Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

EL VISLUMBRAR DE LA ERA DE ACUARIO
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 General 
 NAVIDAD 2.016 
  
 ¿QUE ES LA VERDAD? 
  
 EL EMBLEMA ROSACRUZ & The Rosicrucian Emblem 
  
  
  
 HERMANOS MAYORES 
 THE BROTHERS OF THE ROSE CROSS 
 The Rosicrucian Fellowsihip (CURSOS) 
 MAX HEINDEL 
 NORMAS DEL VISLUMBRAR 
  
 AUGUSTA F. DE HEINDEL 
 CORINNE HELINE 
 ADMINISTRACION 
  
  
  
 BIBLIOTECA ROSACUZ 
 MANLY P. HALL 
  
 PREG Y RESP. R.C. 
 FOLLETOS ROSACRUZ 
 LINKS ROSACRUCES 
  
 ROBERTO RUGGIERO 
  
 FRANCISCO NÁCHER 
 ALEXANDRA B. PORTER , 
 JOSÉ MEJIA .R 
 MARTA BRIGIDA DANEY 
 LIBRO DE URANTIA 
 SALUD Y CURACION 
 CUENTOS PARA NIÑOS 
 EL SITIO DE ACSIVAMA 
  
 NOTAS AL INTERIOR 
 LA BELLEZA DE LA VIDA 
 TUS REFLEXIONES 
 BIBLIOTECA 
 PPS ESOTERICOS 
 MUSICA 
 GRUPOS Y AMIGOS 
  
  
 Señor, haz de mi un instrumento de tu paz. 
 LA MORADA DE JESÚS 
  
 
 
  Herramientas
 
FRANCISCO NIETO V.: TRABAJANDO
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: moriajoan  (Mensaje original) Enviado: 05/06/2013 08:21

 

 

 

 

 

 

 




Es muy probable que en algún momento de su vida todas las personas se pregunten alguna vez
 que si no hay alguna cosa más importante que hacer en su vida porque les parece una monotonía.
Esto es más difícil que ocurra en las personas materialistas y egocéntricas, pero las personas
de cierto o notable progreso espiritual están más predispuestas a buscar algo superior donde ser
 útil al prójimo. Una de las formas de trabajar en algo superior es a través de las religiones cristianas
 y de las escuelas de ocultismo donde se busca la elevación espiritual, como por ejemplo,
la Fraternidad Rosacruz. Así es que los miembros de estas escuelas no solo adquieren un
 conocimiento profundo sino que, además, se comprometen a trabajar por su propio desarrollo
 interno y por servir de alguna manera a los demás.

Estas escuelas ofrecen un conocimiento oculto dado por Maestros a la vez que los estudiantes
llevan a la práctica una serie de ejercicios o métodos que elevan su moral, su intelecto y su
espiritualidad. El fin de una escuela es señalar un camino que lleve a un conocimiento de
 primera mano, pero también lo es que el hombre se dé cuenta de la realidad de este mundo físico y
 de su verdadera naturaleza para que comience a cambiar internamente cuanto antes pues,
si no hay cambio interno, de poco sirve el conocimiento. Uno de los primeros pasos es entrenar a
los sentidos físicos para obtener el verdadero conocimiento e impresiones más correctas. Una vez
que la mente aprende a discernir y a liberarse de las influencias incontroladas de los deseos y
 emociones más sus propios pensamientos, comienza a formar sus propias ideas respecto a
cómo actuar en ese nuevo estado de conciencia y de vida. Y así se va desarrollando una nueva
 facultad llamada intuición, la cual, tiene más relación con el Alma o Yo superior que con la
personalidad que hasta ahora se dejaba llevar por los placeres, por los deseos, por la mente, etc.
Así es como la persona que en esta vida trae la oportunidad de progresar suele hacerlo, siendo
consciente de lo que le llega por medio de los sentidos y controlando el cuerpo de deseos
 (emocional) y la mente para que estén bajo la dirección del Alma o voluntad. Esta es una de
las mejores formas de entrar en el silencio interno, en la quietud del Espíritu que nos hace
comprender que la verdadera vida está en el interior y no en lo que somos o creemos
 ser externamente, ni en el mundo que nos rodea. Por tanto, las personas que
despiertan a esta nueva vida tienen dos trabajos que hacer:

1º.- El despertar y la elevación de la conciencia del Yo superior.

