana. La Enciclopedia Británica hace el siguiente comentario:

"Las proposiciones que constituyen el dogma de la Trinidad no fueron tomadas directamente del Nuevo Testamento, y no pueden ser expresadas en términos del Nuevo Testamento. Fueron el producto del razonamiento especulativo sobre la revelación bíblica... Tales ideas se formaron a través de siglos de esfuerzo, elaboradas únicamente con la ayuda de los conceptos y formuladas en términos de la metafísica de los griegos y romanos."

En pocas palabras, fueron extraídas, no de la Biblia, sino de las religiones paganas.
Esto es confirmado por una declaración de F. J. Wilkin, Profesor de Teología del Colegio Bautista de Victoria, Australia. En un libro que ataca las enseñanzas cristadelfianas, hace el siguiente comentario revelador:

"En el Antiguo Testamento fue afirmada con claridad la existencia de un Dios único y solo. El credo judío, repetido actualmente en todas las sinagogas, fue: 'Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es' (Deuteronomio 6:4). Esta era la fe de los primeros cristianos, pues Pablo escribe: 'Un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos y en todos" (Efesios 4:6). Pero gradualmente se fueron haciendo necesarias algunas adiciones o modificaciones a este credo. Los cristianos fueron completamente persuadidos de la Deidad de Jesucristo y más tarde de la Deidad del Espíritu Santo, y fueron constreñidos a relacionar estas convicciones con su fe en el Dios único. Durante muchos años fue discutido el problema y se intentaron muchas explicaciones. Una de éstas, expuesta por Sabelio y que llegó a ser muy popular, fue la de que Cristo y el Espíritu Santo fueron sucesivas manifestaciones del ser supremo. Pero finalmente prevaleció la creencia de que las palabras Padre, Hijo y Espíritu Santo declaraban identidades distintas y eternas en la Divinidad. Es decir, que la trinidad de la manifestación revelaba una Trinidad del Ser. En otras palabras, que Cristo y el Espíritu Santo eran coeternos con el Padre. Con la excepción de los unitarios, ésta es la creencia de la cristiandad actual... Sin embargo, el cristadelfianismo niega la Trinidad... Esta negación constituye un reto para todas las iglesias cristianas" (tomado del libro cristadelfianism (Cristadelfianismo), publicado por The Australian Baptist, Victoria, Australia).

Esta afirmación asombra por su franqueza. Confiesa que la doctrina de la Trinidad no ha de buscarse en la Biblia; que difiere de la enseñanza de los apóstoles, y simplemente fue "adoptada" por la iglesia después de muchos años de discusión, porque sus miembros estaban "completamente persuadidos de la Deidad de Jesucristo y más tarde de la Deidad del Espíritu Santo."

¿Están dispuestos los adoradores sinceros a arriesgar su eterna salvación poniendo sus esperanzas y estableciendo su adoración sobre tan vagos fundamentos?

El escritor citado anteriormente acusa a los cristadelfianos de desafiar a "todas las iglesias cristianas" cuando refutan la doctrina de la Trinidad.

Sin embargo, poniendo su confianza en la Biblia, los cristadelfianos gustosamente recogen el guante y aceptan el desafío.

Lo hacen tomando en cuenta la importancia de la doctrina tal como fue afirmada por el Señor mismo y la predicción de Pablo. Cristo enseñó: "Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero y a Jesucristo, a quien has enviado" (Juan 17:3). El apóstol Pablo previene: "Vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias" (2 Timoteo 4:3).

El lector debe a Dios y a sí mismo el buscar la verdad del asunto. Recuerde que Cristo enseñó: "Los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren" (Juan 4:23).

Jesucristo refuta el trinitarianismo
El extracto que citamos de la Enciclopedia Británica, afirma que el dogma de la Trinidad "fue elaborado con ayuda de los conceptos, y formulado en términos de la metafísica de los griegos y romanos."

Esto significa que se derivó del paganismo.

El testimonio es real. El concepto trinitario es encontrado en forma similar en la mitología pagana de Roma, Grecia, Babilonia y Egipto; pero no en la Biblia.

