SAGRADOS MISTERIOS PASCUALES  
   
FUEGO:  
   
1.- Transfiguración  
2.- Entrada Triunfal en Jerusalén  
3.- Última Cena  
4.- Getsemaní  
5.- Juicio  
6.- Crucifixión  
7.- Resurrección  
   
  
 
 
  
  
HISTORIA DE LA PASCUA  
  
El primer día de la semana, de madrugada, fueron al sepulcro llevando los  
aromas que habían preparado. Encontraron corrida la losa, entraron y no encontraron  
el cuerpo del Señor Jesús. No sabían qué pensar de aquello, cuando se les  
presentaron dos hombres con vestidos refulgentes; despavoridas, miraban al suelo, y  
ellos les dijeron:  
- ¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo?. No está aquí. Ha  
resucitado. Acordaos de lo que os dijo estando todavía en Galilea: "El Hijo del  
Hombre tiene que ser entregado en manos de gente pecadora y crucificado, pero al  
tercer día resucitará".  
Recordaron entonces sus palabras, volvieron del sepulcro y anunciaron todo  
esto a los once y a los demás.  
Lucas 24:1-9  
  
 
   
LOS SAGRADOS MISTERIOS DE LA PASCUA  
SIGNIFICADO ESPIRITUAL DE LA ESTACIÓN CUARESMAL 
  
La Estación Cuaresmal es un tiempo de trabajo anímico, con el fin de 
 
 
  
