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MAX HEINDEL: EL CORAZÓN UN ORGANO MARAVILLOSO
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De: moriajoan  (Mensaje original) Enviado: 13/01/2012 11:24

El cuerpo denso del ser humano es un órgano maravillosamente construido,

compuesto de numerosas células. De estas células se han formado órganos

admirables por las necesidades evolucionarias del Espíritu residente. Algunos de

los órganos están en varias etapas de conclusión; otros están en una etapa de

desarrollo, como por ejemplo el corazón.

El corazón es un mecanismo magnífico, manifestando gran sabiduría en su

construcción. Es el órgano central del sistema circulatorio, actuando como una

fuerza y una bomba aspirante en relación a los vasos sanguíneos. Exceptuando a

los pulmones, es el único órgano en el cuerpo por el cual pasa la sangre en cada

ciclo. La actividad del corazón es necesaria para la vida en el plano material.

No obstante, con todo lo maravilloso que es el corazón desde el punto de vista

físico, lo es mucho más cuando se le considera a la luz de las verdades reveladas

por la filosofía oculta. Uno de los hechos más importantes que ha hecho resaltar la

ciencia oculta, es que se está formando un cambio en el corazón humano que, si

es comprendido, dará una idea de la importancia que el corazón de cada Ego

desempeña en su evolución.

Tenemos dos clases de músculos. Una clase -los músculos voluntarios- están bajo

el dominio de la voluntad, pueden ser movidos a voluntad, y son estriados

longitudinalmente y al través. La otra clase -los músculos involuntario- no están

bajo el dominio de la voluntad, no pueden ser movidos a voluntad y son estriados

sólo longitudinalmente.

El corazón es la única excepción a esto. Es un músculo involuntario, normalmente

no está bajo el dominio de la voluntad, aunque está comenzando a mostrar estrías

transversales como un músculo voluntario. La ciencia física no ha sido capaz de

determinar la razón de esto.

El ocultista puede encontrar la contestación en la Memoria de la Naturaleza. De

esa fuente aprende que cuando el Ego buscó por vez primera hacerse fuerte en el

corazón, este órgano estaba estriado sólo longitudinalmente, lo mismo que

cualquier otro músculo involuntario. Conforme el Ego fue adquiriendo más y más

dominio sobre el corazón, fueron desarrollándose las fibras transversales. No son

tan numerosas ni tan bien definidas como las de los músculos que están bajo el

dominio del cuerpo de deseos, pero conforme los principios altruistas de amor y de

fraternidad vayan vigorizándose y cuando gradualmente sobrepasen a la razón,

que está basada en el deseo, esas fibras transversales se irán haciendo más

numerosas y más marcadas. El corazón está siempre en estrecho contacto con el

Espíritu de Vida, o sea, el Espíritu del amor y de la unidad. Por lo tanto, el corazón

es el hogar del amor altruista.

En nuestra civilización, el abismo que se extiende entre el corazón, el órgano del

sentimiento, y la mente, el órgano de la razón, es bastante ancho. La mente

demanda explicaciones materiales demostrables sobre el hombre y las criaturas

que le rodean, los que componen el mundo fenomenal. El corazón siente

instintivamente de que existe algo más grande, y anhela por lo que siente que es

una verdad más grande de lo que puede ser comprendido por la mente solamente.

El corazón pide misericordia y amor, pero la razón demanda medidas beligerantes

y retaliatorias; si no es por venganza, por lo menos como medio para prevenir una

repetición de hostilidades. Es este divorcio entre la cabeza y el corazón que

impide el crecimiento de un sentimiento de verdadera Hermandad Universal y la

adopción de las enseñanzas de Cristo, el Señor del Amor.

Pero es seguro que, tal como la mente está ahora avanzando y arrancando los

secretos de la Naturaleza por la fuerza de su audacia, así mismo el corazón

encontrará su camino para romper sus lazos para gratificar su anhelo por una

verdad más elevada. Día vendrá en que se convertirá en una fuerza más grande

que la mente.