Frente a esta doctrina resuena la firme proclamación de Dios:

"Oye Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es" (Deuteronomio 6:4).

El monoteísmo de los hebreos era una característica distintiva en un mundo pagano y politeísta.
De la misma manera, las enseñanzas cristadelfianas actuales desafían el trinitarianismo de todas las sectas e iglesias.

¿Pretende el Sr. Wilkin en su declaración que Dios se equivocó en su proclamación, y que los teólogos del siglo cuarto de esta era sabían más que Moisés, Pablo, Jesucristo, o Dios mismo acerca de este asunto?

Jesús confirmó su fe en un Dios. Cuando se le preguntó sobre el más grande mandamiento, el Señor respondió:

"Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón..." (Marcos 12: 29,30).

Un escriba judío, hombre que creía firmemente en el Dios único y solo, y quien con seguridad habría rechazado el trinitarianismo como paganismo, habiendo oído la confesión de fe del Señor, comentó: "Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de él; y el amarle con todo el corazón... es más que todos los holocaustos y sacrificios" (Marcos 12:32,33).

Esta respuesta agradó al Señor Jesús. El escriba había confesado creer en el único y verdadero Dios y había reconocido que los adoradores debían servirlo amorosamente más allá del simple formalismo de la ley de Moisés. Este hombre había entendido más que muchos de los que el Señor conocía. Jesús le dijo:

"No estás lejos del reino de Dios" (Marcos 12:34).

¿Qué más necesitaba aquel escriba judío para estar seguro de heredar el reino? El Señor expresó lo que era necesario en su oración, a la que ya hemos hecho referencia:

"Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero y a Jesucristo, a quien has enviado" (Juan 17:3).

El escriba sabía quién era el único y verdadero Dios; todavía tenía que abrazar los principios salvadores del nombre de Jesucristo como propiciación por los pecados mediante la fe y el bautismo en Cristo (Hechos 2:38).
Desafortunadamente, las iglesias conocidas, con su enseñanza de un Dios trino, rechazan el concepto de la Divinidad a la que el escriba judío hacía referencia; por consiguiente, están lejos del reino de Dios.

Lea cuidadosamente el relato de la discusión de Cristo con el escriba en Marcos 12:28-34, y pregúntese: ¿Se habrá retirado de la presencia del Señor Jesucristo creyendo que éste era la segunda persona de un Dios trino?

¡No! Y su declaración de fe ganó la aprobación del Señor, quien le dijo: "No estás lejos del reino de Dios."

¡Qué lástima que los teólogos hagan un misterio de la Divinidad, confundiendo lo que es claro y simple, insistiendo en contra de las enseñanzas de la Biblia, que Dios es tres!

Es una lástima que, aunque aparentemente sinceros y bienintencionados, se hayan apartado de las enseñanzas de los apóstoles, tal como Pablo predijo que ocurriría: "El espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe..." (1 Timoteo 4:1).

Enseñanzas apostólicas acerca de Dios
La proclamación de Dios por medio de Moisés y la confirmación de esta enseñanza por el Señor Jesús, es el fundamento de toda la doctrina apostólica en lo que se refiere a la Divinidad. He aquí algunas de sus enseñanzas demostrando esta posición:

"Para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas...y un Señor, Jesucristo... Pero no en todos hay este conocimiento" (1 Corintios 8:6,7).

"Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre" (1 Timoteo 2:5).

"Un Dios y Padre de todos" (Efesios 4:6).

"Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él" (Hechos 2:22).

"Vosotros sabéis...cómo Dios ungió con el Espíritu santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo este anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él" (Hechos 10:37,38).

Estas afirmaciones respaldan firmemente la proclamación de Dios por medio de Moisés. Se refieren a Dios como uno solo, el Padre, y hablan del Señor Jesucristo como su Hijo unigénito, nacido de María por el poder del Espíritu Santo que es el poder de Dios. No proporcionan el más mínimo apoyo para la doctrina de la Trinidad; por el contrario, sus enseñanzas representan un rechazo contundente de tal idea.

