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LA CUBA DEL GRAN PAPIYO
 
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General: Propuestas de futuro hacia una Cuba Mejor
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Réponse  Message 1 de 2 de ce thème 
De: OmarComas1  (message original) Envoyé: 13/09/2002 17:28


LAS ACTUALES CONDICIONES
DE CUBA


No pretendemos especular sobre la
asistencia que pueda recibir el pueblo de Cuba para superar la actual crisis,
pero si de analizar las responsabilidades en que podamos incurrir, en el
contexto nacional o internacional, por causa de la misma. Hemos de partir del
presente para construir el futuro.


Quizás es posible considerar estas
reflexiones, un llamado a personas preocupadas por concretar un plan de trabajo,
a fin de construir la base económica que nos permita realizar el ideal de la
Revolución Cubana avizorado, entre otros, por José Martí, Félix Várela y Antonio
Guiteras.


Hemos de enfrentarnos en forma decidida a
una pregunta, y luego darle respuesta. ¿Es viable la Revolución Cubana, o hemos
de constituirnos en una sociedad prescindible, que solamente pueda sobrevivir
por de la remesa, la maquila y el turismo?.


Si nos decidimos a ser el pueblo capaz de
realizar los valores de su propia Revolución, nos encontramos ante la necesidad
de una reorganización económica en la que se introduzcan cambios significativos
en las estructuras básicas del sistema de producción y distribución actual, sin
enajenar nuestro compromiso histórico.


Hemos reiterado que "la sociedad no está
al servicio de la economía; la economía esta al servicio de la sociedad y de la
realización plena de la persona". En consecuencia, aquella ha de estar
socialmente planificada y sustentada en una conciencia solidaria. Afirmamos que
nos proponemos "desestatizar la sociedad y socializar al estado".


No se trata de iniciar reformas
económicas parciales para satisfacer necesidades inmediatas o aminorar
tensiones. Esas tendrían siempre un carácter incompleto, generarían una conducta
inconsistente un temor político, y no crearían la coherencia interna que se
requiere para que el pueblo asuma la regencia de su destino.


Ha de responsabilizarse con la
realización del programa, en forma autónoma e independiente, a las bases
sociales, las cuales estarán en condiciones de desarrollar un dinamismo
constructivo y creador que en breve término supere el "periodo especial" que
sufre hoy el pueblo de Cuba.


Muchos activistas sociales han tomado una
actitud despectiva sobre el mercado, reviviendo viejos prejuicios medievales,
otros llegan afirmar que los factores del mercado son "falsos y engañosos",
"desviaciones sociales" o "concesiones a los sectores dominantes", sin
comprender la necesidad de su consideración y dirección hacia los fines mismos
de elevar el nivel de vida de la sociedad.


Todos los sistemas socioeconómicos han
operado -y operarán- en condiciones de relativa escasez, ya que un bien solo
toma carácter económico ante esa condición. Es decir, todo régimen
socioeconómico se produce en el contexto de los conflictos ocurridos en cuanto a
la asignación de recursos. El socialismo no elimina el "problema económico" de
la sociedad, sino que ofrece una forma especifica, distinta del capitalismo,
para enfrentarlo.


Una visión socialista de la economía
siempre tendrá reservas en relación con el mercado, pero no se le debe
subestimar ni ha de concedérsele un papel menor que el que se derive de las
condiciones concretas y del sentido común. La posibilidad de una sociedad no
mercantilista no se avizora, por el momento, en un futuro inmediato.


El aumento del Producto Nacional Bruto no
es "crecimiento económico", es su mejor instrumento cuando promueve un mayor
bienestar social. El aumento del PNB, sin real "crecimiento económico" conlleva
frustración e inestabilidad social a corto y mediano plazo, y produce un efecto
de inseguridad que conduce probablemente a la recesión económica.


