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Asgard v/s Grecia (Plateados): Capítulo Segundo: La ambición de la Discordia
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: Imperial Asgard  (Mensaje original) Enviado: 03/02/2015 21:33


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: Imperial Asgard Enviado: 03/02/2015 21:45
Grecia - Santuario de Athena

En medio de la tormenta, un destello brillante cae como un meteoro desde el cielo hacia el santuario, perdiendose de la vista ajena, pero irrumpiendo en la recámara patriarcal, donde descansa el Patriarca Arles, quien con un exalto, permanece inmovil sobre su sillon.

Una imagen fememina se presenta ante el enmascarado mandatario del santuario, caminando con delicados pasos hacia su posición con un tridente en su mano...

Arles: ¿Quien eres tú y por que tienes una energía tan poderosa?

Se escucha la gruesa voz del patriarca, como cuestión a aquella aparición derrepente a lo que esa imagen manifiesta

Eris: Mi nombre es Eris, la diosa de la discordia, y eh venido desde el Olimpo para hablar contigo Sumo pontífice del Santuario, eh de traer noticias prósperas para tí -

Arles: ¿Desde el Olimpo?... "¿Acaso los dioses se han puesto de mi lado?..." ¡¿Que es lo que quieres, habla?!.

Entonces con una risa encantadora que inspira maldad absoluta, sus finos labios esboza una sonrisa angelical, para luego pronunciar...


Eris: El Olimpo ha caido en crísis, los dioses ya no saben que hacer ante la guerra de Hades y Poseidon, y Zeus, necesita ser reemplazado... Jhm, pero hay algo curioso jhim jhim jhim, desde la  mitología, solo los humanos han podido derrotar a los dioses, Imagina, si pudieses llegar al olimpo y destronar a Zeus, tendrías todo el poder que quieres...

Entonces un destello cae a la tierra y el resplandor ilumina la oscura habitación, reflejando el rostro oculto de aquel ser hundido en la ambición que despierta aquella diosa, entonces sus manos se afirman y su cuerpo se levanta, comenzando a caminar hacia el interior del lugar, dando la espalda a Eris...

Arles: ¿Y como se que no estás intentando aprovecharte de mi? ¡¿Acaso eso quieres?!

Eris: ¡Eh venido a ofrecerte una tregua, el poder de losdioses y de reinar absolutamente el universo, a cambio de la destrucción de Zeus! ¡Acepta o sigue siendo un humano ínutil!

Arles: ¡Arrrggghhh!

Las manos del patriarca suben a su cabeza, apretandose el rostro como si sintiese un fuerte dolor de cabeza por un instante, pero en cuestión de segundos, su cuerpo vuevlve a la rectitud de su porte, con la elegancia que lo caracteriza, ignorando esa punzación que lo ha echo titubear por un instante...

Arles: ¿Y por que yo?¿Acaso no has encontrado a alguien mejor?

Eris: Tú tienes uno de los objetos que se necesita para cruzar de este plano hasta el Olimpo, y solo tú tienes la capacidad para conseguir la pieza restante...

Arles: Grrrrh.. "Si consigo esas piesas de la que habla, puede que tenga el poder para gobernar el mundo Jhm jhm jhm, comienza a salir todo como lo eh planeado"... Está bien, te ayudaré, pero debes decirme primero cuales son las piezas que necesitas para llegar a ese poder, el poder de vencer al mismo Zeus

Eris: Jijiji,"Fue más fácil de lo que pensé, un soberano de Athena, la diosa del Amor y la tierra junto a su ejército de caballeros de mi lado, jijiji será interesante"... Bueno, ya que has accedido, te lo diré, El escudo de Athena es uno...

En ese momento, se genera un silencio abrumador en la escena, puesto a que esa pieza reside dentro del santuario, por lo que inmediatamente el patriarca responde

Arles: ¿Y cual es la otra?

Pero Eris suelta una carcajada que retumba en el lugar...

Eris: Deberás enviar a tus caballeros a un lugar lejano para conseguirla, la otra piesa es la Espada que útilizó Odin en su era de batalla, La espada de Balmung, la que durante toda la historia ha tenido el poder para conquistar lo que sea y permanece dormida bajo la estatua de Asgard... jhm jhm, pero requiere de un ritual para llegar a ese lugar...

Arles: "Jhm... ¿La espada de Balmug?... Eso...¡Eso significa!..." ...¿Quieres que envie a mis caballeros a Asgard para conseguir la espada de Balmug? ¡¿Acaso estás demente?!

