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EL VISLUMBRAR DE LA ERA DE ACUARIO
 
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FRANCISCO NIETO V.: EL ASPIRANTE ESPIRITUAL Y SU OBRA (I)
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Reply  Message 1 of 3 on the subject 
From: moriajoan  (Original message) Sent: 18/02/2013 07:21

 

Wolfgang Amadeus Mozart - Piano Concerto No. 21 - Andante

 

 

Quien en la presente vida ha encontrado alguna escuela preparatoria o ha descubierto algún
motivo que le ha hecho reflexionar hasta el punto de comenzar y tomar en serio el camino de espiritualidad
que lleva a la iniciación o, al menos, a un cambio de vida, se ha podido dar cuenta de que si no se sacrifica y
no se tiene persistencia poco desarrollo se puede alcanzar. La mayoría de los aspirantes espirituales
que deciden tomar la iniciativa comienzan con mucha fuerza e ilusión y están pendientes de sus acciones
 y expresiones para no hacer el mal, pero al cabo de un tiempo, gran parte de ellos lo dejan con el falso
pretexto de no tener tiempo o de que tienen muchos problemas que les afectan a su estado mental y emocional.
 Sea una cosa o sea otra es falso porque el desarrollo espiritual no puede impedir (más bien lo contrario)
que se cumpla con los deberes terrenales ya que éste es una actitud del hombre hacia la vida, y si esta
actitud es positiva nada puede perjudicar. Uno de los mayores errores está en el hecho de separar lo
terrestre de lo espiritual porque cuando uno se centra en los quehaceres y problemas y se olvida de
 lo interno y espiritual, es cuando se crean dos bandos aparentando ser uno real (en este caso
 el terrenal) y otro irreal o poco atractivo. El espíritu es la vida y lo terrenal tiene que ver con la forma,
por tanto, todo lo que somos y hagamos debería ser expresión de la vida del Espíritu.


Cuanto más nos hagamos conscientes de nuestros actos, de lo que sentimos y de lo que pensamos,
 más capaces seremos de actuar desde la posición del Alma hacia lo terrenal, por muy pesada o
 aburrida que sea una tarea se puede hacer con buenos sentimientos, deseos y pensamientos.
El mundo es la expresión de la conciencia, de la vida y de la mente de Dios y nosotros, como
 partes dinámicas en este mundo terrenal, deberíamos considerarnos Sus Manos colaboradoras
 en el Plan Divino que Él tiene para nosotros. Cualquier persona, sea cual sea su profesión o
sus quehaceres diarios, puede hacerlos con amor y consciencia. Consciencia porque uno de los
 mayores adelantos espirituales viene del hecho de observarse a sí mismo como algo aparte y por
encima de sus cuerpos incluyendo la mente, así se analizará y corregirá; y con amor porque siempre
 debe tener la intención de hacer todo como si fuera para Dios. Es decir, se trata de ver la vida divina
 (la raíz de todo lo creado) en todo lo que nos rodea para respetarla, cuidarla y desarrollarla. Si no
escuchamos y vemos la obra de Dios en todo lo manifestado y en nosotros mismos es porque
estamos sordos y ciegos pero no será porque algo material lo impida. Esa sordera y ceguera está
en nosotros por habernos olvidado de que Dios está en todas partes y por no recordarnos
 a nosotros mismos como un Espíritu creado por Dios situado por encima
de las actitudes, sentimientos, emociones, etc.


Cada persona renace en el lugar y en las circunstancias adecuadas para su desarrollo moral,
 físico, mental y espiritual como efecto de lo que ha sido y hecho en sus anteriores vidas. Dios
no castiga ni sus agentes administradores del karma tampoco le ponen piedras para que tropiece
si no se las merece. Los problemas de cada uno han sido creados por ellos mismos y tienen la
parte positiva de que su solución será una experiencia que aumentará su desarrollo. Los deseos
inalcanzables causan sufrimientos porque su creador los tiene y porque quizás le falte conformismo
o humildad. Las discusiones o enfrentamientos surgen por no controlar nuestra impulsividad,
nuestras palabras o nuestros resentimiento entre otros. Los problemas, lo que nos disgusta o lo que
 nos aflige, por tanto, tienen su origen en nosotros, principalmente, por no analizarnos y poner manos
a la obra para corregir nuestros propios defectos a la vez que llevamos a la práctica nuestros
más elevados ideales con todas nuestras mejores intenciones y deseos.