prepararse para recibir el influjo de los Misterios Pascuales, lo mismo que la 
Estación de Adviento es un tiempo de preparación para la recepción de los Misterios 
Navideños. La Estación Cuaresmal es un período de cuarenta días que precede a la 
Pascua. Si bien esto está de acuerdo con el calendario, el cristiano místico 
comprende que hay un significado oculto en el valor numérico de este período. El 
número cuarenta representa un tiempo de preparación para la culminación de 
cualquier elevado esfuerzo espiritual. Los israelitas, por ejemplo, vagaron durante 
cuarenta años por el desierto, simbolizándose así una meta buscada pero no 
encontrada hasta que se hicieron dignos de penetrar en la Tierra Prometida. O, en 
otras palabras, hasta que se hicieron dignos de convertirse en los pioneros de una 
nueva raza y una nueva edad. Lo que en este período preparatorio se obtiene 
actualmente, depende del esfuerzo realizado por el ego. En rarísimos casos puede 
completarse la preparación en sólo cuarenta días. Puede ocupar cuarenta años y, en 
algunos casos, hasta cuarenta encarnaciones. 
Para los primeros Iniciados en los Misterios Cristianos, la Cuaresma no era tan 
sólo un período de cuarenta días de ayuno parcial y oraciones dominicales como hoy 
lo son para la iglesia. Era un extenso período de probación, que comenzaba con la 
entrada del sol en Capricornio por Navidad y continuaba durante los siguientes 
meses, mientras el sol pasaba por Acuario y Piscis y entraba en Aries, el signo de los 
nuevos comienzos, en que la vida sube a lo alto con el milagro de la Resurrección. 
Durante ese período se producía un profundo examen del corazón: Los 
acontecimientos del año anterior se recapitulaban, y la esencia de las experiencias 
adquiridas, era asimilada por el alma. Este proceso de autoexamen, encontraba su 
expresión ceremonial en los rituales del Miércoles de Ceniza, el primer día de la 
Cuaresma, cuando las palmas que ondeaban con regocijo el anterior Domingo de 
Ramos, eran quemadas, y sus cenizas esparcidas sobre las cabezas de los penitentes. 
Así se simbolizaba que las caídas del año precedente servían a los elevados ideales, a 
los que el alma había sido despertada el Domingo de Ramos. 
El sábado, mientras regía el Maestro Saturno, tenían lugar los "escrutinios". Es 
decir, que el Maestro escrutaba los cuerpos internos de los discípulos para 
comprobar los efectos de las disciplinas que estaban practicando. 
Los principales objetos de estudio y meditación durante este período 
preliminar eran los libros de Job y de Jonás. Ninguno de estos dos libros puede ser 
comprendido en su verdadera significación, hasta que se los estudia como manuales 
de Iniciación, que se refieren a determinados procesos de desarrollo que, más tarde, 
fueron ampliados por Cristo durante el período de los tres años de Su vida pública. 
Los principales acontecimientos de la vida de Cristo Jesús, desde la 
Anunciación a la Ascensión, configuran el Sendero de Iniciación que ha sido dado a 
todos los pueblos y a todas las razas, por medio de las distintas religiones del mundo. 
Es por ello por lo que muchos ocultistas dicen que la historia de Cristo, tal y como se 
relata en los Evangelios, es un mito que hay que leer alegóricamente y que no es 
histórica, sino el símbolo de ese sendero de perfección que toda la Humanidad 
acabará recorriendo. Esta interpretación, sin embargo, olvida a la Suprema Luz del 
Cristianismo Esotérico, al glorioso ser arcangélico, al Señor Cristo que, ya en aquel 
remotísimo pasado, rico en eones, que comprende el Segundo Día de la Creación y 
designado en la terminología oculta como Período Solar, se consagró a Sí mismo 
como guardián de nuestro planeta Tierra; y que, cumplido el tiempo, descendió a 
nuestra esfera planetaria para tomar, Él mismo, una forma humana en la persona del 
Maestro Jesús, encarnación que tuvo lugar en el momento de Su Bautismo, cuando la 
voz de lo alto proclamó: "Este es mi amado Hijo en el que me complazco". 
En los Misterios Navideños y Pascuales tratamos de seguir el Sendero de 
Santidad, que Cristo recorre anualmente, durante Su ministerio a favor de este 
mundo y su Humanidad. Como hemos dicho, toda la naturaleza que, en su totalidad, 
constituye el cuerpo de esta Tierra, cambia armónicamente con el ascenso y el 
descenso de Cristo, y el Sendero del Progreso Espiritual o Iniciación para el hombre, 
sigue el mismo proceso. Por eso, cuando aprendemos a ponernos en una más estrecha 
e íntima relación con Cristo, nos encontramos, consecuentemente, más armonizados 
con el espíritu interno de los cambios estacionales, y con el trabajo particular de cada 
una de las cuatro estaciones del año, mejor realizado. 
Además de que la vida de Cristo reproduce las experiencias de los primitivos 
Maestros del Mundo y las etapas iniciáticas procedentes de los antiguos Misterios, 
