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Máquinas versus personas  
   
Vivimos en una época de alta tecnología en la cual hemos desarrollado  
máquinas que ven (cámaras), que oyen (grabadoras magnetofónicas) y que  
hablan (equipos de sonido); máquinas que plantan, cultivan, riegan y cosechan;  
máquinas que facilitan los procesos industriales, que se desplazan por el suelo  
(automóviles) y por el aire (aviones), máquinas que ejecutan procesos lógicos  
(ordenadores). Estos logros han llevado a muchos a preguntarse si es posible  
construir máquinas que hagan todo lo que los humanos podemos hacer;  
muchos investigadores han trabajado con el objetivo de construir máquinas  
capaces de rivalizar con el hombre. Aunque estas tentativas han producido  
máquinas con sorprendentes capacidades, también han encontrado problemas  
de difícil solución. Hurbert L. Dreyfus realizó un estudio profundo de las  
limitaciones de las computadoras (y por extensión, de las máquinas que ellas  
controlan) en su libro Lo que las computadoras no pueden hacer. Él señala que  
las áreas principales en las que las computadoras son incapaces de competir  
con los humanos son:  
1) Captar un propósito y obrar con él.  
2) Captar una imagen global y hacer que todas las partes encajen en el  
conjunto.  
3) Completar detalles no vistos o no especificados mediante un sentido de la  
globalidad.  
4) Decidir qué es relevante e ignorar lo irrelevante.  
5) Captar similitudes entre diferentes situaciones.  
Los clarividentes están en disposición de dar información adicional  
referente a por qué las máquinas no pueden hacer ciertas cosas que los  
humanos sí podemos. Los clarividentes perciben que además del cuerpo físico  
denso, el ser humano tiene un cuerpo vital, un cuerpo de deseos, una mente  
concreta, un Espíritu Humano, un Espíritu de Vida y un Espíritu Divino. La  
máquina carece de esos cuerpos más sutiles así como del Triple Espíritu. Por  
consiguiente, las máquinas no serán capaces de mostrar las capacidades  
propias de esos cuerpos y del Triple Espíritu operando a través del cuerpo  
denso. El trabajo del cuerpo vital sobre el cuerpo físico denso capacita a dicho  
vehículo para asimilar comida, excretar cualquier sustancia innecesaria,  
curarse y reproducirse. El cuerpo vital almacena, además, un registro no sólo  
de todo lo que la persona hace sino que también almacena los efectos que  
esos actos tienen sobre otras personas. Esos efectos serán sentidos a su  
tiempo por la persona que actuó de aquella manera y así las personas toman  
conciencia de sus obras y desarrollan un sentido de responsabilidad. El trabajo  
del cuerpo de deseos sobre los cuerpos denso y vital permite los sentimientos  
de amor y odio, de simpatía y antipatía, propósito y devoción. El trabajo de la  
mente capacita al individuo para crear una imagen global de una situación en la  
que las partes están interrelacionadas. La mente puede asimismo operar  
intuitivamente (recogiendo ideas y sentidos no afirmados explícitamente) y  
creativamente.  
El Espíritu Humano, que mora en la Región del Pensamiento Abstracto,  
puede determinar qué normas de conducta deberían ser empleadas en  
diferentes circunstancias. Por ejemplo, las normas de conducta que alguien  
sigue en el trabajo pueden ser bien distintas de las normas de conducta  
seguidas en una fiesta. Lo que resulta apropiado en un lugar puede no ser  
apropiado en el otro. Los robots informáticos necesitan ser programados para  
trabajar con unas condiciones muy limitadas y específicas y no pueden  
trabajar fuera de las condiciones para las que fueron diseñados.  
El Espíritu de Vida proporciona una percepción intuitiva de lo correcto y  
de lo erróneo, de lo que está bien y mal, de lo que es valioso y de lo que es  
inútil. La sabiduría almacenada en el Espíritu de Vida es el extracto acumulado  
de las experiencias de muchas vidas en la Tierra. El Espíritu Divino proporciona  
la capacidad de decir "Yo quiero" y de actuar conscientemente y con iniciativa.  
Cuando los clarividentes leen el plan para la evolución futura de la  
humanidad nos explican que en el Periodo de Júpiter las personas  
desarrollarán la capacidad de dar cuerpos vitales a las máquinas que creen. En  
el Periodo de Venus, las personas desarrollarán la capacidad de añadir un  
cuerpo de deseos a las máquinas que creen. En el Periodo de Vulcano, las  
personas desarrollarán la capacidad de añadir una mente a las máquinas que  
creen. Será entonces cuando los sueños actuales de crear entes con vida, con  
sentimientos y con pensamientos se verán realizados. No obstante, los  
espíritus que habitarán esos cuerpos no serán creados por el hombre. Ya  
existen, y sencillamente usarán los cuerpos como habitaciones en las que  
trabajar y evolucionar.  
El mayor escollo para la gente en una era tecnológica no reside en la  
creación de supermáquinas. El ejercicio intelectual es bueno para la mente de  
las personas y las máquinas pueden asumir tareas que resultan bastante  
aburridas de hacer para los humanos. El mayor peligro reside en ver que las  
máquinas asumen algunas tareas humanas, inferir que los humanos solamente  
somos máquinas y, por tanto, pasar a tratar a los humanos como uno trataría  
una máquina. Debemos esforzarnos por tener siempre presente que las  
personas son destellos de Dios y merecen nuestro respeto e incluso  
admiración. Todos los seres humanos, no importa cuán ciegos parezcan  
mental o espiritualmente al presente, tienen un potencial infinito y mediante el  
proceso evolutivo llegarán un día a ser tan perfectos en el amor y la sabiduría y  
tan creativos como el mismo Cristo.  
  
Elsa M.Glover 
  
   
REFERENCIA  
- Dreyfus, Hurbert L. What Computers Can´t Do. New York: Harper and Row,  
1979.  
  
  
Puedes ver otros textos de ,Elsa M.Glover en formato Power Point 
  
 
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