Reconociendo que Dios busca quiénes le adoren en verdad (Juan 4:23), por respeto a Sus enseñanzas y amor a Su persona, investiguemos con mansedumbre la verdad de esta doctrina, a fin de que podamos rendirle el honor debido a Su santo nombre.

El Hijo es divino pero no coeterno con el Padre
Algunas veces se dice que los cristadelfianos rechazan la divinidad del Señor Jesús. Eso no es cierto. Los cristadelfianos repudian la doctrina de la Trinidad por ser contraria a las Escrituras. Pero jamás se sitúan en el extremo opuesto del unitarianismo, que ve a Jesús como nada más que un "simple hombre," hijo de un padre terrenal.


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Da: BARILOCHENSE6999 Inviato: 25/10/2011 03:54

Había algo más que un simple hombre en aquel que, bajo tales provocaciones como las que tuvo que soportar, exhibiera el maravilloso dominio propio, el magnífico carácter y la vida sin pecado que el Señor mostró.

Algo más que un simple hombre cualquiera se revela en la forma en que fue engendrado el Señor, y la forma en que fue ungido con el Espíritu Santo sin medida (Juan 3:34).

Pablo enseñó que "Dios estaba en Cristo" reconciliando al mundo consigo mismo (2 Corintios 5:19). Jesús fue la manifestación de Dios, tal como él mismo testificó (Juan 6:62,63). En cuanto a su naturaleza, Jesús era semejante a toda la humanidad (Hebreos 2:14), "tentado en todo según nuestra semejanza" (4:15); pero en su origen y carácter era divino, siendo ésta su diferencia con toda la humanidad anterior y posterior a él.

En su Declaración de la verdad revelada en la Biblia, los cristadelfianos presentan la verdadera doctrina en los siguientes términos:

"Jesucristo, el Hijo de Dios, no es la 'segunda persona' de una Trinidad eterna, sino la manifestación de un Creador eterno 'el cual es sobre todos, y por todos, y en todos' (Efesios 4:6) y 'de él, y por él, y para él son todas las cosas' Romanos 11:36). Por medio de su espíritu este Creador engendró a Jesús, quien, por consiguiente, fue Su Hijo. Por el mismo poder lo ungió, moró en él y habló a Israel por su medio (Hebreos 1:1). Por consiguiente, en los días de su debilidad, Jesucristo debe ser considerado desde dos puntos de vista: DEIDAD y HUMANIDAD. El hombre fue el Hijo, cuya existencia comienza con el nacimiento de Jesús; la deidad que moraba en él era el Padre, quien no teniendo comienzo de días, es el único eternamente preexistente. La relación de Dios con el Hijo fue ilustrado en el suceso relatado en Lucas 1:35 por medio del cual fue establecido lo que Pablo llama 'el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria' (1 Timoteo 3:16)."

Jesús fue "nacido de mujer y nacido bajo la ley" (Gálatas 4:4) y, por consiguiente, fue idéntico en naturaleza "a sus hermanos" (Hebreos 2:17).

Pero él también fue engendrado "no de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios" (Juan 1:13). El Espíritu Santo vino sobre María, y por este medio milagroso nació el Hijo de Dios (Lucas 1:35). Después de su nacimiento, fue ungido con el Espíritu Santo sin medida (Juan 3:14), de modo que Dios dirigía su desarrollo.

Todo esto fue con el propósito de salvar a los que aceptarían la ayuda divina. Cristo señaló el camino a la vida eterna para los tales. Así como él fue fortalecido por Dios para vencer, así también los creyentes pueden ser fortalecidos (Filipenses 4:13). Así como él fue crucificado, también ellos deben aprender a negar la carne para servir a Dios en verdad (Gálatas 5:24).

Las mismas expresiones que usaba Cristo constantemente, muestran que no pretendía ser Dios. En cierta ocasión dijo, orando: "No se haga mi voluntad, sino la tuya" (Lucas 22:42). También dijo a sus discípulos: "Mi doctrina no es mía, sino de aquél que me envió" (Juan 7:16). Si él hubiera pretendido ser igual a Dios, no habría usado tales expresiones, sino que habría afirmado que la voluntad y enseñanza del Padre provenían igualmente de sí mismo. Al contrario, él enseñó: "No puedo yo hacer nada por mí mismo" (Juan 5:30) y "el Padre mayor es que yo" (Juan 14:28).

