Esta 
cita debe renovar nuestra fe y confianza en el amor de nuestro Padre, porque “El 
tiene un propósito eterno relacionado con los fenómenos materiales, 
intelectuales y espirituales del universo de los universos, el cual lleva a cabo 
durante todo el tiempo”54  
Los refranes populares tienen mucho de 
sabiduría y uno de ellos nos dice que “Dios aprieta pero no ahoga” y es muy 
cierto, porque las difiultades no son una falta de amor, ni menos una 
despreocupación por nosotros, sino por el contrario, son las oportunidades que 
la vida nos regala para que el ser humano crezca y se desarrolle espiritual y 
materialmente, porque “la sabiduría del hombre nace de las pruebas y los errores 
de la experiencia humana.”58
Nuestro Padre, respetando el albedrío 
que él mismo donó al ser humano, deja que actúe libremente, para que aprenda de 
sus propios errores.  Durante siglos el 
hombre se creyó dueño del planeta y lo más inteligente que en él habitaba, sin 
embargo ahora comienza a darse cuenta de lo mal que ha administrado a Urantia, 
la cual se le entregó en comodato.  
Consumió sin medida sus recursos, talo los bosques, desperdició el agua y 
ahora es encuentra frente a la grave crisis energética y al calentamiento global 
de la tierra,  causante de los cambios clímáticos y sus muchas veces fatales 
consecuencias.
Sin duda que esto es grave, pero ha 
servido para que el ser humano despierte de su letargo y egoísmo y se convenza 
que somos un Todo indisoluble, en donde todos debemos preocuparnos de todo y de 
todos, sin embargo debemos tener en cuenta que “ Dios no castiga a una nación 
por el pecado de un individuo; tampoco castigará el Padre en el cielo a uno de 
sus hijos creyentes por los pecados de una nación, a pesar de que cada 
integrante de una familia sufra a menudo las consecuencias materiales de los 
errores de la familia y de las transgresiones del 
grupo.”1630
Nuestras vibraciones positivas y 
nuestro despertar pueden limpiar la noosfera y ayudar a sanar nuestra Urantia 
tanto en el plano material como en el espiritual.  No estemos a la espera que 
sean otros los que lo hagan...
yolanda silva 
solano