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PREGUNTAS Y RESPUESTAS ROSACRUCES: ¿Qué quiso significar Cristo cuando dijo:
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: moriajoan  (Mensaje original) Enviado: 16/12/2009 15:07

 

¿Qué quiso significar Cristo cuando dijo: “Todos los que vinieron antes que Yo eran

ladrones y bandidos”?

Respuesta: Leemos en la Biblia que había dos gra ndes ciudades extremamente parecidas y,

sin embargo, completamente opuestas. Una es la ciudad de Babilonia, la cuna de la

confusión, donde los hombres dejaron de considerarse como hermanos y se separaron unos

de otros.

Estaba sobre siete colinas por las que pasaba un río y estaba gobernada por un rey, Lucifer,

la “estrella del día”, el dador de luz, En el capítulo décimo cuarto de Isaías se lamenta

extraordinariamente su caída del cielo, y más tarde oímos hablar de la caída de aquella gran

ciudad, que se había convertido en una abominación, y se la llamaba la prostituta, habiendo

ocasionado guerras, perturbaciones y desolaciones en los pueblos de la tierra.

Entonces, como suprema antítesis, se nos habla de otra ciudad, llamada la Nueva Jerusalén,

que ocupa la honrada posición de novia. En esa ciudad no hay ningún río fluyente, sino un

mar de cristal. También está sobre siete colinas, y está regida por otro dador de luz a quien

se llama “la luz del mundo”, y esa es una ciudad de paz cuyas puertas nunca se cierran,

aunque dentro está el precioso. Árbol de la Vida. Esa ciudad no es una ciudad de este

mundo, sino una ciudad que ha venido de los cielos.

Para comprender esta simbología a es necesario retroceder hasta un lejano pasado, cuando

el hombre naciente no había alcanzado aún el desarrollo que ha alcanzado hoy en día.

Cuando vino primeramente a esta tierra formó su cuerpo denso en la Época Polar y lo

vitalizó mediante la interpenetración de un cuerpo vital en la Época Hiperbórea. En ese

tiempo el hombre era semejante a los ángeles, macho-hembra, una unidad creadora por sí

mismo proyectando toda su fuerza creadora: el Amor.

Más tarde se hizo necesario que el hombre desarrollara un cerebro, y con objeto de realizar

esa obra se retuvo la mitad de su fuerza creadora para construir los órganos necesarios.

Desde entonces el hombre tuvo que buscar la cooperación de otro que tuviera la otra mitad

de fuerza creadora aprovechable para la generación. Ahora ama egoístamente para obtener

la cooperación de otro en la propagación; la otra mitad de la fuerza creadora con la cual

construye su cerebro y su laringe la emplea también egoístamente para pensar, porque

desea obtener el conocimiento.

Anteriormente el hombre exteriorizaba toda su fuerza creadora sin reservas, sin egoísmos.

Después de la división de la fuerza sexual el hombre se ha hecho eventualmente egoísta y,

por consiguiente, por atracción se ha hecho presa de otros de igual naturaleza.

Los Ángeles fueron la humanidad del Período Lunar y desde entonces han alcanzado su

actual elevado desarrollo; pero como en toda gran compañía hay rezagados, así también

sucedió en el caso de los ángeles, y esa clase de seres (los rezagados) estaban detrás de los

ángeles, pero más allá que nuestra humanidad. Se encontraban en un triste estado, porque ni

podían seguir el actual desarrollo de los ángeles ni podían tampoco sumergirse tanto en la

materia como en el hombre. Eran incapaces de pasarse sin cerebro, como los ángeles, pero

al mismo tiempo no podían construirse un cerebro para ellos mismos, así que cuando la

humanidad desarrolló el cerebro y la médula espinal vieron una oportunidad en la mujer

que expresaba el polo negativo de la fuerza creadora, la imaginación, facultad que les

permite construir el cuerpo en su matriz. Y con objeto de obtener el acceso a su conciencia

esas Inteligencias se aprovecharon de una perplejidad, que entonces dominaba a la mujer,

debido al ejercicio de su facultad imaginativa.

Entonces los ojos de la humanidad no se habían abierto aún; eran seres espirituales que no

tenían la menor conciencia de su cuerpo físico. La mujer empezó a observar, si bien muy

vagamente al principio, que ella y los otros poseían ese instrumento, y que ciertas veces

algunos de sus amigos, a quienes antes percibía con ese apéndice, lo perdían, y eso la

confundía. De los Ángeles no podía obtener información alguna, pero esa Inteligencia que

se le apareció dentro de ella misma en la serpentina médula espinal la iluminó y “la

serpiente dijo a la mujer: ¿No os dijo Dios que podíais comer de todos los árboles del

Jardín?” a lo que ella contestó que se les había prohibido “comer del Árbol del

Conocimiento” bajo pena de muerte. Pero la serpiente dijo: “No moriréis ciertamente,

porque Dios sabe que el día que comáis de el vuestros ojos se abrirán y seréis como dioses,

conociendo el bien y el mal”. La mujer se aseguró la cooperación del hombre de acuerdo

con las instrucciones de Lucifer, el dador de luz y desde entonces sus ojos se abrieron y

conocieron el bien y el mal. Pero antes de ese tiempo el hombre había estado inconsciente

de su cuerpo; éste se separaba de el a veces, como la hoja que cae del árbol, sin molestarlo

ni perturbarlo, porque su conciencia estaba enfocada en el Mundo espiritual continuamente.

Pero los Espíritus Luciferes deseaban tener poder sobre él, un punto de apoyo en su cerebro

y en su médula espinal. Entonces lo incitaron a romper el yugo de los ángeles y a tomar en

sus manos la función creadora. Mediante el repetido abuso ignorante de esa facultad la

conciencia del hombre se enfocó en el Mundo Físico, retirándose de los mundos

espirituales. Entonces vino la muerte con su actual horrendo aspecto, porque el hombre

considera esta vida terrestre como la única vida real. Cuando ésta termina penetra en una

existencia de la que nada sabe y a la cual, por consiguiente, teme.

De esta manera, por haber prestado oído a Lucifer, el falso dador de luz, el hombre quedó

sujeto a la tristeza, al dolor y a la muerte. Le habían robado su inocencia y su paz. El Cristo

vino al mundo para salvar a la humanidad del pecado, de la tristeza y de la muerte. Por

consiguiente, se llamó a sí mismo la verdadera luz, y a los otros, a los que habían venido

antes, los llamó ladrones y bandidos, porque le habían robado al hombre la visión

espiritual, si bien lo habían iluminado en sentido físico.

 



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