No existen caminos reales, atajos ni senderos fáciles al 
Paraíso
 
Libro de Urantia. Pág.551
 

 
En la vida espiritual nos encontramos con dos caminos: uno es el 
pensar que ella nos exige dejar las cosas terrenales y la otra es creer que 
mientras más conocimientos adquirimos más sabios y espirituales somos.  Ambos 
son atajos, y ninguno de ellos nos conducirá al Reino, porque “la religión es la 
tranformación enoblcedora de los hechos materiales de la vida.”2080  Y en cuanto 
al segundo también es falso porque el conocimiento sin la experiencia personal, 
no tiene mayor valor porque “la cristalización de los conceptos, equivale a la 
muerte espiritual”1120   
 
Cuando uno vuela muy alto, deja correr la imaginación y entonces 
está el peligro de creerse especial y superior a los demás porque conocemos el 
LU.  Pero estos conocimientos de poco o nada nos sirven, si nos olvidamos que 
nuestra realidad está en el Aquí y Ahora, pues el único lugar donde por el 
momento podemos evolucionar, es en este planeta. 
 
Nada sacamos con imaginar los Círculos Concéntricos sino actuamos 
en forma consecuente y no hacemos los méritos suficientes como para llegar algún 
día al primero de ellos.  “Los Dioses no pueden transformar a una criatura de 
origen animal, en un espíritu perfeccionado por un acto de magia creadora, ellos 
jamás emprenden la conversión de las criaturas materiales en seres de perfección 
en un sólo paso.”541
 
Llegar a los mundos de estancia no es fácil, se requiere de 
un largo recorrido y de la supervisión de muchos Maestros especializados, porque 
“aquellas cosas que podrías haber aprendido en la tierra pero que no lo hiciste, 
deben ser adquiridas bajo el tutelaje de estos Maestros fieles y pacientes. No 
existen caminos, atajos ni senderos fáciles el Paraíso.  Sean cuales fueren las 
variaciones de cada itinerario, debes aprender las lecciones de una esfera, 
antes de proceder a la siguiente.”551
 
Jesús ilustró 
muy bien este proceso cuando comparó el Reino de Dios con una semilla a la cual 
hay que darle el tiempo necesario para su 
maduración...
 
yolanda silva 
solano