Él, no sólo añadió a todo lo antiguo un significado más profundo, sino que lo llevó a 
cabo en el plano histórico, para que el mundo lo vea y lo contemple. Por eso los 
Misterios Crísticos constituyen la suprema consecución a alcanzar mediante el 
desarrollo futuro de la Humanidad. 
Así como la suma del trabajo realizado durante la época de Adviento consistía 
en tres Grados: La Anunciación, la Inmaculada Concepción y el Santo Nacimiento, 
el trabajo realizado durante la Cuaresma, consiste también en tres Grados: 
Getsemaní, el Juicio y la Crucifixión. Los tres Grados que preparan al candidato para 
tomar parte en los Misterios Navideños son hermosos y tiernos, ya que el trabajo está 
entonces centrado en el amor del corazón y, en ellos, el candidato penetra en el 
secreto perteneciente a la columna femenina del Templo, que es, simbólicamente, el 
elemento Agua de la naturaleza. 
En los tres Grados que preparan al candidato para los Misterios Pascuales, el 
trabajo es difícil y la autodisciplina dura, ya que se dirigen al desarrollo y expresión 
de una voluntad firme y concentrada. El candidato aprende a desvelar el secreto 
perteneciente a la columna masculina del Templo que es, simbólicamente, el 
elemento Fuego de la naturaleza. Dedica, pues, todo el poder de su voluntad y 
resuelve utilizar toda la fortaleza de que dispone, para realizar con éxito el trabajo 
exigido. Y entonces es cuando aprende, en verdad y de hecho, lo que significa 
"caminar a solas". 
En el Primer Grado o Getsemaní, el Sendero se estrecha y se hace tan 
inclinado como el tejado de un campanario, sin nada a la vista salvo la cruz que lo 
corona. Toda la pureza, todo el amor y toda la fe que se han ido incorporando al alma 
durante la preparación para recibir los Misterios Crísticos, deben ser puestos 
entonces en juego, junto con la fortaleza y firmeza de propósito que han crecido en 
su interior durante la presente época de Cuaresma. 
El propósito de los Misterios Navideños consiste en guiar al hombre a lo largo 
del Sendero que conduce a la conciencia crística y a la dedicación de la vida al 
servicio del prójimo. El propósito de los Misterios Pascuales consiste en iniciar al 
hombre en el estado de inmortalidad consciente y hacerle capaz de conseguir la 
liberación del cuerpo físico, no solamente durante las horas de sueño ni entre vidas 
terrenas, sino en cualquier momento que desee, para convertirse así en un Auxiliar 
Invisible consciente, cuantas veces sea requerido, tanto en este plano como en los del 
espíritu. El alcanzar esta meta entraña una preparación ardua y difícil. El Rito de 
Getsemaní exige una vida de pureza e inegoísmo. El ceremonial del Miércoles de 
Ceniza, que marca el comienzo de la Cuaresma, incluye la colocación de las cenizas 
de la contrición sobre la cabeza del penitente arrodillado. El acto simboliza la 
dedicación e inegoísmo supremos, necesarios para que el candidato pueda pasar al 
Grado conocido como Getsemaní. 
El Rito de la Agonía en el Huerto podría denominarse, con propiedad, el Rito 
de la Transmutación. La agonía de Cristo la produjo Su esfuerzo por reducir, a las 
condiciones limitadoras de la Tierra, Su elevada tasa vibratoria, con el fin de 
convertirse en el Espíritu Planetario Interno de la misma. Cuando se abrió a Sí 
mismo al ritmo terreno, todas las poderosas, siniestras y abundantes corrientes del 
mal, existentes en nuestro mundo, se precipitaron hacia Él. Y Él, no sólo sintió su 
peso abrumador, sino que vio, en caleidoscópica visión, su origen y su propósito. Las 
debilidades, caídas y caprichos de la Humanidad le abrasaron como llamas, al tiempo 
que la voracidad, el egoísmo y el odio gravitaron sobre Él como cargas plúmbeas. El 
dolor, la angustia y el sufrimiento causados por las malas acciones de los hombres Le 
hirieron hasta lo más profundo de Su dulce y compasivo corazón. 
El límite de la agonía, incluso para un arcángel, se precipitó sobre Él cuando 
pasaron ante Su visión las imágenes del futuro, y vio cuán pocos, de entre las 
inmensas multitudes que constituyen la Humanidad, reconocerían el verdadero 
significado de Su venida y el objetivo real al que apuntaba. Contempló con profundo 
EL MISTERIO DE LOS CRISTOS.- Corinne Heline 
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dolor cómo el oscuro velo del materialismo cegaría al mundo moderno, y los 
consiguientes falta de discernimiento, intranquilidad y temor. La ceguera y la 
ignorancia de las masas en cuanto a Su misión, la cristalización y la cada vez más 
estrecha comprensión por parte de los que, inicialmente, habían sido concebidos 
como canales dedicados a Su servicio, hicieron culminar Su Rito de la Agonía con 
esta súplica: "Padre, si es posible, aleja de mí este cáliz; pero que no se haga mi 
voluntad, sino la tuya". 
Getsemaní no tuvo lugar en el Huerto de los Olivos por casualidad. Se dio allí 
porque ese Huerto es una de las áreas de la Tierra más elevadamente cargadas de 