La ciencia física sabe que cualquiera que sea la fuerza que mueve al corazón, no

viene desde afuera, sino que está dentro del corazón. El ocultista científico ve una

cámara en el ventrículo izquierdo, cerca del ápice, donde un pequeño átomo,

llamado el átomo-simiente, nada en un mar de éter. La fuerza en ese átomo, igual

que la fuerza en todos los demás átomos, es la indiferenciada vida de Dios; sin

esa fuerza el mineral no pudiera convertirse en cristales y los reinos vegetal,

animal y humano no pudieran formar sus cuerpos.

La fuerza dentro del átomo-simiente mueve el corazón y mantiene el organismo

con vida. Todos los demás átomos del cuerpo tienen que vibrar en armonía con

este átomo. Las fuerzas del átomo-simiente han sido inmanentes en cada cuerpo

denso que un Ego determinado haya alguna vez poseído y al que está ligado, y

sobre el cual están inscritas todas las experiencias de ese Ego en todas sus vidas.

Desde el momento en que nacemos, y continuando a través de toda nuestra vida,

el éter aspirado por nuestros pulmones cuando respiramos, lleva consigo un

cuadro completo del exterior de nuestro medio ambiente, de nuestras acciones, y

de las acciones de los demás que están con nosotros. Este archivo está impreso

sobre el átomo-simiente en el corazón. Por lo tanto, todo lo que decimos o

hacemos, desde lo mejor hasta lo peor, queda escrito en nuestro corazón con

letras indelebles. Este archivo es nuestra crónica de vida y su individualidad es tan

indispensable para nuestra evolución como lo es el corazón para nuestra

supervivencia en el mundo físico.

Este panorama de nuestra crónica de vida forma la base de nuestra existencia

post-mortem. El archivo de faltas es borrado en la dolorosa experiencia purgatorial

causada por el fuego del remordimiento, que abrasa al Espíritu mientras los

cuadros de sus faltas se desarrollan ante sus miradas. Por consiguiente, el Ego

será menos propenso de repetir las mismas faltas y errores en vidas futuras. La

reacción del Ego para con los cuadros que muestran el bien que fue hecho, es un

deleite celestial cuyo recuerdo impulsará al Ego para hacer aun mayores bienes

en vidas futuras.

Cuando una persona ha completado un período de vida en el mundo físico y la

utilidad del cuerpo denso ha cesado, el Ego se retira por la cabeza, llevando

consigo la mente y el cuerpo de deseos, tal como lo hace cada noche durante el

sueño. El cuerpo vital, que ahora se ha hecho inservible, también es retirado.

Cuando el cordón plateado que unifica los vehículos superiores con los inferiores

se rompe, jamás puede ser reparado.

No obstante, antes de que esta división final sea hecha, es esencial para el

progreso del Ego que se le deje completamente tranquilo para que pueda revisar

el panorama de vida recién pasada. Cuando una persona está libre del cuerpo

denso en el momento de la "muerte", toda su vida transcurrida pasa ante su vista

como un panorama presentándose los sucesos en orden inverso, examinando su

historia como un espectador a la vista de una película. Las imágenes se imprimen

sobre sus vehículos superiores, aunque él no tenga, en estas circunstancias,

ningún sentimiento respecto a ellas.

No obstante, es muy importante entonces que durante el panorama no haya

ninguna clase de molestias, ya que la experiencia purgatorial del Ego, cuando sus

sentimientos sobre los cuadros se ponen de manifiesto, depende sobre cuan

claramente se han grabado esos cuadros sobre los vehículos superiores.

El "cordón plateado", que une los vehículos superiores con el cuerpo denso,

termina en el átomo-simiente. Cuando la vida material llega a su fin de una

manera natural, las fuerzas del átomo-simiente se sueltan, pasan al exterior a lo

largo del nervio vegas, la parte posterior de la cabeza y a lo largo del cordón

plateado, para quebrarse en el corazón, lo que marca la muerte física - pero el

cordón plateado no se rompe hasta que el panorama haya sido visto -- demorando

a veces varios días.

