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General: Parte 3 los 2 ciervos las 19 virgenes los talentos.
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: Atlacath  (Mensaje original) Enviado: 10/05/2020 15:57

El asunto de la parábola es sencillo: Cristo (el novio) se acerca. El puede llegar más tarde de lo que esperamos y debemos estar preparados para esa posibilidad. Esto significa permanecer despiertos, velando y preparados para recibirlo, no importa cuán tarde sea. De hecho, a medida que pasa el tiempo y su venida se acerca más, la necesidad de velar es más grande, no menos. El único momento en que podemos prepararnos para Cristo es ahora mismo, porque su repentina llegada señalara el final de toda oportunidad. Los que no estén listos para Él cuando llegue serán completa y permanentemente excluidos de la fiesta de bodas.

 

Los talentos.

 

A la parábola de las vírgenes prudentes y necias le sigue sin interrupción la tercera y última parábola en estas cadenas de lecciones. Esta es la parábola de los talentos, y las respectivas lecciones de estas tres parábolas están entrelazadas a propósito para darnos una comprensión completa de lo que significa ser fiel mientras esperamos el retorno de Cristo. La parábola de los dos siervos elogia la virtud del expectante velar por el retorno de Cristo. La parábola de las vírgenes es una lección sobre la paciente espera por El. La parábola de los talentos es un recordatorio de que debemos seguir trabajando diligentemente mientras le esperamos.

            En contraste con aquellos inclinados a abandonarlo todo y ponerse a esperarlo en una colina, el creyente fiel debe seguir trabajando y planificando con la vista puesta en el futuro. Planificar con cuidado y prudencia no es antagónica a vivir por fe. De hecho, la falta de planes para el futuro no es fe en absoluto; es pura necedad. En las palabras de Jesús: << Porque ¿Quién de vosotros. Queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que la vean comiencen a hacer burla de él, diciendo este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar>> (Lucas 14:28-30).

            La parábola de los talentos elogia el trabajo fiel y la planificación prudente. En esta historia, un hombre rico viaja a algún lugar lejano. Nombra a tres siervos como administradores sobre asignaciones especificas de su riqueza hasta que regrese, Dos de ellos ponen el dinero a trabajar y fueron capases de duplicar sus porciones. El tercero enterró su tesoro y este no gano nada para el dueño:

Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamo a sus siervos y les entrego sus bienes. A uno dio cinco talentos y a otro dos y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; luego se fue lejos. Y el que había recibido cinco talentos fue y negocio con ellos, y gano otros cinco talentos. Así mismo el que había recibido dos, gano también otros dos. Pero el que había recibido uno fue y cavo en la tierra, y escondió el dinero de su señor. Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arreglo cuentas con ellos.

            Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos.

            Y su Señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel; sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor.

            Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos.

Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.

Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo.

Respondiendo su señor, Le dijo: Siervo malo y negligente, sabias que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los bancos, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos.

Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes (Mateo 25:14-30).

Esa parábola no se debe confundir con la de las minas en Lucas 19:11-27. La esencia de las dos historias y las lecciones que enseñan son muy similares, pero los detalles y el contexto son claramente diferentes. Ambas parábolas corrigen con gentileza la expectativa de los discípulos que <> (Lucas 19:11).

Cada vez que se presenta el tema de la venida del Señor, las Escrituras nos animan a estar atentos y expectantes. Esta parábola es un definido recordatorio de que mientras esperamos, debemos estar preparados para ese día trabajando fielmente para el Maestro. Las dos parábolas anteriores mostraron que la expectativa debe ser modulada con la paciencia. Esta otra parábola nos recuerda que ya sea que Cristo regrese temprano o tarde, El debe encontrarnos ocupados en su servicio. Esta parábola completa el triple equilibrio necesario: velar, esperar, y trabajar.

La Historia es acerca de un hombre rico que se va en un viaje largo. El representa claramente a Cristo. Nombra a siervos que se hagan cargo de sus asuntos y espera, por supuesto, que actúen como fieles mayordomos de los recursos de su amo. Les da todo el poder para manejar las riquezas asignadas que deja a su cuidado.

A estos tres siervos se les da una inmensa responsabilidad. El primero recibió <> (Mateo 25:15); a los otros, dos y uno, respectivamente. Un talento no es una moneda o cierto tipo de moneda, sino una unidad de peso bastante grande.** La gran menora de oro en el tabernáculo pesaba un talento (Éxodo 25:39). Un talento griego pesaba poco más de veinticinco kilogramos; un talento romano algo más de treinta; un talento babilónico poco menos de treinta. Estos eran talentos de oro o plata, por lo que un talento no era una suma pequeña. Incluso, un solo talento seria una inmensa fortuna.

A cada hombre se le dio responsabilidad de acuerdo con su carácter y capacidad. El primero era claramente el más hábil y confiable de los tres, por lo que se le encomendó la mayor parte de lo que le pertenecía a su señor, y demostró sus capacidades y carácter.