Es cierto que Jesucristo, como la manifestación de Dios y dedicado completamente a realizar la voluntad y propósito del Padre, podía decir: "Yo y el Padre uno somos" (Juan 10:30). Sin embargo, esta declaración es erróneamente interpretada como una pretensión de igualdad con Dios. Los que así piensan olvidan el hecho de que lo que Jesús afirmaba acerca de sí mismo, también lo afirmaba de sus discípulos. En Juan 17:21, oraba: "Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros." ¡Si la primera declaración implica la igualdad del Hijo con el Padre, la última incluye a todos los creyentes!

Pablo enseñaba que los creyentes eran "herederos de Dios y coherederos con Cristo" (Romanos 8:17). Pero si Jesús fuera verdadero Dios, ¿cómo podría decirse que nosotros somos "coherederos" de Dios con él? Sería completamente contradictorio. Considere también la declaración de Hebreos 2:10,11:

"Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos. Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos."

Jesús llama a los redimidos "hermanos," porque tanto ellos como él deberán su glorificación al Padre. Pero si Jesús fuese Dios, ¿cómo podría hablar de ese modo de los redimidos? ¡Eso los convertiría también en parte de la Divinidad!

Cristo Jesús: un hombre
Por consiguiente, la Biblia no presenta al Señor Jesús como la segunda persona de la Divinidad. Al contrario, lo representa como el hombre ideal. Se refiere a él como el "hombre Jesucristo" (Juan 8:40; Romanos 5:15; 1 Corintios 15:21; 1 Timoteo 2:5); profeta como Moisés (Deuteronomio 18:15,18; Hechos 3:22; Mateo 21:11); "nacido de mujer" (Gálatas 4:4); "tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado" (Hebreos 4:15); padeciendo para aprender obediencia (Hebreos 5:8); "ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente" (Hebreos 5:7).

¿Cómo podrían estos términos describir a Dios? ¡Sería imposible! Por ejemplo, la Biblia enseña que Dios no puede ser tentado (Santiago 1:13); sin embargo, Jesús estuvo sujeto a tentación. La Biblia enseña que Dios no puede morir (1 Timoteo 6:17); pero Jesús murió. La Biblia también enseña que Jesús ofreció oraciones a Dios; ¿se las habrá ofrecido a sí mismo?

Por otra parte, el Señor no pretendió igualdad con Dios. Cuando los discípulos le pidieron información sobre determinado tiempo, les declaró:

"De aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre" (Marcos 13:32).

En esta afirmación, el Señor reconoce su conocimiento limitado. ¿Cómo sería eso posible si él fuera Dios? Algunos razonan que él estaba hablando desde su posición de humano, la cual había adoptado para el propósito de salvar a la humanidad; pero no hay evidencia bíblica para tal teoría. Además, si esta fuera verdadera, él debería haber recuperado todo conocimiento cuando ascendió al cielo; sin embargo en Apocalipsis 1:1 enseña lo contrario. Sostiene que la revelación fue conocimiento nuevo "que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto."

Si fue necesario que Dios le diera la revelación al Señor, es obvio que éste no poseía igualdad de conocimiento con el Padre, sino que aún estaba subordinado a El. En realidad, Cristo mismo enseñó a sus discípulos que tal era la situación cuando no pudo contestar las preguntas que le hicieron sobre asuntos cuyo conocimiento el Padre retenía bajo Su poder (Hechos 1:7).

La Biblia utiliza términos para describir a Jesús que serían incongruentes si él fuera Dios. Lo describe como cansado (Juan 4:6), llorando (Juan 11:35), suplicando fortaleza (Hebreos 5:7), poseyendo una naturaleza sujeta a muerte y común a toda la humanidad (Hebreos 2:14), necesitando redención (Hebreos 9:12; 13:20), "combatiendo contra el pecado" (Hebreos 12:4), sobreponiéndose a la carne (Juan 6:63).