vibraciones (positivas). Lo que Cristo hizo en aquel Huerto, altamente magnetizado, 
lo hizo bajo el aleteo de los ángeles. Fue un momento en el que el programa todo de 
la evolución recibió un impulso nuevo y poderoso. 
En el Grado del Juicio, las pruebas que el candidato ha de superar están de 
acuerdo con su status espiritual. Cuanto más avanza uno en el Sendero, tanto más 
sutiles y penetrantes son las pruebas. Ninguna podría compararse en severidad con 
las sufridas por Cristo Jesús, ya que nadie posee Su fortaleza y Su poder espirituales. 
Una vez más, en el Grado del Juicio, el candidato comprueba la inmensa 
importancia de su largo entrenamiento en el inegoísmo. Si no se ha realizado 
apropiadamente el trabajo preparatorio, no se tendrá éxito al pretender pasar este 
importante Grado. Pocos han sido capaces de caminar a lo largo de su largo y 
estrecho sendero. En un inspirado manual se dice, al referirse a este elevado trabajo: 
"Antes de que los oídos puedan oír, han de haber perdido su sensibilidad. Antes de 
que la lengua pueda hablar en presencia del Maestro, ha de haber perdido su poder 
de herir; antes de que los pies puedan permanecer en presencia del Maestro, han de 
haber sido lavados con la sangre del corazón". 
El último o Tercer Grado que conduce a la liberación, es el de la Crucifixión. 
En este Grado, el candidato se encuentra frente a uno de los más sagrados Misterios, 
y que ha de permanecer por siempre sellado para el profano. Su significado secreto 
puede sólo ser aludido brevemente aquí; su propósito interno y verdadero sólo puede 
ser revelado a aquéllos que buscan y encuentran la luz en su propio interior, esa 
llama del gran amor blanco que excede a toda comprensión. 
Ha habido algunos que han alcanzado este punto avanzado del Sendero y se 
han vuelto atrás, no teniendo suficiente fortaleza para seguir adelante, con Cristo, 
camino del Gólgota. Otros, han llegado a ser "clavados" en la cruz, y han fallado, 
porque no han podido soportar que la cruz se irguiera. Estrecho es el Sendero y 
sutiles son las pruebas hasta el mismo final. 
Los estigmas en las manos, pies y cabeza están en la misma posición relativa 
que los extremos de la estrella de cinco puntas. Los cinco clavos son los cinco 
sentidos, que atan al espíritu a la cruz del cuerpo físico. Platón dice: "Cada placer y 
cada dolor son una especie de clavo que une el alma al cuerpo". El espíritu está muy 
íntimamente ligado a la forma por los cinco sentidos y, en esos punto, el poder del 
fuego espiritual ha de ser muy potente. La "extracción de los clavos" de esos puntos, 
produce las cinco llagas sagradas. 
EL MISTERIO DE LOS CRISTOS.- Corinne Heline 
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El padecimiento lo produce el ascenso del fuego creador a lo largo del triple 
cordón espinal. Cuando ha ascendido durante cierto tiempo, Neptuno enciende el 
fuego espinal espiritual. Este fuego hace vibrar las glándulas pineal y pituitaria en la 
cabeza y, cuando la onda vibratoria golpea el seno frontal, despierta a la vida los 
nervios craneales o Corona de Espinas. Más tarde, la Corona de Espinas se convierte 
en un halo luminoso, y la túnica escarlata se transforma en otra de púrpura real. 
Cuando el espíritu de Cristo quedó liberado del cuerpo de Jesús y pasó al 
centro de la Tierra, Su alma inmensa empapó el globo entero de una incomparable 
brillantez, tan intensa que la luz del sol a su lado pareció oscura. 
Cada sacrificio comporta su compensación espiritual. Todo hombre que muere 
en el campo de batalla, por cualquier causa que considera más importante que él 
mismo, renace en un nivel superior de conciencia. El status evolutivo del ego avanza 
cuando la sangre, que es su vehículo directo, se limpia de impurezas fluyendo del 
cuerpo en el momento de morir. Todo ego, durante sus amplísimos ciclos de 
peregrinaje terrenal, vive, por lo menos, una vida en la que el espíritu abandona el 
cuerpo mientras la sangre fluye. Cristo, mediante Su sacrificio en la cruz, fue elevado 
a las Grandes Iniciaciones que pertenecen al Reino del Padre. 
El candidato victorioso, que sigue a Cristo hasta el final del camino, llega a la 
Gloria de la Gran Liberación. Entonces es ya libre de pasar, a voluntad, del plano 
físico a los reinos espirituales. La Corona de Espinas se convierte en un halo de luz, 
ya que ha conquistado el más grande de los dones de la vida: La inmortalidad 
consciente. Pasando triunfalmente a los planos internos, se une a las blancas 
multitudes que rodean a Cristo y que elevan sus voces entonando el eco de las 
palabras pronunciadas por el Maestro en el momento de Su Gran Liberación: "¡Dios 
mío, Dios mío, cómo me has glorificado!". 
El victorioso, pues, conoce entonces toda la gloria de la alborada de su propia 
Resurrección. 
  
  
  
  
  
  
  
   
   
 
  
 
  
  
  
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