Libro de Urantia. Pág. 1405
 
 
 

 
 
Orar, no es rezar, no es recitar oraciones aprendidas de 
memoria, así como meditar tampoco es sólo pensar en Dios, ambas cosas deberían 
ser “sentir “ el amor de nuestro Padre porque a él “no lo podemos buscar por 
medio del conocimiento pero lo podemos conocer, por medio de nuestra experiencia 
personal." 1453  Orar y meditar debería 
ser simplemente una conversación y un análisis de nuestra situación en compañía 
de nuestro Padre y dejando que él actúe libre y amorosamente por medio de 
nuestro Espíritu residente en nuestra mente..
 
Desgraciadamente las religiones han fragmentado la 
espiritualidad, han separado las creencias, de la vida cotidiana y “ la verdad 
se vuelve muchas veces confusa y aún engañosa cuando se la fragmenta, segrega, 
aísla y analiza demasiado. La verdad viva enseña el camino recto del buscador de 
la verdad, sólo cuando se abrazan en su totalidad y como una realidad espiritual 
viva.” 2075 porque no podemos olvidar que “la adoración es la técnica de buscar 
en el Único, la inspiración para servir a muchos” 1616
 
Nuestra tarea es aprovechar lo humano que nos toca vivir y a 
través de esto llegar a Dios, tal como lo hizo Jesús en su vida terrenal que 
“supo ajustar sus aspiraciones a las demandas convencionales de los 
acontecimientos humanos y aprendió a vivir su vida celestial, mientras 
continuaba viviendo la vida terrestre.” 1405
 
Jesús nos dio el ejemplo de lo necesaria que es la materia 
para llegar a lo espiritual, e incluso a los milagros. Cuando transformó el agua 
en vino, pudo haber usado su poder infinito y omnipotente y sacar el vino de la 
nada, pero no lo hizo, utilizó las vasijas de agua que había para la 
purificación. Cuando sanó al pordiosero ciego “escupió en la tierra y mezcló la 
arcilla que puso en los ojos de Josías” 1812  
Antes de multiplicar los panes y los peces preguntó a los apóstoles que 
tenían para comer y de “ los cinco panes de cebada y dos pescados secos comió 
toda la multitud y sobraron doce canastas” 1701 
 
Jesús, en forma tácita nos está enseñando, que no debemos 
menospreciar el material humano, ni la materia en apariencia inerte, sino que 
por el contrario, debemos aprender a utilizarla para nuestra evolución y 
perfeccionamiento interior, porque “ la verdadera religión, la del espíritu es 
amor vivo y una vida de servicio. La religión genuina no quita nada de la 
existencia humana, sino que agrega nuevos significados a la vida entera y genera 
nuevos tipos de entusiasmo, fervor y valentía.” 1101
 
yolanda silva solano