La Biblia enseña que "Dios estaba en Cristo" (2 Corintios 5:19) fortaleciéndolo (Salmos 80:17; Isaías 11:2,3) y reconciliando consigo al mundo (2 Corintios 5:20). Lo presenta como la expresión del amor del Padre para los que confían en El, puesto que en Jesús provee los medios por los cuales puede venir la redención a la humanidad caída (Juan 3:16).

Debido a su perfecta obediencia, habiendo conquistado completamente la carne, él fue levantado de entre los muertos (Hechos 2:24). Abriendo el camino de la redención por medio del perdón de los pecados, llegó a ser el autor de eterna salvación para todos los que se acercan a Dios en la forma señalada (Hebreos 5:9; Romanos 4:25; Gálatas 3:26-29).

Si Jesús fuera la segunda persona de un Dios trino, ¿cuál es la razón del solitario clamor que brotó de sus labios durante la agonía del calvario: "Dios mío, Dios mío, ¿porqué me has desamparado?" (Marcos 15:34).

Si Jesús fuera la segunda persona de una Trinidad, ¿cómo pudo Pablo escribir acerca de él en el momento de su más grande triunfo cuando todos sus enemigos serían aplastados delante de él: "...entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos"? (1 Corintios 15:28).

En esa época cuando el triunfo del Hijo es completo, él todavía estará subordinado al Padre. Este hecho difiere completamente de las enseñanzas de las iglesias de la cristiandad, pero está en total acuerdo con lo presentado en el presente estudio.

Jesús como Dios
El título de Dios es aplicado algunas veces al Señor Jesús. Por ejemplo, el apóstol Tomás había rehusado creer que el Señor había resucitado de los muertos mientras no recibiera una evidencia verdadera. Cuando Jesús apareció delante de él y le mostró las señales en sus manos, exclamó: "¡Señor mío y Dios mío!"

¿Que quiso decir?

Anteriormente, los apóstoles habían pedido a Jesús que les enseñara al Padre y él había contestado: "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre" (Juan 14:8). Ellos vieron al Padre en Jesús, porque, como más tarde lo dijera, él Lo había manifestado a sus apóstoles (Juan 17:6,26).

Ahora la gloriosa verdad de que el que los apóstoles habían seguido fielmente era la manifestación de Dios, iluminó a Tomás haciéndolo proferir las palabras: "¡Señor mío y Dios mío!"

¿Habrá querido decir que Jesús era la segunda persona de la Deidad? No. Tal lenguaje como el que Tomás usó es frecuentemente aplicado en toda la Escritura a los que ejercen la autoridad de Dios, refiriéndose a su posición como Sus representantes.

Esto podría parecer confuso; pero, de hecho, es una forma de expresión de uso común.

Por ejemplo, un empleado va en nombre del que lo emplea y realiza negocios en su nombre con plena autoridad para hacerlo. El representante de una firma funde su individualidad dentro del nombre de la compañía que representa. Su nombre puede ser Alvarez, pero en negocios oficiales él puede ser descrito como "Samayoa y Cía." sin ninguna confusión.

Esto también es cierto respecto de los agentes usados por Dios, tal como Jesús recordó a los judíos cuando lo retaron. Ellos habían dicho: "Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente" (Juan 10:24). En respuesta, Jesús señaló los milagros y obras que había realizado, diciendo: "Ellas dan testimonio de mí." Fue entonces cuando pronunció aquellas palabras, tan frecuentemente malentendidas: "Yo y el Padre uno somos" (versículo 30). Los judíos, de la misma manera que los trinitarios, las interpretaron incorrectamente. Pensaron que él estaba pretendiendo igualdad con Dios, y no entendieron que sólo estaba proclamándose como la manifestación de Dios (1 Timoteo 3:16). Ellos declararon que había blasfemado: "Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios" (Juan 10:33).