El cuerpo vital es el vehículo de las percepciones sensoriales. Como eso

permanece con el cuerpo de deseos y el cordón etérico conecta esos dos cuerpos

con el cuerpo denso descartado, se hace evidente que hasta que el cordón sea

cortado, tiene que haber una cierta cantidad de sensación por parte del Ego que

se va, si el cuerpo denso es molestado. Por lo tanto, se debe tener mucho cuidado

a fin de no causar molestias al Espíritu que se va.

En vista del actual interés y cada vez mayor frecuencia de trasplantes de corazón,

es importante considerar el caso del panorama del donante y su experiencia

inmediata después de la muerte, a la luz de esos trasplantes.

Ya que los trasplantes de corazón tienen que efectuarse inmediatamente después

de la muerte del donante, obviamente es imposible evitar interferencia con su

proceso panorámico, el que también ocurre inmediatamente después de la

muerte. Posiblemente el proceso panorámico del donante continuará (aunque no

perfectamente, por causa del dolor de la operación) mientras se efectúa el

trasplante, y al final del panorama el cordón plateado se romperá y los cuerpos

superiores serán liberados del cuerpo físico - inclusive el corazón.

Mientras tanto, ¿qué sucede con el átomo-simiente de la persona receptora? Está

todavía, por lo menos así parece, en la contraparte etérica de su corazón, que

todavía permanece en su cuerpo. En los casos donde se amputaron partes del

cuerpo denso, solamente el éter planetario acompaña la parte separada. La

contraparte etérica del miembro amputado se desintegra gradualmente al

desintegrarse el miembro físico. Es sabido que personas que tuvieron miembros

amputados se han quejado de dolor en la parte amputada, ya que esas personas

todavía poseían la parte etérica, que a veces no se desintegra por varios años. El

cordón plateado del receptor de un corazón trasplantado también debe estar

intacto, aunque el corazón físico haya sido separado, porque si hubiera sido

quebrado, el receptor no pudiera vivir.

Una vez que el corazón físico del donante (sin el átomo-simiente) haya sido

puesto en el corazón etérico del receptor, surge la pregunta: ¿Transferirán los

Seres angelicales y sus ayudantes, que tan sabiamente manejan esas cosas, el

átomo-simiente denso del receptor al ápice del corazón del donante, que ahora

está bombeando la sangre a través de éste? Sin duda que esto se pudiera hacer,

y si el receptor vive, pareciera que efectivamente eso es lo que se ha hecho.

El destino del receptor, y las posibles relaciones en una vida anterior entre el

donante y el receptor, pudieran ser factores importantes para el resultado del

trasplante. Otro factor parece ser el arquetipo del receptor, sobre el cual él mismo

ha laborado durante su vida "celestial" previa y el cual, se nos ha enseñando, está

fijado por un tiempo definido, determinando así la duración de esta existencia

física.

Además, en relación con los trasplantes de corazón - así como trasplantes de

todos los demás órganos - hay que recordar que cada átomo de cada cuerpo

pertenece esencialmente al Espíritu que habita en ese cuerpo. La condición del

cuerpo y sus órganos, nervios, tejidos, etc., es la suma total de la manera como el

Espíritu residente ha vivido en sus vidas previas sobre la Tierra y de su capacidad

de construir la contraparte de su cuerpo durante el período entre vidas terrestres.

En esto radica la razón por la que un Ego no puede o no quiere aceptar ciertos

tipos de sangre o un órgano de alguien que es demasiado diferente con su

naturaleza particular. El Ego, o Espíritu individual, tiene que superar o dominar las

células que son llevadas a su cuerpo físico, sea esto por medio de la comida y la

subsiguiente asimilación, o por medio de una trasfusión de sangre, o por el

trasplante de un órgano. Las células de los animales están más desarrolladas que

las de las plantas; por tal motivo son más difíciles para que formen parte de la

constitución del cuerpo que aquellas de las plantas al ser comidas y asimiladas.

Un órgano es un grupo de células especiales y está penetrado con la conciencia

de su dueño. Esta conciencia puede diferenciarse suficientemente de la del

receptor para que cause el rechazo del órgano de éste. Sin embargo, esto puede

no manifestarse enseguida, ya que el cuerpo del receptor probablemente ha sido

debilitado por enfermedad y por la operación efectuada. La ciencia médica

reconoce esta habilidad "incorporada" del cuerpo para saber lo que se necesita,

refiriéndose a esto como el "fenómeno del rechazo".