Precisamente todo lo que nos rodea y nos ocurre es así para atraer nuestra atención con tal de que
utilicemos el discernimiento y hagamos de ese objeto u hecho una buena obra. El problema surge
 cuando nada nos atrae como oportunidad espiritual o cuando solo tenemos deseos y pensamientos
 egoístas y materialistas que nos hacen olvidar la vida divina que existe en todo. Entonces es cuando
es necesario buscar algo nuevo que estimule el aspecto espiritual interno, nuestra voluntad y nuestros
 deseos de superación. Lo que nos rodea y las circunstancias se tienen que convertir en oportunidades
de desarrollo porque, en todo hay un motivo para la acción y esa acción hay que cumplirla desde
el punto de vista del deber y no de la recompensa material o personal. La persona que solo piensa
 en acumular riqueza y cosas materiales termina siendo dominado por ese deseo y
 obsesionado por esa clase de pensamientos.


Una persona así esclaviza su vida y su cuerpo con tal de conseguir más, su mente es poderosa
sobre todos sus asuntos porque se concentra en ellos y sabe discernir con tal de aprovechar
 una oportunidad y ganancia. Cuando se acaban los ingresos de un sitio busca la manera de
obtener ganancias de otro y persiste y no deja de intentarlo si hay problemas, fortaleciendo así
 también su voluntad. Ahora surge la pregunta: ¿Por qué no hace eso mismo respecto al trabajo
espiritual y sobre sí mismo? Es más ¿Para qué sirve todo eso? Una persona así no tarda en darse
cuenta que lo material no le quita el sufrimiento ni las tristezas que por otras cosas tiene, no le
aporta felicidad ni satisface ese “algo” que de vez en cuando le pide otra clase de alimento que
 no sea material. Por tanto, todo por lo que lucha una persona así termina siendo una carga para
 ella, y es esa carga creada por ella misma (problema) la que le tiene que hacer consciente de la
 belleza de la vida, del orden divino y del valor del servicio amoroso y desinteresado a los demás.


Es necesario, pues, para todo aquel que aspira a la vida superior y a ser colaborador en la Obra
 de Dios que busque un motivo de realización en todo lo que le rodea y en sí mismo. Lo
positivo, la luz, se encuentra en todas partes y cuando uno penetra en la luz desaparece la
obscuridad que hasta entonces le mantenía ciego. El hecho de sentir deseos de desarrollo
 espiritual ya es motivo suficiente como para buscar esa luz; es más, quien lea estas líneas
es porque algo en su interior le quiere hacer ver que hay una vida superior que alcanzar.
El sendero de espiritualidad transciende lo miserable y vulgar para apreciar lo verdaderamente
 importante, esto es hacer todo con amor y con espíritu de servicio a Dios y a los demás. De
 esta forma se aclaran las dudas, los prejuicios, las falsas creencias, el sufrimiento y la falsa
 visión del mundo. Este sendero lleva a comprender que cada uno es el que ara la tierra y
siembra lo que, al cabo de un tiempo, será su cosecha; que cada uno de nosotros somos
creadores del bien o de mal en pensamiento, palabra y obra; que solo nosotros tenemos
 la libertad y el libre albedrío de colaborar o no con la Obra de Dios; y que solo nosotros y
 con lo mejor voluntad (sin culpar a nadie de nada) debemos
 hacer frente a las circunstancias y consecuencias.
 