La respuesta del Señor frente a esta acusación, no solamente muestra que él mismo rechazó el concepto de igualdad con el Padre, sino que también refuta la enseñanza de que cuando el titulo de "Dios" le es aplicado, implica que es "verdadero Dios de verdadero Dios." Jesús replicó: "¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada), ¿al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy?" (Juan 10:34).

Esta explicación del Señor demuestra claramente que cuando el título de Dios le es aplicado, no sugiere la igualdad del trinitarianismo, como tampoco lo implica cuando se aplica a "aquellos a quienes vino la palabra de Dios." ¿Quiénes fueron ellos? Fueron los sacerdotes de Israel, quienes derivaban su autoridad de Dios, y juzgaban en Su nombre. Ellos eran Sus representantes en la nación, y por consiguiente eran dioses por representación, porque Dios estaba con ellos cuando juzgaban (2 Crónicas 19:6). Por consiguiente, estar delante de los sacerdotes era equivalente a estar "delante de Jehová" como lo muestra Deuteronomio 19:17.

En la mayoría de casos, cuando la palabra "Dios" es encontrada en la Biblia traduce la palabra hebrea Elohim, la cual también es traducida "ángeles" (Salmos 8:5) y "jueces" (Exodo 21:6; 22:8,9). En realidad, el acusado era traído delante de los sacerdotes de Israel, quienes juzgaban en nombre de Dios, y a quienes se les reconocía el titulo de Dios porque eran Sus representantes.

Jesús citó Salmos 82:6 para explicar esto a los judíos. Allí, Dios se dirige a los gobernantes mortales de Israel diciendo: "Yo dije: Vosotros sois dioses, y todos vosotros hijos del Altísimo; pero como hombres moriréis." Estos mortales eran dioses porque eran Sus representantes en la nación. Este salmo demuestra que el título de "Dios" puede aplicarse aun a los mortales cuando les es dada autoridad divina.

En Zacarías 12:8, el título de Dios es dado a la "casa de David" en la época de la gloria venidera. En Exodo 7:1 es aplicado a Moisés: "Mira, yo te he constituido dios para Faraón." Recibió el título de Dios porque él representaba a Dios delante de Faraón (ver también Exodo 4:16).

Este uso del título "Dios" demuestra que, aunque es aplicado al Señor Jesús, no lo convierte en parte de ninguna Trinidad, como tampoco era el caso de aquellos sacerdotes y gobernantes de Israel a los cuales les fue aplicado.

El título divino es frecuentemente usado para referirse a los ángeles como representantes de Dios. En Exodo 23:20,21 leemos: "He aquí yo envío mi ángel delante de ti para que te guarde en el camino...Guárdate delante de él y oye su voz...porque mi nombre está en él." El ángel era el representante de Dios, pero no Dios mismo. Era uno de aquellos mensajeros que fueron enviados como espíritus ministradores a favor del pueblo de Dios.

Podemos llegar a ser como Dios
Pablo enseñó: "...somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados" (Romanos 8:16,17).

Considere las siguientes Escrituras que se aplican a los redimidos:

"Nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios" (Romanos 5:2).

"Nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia" (2 Pedro 1:4).

"Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre" (Hechos 15:14).

"No ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros" (Juan 17:20,21).

Estas expresiones testifican del gran poder ofrecido a los creyentes. Ellos pueden alcanzar la "gloria de Dios," "la naturaleza divina," el nombre de Dios y total unidad con Dios. El Señor Jesús alcanzó todo esto, habiéndole sido concedido el nombre de Dios, el cual promete a todos los verdaderos creyentes, quienes son descritos como "herederos de Dios" con él (Romanos 8:17).

Es verdaderamente obvio, por consiguiente, que la mera posesión del nombre de Dios no implica que el portador del nombre sea igual a Dios o forme parte de una Divinidad trina, como lo afirma el concepto trinitario. De otra manera, tendría que encontrarse lugar en tal Trinidad para todos los creyentes que alcancen tan gloriosa esperanza.