Pero entonces, entre esa sensación de miedo por transgredir lo prohibido, un nuevo destello atraviesa la mente de Arles, pero esta ves, con un potencial intenso, lo que técnicamente lo deja de rodillas...


Arles: ¡ARRGGHHH! ¡No... Ghhhr! ¡Ya bastaaa!

Quedando un suspenso bajo los gruesos gritos del patriarca, mezclado por la fuerza de poder que desprende la presencia de la diosa Eris...

Arles:
Esta bien.... Aghh.... ¡Lo Haré!, enviaré a los caballeros de Plata, los guardianes más poderosos del santuario a buscar esa espada... Pero antes, Dime a que te referías con un ritual sagrado para llegar a donde esta la espada ¿Que ese se ritual?

Eris: Se dice que para llegar a la tumba de la espada de Balmug, se necesitan los siete Safiros, esas piedras, son custodiadas por los dioses guerreros de Asgard, jijij, nada será dificil para los mejores guerreros del mundo entero.... Pero te advierto, Arles, si osas subestimar a los dioses guerreros, no podrás alcanzar el éxito en tu descubrimiento del poder, ya que necesitas todas las piezas para abrir la sala donde se encuentra el arma de Odín...

Eris: Ahora que ya te eh dicho todo, volverás a verme una ves que hayas completado la búsqueda de las piezas sagradas o de lo contrario, tu incapacidad será tu misma maldición... ¡Jejeje!

Entonces, la ilusión optica de aquella dama fina de maliciosos rasgos abandona por completo la habitación del patriarca, esfumándose como si de un fantasma se tratase, pero habiendo obtenido el suficiente mérito para dejar completamente volada, la mente de aquel que se supone debe velar por la seguridad de Athena y la tierra...


Arles: "Ha desaparecido, pero...¿Acaso será verdad lo que ha dicho?..."...¿Como puede ser que exista un poder de ese tipo en la tierra?... ¿Acaso los dioses han permitido que ciertos lugares del planeta sean los guardianes de secretos que les causan vulnerabilidad?"

Entonces, su cuerpo avanza lentamente hacia donde se encuentra el gigantesco espejo, deteniendose con cautela para posar  de forma perfecta sobre su propio reflejo, pudiendose apreciar inconcientemente, una pizca de los secretos que posee este hombre, al verse en la profunidad de la imagen espejada, la cara mala del secreto de géminis, plasmada ante sus ojos...

Reflejo: ¿Que es lo que te detiene?, ¿Acaso después de haber planificado por años la conquista del mundo, ahora hueles a miedo?

Arles: Es muy arriesgado, atacar a Asgard, un aliado desde épocas inmemoriales sería absurdo, se darían cuenta.

Reflejo: Jhm, debemos planear algo, solo podremos llegar a Asgard con una excusa que sea contundente, pero aún así, necesitas los 7 safiros y para obtenerlos, deberás vencer a todos los dioses guerreros, ¿Crees poder hacerlo?

Arles: Esos caballeros serán un estorbo, pero se quien puede comandar la expedición... ¡Gigas!.

Llama fuertemente el patriarca, para luego de unos instantes, aparecer desde los rincones del décimo tercer templo, un hombre de baja estatura de larga barba y cabello gris, con un yelmo curioso en forma de bestia que se acompla a su cráneo, conjunto a un báculo sostenido por su diestra empuñadura...

Gigas: ¿En que puedo servirle mi señor?

Comenta el hombre, que eleva su mirada con cautela reluciendo un diamante brilloso en una de sus cavidades oculares, revelando ante su salida de las penumbras, una sotana que cubre su cuerpo, revelando en su escencia santificada, su posición como ayudante del patriarca dentro del santuario...

Arles: Necesito que hagas algo por mí, vé cuanto antes y dile a Shura de Capricornio que venga ante mi presencia, que es un tema urgente...

Gigas: Como ordene mi señor, inmediatamente le daré su mensaje...

Arles: ¡Y Gigas! ¡Ten cuidado con quien hablas de lo que vistes hoy, solo el caballero de Capricornio debe venir aquí y nisiquiera él puede enterarse de de la verdad!

El rostro de Gigas asiente firmemente, y con sigilo se dirige a realizar su encomienda, pero mientras tanto, el foco de atención viaja en el espacio hasta ubicarse sobre el norte de Europa, donde se alzan las tierras de grandes guerreros bajo el manto del poderoso Odín...





 
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