Un registro de todas las experiencias del Ego está empotrado en el átomosimiente,

como se dijo anteriormente, y durante cada vida nueva este átomo o sus

fuerzas), por virtud de sus cualidades innatas, atrae material para su nuevo

cuerpo. Si ha violado las leyes de Dios, entonces los resultados están presentes

en la estructura del cuerpo - y no sólo en el cuerpo denso, sino también en el

cuerpo vital, de deseos y en la mente.

Así que, enfermedades, incluyendo las del corazón, son causadas por el Ego

mismo, están arraigadas en el reino espiritual, son las manifestaciones de la

ignorancia y desobediencia de leyes superiores, y pueden ser solamente

erradicadas permanentemente por un cambio en la naturaleza interior espiritual

del ser humano. Para trasplantar un órgano físico sano en el lugar de un órgano

enfermo, es algo que puede ser llevado a cabo físicamente, y en algunos casos

parece prolongar la vida del receptor. No obstante, el trasplante de un órgano

sano para reemplazarlo con uno enfermo, no va a curar la causa subyacente de la

enfermedad del paciente y, a menos que haga los cambios espirituales necesarios

en su interior, tendrá que aprender la lección requerida en esta u otra vida.

La Ley de Causa y Efecto es el árbitro de la manera como esta vida sea vivida, y

como ciertas oportunidades para el crecimiento espiritual son presentadas ante el

Ego en varias ocasiones en su vida sobre la Tierra. Si se hacen uso de estas

oportunidades, la vida continuará a lo largo de un sendero recto, pero si no, si se

desvía hacia un "callejón sin salida" entonces la vida es terminada por las

Jerarquías Creadoras, que destruyen el arquetipo en el mundo celeste. Por eso

podemos decir que la extensión fundamental de una vida terrestre está

determinada antes de que nacemos físicamente; pero la vida puede ser acortada

si descuidamos las oportunidades.

También existe la posibilidad, en unos pocos casos, en los que la vida ha sido

vivida a fondo y con plenitud, en donde la persona se ha esforzado en todas las

ocasiones para vivir una vida en conformidad a sus oportunidades, que más vida

sea infundida en el arquetipo de la que originalmente había sido dado, y de esa

manera prolongar la vida. Esto, no obstante, hay que recordarlo, sucede sólo en

casos excepcionales

Resumiendo, se pude decir que el corazón es un órgano que apenas esta

comenzando a manifestar su glorioso potencial como el instrumento por el cual el

verdadero Amor de Cristo se hará una realidad universal. Es el órgano en el que

está almacenado el archivo de la esencia de la individualidad de cada Ego a lo

largo de cada vida física. Es un órgano que hemos estado desarrollando a lo largo

de nuestras vidas previas, siendo el corazón de cada persona tan bueno o tan

malo como ella misma lo ha hecho.

La tentativa de transferir este órgano de un ser humano a otro puede causar

problemas aparentemente no proyectados por los Arquitectos de nuestra

evolución. Bien pudiera resultar que para solucionar esos problemas, el Ego

receptor se encuentra con obstáculos mucho mayores que el de afrontar cualquier

destino que estaba proyectado para él, sin tener que someterse a un trasplante.

APÉNDICE: En la ciencia moderna el término "campo magnético" es muchas

veces usado para discutir los varios rasgos, comportamientos y características de

plantas, animales y el hombre. Esto, en forma general, es el cuerpo vital, o sea,

los dos éteres inferiores (Químico y de Vida) que forman una matriz etérica que

mantiene a los átomos densos físicos en formación. Los dos éteres superiores

(Luz y Reflector) son más atenuados y son volátiles y migratorios. Cada órgano

del cuerpo tiene su matriz etérica propia, una parte de la matriz etérica del cuerpo

entero. Las plantas también tienen su "campo magnético", contrapartes etéricas, o

cuerpos vitales.

 

 

 

 
 


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