En pocas palabras, la Biblia presenta la esperanza de que así como Jesucristo es ahora glorioso, divino e inmortal, así también llegarán a ser los redimidos. Jesús, como el buen pastor que es, enseñó el camino a través del valle de muerte hacia la gloria futura, y llama a su ovejas a seguir en pos de él (Juan 10). El es siervo de Dios para tal propósito. De esta manera Pedro enseña:

"El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole en un madero. A éste, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados" (Hechos 5:30,31).

Si Jesús fuera verdaderamente Dios, ¿sería alguna exaltación elevarlo a la categoría de Príncipe y Salvador? ¡Por supuesto que no! El mismo hecho de que Pedro enseñe que Jesús fue exaltado a tal estado demuestra conclusivamente que anteriormente tenía una posición inferior.

Poder de Dios: el Espíritu Santo
El Espíritu Santo es la energía o poder de Dios por medio del cual toda la creación originalmente llegó a existir, y por medio del cual es mantenida. Mientras Dios mismo se localiza en el cielo, su Espíritu está difundido en toda la creación (Salmos 139:7-12). Esta energía derivada de Dios es el fundamento de toda la creación (Hechos 17:25). En tal sentido, la ciencia actual confirma la Escritura enseñando que la energía es la base de toda la materia.

Algunas veces el Espíritu es personificado en la Biblia, como en Juan 16:7-8, y esto ha conducido a muchos a creer que es una persona. Sin embargo, personificar cosas intangibles es normal en la Escritura. La sabiduría es representada como una mujer (Proverbios 9:1). El pecado es personificado como un dueño de esclavos (Romanos 6:16) y el Espíritu Santo como un consolador (Juan 14:26), expresando el espíritu de Verdad. De este modo Miqueas declara: "Yo estoy lleno del poder del Espíritu de Jehová"; los profetas fueron impulsados por el Espíritu Santo a escribir las Escrituras (Nehemías 9:20; 2 Pedro 1:21). Dios usó los mismos medios para hablar a Israel por medio de Su Hijo (Hebreos 1:1).

En la Biblia, el Espíritu Santo nunca es considerado como la tercera persona de un Dios trino, demostrando claramente que la idea de la Trinidad no era reconocida por los primeros creyentes. Esto es demostrado en forma inequívoca por las expresiones de Hechos 19:2,3. Este capítulo describe la ocasión cuando Pablo encontró ciertos discípulos en Efeso y les preguntó si habían recibido el Espíritu Santo. Los discípulos contestaron: "Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo." ¡Obviamente, ellos nunca oyeron hablar de la doctrina de la Trinidad!

¡Nada más confuso que el error! ¡Qué sublime simplicidad hay en la verdad!

Hemos explorado mucho terreno en este pequeño artículo, procurando exponer de la manera más sencilla posible, el más profundo tema de todos. Hemos citado muchos textos de la Escritura, y si el lector los examina con mente imparcial, analizando cuidadosamente sus enseñanzas, estamos seguros de que encontrará una firma exposición a través de toda la Escritura de que Dios es uno y sólo uno.

El correcto conocimiento de Dios es de enorme importancia. Establece el fundamento de la adoración verdadera, y de él depende la esperanza de vida eterna. Nos capacita para entender al que somos invitados a ver como nuestro Padre espiritual, cuya naturaleza, gloria y nombre somos llamados a manifestar en la era venidera.

Traducido del inglés por Nehemías Chávez Zelaya

Publicado por la Misión Bíblica Cristadelfiana



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Da: BARILOCHENSE6999 Inviato: 01/12/2011 04:18

Rispondi  Messaggio 140 di 260 di questo argomento 
Da: BARILOCHENSE6999 Inviato: 01/12/2011 04:20

¿PERO POR QUÉ LA TRINIDAD ES FALSA?

Junio 9, 2010 – 12:20 am

Vamos ahora a revisar las Sagradas Escrituras, porque  allí está escrito: “Examinadlo todo, aferraos a lo bueno 1 Tesalonicenses 5:21

  • Marcos 13:32, dice: “Nadie sabe sobre el día ni la hora, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sino sólo el Padre”. Si el Mesías era Dios (y Él es Omnisciente), él debería saber el día del fin, que es el fin de este era. Pero Jesús no sabe todo, pues desconoce el día de su retorno.