 
CIENCIAS OCULTAS Y ASTROLOGIA

 

 

 

 
 


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From: moriajoan Sent: 10/03/2013 20:59

 

Wolfgang Amadeus Mozart - Piano Concerto No. 21 - Andante

 

 

EL ASPIRANTE ESPIRITUAL Y SU OBRA (II)
 
Por mucho que se quiera olvidar el mal que atormenta en la consciencia, no se conseguirá
definitivamente hasta que no se destruya aquello que nos hizo creer que ese mal éramos nosotros o
era una correcta acción por parte nuestra. Cuando el aspirante comienza a hollar el sendero ya no
 debe dar importancia al mal obrar del pasado sino cumplir responsablemente y con sentido del deber
 lo que la Ley de Consecuencia la traiga. Ahora se trata de poner orden y mando en los cuerpos internos
 para que nuestra vida esté basada en el amor y en el servicio desinteresado al prójimo. Rememorar
el mal del pasado solo trae sufrimiento y remordimiento que ya no sirven para nada, ahora se trata de ver
 la vida con otra perspectiva, una perspectiva que nos relaciona con la Vida Divina y con la Obra de Dios.
 Ahora se trata de silenciar en la mente todo pensamiento que no esté de acuerdo con el ideal divino;
de eliminar de nuestra vida los sentimientos y deseos que nos llevarán a la oscuridad en
el pasado; de estar atentos plena y conscientemente a lo que sentimos,
hablamos y pensamos para no volver a hacer mal en el mundo.

Cuando actuamos en esta línea, los agentes de Dios y las fuerzas espirituales que cubren el
 universo acuden a la llamada de nuestra luz y nos facilitan las cosas para que no nos falte aliento,
peor ni debemos perder la fe ni debemos pensar que otro puede llevar nuestra carga. Hay que
olvidarse de servir al cuerpo físico y a determinados deseos y pensamientos egoístas para dedicarse
 al Alma, al Yo superior, y así compartir su esplendor y su gloria. Es necesario situarse por encima de
 todas las miserias y materialismos del mundo para tener fe y confianza en alcanzar nuestros
ideales más elevados. De esta manera nuestra vida será reconfortante, intensa y llena de
oportunidades para demostrar nuestro amor y nuestra nobleza.

La motivación y el cumplimiento del deber son dos de los aspectos que mueven el mundo, y
el aspirante así debe tomarse su trabajo, sea cual sea, porque todas las profesiones cumplen una
 labor importante en la evolución pero este aspirante debe poner la voluntad del Espíritu para trabajar
 en la Gran Obra en vez de hacerlo para su propio beneficio personal pues, todo lo demás le será dado
por añadidura. Si cada persona del mundo trabajara como si fuera un deber y con lealtad a Dios, se
acabarían muchos problemas de los que creamos entre nosotros mismos por no cumplir con nuestro
deber responsablemente. Debemos ser imitadores de lo superior y ser conscientes de que todo lo manifestado
 y toda la evolución alcanzada hasta ahora por la humanidad ha sido gracias al sacrificio de nuestro
propio Dios y de toda una serie de Jerarquías y Hermanos Mayores que han puesto su vida a disposición
de la Gran Obra. Al igual que han hecho estos grandes seres debemos hacer nosotros si queremos
 acelerar nuestro desarrollo. Nuestras vidas deben ser útiles al mundo material y al espiritual porque
 todas nuestras acciones deben ser hechas como un sacrificio para la mejora de
 nuestros hermanos (aún inconscientes de estas verdades) y para la
 espiritualización del mundo; eso entra en el trabajo que lleva a la perfección.