La economía al servicio de la sociedad
exige para su sustentación un marco jurídico definido en que la posibilidad
social ha de estar sujeta al principio de racionalidad económica, es decir: que
debe haber una relación eficiente entre el objetivo y las medidas empleadas para
realizarlo. Es el régimen económico que "busca establecer un equilibrio
razonable entre los ideales de justicia, libertad y crecimiento
económico.


Para la conquista de la libertad no basta
el ejercicio de los derechos sociales y económicos, pero sin ellos no es posible
lograrla. La institucionalización del equilibrio social se logra mediante un
consenso generalizado, al efecto de contribuir al financiamiento de una
redistribución económica. Esta, a su vez, exige una activa participación de las
instituciones de la base social para neutralizar el partidismo y el
burocratismo. Un amplio consenso de la sociedad establecerá un orden legal
respetado por los factores naturales del poder; esto es: por los grupos sociales
organizados.


Inicio de página





Un llamado a los cubanos a la
participación


El actual gobierno de Cuba hace más
evidente cada día su incapacidad para sacar al país del llamado "periodo
especial" donde, por su irresponsabilidad, se ha empantanado después del
desplome del bloque soviético, al cual se había subordinado su
economía.


Por otra parte, manifiesta un temor
extremo de transformar el régimen totalitario en una democracia obrera, que bien
viabilizaría las transformaciones necesarias para la creación de un legítimo
estado social de derecho. El sindicato y sus órganos representativos -la
Confederación de Trabajadores de Cuba y las federaciones de industria o
servicios-, en su condición original de órganos autónomos de derecho público, no
partidistas y democráticos, podrían constituir, conjuntamente con otras
instituciones de la base social, el sostén de fuerzas dinámicas y creadoras que
tal proceso requiere.


Urge iniciar un proceso de
reencauzamiento de la revolución cubana. La amenaza real de corrientes
anti-nacionales internas y externas, hoy no menos peligrosas que otrora, nos
obligan a afirmar que la Revolución Cubana, -proceso de formación nacional y
reestructuración político-social comenzado hace casi dos siglos-, y aún el
proyecto socialista -entendiendo por éste la responsabilidad del poder político
sobre el desarrollo y la justicia social-, no sólo no han fracasado, sino que es
necesario replantearlos desde su causa axiológica primera de LIBERTAD POLITICA,
INDEPENDENCIA ECONOMICA y JUSTICIA SOCIAL.


No queda otra alternativa que retomar la
definición histórica del independentismo del siglo XIX y del revolucionarismo
patriótico, democrático y reivindicador del XX para, al proseguir el esfuerzo
constructor colectivo, reintegrar la nación, ahora dividida, reorganizar libre y
justamente el esfuerzo nacional y asumir nuestra responsabilidad en la
orientación del mundo presente. La afirmación del estado nacional independiente,
la práctica interna de una legítima y eficiente democracia y la organización
cabal del desarrollo socioconómico, con la participación y al servicio de todos,
son tan necesarias como inseparables. He ahí por qué dirigimos nuestro esfuerzo
a alcanzar un estado de legitimidad y derecho que supere el actual factismo y
que provea una respetable confianza pública y permita la realización de un
programa socialista, a tono con los requerimientos del siglo que empieza y
dentro de los parámetros de civilización material y moral que un pueblo honrado
y laborioso reclama.


Si medimos lo democrático de un régimen
por la capacidad que tiene la persona individual de decidir en los asuntos de
interés colectivo, y lo socialista por la capacidad que tiene la persona
individual de percibir beneficios por la organización colectiva, veremos que, a
pesar de las denominaciones usadas, ni el ciudadano decide nada de lo que afecta
su vida, ni percibe más beneficios que un esclavo cuya existencia importa poco
al amo. Con Martí insistimos en que "para liberar al hombre trabajamos" -tanto
de la opresión política como de la angustia socioeconónica-, aunando las
voluntades y acciones de quienes estén dispuestos a este compromiso.