  • Juan 7:16, dice: “Jesús le respondió: Mi doctrina no es mía. Viene de Aquel que me envió”. Jesús Aquí se está refiriendo a otra persona, lo cual demuestra que Su Padre y él son dos seres distintas. Además, el que hace el envío es muy superior en rango  con respecto al que porta el envío.

  • 1 Corintios 11:3, dice: “Ahora quiero que te des cuenta de que la cabeza de todo varón es Cristo, y la cabeza de la mujer es el hombre y la cabeza de Cristo es YHWH [Jehová] Señor” - ¿Es el hombre y la mujer, la misma persona, literalmente hablando? No! Así tampoco lo es Cristo y Dios, porque ¿cómo puede Dios ser cabeza sobre Su propio yo. Más bien Dios es cabeza sobre todos sus servidores, incluyendo el Cristo, Su Hijo.

  • 1 Corintios 15:28, dice: “Cuando Jesús entregue el reino a su Dios y Padre, el Hijo mismo estará sujeto a quien todo lo sometió a él, para que Dios sea todo en todos”. Dios no está sujeto a nadie y sería una blasfemia entender tal cosa, pero Cristo estará eternamente sujeto al Hacedor de todas las cosas.

Efesios 1:3, dice: “Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en los lugares celestiales con toda bendición espiritual en Cristo”. En consecuencia, nuestro Señor Jesucristo tiene un Dios sobre él.

Efesios 1:17, dice: “Sigo pidiendo que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre glorioso, les dé Espíritu de sabiduría y de revelación, para que puedan conocerlo mejor”. Una vez más, nuestro Señor Jesucristo tiene un Dios sobre él.

  • 1 Pedro 1:3, dice: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos”. Nuevamente nuestro Señor Jesucristo tiene un Dios sobre él.

  • Apocalipsis 1:6, dice: “Y nos hizo un reino y sacerdotes para servir a su Dios y Padre, a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos! Amén”. Otra vez nuestro Señor Jesucristo tiene un Dios sobre él.

  • Miqueas 5:4, dice: “Jesús se levantará y apacentará a sus ovejas en el poder de YHWH, con la majestad del nombre de YHWH su Dios. Y van a vivir con seguridad, porque entonces su grandeza llegará hasta los confines de la tierra”. Nuevamente nuestro Señor Jesucristo tiene un Dios sobre él.

  • Juan 20:17, lee:  Jesús dijo: “No me toques porque aún no he subido al Padre. Ve más bien a mis hermanos y diles: Subo a mi Padre ya vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.” Otra vez nuestro Señor Jesucristo tiene un Dios sobre él.

  • Apocalipsis 3:12, lee:  “Jesús dijo: ‘Aquel que salga vencedor lo haré columna en el templo de mi Dios. Nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén“. Nuevamente nuestro Señor Jesucristo tiene un Dios sobre él.

  • Marcos 12: 28, dice: ”Uno de los maestros de la ley se acercó y los oyó discutiendo. Al darse cuenta de que Jesús les había dado una buena respuesta, le preguntó: “De todos los mandamientos, cuál es el más importante?”  29 “El más importante”, respondió Jesús, “es: ‘Oye, oh Israel, YHWH nuestro Dios, YHWH es Uno.30 Amarás a YHWH tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es éste: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos.” Bien dicho, Maestro “, contestó el hombre. En verdad has dicho que Dios es Uno y no hay otro fuera de él. No hay otro mandamiento mayor que éstos.

Dejemos que Dios explique la posición del Hijo y su rango.

- Salmos 89:26-29: Mesías me llaman, “Tú eres mi Padre, mi Dios, mi Salvador la Roca. ’27 También voy a nombrar al Mesías como mi primogénito, el más excelso de los reyes de la tierra. 28 Voy a mantener mi amor a él para siempre, y mi pacto con él nunca se fallará.29 yo afirmaré para siempre la línea del Mesías y su trono, entre tanto los cielos perduren. Está claro que Dios está hablando del Mesías como otro ser distinto de él, quien



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