2º.- Ayudar al mundo a liberarse de sus propios cuerpos y de las ataduras del
 mundo físico como él lo ha hecho ya hasta cierto grado.

Una vez encontrado el camino que nos ayuda a hacer estos cambios en nosotros es
 “fácil” ponerse a trabajar porque la voluntad (sobre todo al principio) es fuerte, sin
 embargo, el trabajo es largo y costoso porque son muchos los aspectos
 personales que hay que corregir, cambiar y desarrollar.


Para ser un buen colaborador de Dios, una de las primeras cosas que hay que aprender
es que hay un intercambio o interacción armoniosa en el flujo de vida de todo el universo
y que ese intercambio de vida y de fuerzas se rigen principalmente por una especie de ley
que bien podríamos llamar de “dar y recibir”. El hecho de dar implica que en algún momento
 recibiremos, y el hecho de recibir debería implicar el dar aunque para algunos no sea tan
 fácil de comprender. En mi opinión, aunque tengamos muchas esperanzas o aunque
imaginemos o deseemos tener muchas cosas, no nos vendrán si no las merecemos
 precisamente por no haber aportado algo al Banco Universal de los mundos espirituales;
es decir, si deseo ser feliz debo hacer feliz a otros y si deseo tener debo ser altruista y
ayudar a otros a conseguir lo que desean. Por el contrario, cuando obstruimos, impedimos,
atesoramos o aferramos (entre otras cosas) estamos actuando en contra de esa ley de dar
 y recibir porque estamos impidiendo que la energía o fuerza
divina circule por sus cauces naturales.


Evidentemente no estamos hablando de un frío proceso intelectual o de una obligación
contraria a la voluntad personal, estamos hablando de dar, de amar, de ayudar, etc. con la
 más elevada intención de hacer feliz a todo ser viviente que nos rodee. Para que haya
 un “recibir” se tienen que hacer las cosas de forma impersonal e incondicional, o sea,
de corazón y deseando que los demás obtengan el beneficio o efecto que queremos causar.
 Además de dar, como es lógico, también se puede compartir pero, sea un hecho u otro, el
acto o casusa de ve ser hecha con alegría y con la intención de ayudar a los demás. Todos
podemos dar algo, sea material o inmaterial, un buen ejemplo, una enseñanza, un estrechar
de manos con entusiasmo o una sonrisa de los labios al que lo necesita.


Naturalmente que esta ley no ha tenido siempre la misma acción y reacción respecto a la
humanidad, yo creo que su función va de acuerdo a la evolución de la humanidad, sin
embargo, hoy está tan vigente como las palabras de Cristo de: “Dad y recibiréis”. Es cierto
que todo esto debe ser razonado desde la conciencia porque si nos dedicamos a dar lo
que tenemos, en pocos días nos quedamos sin nada y nos costaría sobrevivir y, muy
posiblemente, estaríamos haciendo algo que no está en nuestro destino, pues la idea de Dios,
 tal y como yo lo veo, es la de compartir y ayudarnos. Por otro lado, si solo “recibimos”, está claro
que nos convertimos en egoístas y actuamos en contra de la Ley, por tanto, lo ideal es
dar con amor, con la fe de que recibiremos lo justo y merecido para seguir evolucionando.
Cuando hacemos una buena obra porque nos sale del corazón, ésta queda ahí y nos olvidamos
 de ella, pero tarde o temprano recibiremos lo que las leyes del karma crean conveniente. Si
 valoramos correctamente ese “recibir” nos daremos cuenta de que es una invitación
para seguir dando, sobre todo y principalmente si al dar nos damos a nosotros mismos.