Dos de los tres hombres se pusieron  a trabajar fielmente y cumplieron con su deber. El adverbio luego en Mateo 25:15 (<>) es probable que pertenezca al versículo 16, describiendo la acción de los siervos en lugar de la salida de su amo. El amo sale de viaje << y el que había recibido cinco talentos [inmediatamente] fue y negocio con ellos, y gano otros cinco talentos. Así mismo el que había recibido dos, gano también otros dos>> (vv. 16-17). Con todo vigor los dos siervos fieles emprendieron la responsabilidad que se les había dado. Sin saber cuánto tiempo tendrían, rápidamente se pusieron a trabajar, a negociar ya invertir. Ambos duplicaron el valor de los recursos que se habían puesto a su cuidado.

Pero el tercero literalmente no hizo nada, sino enterrar el dinero en la tierra (v. 18). Se aprovecho de la ausencia de su señor para hacer lo que quería hacer para sí mismo. Tal vez acallo su conciencia con la seguridad de que se estaba evitando correr riesgos. Pudo haber tenido incluso la visión de que el mercado iba a dar un giro negativo y entonces seria visto como un héroe por haber conservado su asignación de dinero en efectivo, mientras que todos los demás perderían dinero. En realidad, lo que estaba haciendo era eludir su deber, Su falta de responsabilidad garantizaba que los recursos que le habían sido confiados nunca ganarían algún beneficio.

El viaje del amo fue largo, <> (Mateo 25:14). En esa cultura era imposible viajar largas distancias con un calendario definido. Los siervos, por lo tanto, no sabían con exactitud cuando su señor regresaría, y parece que el viaje duro más de lo que cualquiera pudo haber esperado. El retraso, sin duda, reforzó y alentó la complacencia del ciervo infiel. Estaba claro que no se encontraba preparado para dar cuenta cuando llegara el momento.

            Al fin llego el tiempo para dar cuentas: <> (Mateo25:19). Los siervos fieles fueron elogiados y recompensados. De hecho, las palabras del dueño a ellos dos fueron idénticas: <> (vv. 21, 24). Fueron honrados por su fidelidad, no por la ganancia que obtuvieron. Esta es precisamente la forma en que las Escrituras describen el tribunal de Cristo: <>, no de acuerdo con los resultados (1 Corintios 3:8, énfasis añadido).

La respuesta del señor muestra que era un hombre amable y generoso. El premio a los fieles administradores otorgándoles más autoridad, mayores oportunidades y un lugar de gozo y favor. La recompensa de ellos delinea con claridad el cielo. El cielo no es un lugar de eterno aburrimiento y tediosa inactividad; está lleno de exaltación y honor, de más oportunidades para el servicio y el más grande gozo de todos: la comunión eterna con Cristo. Las promesas y las parábolas de Jesús están repletas de figuras que representan el cielo (cp. Lucas 12:35-37, 44; 19:17-19; 22:29-30; Juan 12:26).

El siervo infiel intento desviar el juicio que se merecía al afirmar que estaba paralizado por el terror, y que el propio carácter y la reputación del dueño le daban la fama de ser un hombre despiadado, exigente y nada ético, quien cosechaba los beneficios del trabajo de los demás (Mateo 25:24-25). Lo que intento hacer el siervo infiel es un ejemplo clásico de querer traspasar la culpa y una calumnia impía contra la bondad del otro; en este caso, su señor. Nada de eso era cierto. Aun si hubiera sido, no era razón para la inactividad. Como el dueño señalo, si este siervo perezoso realmente hubiese creído que su señor era tan severo y exigente, lo peor que pudo hacer era enterrar su talento en la tierra, donde estaba garantizado que no ganaría nada. ¿Realmente era eso esto lo que había estado pensando, que podía haber puesto el dinero en un banco, en el que por lo menos hubiera ganado intereses? Es evidente que la afirmación de que estaba paralizado por el miedo era una mentira total. El verdadero problema era la pereza malvada del ciervo infiel (vv.26-27). La verdad es que a su señor le había perdido tanto el temor como el respeto.

El castigo del ciervo inútil es un recordatorio de lo que el hombre disoluto recibió en Mateo 24:51. Una vez más, Jesús emplea un lenguaje que evoca claramente las imágenes del infierno: <>> (Mateo 25:30).

Está claro que el siervo inútil muestra a un incrédulo. Pertenece a la misma categoría que el siervo malo y las vírgenes fatuas en las dos parábolas anteriores. Nos ofrece otra imagen del típico mundano descuidado: arrogante en su absoluta indiferencia, desobediente a su amo, obstinado en su comportamiento e infiel en todo deber moral. Desde el punto en que el señor regresa, el desarrollo de la historia sigue el mismo patrón básico de las dos anteriores. El hombre es sorprendido sin estar preparado; su infidelidad se hace manifiesta a todos; su culpabilidad no se puede cubrir o explicar; y su castigo es terriblemente severo.

 

 



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De: hectorspaccarotella Enviado: 11/05/2020 10:51
Es bueno que estés en el grupo, gracias.

HÉCTOR


 
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