Llamamos a los cubanos para construir un
proyecto de reafirmación nacional, e integrarnos en un frente solidario. Nos
declaramos en perenne apertura y renovación. Al sustentar nuestros principios
social-revolucionario-democráticos, recibimos fraternalmente en nuestro seno a
cuantos cubanos de buena voluntad quieran acompañarnos, y estamos dispuestos a
coordinar sus acciones con las nuestras.


El Partido Social-Revolucionario
Democrático de Cuba, desde su creación y en su desarrollo, no responde a una
rígida ortodoxia doctrinaria. Sí nos proclamamos continuadores de la tradición
social-revolucionaria representada por Antonio Guiteras, Sandalio Junco, José A.
Echeverría, Charles Simeón, Manolo Fernández, y muchos otros que vivieron y
murieron por ese proyecto nacional.


La Universidad de la Habana, los
sindicatos y organizaciones políticas como "Joven Cuba" y el "Partido
Revolucionario Cubano" fueron en el pasado tribuna y barricada para impulsar y
defender los valores históricos que hoy sustenta el Partido Social-
Revolucionario Democrático. Pero queremos aclarar, que con toda seguridad no
queremos ni utilizar fórmulas agotadas ni tomar las surgidas de otra realidad
que la nuestra.


El pensamiento social-revolucionario
cubano


Estamos conscientes de las implicaciones
que las denominaciones de "social-democracia", "socialismo democrático" y
"democracia socialista" contienen, pero también lo estamos del especificidad del
pensamiento social-revolucionario democrático cubano. Este, que responde
fundamentalmente a valores éticos y sociales inmarcesibles, siempre está sujeto
a la revisión critica y el análisis, se desarrolla en constante evolución, e
instrumenta la acción política y social dirigida al rescate de la soberanía del
pueblo y la creación de un estado social de derecho, eficiente, justo y
poderoso, capaz de guiar al pueblo en sus irrecusables tareas
históricas.


El socialismo -en especial para los
social-revolucionario- va más allá de que "la economía se encuentre al servicio
de la sociedad y no la sociedad al servicio de la economía". Es una ética social
que se funda en la conducta solidaria. Conceptúa el trabajo-que es siempre
colaboración; es decir, acción en común- como lo único de lo que dispone el
hombre sobre la tierra para satisfacer sus necesidades así como para el
desarrollo pleno de su personalidad.


Por otra parte, la democracia no es un
torneo de partidos políticos ni el forcejeo de los intereses económicos que
pugnan por alcanzar el poder mayor, sino un modo de decidir y obrar que conduce
a la más amplia participación de la persona en la responsabilidad social, dentro
de una estructura de autoridad legitimada por la voluntad libre conscientemente
expresada. El grado de legitimidad de la misma será directamente proporcional al
de participación no manipulada de los integrantes de la sociedad, y al modo de
garantizarse, legal y prácticamente, los derechos individuales y sociales de los
mismos.


La síntesis inseparable de estos
conceptos -socialismo y democracia-, sustenta nuestra concepción del "estado
social de derecho". Buscamos un ordenamiento legal (normas objetivas y
procesales pre-establecidas y su interpretación), necesario y suficiente, para
satisfacer las necesidades del individuo en sociedad y proveer a su desarrollo
material y espiritual. Creemos sí que sólo la libre participación en el debate y
la decisión del compromiso colectivo es causa de su legitimidad.


PSRDC



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Réponse  Message 2 de 2 de ce thème 
De: OmarComas1 Envoyé: 13/09/2002 20:54



LAS ACTUALES CONDICIONES
DE CUBA


No pretendemos especular sobre la
asistencia que pueda recibir el pueblo de Cuba para superar la actual crisis,
pero si de analizar las responsabilidades en que podamos incurrir, en el
contexto nacional o internacional, por causa de la misma. Hemos de partir del
presente para construir el futuro.


Quizás es posible considerar estas
reflexiones, un llamado a personas preocupadas por concretar un plan de trabajo,
a fin de construir la base económica que nos permita realizar el ideal de la
Revolución Cubana avizorado, entre otros, por José Martí, Félix Várela y Antonio
Guiteras.


Hemos de enfrentarnos en forma decidida a
una pregunta, y luego darle respuesta. ¿Es viable la Revolución Cubana, o hemos
de constituirnos en una sociedad prescindible, que solamente pueda sobrevivir
por de la remesa, la maquila y el turismo?.


Si nos decidimos a ser el pueblo capaz de
realizar los valores de su propia Revolución, nos encontramos ante la necesidad
de una reorganización económica en la que se introduzcan cambios significativos
en las estructuras básicas del sistema de producción y distribución actual, sin
enajenar nuestro compromiso histórico.


Hemos reiterado que "la sociedad no está
al servicio de la economía; la economía esta al servicio de la sociedad y de la
realización plena de la persona". En consecuencia, aquella ha de estar
socialmente planificada y sustentada en una conciencia solidaria. Afirmamos que
nos proponemos "desestatizar la sociedad y socializar al estado".


No se trata de iniciar reformas
económicas parciales para satisfacer necesidades inmediatas o aminorar
tensiones. Esas tendrían siempre un carácter incompleto, generarían una conducta
inconsistente un temor político, y no crearían la coherencia interna que se
requiere para que el pueblo asuma la regencia de su destino.


Ha de responsabilizarse con la
realización del programa, en forma autónoma e independiente, a las bases
sociales, las cuales estarán en condiciones de desarrollar un dinamismo
constructivo y creador que en breve término supere el "periodo especial" que
sufre hoy el pueblo de Cuba.


Muchos activistas sociales han tomado una
actitud despectiva sobre el mercado, reviviendo viejos prejuicios medievales,
otros llegan afirmar que los factores del mercado son "falsos y engañosos",
"desviaciones sociales" o "concesiones a los sectores dominantes", sin
comprender la necesidad de su consideración y dirección hacia los fines mismos
de elevar el nivel de vida de la sociedad.


Todos los sistemas socioeconómicos han
operado -y operarán- en condiciones de relativa escasez, ya que un bien solo
toma carácter económico ante esa condición. Es decir, todo régimen
socioeconómico se produce en el contexto de los conflictos ocurridos en cuanto a
la asignación de recursos. El socialismo no elimina el "problema económico" de
la sociedad, sino que ofrece una forma especifica, distinta del capitalismo,
para enfrentarlo.


Una visión socialista de la economía
siempre tendrá reservas en relación con el mercado, pero no se le debe
subestimar ni ha de concedérsele un papel menor que el que se derive de las
condiciones concretas y del sentido común. La posibilidad de una sociedad no
mercantilista no se avizora, por el momento, en un futuro inmediato.


El aumento del Producto Nacional Bruto no
es "crecimiento económico", es su mejor instrumento cuando promueve un mayor
bienestar social. El aumento del PNB, sin real "crecimiento económico" conlleva
frustración e inestabilidad social a corto y mediano plazo, y produce un efecto
de inseguridad que conduce probablemente a la recesión económica.


La economía al servicio de la sociedad
exige para su sustentación un marco jurídico definido en que la posibilidad
social ha de estar sujeta al principio de racionalidad económica, es decir: que
debe haber una relación eficiente entre el objetivo y las medidas empleadas para
realizarlo. Es el régimen económico que "busca establecer un equilibrio
razonable entre los ideales de justicia, libertad y crecimiento
económico.


Para la conquista de la libertad no basta
el ejercicio de los derechos sociales y económicos, pero sin ellos no es posible
lograrla. La institucionalización del equilibrio social se logra mediante un
consenso generalizado, al efecto de contribuir al financiamiento de una
redistribución económica. Esta, a su vez, exige una activa participación de las
instituciones de la base social para neutralizar el partidismo y el
burocratismo. Un amplio consenso de la sociedad establecerá un orden legal
respetado por los factores naturales del poder; esto es: por los grupos sociales
organizados.


PSRDC



 
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