 

Trabajando II
 
 

¿No es muy posiblemente cierto que la causa de nuestros
problemas esté en no aplicar (ente otros) este
principio o ley en nuestras vidas? Una vez sepamos cuál es el papel que jugamos en la vida y una vez
 que seamos conscientes de lo que podemos dar y de nuestras limitaciones o capacidades, solo
tenemos que hablar, sentir, desea, y pensar con la única intención de
 dar, de ayudar o de beneficiar a los
demás. Esta actitud, hecha sin esperar nada a cambio, multiplica el valor de lo dado en gran
parte también para beneficiar al mundo. Si en el momento de dar (o después) lo hacemos pensando
 que nos quedamos sin ello o que no lo merece la otra persona, no sirve para nada. Es cierto que
conviene distinguir entre dar algo que beneficie material o espiritualmente a otro, lo que se da
 materialmente, aunque sea sin amor y sin tantas ganas nos aportará en un futuro alguna
 recompensa material, pero no espiritual. Solo cuando damos con amor, cuando nos damos a
 nosotros mismos con la intención de hacer feliz o de beneficiar a otro es cuando habrá
una respuesta o un “recibir” espiritual, moral o intelectual lo que, por
 otro lado, genera abundancia en el mundo.

Si somos colaboradores en la obra de Dios, el hecho de dar no nos debería de preocupar lo
más mínimo porque nuestra verdadera naturaleza es de prosperidad y las leyes divinas siempre
 facilitan la manera de que no nos falte lo necesario para poder vivir y para poder dar algo a los
demás. Y cuando digo algo no me estoy refiriendo solo a lo material, una oración, pensamientos
positivos o de sanación, paz o una simple actitud de optimismo frente a quien lo necesita
 puede ser tan importante como el dinero que se podría dar si se tuviera. No olvidemos
 que la vida se ve según seamos nosotros y que, si vivimos en el amor, en la paz
y en el altruismo, eso encontraremos allá donde vayamos.

Esto último quizás no sea tan fácil de practicar para algunos salvo que su evolución
espiritual sea un poco más elevada (como trabajo de otras vidas) de lo común. Incluso los
que se acercan a una escuela o religión cristiana, aunque lo comprendan, a veces les cuesta
 (nos cuesta) llevarlo a la práctica porque nos educan y vivimos en un mundo creado
 así por nosotros mismos, para ser egoístas. Los que consiguen llevar a la práctica estas
enseñanzas sin mayor esfuerzo son la avanzadilla, algunos de los cuales son discípulos
de Maestros (sean conscientes o no de ellos) Y digo esto porque son esos discípulos los
encargados de predicar humildemente con el ejemplo y en el silencio lo que dichos
 Maestros les enseñan como Verdad para que otros se hagan
trabajadores de esta Gran Obra Divina.

El que está en una escuela iniciática sabe que hay ideas y hay formas de pensamiento, y
que algunas ideas no se pueden divulgar y que otras formas de pensamiento se deben enseñar.
Una idea altruista sobre el hecho de dar se puede envolver de materia mental y llevarla a la
 práctica pero el deseo, altruista o egoísta, será el que haga que ese acto se convierta en
 bueno o malo y, por tanto, que en un futuro se “reciba” lo que corresponda. Esa intención
o deseo personal que acompaña a un pensamiento nace del cuerpo de deseos, el cual, a su
 vez, puede estar poco o mucho desarrollado; esto es lo que diferencia a los más y a los
menos evolucionados. El poco evolucionado no entenderá el hecho de que dando se recibe,
pero también, dentro de los más evolucionados, aunque hay mayores y más elevadas
 intenciones, les cuesta cumplir este principio. Esto es así porque nuestro cuerpo de
 deseos es el resultado del desarrollo obtenido desde la prehistoria hasta nuestros días y,
por tanto, todavía hay mucho egoísmo, materialismo y deseos pasionales y egocéntricos en
 él. Así es que, si queremos acelerar nuestro desarrollo a la vez que cumplimos nuestro
deber de darnos a los demás, debemos comenzar por transmutar
 nuestros deseos, sentimientos y emociones.