Por ninguna mente de los aspirantes deberían pasar pensamientos de fracaso o derrota. Cuando
 el trabajo, el sacrificio y el cumplimiento del deber se hacen para colaborar con el Creador de
este mundo no cabe el fracaso siempre que se intente. Deberíamos sentirnos orgullosos de
ser conscientes colaboradores de la Ora Divina y de sentirnos “llamados a trabajar por el bien de
nuestros hermanos.” Quizás nos vengamos abajo alguna vez, pero lo realizado dará sus frutos, sin
embargo, no debemos permitir que el egoísmo y que el materialismo nos vuelva a dominar porque eso
 nos alejaría del Sendero. Dios está en el ermitaño y en el que dedica su vida a la oración, pero mayor
sacrificio y mejor cumplimiento del deber hace el que vive entre otros amando, sirviendo y haciendo
las cosas como si fueran para Dios. Al igual que el escultor da forma a su idea, nosotros debemos tener
 la consciencia en las cosas de Dios para que nuestro trabajo demuestre que en nosotros está la idea
divina. Todos estamos evolucionando pero el que es consciente de que somos parte de Dios y, por tanto,
parte de Su obra intenta esculpir la imagen divina en el templo interno de su cuerpo físico. Solo nosotros
podemos manifestar la belleza y la armonía del Alma y eso solo se puede conseguir
 anhelando y manteniendo en el corazón los ideales espirituales para
 ponerlos en práctica en cada momento de nuestra vida.


Pero está claro que debemos alcanzar cierto desarrollo interno para poder ser colaboradores
de las Jerarquías y Seres que gobiernan los destinos de la humanidad, y para ello debemos
 esforzarnos hasta que obtengamos alguna ayuda o respuesta. Ser colaborador de
 la Obra de Dios necesita también cierta preparación como, por ejemplo:


1º.- Esforzarse y sacrificarse para encontrar y ahondar en la Verdad,
 requisito imprescindible para hacer un trabajo superior.

2º.- Gobernar la mente concreta hasta tal punto que solo se use para lo
 necesario en el mundo físico y de manera consciente ya que así
se manifiesta su aspecto abstracto y el Yo superior a través de él.

3º.- Abrir un canal (intuición e inspiración) que comunique los mundos superiores
con la mente para ser instrumentos de Dios en la tierra y para recibir instrucciones.

4º.- Elevar la vibración de los vehículos inferiores para que sean verdaderas herramientas
del Alma; esto es: Un cuerpo físico sano; un cuerpo de deseos cuyos deseos y
 sentimientos estén en armonía con la Obra Divina; y una mente controlada
 para que no piense por sí misma ni pierda el tiempo en críticas,
enjuiciamientos ni en hechos pasados o futuros innecesarios.

5º.- Vivir todo el tiempo en lo interno, conscientes en cada aquí y ahora para actuar
 como conciencia y en lugar del Yo superior, consiguiendo así vivir
 en lo superior pero trabajando en este mundo irreal.

6º.- Trabajar en medio del tumulto del mundo y del ruido de la mente hasta alcanzar
 cada vez mayor iluminación gracias al servicio amoroso que
se pueda hacer allá donde nos encontremos
 
CIENCIAS OCULTAS Y ASTROLOGIA

 

 

 
 


Reply  Message 3 of 3 on the subject 
From: moriajoan Sent: 09/04/2013 21:26

 

Wolfgang Amadeus Mozart - Piano Concerto No. 21 - Andante

 

 




Como es de imaginar por los aspirantes noveles, el sendero de
 espiritualidad que lleva a hacernos colaboradores de
Dios no es un sendero fácil sino que es un sendero de imprevistos, caídas y derrotas, abandonos y volver
a empezar, etc. De ahí que muchos candidatos abandonen en los primeros pasos, de hecho, las pruebas
y tentaciones surgen hasta el último momento y pueden hacer caer incluso a los que llevan toda una vida
de sacrificio. En las últimas etapas, cuando el aspirante está más confiado de su victoria, las tentaciones
más sutiles y las fuerzas malignas siempre intentan hacer caer al que intenta avivar la luz del Espíritu.
 Los mismos aspirantes veteranos caen muchas veces por sus propias reacciones y expresiones de lo
 que están alcanzando internamente. El orgullo y otros aspectos personales surgen haciendo que se
 olviden de la humildad y de que lo que alcanzan internamente es para utilizarlo en favor del prójimo.
Los deseos y malos hábitos antiguos vuelven a aparecer con más fuerza y sutiliza para tentar y hacer
 caer al aspirante. Todo lo que ha causado ardor y pasión en el aspirante deber ser expulsado para
que no sean motivo de tentación; de nada sirve eliminar de nuestra vida las cosas insignificantes,
son las cosas que representan toda nuestra vida personal las que hay que eliminar.



Es una gran ayuda para el aspirante estar siempre conscientemente presente como tal y saber que
tendrá pruebas y tentaciones que intentarán apartarle de sus ideales y de las enseñanzas, incluso
estando en momentos de oscuridad siempre encontrará una salida. Es necesario haberse purificado
 mucho y haber superado o abandonado los defectos y malos hábitos antes de que podamos sentir la
 influencia del Yo superior como guía de nuestros destinos. Las emociones deben ser purificadas, la mente
controlada, la perseverancia y el esfuerzo siempre activos y la fe siempre presente para que el Yo ilumine
en alguna medida al aspirante. Si no se llevan a cabo estas prácticas es posible que se fracase ante las
 pruebas y surja la angustia y la desesperación o que termine en fracaso y abandono. Por el contrario,
si el aspirante vuelve a recuperarse y a sacrificarse humildemente por continuar, arrepintiéndose
y teniendo una fe inquebrantable, siempre tendrá la ayuda necesaria de nuestros hermanos mayores.


Deben desaparecer todos los deseos, sentimientos y pensamientos egoístas que obstaculizan el
desarrollo espiritual y que evitan que la personalidad sea gobernada por el Yo superior; pues el
 aspirante debe saber con toda seguridad que las privaciones personales serán recompensadas en
el mundo del Espíritu. Las tentaciones y pruebas son necesarias porque fortalecen y demuestran
qué punto un hombre puede vencer al mal estando en la Verdad y como conciencia del Alma. Es necesario
 mantenerse siempre alerta y atento a lo que hablamos, sentimos, deseamos y pensamos si no queremos
 vernos traicionados por la propia personalidad. Da igual que sea una tentación, una decisión equivocada,
un falso maestro o una falsa enseñanza lo que nos haga caer, lo cierto es que aún tenemos ciertas debilidades
 que responden a esos hechos. Es más, si aún así echamos la culpa a dichos hechos significa que
hemos caído más aún porque el único culpable de la caída somos nosotros. De ahí la necesidad
 de controlar nuestros cuerpos y de batallar contra nuestro propio enemigo, la personalidad,
 formada por los deseos, emociones y pensamientos contrarios al Espíritu. Mientras el aspirante
siga aceptando toda la negatividad personal como algo con derecho a existir, será
 incapaz de salir de la obscuridad y de eliminar la influencia de las
 fuerzas invisibles que le obstaculizan.


También es importante que el aspirante sepa que, además de las tentaciones y pruebas que la vida
 cotidiana nos pone, hay otras que surgen en nosotros si somos débiles al respecto. Algunos
aspirantes se han visto separados del sendero por medio de “maestros” que han sabido alucinar a
seguidores con palabrería y falsas promesas asegurando que tiene ciertos poderes; otros han
en la magia negra por hacer determinados ejercicios que les han llevado a contactar
espíritus elementales o seres
de las regiones más bajas de los mundos invisibles; otros actúan dejándose llevar por
toda una serie de
 fantasías e imaginaciones que no llevan a ninguna parte pero que sí desvían del verdadero sendero; y otros caen
 en las redes de asociaciones que miran mucho por sus intereses económicos y poco por el desarrollo espiritual de
sus alumnos. Pero suele ocurrir que, cuando el aspirante comienza a desviarse del sendero algo de su interior
le advierte o algo en el mundo físico surge como oportunidad para que vuelva al mismo. Pero una de las peores
 tentaciones a superar o caídas es aquella en la que el mismo aspirante, veteranos en conocimientos y
por la vanidad o la ambición, crea una escuela y se rodea de ”discípulos” que
le halagan y siguen como corderos; aunque esta escuela diga ser altruista (por lo general
lo son) al final terminará en nada y el aspirante caerá en una
 obscuridad temporal.


El desarrollo espiritual que el aspirante intenta alcanzar no es un aumento de entendimiento de la Obra Divina
 o un crecimiento emocional o descubrir una serie de aspiraciones e ideales elevados. El desarrollo espiritual
es algo innato y natural en el ser humano como natural es el desarrollo y crecimiento de una semilla, con la
diferencia de que cada Alma tiene su propia línea de desarrollo según su grado y karma; sin embargo, nuestro
origen y nuestro destino es el mismo, es decir, Dios. Nosotros fuimos creados para que desarrolláramos los
 poderes latentes en poderes dinámicos del Espíritu pero también para conocer, amar y servir a Dios y a
 nuestros hermanos. El desarrollo espiritual se obtiene desde dentro y no desde fuera, nadie lo puede hacer
 por nosotros porque es en nosotros donde encontramos el Camino, la Verdad y la Vida. Cuando, por fin y
 quizás después´ de muchas caídas o vidas de sacrificio tomamos el verdadero sendero, nuestro
Espíritu se encarga de guiarnos; y cuanto más nos individualicemos como Alma y cuanto más poder y
 gobierno tengamos sobre la personalidad, más vislumbres se obtienen de esa vida
superior y de ese dios interno.


El hombre superior se desarrolla y se eleva por métodos, esfuerzos y sacrificios propios, pero sobre
todo por discernir
y diferenciar lo transitorio de lo inmortal; por no apegarse (o mejor dicho, por desapegarse) de
 lo personal y material; por cambiar el amor personal por el amor a todo lo que nos rodea; por la persistencia y el
sacrificio en la búsqueda de la Verdad; por no buscar ni desear recompensas, fama, honores ni resultados;
 y por saber que en Dios vivimos, nos movemos y tenemos nuestros ser y, por tanto, nuestro deber
 es imitarle. Si buscamos y nos acercamos a Dios, Dios se hará notar en nosotros, y si Dios está en
nosotros ya no hay deseo de crecimiento sino la fuerza del Amor y el Poder de la voluntad. Pero hasta
que eso ocurra el aspirante debe concentrar todas sus deseos y todos sus esfuerzos en lo interno,
 en la conciencia del Yo superior y en la vida de Dios


No hay hombre, por muy bruto u obstinado que sea, que no se transforme en humilde y dócil después
de comenzar el sendero y de oír la voz de su Yo superior porque, cuando esto ocurre, la voluntad cambia
sus hábitos y comienza a mirar hacia “arriba” y hacia lo interno. Hasta que encuentre al Maestro se
 servirá del conocimiento de lo que otros han hecho en su lugar y de las enseñanzas que han dejado,
pero el trabajo más importante y constante debe ser el de ser consiente en todo momento de lo que
 habla, hace, siente y piensa para así dar paso a la conciencia del Alma, su inmediato maestro. Es cierto
que una vez que se reconoce y se escucha la voz de ese maestro interno no es fácil dar marcha atrás
en el sendero, pero antes de esto hay un arduo trabajo interno para que el aspirante (haciendo las veces
 de su Yo superior) gobierne a la mente concreta para así poder expresar el aspecto superior de
 la misma. Esto significa que debemos estar tan pendientes de lo que hacemos que, si es
 necesario, echemos por tierra todos los planes de la personalidad,
todos sus deseos inferiores, su orgullo, sus malas costumbres, etc., y esto solo lo conseguiremos
 reemplazando a la mente inferior por la superior y por la voluntad y la sabiduría del Alma.



Una vez que es notable la influencia y guía del Yo superior sobre la personalidad evitando así lo
 que hasta ahora era su carácter y su expresión, el aspirante debe olvidarse de la forma de vivir de
 hasta ahora, debe cambiar sus ideales de éxito, gloria, riqueza, etc. por la sencillez, la armonía, la humildad
y la paciencia. Cuando somos felices por todo aquello que los deseos y la mente alcanzan es cuando
estamos equivocados y dormidos porque esa inconsciencia es la que no nos permite ver la Verdad. Solo
cuando escuchamos (en el silencio emocional y mental) la voz interna es cuando podemos tomar
poco a poco de la voz de nuestros maestro interno, el que intenta que no respondamos a los retos de
 las personas, a los problemas y a todo lo que nos rodea tal y como lo hemos hecho hasta ahora. A
 partir de ese momento el aspirante debe aprender a tratar con el prójimo de otra manera siendo más
comprensivo y más tolerante. A su vez, comprobará que ya no tiene el apoyo ni la comprensión
quienes le rodean porque ellos no están en el sendero ni comprenden que la vida
interna es muy superior a la externa.


El aspirante puede llegar a recibir (por parte de sus conocidos) críticas y burla por el hecho de que
Él ya no es como ellos y por que renuncia a lo que para ellos es la vida. Tampoco el aspirante debe
 molestarse en explicar cuál es su sendero y su vida, ni discutir o presionarles para que ellos sean
como él. El aspirante debe dar la espalda a esa clase de vida que a los demás hacen felices y a los
intentos y pruebas que éstos ponen para que vuelva a ser lo que fue; más bien al contrario, eso le
debe dar más fuerza para estar más tiempo como conciencia interna. Mucho cuidado debe tener el
aspirante también cuando se le presenten como virtudes o deberes algunas de las negatividades que
en el pasado le cegaban y le satisfacían, porque si responde creyendo que es un deber estará dando
un paso atrás. Sus amigos se extrañarán y criticarán que aquel hombre de carácter y como ellos ya
no tiene vicios y se ha vuelto sencillo o extraño, pero todo es porque ellos ni siquiera intuyen lo
que cada uno de nosotros llevamos dentro. Lo que para esos conocidos es antipatía y seriedad
del aspirante para éste es paz, felicidad interna y vivir en la Voluntad de Dios. Ellos no saben
 lo que es construir un templo sin ostentación ni golpe de martillo y lo que para ellos es,
 en apariencia, negativo, para el aspirante es el único motivo para seguir existiendo.


Cuando se ha recorrido el sendero del dolor y las amargas lecciones nos hacen despertar a una
vida superior, sabemos lo importante que es ser receptivos a lo elevado y espiritual y actuar positiva
y tranquilamente en contra de todo lo que sea una amenaza para el progreso que intentamos alcanzar.
Para algunos es egoísmo la promesa que el aspirante se hace de no dejar de intentar y de esforzarse por
 el progreso espiritual, pero la verdad es que es todo lo contrario porque su meta es ser un instrumento
 para que las fuerzas superiores y espirituales fluyan a través de él. El aspirante no debe compararse
con aquellos que viven entre vicios y malas costumbres como él vivía hace un tiempo cuando era
dominado por los deseos y tenía una mente complaciente hacia ellos, ahora debe compararse con los
 que van delante de él y los que le han mostrado el camino para así tenerlos como meta.


Tiene que haber una separación entre él y quienes no le comprenden porque no están en el sendero
 que lleva a colaborar en la Obra de Dios, sin embargo, esa separación debe ser física y personal pero
 no desde el aspecto interno del aspirante. El aspirante sabe perfectamente que son sus hermanos y que,
 aunque le causen lastima y no comprendan su posición, les tiene que amar y comprender en su silencio.
Este aspirante es una fuerza espiritual que se ha convertido en ley y por eso no se le puede juzgar como
 a los demás ni los demás pueden aprobar o desaprobar sus actitudes porque ellos no viven en el nivel
 vibracional que el aspirante lo hace. Por eso, el veterano aspirante u obrero en el Plan Divino
, permanece tranquilo ante todos los problemas y circunstancias que le rodean
 porque sabe que la Voz de su Yo superior (en algunos
casos ya es un Maestro) le guía.

CIENCIAS OCULTAS Y ASTROLOGIA

 

 

 

 
 



 
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