Un deseo puede estimular a la mente para que cree un pensamiento de una naturaleza
similar, y como actuamos mayormente instintiva y automáticamente (como reacción, hábito,
 etc.) el pensamiento será creado y afectará a quien corresponda según cuál sea su naturaleza.
En sentido contrario, nuestra mente puede ser afectada por otro pensamiento ajeno a nosotros
y responderá creando otro similar (si no somos conscientes ni discernimos) pero
complementado con algún deseo o emoción. Así es como generalmente actuamos, como
si estuviéramos dormidos casi como si fuéramos máquinas. De ahí, por tanto, que no nos
pongamos a pensar o que seamos inconscientes de la obra que podemos hacer si tuviéramos
en cuenta el principio de dar y recibir. Otra cosa diferente son las ideas de las regiones superiores
del mundo mental, éstas se consideran venidas de un plano espiritual y, como consecuencia,
pueden ser muy útiles para nuestros desarrollo y para el desarrollo de la humanidad siempre
que seamos conscientes de ellas y las sepamos llevar a la práctica con discernimiento. Pero,
como es natural, no se reciben “ideas abstractas o elevadas comúnmente salvo que la
persona trabaje mentalmente en lo abstracto o esté trabajando para su propio desarrollo
 espiritual; una razón más para llevar a la práctica dicho principio. Así es que, cuando
hablamos de dar y recibir, no lo debemos considerar algo superfluo sino que deberíamos
 tener en cuenta lo dicho en estas líneas si de verdad queremos hacer
un buen trabajo que ayude al mundo.

Esta información lleva consigo una lucha porque, precisamente el no practicar la
generosidad o el altruismo, es indicativo de que estamos muy dominados por los deseos
y el materialismo que aún gobiernan el cuerpo de deseos. Y mientras no venzamos esa
batalla con la ayuda de la auto-observación de nuestras expresiones (palabras, sentimientos,
deseos y pensamientos) no podremos comenzar a estar en armonía con las leyes divinas
ni podremos ser los verdaderos gobernantes de nuestros cuerpos para hacer con ellos el
 bien que deseamos. Es conveniente, como es obvio, intentar estar conscientes de nosotros
mismos en cada momento para desear y pensar lo que corresponda para que los sentimientos,
las palabras y las acciones sean de ayuda y de bienestar para los demás y no lo contrario
que es lo que suele ocurrir. El automatismo que nos domina hace que nuestras respuestas
y expresiones sean rápidas (inconscientes) y poco razonadas, por eso no nos paramos a
analizarnos para ver de qué manera podemos cambiar esas respuestas instintivas o
irrazonadas. Sin embargo y puesto que la voluntad (conciencia) está por encima de la
 mente, está claro que si estuviéramos siempre conscientes de nuestro cuerpo de deseos
 y de lo que hace y piensa nuestra mente, nos daríamos cuenta del mal que hacemos y de
 que apenas “damos” a la vez que buscamos recibir. Por tanto y si de verdad queremos
ser verdaderos colaboradores de Dios haciendo el bien, la solución está en
controlar esos vehículos consciente y voluntariamente.
 
 
 
 
 
 
MI HOMENAJE A LA FRATERNIDAD ROSACRUZ Y A MAX HEINDEL
 
 
CIENCIAS OCULTAS Y ASTROLOGIA
 
ESOTERISMO Y ESPIRITUALIDAD
 
 


Primer  Anterior  Sin respuesta  Siguiente   Último  

 
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados